Capítulo 4: "Sentimientos que van creciendo"
Un apuesto joven de cabello alborotado salía de una habitación, al tiempo que escucho: Hermano, ¿ya te vas?
Sí, respondió Gokú.
Entonces, ¿no piensas ir al comedor?, nuestros padres ya están allá, dijo Raditz.
No, en el Bosque Sagrado hay mucha fruta para comer, con ello me será suficiente, acotó Gokú.
Leíste las normas, agrego Raditz.
¿Qué?, dijo Gokú confundido.
Es importante que las leas, así sabrás cuál es tu lugar junto a la Diosa de la Naturaleza, respondió Raditz.
¿No comprendo lo que dices hermano?, dijo el apuesto joven de cabello alborotado llevando una mano tras su cabeza mientras sonreía.
Creo que estoy imaginando cosas que no son, respondió Raditz sonriendo, haciendo una pausa para agregar: Sigue entrenando, aún puedes lograr una nueva fase de súper Sayayin y más siendo el guardián de Naturaleza.
¿Siendo su guardián?, decía confundido Gokú.
El guardián de la Diosa elegida entre los Dioses para ser nuestra protectora, elevara sus poderes, solo por el hecho de proteger a Naturaleza, así dicen los escritos, por ello es importante que leas las normas que el rey te dio hermanito, respondió Raditz.
Bueno, las leeré, las llevo conmigo, y no te preocupes, pienso llegar al nivel más alto que un Súper Sayayin pueda alcanzar, dijo Gokú, luego de ello continuo su camino.
Creo que no hay porque preocuparse, pensó Raditz, al tiempo que un recuerdo vino a su mente.
-.Recuerdo.-
Que suertudo es Kakaroto, será el guardián de esa bella Diosa, decía Túrles.
Pues creo que el ser su guardián será un suplicio para él, ¿no lo creen?, respondía Broly, mirando a otros cuatro jóvenes.
¿Por qué lo dices?, dijo Raditz, que estaba junto a los jóvenes.
Si, ¿Por qué?, la Diosa de la Naturaleza, se ve una persona muy tratable, acotaba Vegueta, mientras Nappa asentía.
Sí, es cierto, pero yo no me refiero a que sea un suplicio ser su guardián por su carácter, ya que ella irradia calidez, sino a lo que proyecta físicamente, creo que ustedes no me van a negar que quedaron encandilados de su belleza al igual que yo, decía Broly.
Pues claro que no yo no lo niego, Naturaleza es muy bella, respondía Nappa.
Cierto, es toda una belleza, de hecho, le será difícil a Kakaroto no sentir la tentación de estar con ella teniéndola tan cerca, acotaba Túrles.
Kakaroto es muy respetuoso de las normas, además él solo tiene cabeza para ser cada día más fuerte, ¿no Raditz?, decía Vegueta.
Claro, él solo piensa en seguir superándose así mismo, respondía Raditz.
¿En verdad creen eso?, yo no pienso como ustedes, mírenlo, parece hechizado por Naturaleza, decía Túrles, mientras dirigía su mirada hacia el lugar donde la joven Diosa estaba brindándole su energía a un pequeño arbolito, mientras un apuesto joven de cabello alborotado la miraba embelesado.
-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-
De seguro su mirada era de admiración a su increíble poder, como me dijo Vegueta, es cierto Naturaleza es muy bella, pero Kakaroto sabe perfectamente que los Dioses no son como nosotros, él tiene muy claro ello, como todos los habitantes de Vegita, no tengo porque preocuparme, pensó Raditz.
Bosque Sagrado:
Una bella pelinegra se miraba su rostro en las cristalinas aguas de una hermosa laguna, mientras pensaba: Ya no debe tardar en llegar.
El pensamiento de la joven se vio interrumpido por una cálida voz: Buen día Diosa de la Naturaleza.
¿En qué quedamos Gokú?, respondió la joven Diosa.
¡Disculpa Milk! dijo el apuesto joven.
La pelinegra ante la respuesta del joven de cabello alborotado esbozo una bella sonrisa, que hacía estremecer el corazón de su guardián.
¿Desayunaste?, dijo Milk.
No, pero aquí hay muchos frutos que podré comer, respondió Gokú.
Yo tengo algunos aquí, te estaba esperando para que me acompañases a desayunar, decía la pelinegra.
Será todo un placer acompañarte, respondió Gokú.
1 hora después:
¿Qué es lo que normalmente haces aquí?, decía Gokú mientras miraba el inmenso bosque.
Camino por el bosque y me encargo de brindarle mi energía a las plantas y animalitos que hay en él, luego entro en meditación, el Dios Supremo me dijo que debo meditar mucho para poder sacar todo la energía que llevo en mi, energía que será recepcionada por mi guardián y que lo hará un ser muy poderoso, respondió la pelinegra, haciendo una pausa para acotar: ¿Tú deseas hacer algo?
Bueno, entrenar, decía Gokú.
¿Entrenar?, respondió con curiosidad la pelinegra.
Sí, estoy tratando de llegar al nivel 4 de nuestra raza, decía Gokú, haciendo una pausa para acotar: ¿Te gustaría ver mis transformaciones?
Sí, respondió la pelinegra feliz.
1 hora después:
Y este es el nivel 3 decía Gokú, mientras su cabello empezaba a crecer.
Vaya, no solo cambio de color, sino el cabello te creció, sí que eres sorprendente, respondía Milk.
No, claro que no, dijo Gokú, mientras su cabello regresaba a la normalidad.
¿Me acompañas hacer mi recorrido por el bosque?, acoto la joven pelinegra.
Por supuesto, para ello estoy, para servirte, respondió Gokú, mirando dulcemente a la pelinegra.
Horas después:
Hasta mañana, decía el apuesto joven de cabello alborotado, haciendo una reverencia en señal de respeto.
Hasta mañana, respondió Milk, mientras veía elevarse en el aire a su apuesto guardián.
Una vez que el joven se alejó del lugar, la pelinegra entro a su morada.
En tanto:
Un apuesto joven de cabello alborotado mientras iba volando recordaba algo que había leído en uno de los papiros que le había entregado el rey de su planeta.
"Ningún mortal puede poner los ojos en un Dios o Diosa, ello está prohibido, si esto se incumple las consecuencias serán inimaginables"
Ella es una Diosa, la Diosa a la que tengo como misión cuidar, no puedo permitirme sentir nada más que respeto y admiración por ella, pensaba Gokú.
Días después:
Un joven de cabello alborotado caminaba por un pasillo, cuando de repente alguien se interpuso en su camino.
Kakaroto, decía una voz.
Caulifa, respondió Gokú, tras detener su andar, mientras posaba su mirada en un joven de cabello en puntas.
Al fin te veo, tras la ceremonia de los Dioses, no te he vuelto a ver por el castillo, imagino que has estado cumpliendo con tu misión de guardián, dijo con cierta molestia la joven.
Así es, respondió Gokú, con calma.
Túrles y Broly, también son guardianes de unos Dioses y no se la pasan todo el día junto a ellos como tú, dijo con cierto reproche Caulifa.
Naturaleza es la diosa principal de Vegita, por ello mi responsabilidad es mayor, si algo llega a pasarle, Vegita se verá afectado, respondió Gokú con calma.
Comprendo ello, pero entonces, ya no me seguirás apoyando en mi entrenamiento, decía Caulifa.
Tu entrenamiento, se me había olvidado, respondió Gokú sonriendo.
Hay Kakaroto, decía Caulifa.
Le pediré a Raditz que te apoye, acotó Gokú.
No, dijo la joven.
¿Por qué no?, Raditz es buen maestro, el muchas veces me apoyo en mis entrenamientos, respondió Gokú.
Si, lo sé, pero tú eres mucho mejor que él, y que todos los Sayayin de este planeta, tu eres el más fuerte de todos, y yo pues quiero ser entrenada por el mejor, dijo Caulifa.
Es que no podré apoyarte más Caulifa, agregó Gokú con calma.
¿A qué hora estás de regreso en el castillo?, decía Caulifa.
Al caer la noche, respondió Gokú.
Bien, a esas horas entrenamos entonces, dijo la joven.
Pero,..., decía Gokú.
Nos vemos por la noche, en el jardín del castillo, agrego la joven, luego de ello continuo su camino.
Bueno, ni modo, dijo Kakaroto.
Minutos después:
Kakaroto descendía de junto al gigantesco árbol que servía de morada a la pelinegra, al tiempo que una tremenda energía proveniente del bosque llamo su atención.
Es una energía muy fuerte, pero a la vez tan cálida, pensaba Gokú, mientras caminaba hacia el lugar donde provenía la energía, al llegar a este, quedo encandilado, al ver elevarse en el aire a la pelinegra que estaba con los ojos cerrados y los brazos extendidos. Parece un ángel, acoto el apuesto joven.
Kakaroto, tomo asiento con cautela sobre el pasto y allí espero hasta que la joven Diosa notara su presencia.
1 hora después:
¿Llevas mucho tiempo allí?, decía Milk, tras abrir sus ojos, mientras descendía al piso.
Algo más de una hora, respondió sonriendo Gokú, mientras miraba el lugar: Todo se ve tan radiante.
Le estuve brindando un poco de mi energía a esta parte del bosque, dijo Milk, con dulzura, mientras miraba de manera disimulada a su guardián.
Lo imagine, todo luce aún más hermoso, respondió Gokú.
¿Ya desayunaste?, decía Milk con dulzura.
No, pero traje algunas frutas que encontré en el camino, acoto, el joven de cabello alborotado.
Yo también traje algunas, ¿las compartimos?, agrego la joven Diosa.
Por supuesto, dijo Gokú, mirando con dulzura a la pelinegra, al igual que ella lo miraba a él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro