Capítulo 6: "Comprendiendo un sentimiento-Un objetivo logrado"
Una pelinegra miraba a un apuesto joven de cabello rubio largo y ojos azules lanzar patadas en el aire.
¿Sería correcto preguntarle?, pensaba la joven Diosa.
Aún no puedo lograrlo, decía Gokú, mientras descendía del aire.
Lo lograras, eres muy fuerte, respondió la pelinegra con calidez
Has estado muy callada desde que llegué, ¿acaso estás así porque te comenté que el fin de semana estarán aquí otros guerreros a parte de mí?, decía Gokú preocupado e intrigado a la vez, mientras se colocaba frente a la joven Diosa.
No claro que no, son el comando que el rey formo para velar por Vegita, comprendo que quieran conocer el lugar donde vivo, respondió Milk con calma, mientras bajaba la mirada.
Entonces, ¿Qué te sucede?, dijo Gokú, en tono preocupado, tomando por el impulso con una de sus manos la barbilla de la jovencita para hacer que esta levantara el rostro y ambos conecten miradas, miradas que provocaban en ambos sensaciones que aún no lograban comprender.
¿Pudiste apoyar en su entrenamiento a tu amiga?, respondió Milk lo más calmada que pudo, alejándose del joven de cabello alborotado.
Si, dijo Gokú un tanto confundido por la pregunta.
¿Cómo es ella?, respondió Milk con cierto temor en su voz.
¿Qué?, dijo Gokú, aumentando su confusión.
Olvídalo, soy un poco curiosa, respondió Milk con calma.
Bueno ella es como todas las mujeres Sayayin, dijo Gokú con calma.
Claro, respondió la pelinegra.
Bueno, te acompaño en tu recorrido por el bosque, acoto Gokú.
Sí, dijo Milk con dulzura.
Horas después:
Una pelinegra veía a su guardián elevarse en el aire, mientras hacia un movimiento con su mano.
Hasta mañana, decía Gokú.
Hasta mañana, respondió la pelinegra suspirando, mientras pensaba: ¿Qué me está pasando contigo Gokú?, ¿Por qué siento mi cuerpo temblar cuando estás cerca de mí?, ¿Por qué mi corazón se acelera tanto cada vez que conectamos miradas?, ¿Por qué no dejo de pensar en ti incluso cuando ya no estás a mi lado?
La joven Diosa entro al lugar donde vivía y tomo unas hojas que Orius le había dado y empezó a leerlas.
En tanto:
Un joven de cabello alborotado caminaba por un pasillo, cuando de repente una voz interrumpió su avance.
Kakaroto, decía una voz.
¡Caulifa! respondió el nombrado.
¿Ya cenaste?, dijo la joven.
Voy al comedor, respondió Gokú.
Pues te acompaño, agregó la joven, intentando tomar del brazo al apuesto muchacho, pero este evito ello. ¿Por qué me evitas?, acoto la joven en tono molesto.
¿Qué?, dijo confundido Gokú.
Permíteme ir ganando tu corazón, yo creo que soy la mejor candidata para ser tu pareja, soy una de las mujeres más fuertes de nuestro planeta, soy una guerrera como tú, además soy linda, ¿O no te parezco linda?, tu a mí me pareces el chico más bello de nuestra raza, decía Caulifa.
Mi pareja, mi pareja, pensaba Kakaroto, mientras a su mente venía el rostro de la joven Diosa.
¡Kakarotooo! escucho el apuesto joven.
¡Eh! ¡disculpa! me distraje un poco, dijo Gokú con calma.
Si, ya me di cuenta, desde hace algún tiempo anda muy distraído, sino te conociera diría que ya elegiste pareja, respondió en tono de reproche y molestia Caulifa.
¿Qué?, ¿Por qué piensas ello?, decía nervioso Gokú.
Por respuestas tan nerviosas como está, pero te doy un consejo, no pongas tus ojos en un imposible, respondió molesta Caulifa, luego de ello continuo su camino, mientras pensaba: Estoy segura que me desprecias por la Diosa de la Naturaleza, pero lo tuyo con ella nunca será posible, pues ella es un ser supremo, solo tengo que ser paciente contigo para que termines siendo mío, solo mío, ya que ninguna Sayayin es mejor que yo.
¿Qué trato de decirme Caulifa?, ¿Qué no ponga los ojos en un imposible?, ¿A quién se refería?, ¿Acaso a Milk, mi bella diosa?, si, seguro se refiere a ella, Caulifa es muy perceptiva, tal vez relaciona mi falta de interés en ella con algún sentimiento hacia nuestra bella Diosa, mi bella Diosa, tan bella como un angelito, si tan solo no fueras un ser supremo, pensaba Gokú con nostalgia.
Bosque Sagrado:
Una pelinegra dibujaba en la corteza de un árbol un rostro, mientras suspiraba, al tiempo que pensaba: Me gustas, me gustas mucho, este sentimiento que despiertas en mí, es amor, lo sé, alguna vez la señora Tashi me explico sobre los sentimientos, y por ello ahora puedo comprender que te amo mi bello guardián, aunque también estoy consciente que lo nuestro no es posible.
Al día siguiente:
Orius, decía Milk, al ver frente a ella al Dios del Clima.
Hola Naturaleza, tan bella y radiante como siempre, respondía Orius mientras miraba a todos lados, al tiempo que acotaba: Creo que llegue antes que ese simio.
¿Qué?, dijo Milk con calma.
Nada Naturaleza, vine a acompañarte hacer tu recorrido por el bosque, agrego el Dios.
No es necesario, dijo Milk, al tiempo que Kakaroto llegaba al lugar.
Buen día, decía Gokú mientras hacia una reverencia a manera de saludo.
¡Buenos días! respondió Milk con dulzura.
¡Buen día! dijo Orius con cierta molestia.
¡Disculpe el retraso! agregó Gokú.
No te preocupes, dijo Milk.
Si tienes alguna misión que cumplir ve, yo me quedo con Naturaleza, dijo Orius.
Mi única misión es estar aquí protegiendo a Naturaleza, respondió Gokú, causando molestia en el Dios.
Claro, dijo con molestia Orius, haciendo una pausa para agregar: Te acompañare en tu recorrido, necesito ver si el clima de estos días no está afectando la vegetación.
Bien, dijo Milk, mientras Kakaroto sentía molestia.
Días después: "Fin de semana"
Un grupo de jóvenes se encontraban reunidos en una de las habitaciones del castillo, escuchando atentamente lo que su rey les decía.
¿Todo les quedo claro?, decía el rey.
Si su alteza, respondían los jóvenes.
Bien, dijo el rey caminando hacia el lugar donde estaba un pequeño arbolito.
El rey tomo el mismo y se acercó a uno de los jóvenes, al tiempo que acotaba: lo envías con Vegueta.
Si, su majestad, dijo Gokú.
Luego de ello el grupo de jóvenes salieron de la habitación.
¿Puedo acompañarlos?, decía Caulifa, mientras se acercaba al grupo de jóvenes.
Lo lamento no es posible, solo somos parte de esta misión nosotros, respondió Vegueta, continuando su camino junto al grupo de jóvenes.
Kakaroto, creo que Caulifa quería ir con nosotros por ti, decía Túrles sonriendo.
Deja de decir tonterías Túrles, respondió molesto Gokú.
Hay primo, ni una sola broma aceptas, estás muy susceptible últimamente, acoto Túrles, con una ligera sonrisa en su rostro, mientras Broly y Nappa asentían, y Raditz miraba intrigado a su hermano.
Mejor avancemos, dijo Gokú.
Si, avancemos, repitió Vegueta.
Hermano, ¿Cómo vas con la transformación?, ¿aún no la logras?, decía Raditz, mientras se elevaba en el aire junto a su hermano.
No, aún no, pero creo que pronto la alcanzaré, respondió con optimismo Gokú.
Minutos después:
Los jóvenes observaban a la joven Diosa, mientras esta les sonreía con calidez.
Bueno Kakaroto, no perdamos más tiempo, lleva a Voltius con Naturaleza, decía Vegueta.
Sí, respondió Gokú.
Es más bella así de cerca, decía Broly.
Cierto, ¿no sé cómo mi primito puede contener la tentación?, respondía Túrles.
Túrles no digas eso, ella es una Diosa, y mi hermano lo sabe, decía Raditz.
Todos lo sabemos primo, pero no vas a negar que es difícil evitar caer en su hechizo, es perfecta, decía Túrles.
Pero es un ser supremo, respondió Nappa, con calma.
Lamentablemente, dijeron a la vez Broly y Túrles, mientras Vegueta miraba a su amigo mirar con dulzura a la joven Diosa, mientras esta estaba con los ojos cerrados brindándole energía a través de sus manos al pequeño arbolito que Kakaroto sostenía.
3 meses después:
Una sorprendida pelinegra miraba a un apuesto hombre de cabello negro largo.
Lo logre, lo logre, decía Gokú.
Tú poder es sorprendente, respondía Milk.
Si, lo puedo sentir, ahora tendré que aprender a controlarlo, dijo Gokú con calma.
Lo lograras, respondió Milk dulcemente.
¡Gracias por la confianza! dijo Gokú mirando con dulzura a la pelinegra, al tiempo que pensaba: Tengo que tratar de controlar mis sentimientos, lo que menos quiero es incomodarte mi bello angelito.
Cada día que pasa siento que me enamoro más de él, y a pesar de que sé que no es correcto, es algo que me es imposible evitar, pensaba la pelinegra con nostalgia.
Bueno, te acompaño a tu recorrido, escucho la pelinegra.
Si, dijo Milk con una dulce sonrisa.
Hace semanas que no veo al Dios del Clima por aquí, acotaba Gokú.
Sí, es cierto, Orius no ha venido por aquí, supongo que tienes tareas que cumplir, y aunque no lo creas ello me hace estar más tranquila, dijo Milk.
Más tranquila, respondió confundido Gokú.
Olvida lo que dije, acoto Milk con calma, regalándole una encantadora sonrisa que estremeció el corazón de su guardián.
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