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Capítulo 3: "Conociéndonos"

Un apuesto joven de cabello alborotado miraba a una bella jovencita pelinegra, al tiempo que decía: La acompaño a su morada.

Bien, dijo la pelinegra, luego de ello poso su mirada en la familia real de su planeta, al tiempo que acotaba: Un placer haberlos conocido.

El placer fue nuestro Naturaleza, dijo el rey.

Luego de ello el par de pelinegros salieron del castillo, bajo el murmullo de los presentes.

¡Qué suertudo es Kakaroto! será el que tenga mayor contacto con esa bella Diosa, decían unas voces.

Cierto, aunque solo podrá tener contacto verbal, decía otro soldado sonriendo.

¿Y que otro tipo de contacto se puede tener con una Diosa?, torpes, en vez de hablar tanta tontería mejor esmérense por ser mejores, miren que un grupo de chiquillos se hayan convertido en nuestros protectores es una burla para nosotros, quienes supuestamente por edad y experiencia en combates debía tener ese puesto, acotaba un hombre alto robusto.

Bueno, nos han superado, ¡no!, hay que aceptarlo, dijo otro hombre.

En tanto:

Fuera del castillo apuesto joven de cabello alborotado trataba de controlar su nerviosismo evitando mirar a la joven Diosa.

¿Puedes también volar?, decía Kakaroto tratando de sonar calmado.

No, aún no he dominado la técnica de vuelo, a las justas floto, respondió la joven.

Pues ese es el inicio para volar, supongo que al estar sola en el bosque no has tenido a alguien quien te explique sobre cómo hacerlo, ¿verdad?, decía Gokú.

Así es, respondió la pelinegra.

Yo le enseñare Naturaleza, dijo Gokú.

Dime Milk, respondió la joven.

¿Qué?, dijo Gokú.

Milk, ese es mi nombre Sayayin, dime Milk, me gusta más, Naturaleza déjalo para cuando estemos frente a otras personas, acoto la joven.

Bien Milk, en todo caso, cuando se dirija a mi hágalo por Gokú, me siento más cómodo con ese nombre, dijo el joven de cabello alborotado.

Bien Gokú, y no me hables con tanto respeto, no hay nadie más aquí, solo los dos, respondió la pelinegra.

Es que tu,..., decía Gokú.

Yo quiero sentirme cómoda, conviviremos muchas horas, acoto Milk.

Está bien Milk, dijo Gokú estirando su mano.

La pelinegra sonrió ante ello y tomo, la misma, al hacerlo su corazón empezó a latir a mayor velocidad.

¿Por qué mi corazón late tan deprisa?, pensó la joven.

Pero ella no era la única que sentía que su corazón estaba a punto de estallar, su apuesto guardián sentía lo mismo, pero trataba de controlar lo que estaba percibiendo.

Al Bosque Sagrado, dijo Gokú, mientras se elevó en el aire junto a la joven Diosa, luego de ello ambos emprendieron camino.

Tiempo después:

Por aquí, decía Milk, haciendo que el apuesto joven de cabello alborotado detenga su avance y empiece a descender entre el follaje de las plantas.

Es inmenso, respondió Gokú, mientras veía a un gigantesco árbol.

Ese es mi hogar, dijo la pelinegra.

Entonces si es cierto que vives dentro de un árbol, acoto el apuesto joven.

Sí, dijo Milk.

¿Y te es cómodo vivir allí?, respondió con curiosidad Gokú.

Si, es muy cómodo, decía Milk, mientras colocaba sus pies en el pasto al igual que su guardián, al tiempo que acotaba: Acompáñame dentro, para que conozcas mi casa.

Pero yo no veo ningún lugar por donde entrar, respondió intrigado el apuesto joven.

Estás conmigo, eres mi guardián, si fuiste elegido para ello debes ser una persona especial, dijo la joven Diosa.

¿Especial?, respondió Gokú, al tiempo que sintió una delicada mano sobre la suya.

Sí, acompáñame, dijo Milk, con una bella sonrisa en su rostro, sonrisa, que hizo que el joven guerrero sintiera su cuerpo temblar.

El par de jóvenes caminaron hacia el gigantesco árbol, y ante la sorpresa del joven de cabello alborotado, él pudo traspasar la corteza del mismo junto a la joven Diosa.

Vez, ya estamos dentro, decía Milk con una encantadora sonrisa que estremecía el corazón del apuesto muchacho.

Sí, respondió Gokú, mientras observaba el interior del árbol. Es bastante amplio, y tienes casi todo aquí, agrego, mientras miraba el lugar.

Sí la señora Tashi me trajo todo lo que vez aquí del pueblo y yo haciendo uso de mis poderes logre ingresar todo esto aquí, dijo Milk con dulzura, haciendo una pausa para acotar: Háblame de ti.

¿Qué?, respondió sorprendido Gokú.

Es que quiero conocerte más, ¿Tienes padres?, ¿Hermanos?, ¿Cómo son ellos?, ¿Cómo es el lugar dónde vives?, decía la bella Diosa.

Pues si tengo padres y un hermano...., respondía Gokú.

Ven, toma asiento, te serviré en un té de flores, mientras me vas platicando, decía Milk con dulzura.

No, como crees, no somos iguales, acoto Gokú.

¿Qué?, dijo Milk con nostalgia.

Yo soy tu guardián y tú eres una Diosa, la Diosa principal de Vegita, y..., agregaba el joven de cabello alborotado.

Ya comprendí, pero sabes aquí no estamos bajo la mirada de nadie, por lo tanto, podemos ser amigos, decía Milk con dulzura, mientras posaba su cálida mirada en su apuesto guardián.

Es qué, respondía Gokú.

¡Por favor! durante tantos años he estado esperando el momento de conocer a mi guardián, pues ello significaría que ya no estaría sola aquí, al menos habría alguien que estaría en el mismo lugar que yo por más de 10 minutos, pues la señora Tashi a las justas venía por minutos aquí, minutos que no me permitieron tratarla mucho, mis únicos amigos han sido los animalitos del bosque y la vegetación, con ellos platico todos los días de mis inquietudes, pero ahora te tendré a ti, mi guardián, mi nuevo amigo, decía la joven Diosa.

Gracias por considerarme tu amigo, respondió Gokú.

Bueno, te serviré el té de flores, dijo la joven, haciendo una pausa para acotar: Platícame sobre ti, quiero conocerte más.

Bien, mi nombre como ya lo sabes es Kakaroto, pero prefiero que me llamen Gokú, aunque son muy pocos los que me llaman así, solo mi madre y mi abuelo lo hacen, tengo un hermano mayor, su nombre es Raditz,..., respondía el apuesto joven.

Mientras tanto:

Un hombre maduro que vestía una túnica azul, caminaba de un lado para otro, mientras pensaba: Kakaroto, ese el nombre del chiquillo que fue designado como guardián de Naturaleza, hasta donde sé es el hijo menor de uno de los comandantes y hombres de confianza del rey Vegueta, ¿Será verdad qué ese chiquillo es el guerrero más fuerte de Vegita?, yo la verdad no lo noto tan fuerte, sino todo lo contrario, además no me gusto para nada la manera como miraba a Naturaleza durante la "Ceremonia de la Energización", tal vez deba ir a con Naturaleza y recordarle las normas de los Dioses, si eso haré, iré con Naturaleza.

El pensamiento del Dios fue interrumpido por unas voces.

Dios Orius, Dios Orius, escucho el hombre.

¿Qué sucede ahora?, dijo el Dios con cierta molestia, al tiempo que caminaba hacia la salida del lugar donde estaba.

El supremo lo manda llamar, dijo un hombre uniformado.

¿El supremo?, respondió Orius en tono preocupado.

Sí, respondió el uniformado.

Bien, iré a verlo, dijo Orius, al tiempo que pensaba: Postergare mi visita a Naturaleza por algunas semanas.

En tanto: "Bosque Sagrado"

Quiero que me enseñes a volar, decía emocionada la pelinegra.

Bien, respondió Gokú.

¿Cuándo lo harás?, acotó la emocionada la bella joven.

Cuando gustes, dijo el joven de cabello alborotado, mientras miraba embelesado a la joven.

Ahora, ahora mismo, respondió Milk con una gran sonrisa en su rostro.

¿Ahora?, dijo Gokú pestañeando.

Sí, aprovechemos las horas que restan del día para que me enseñes a volar, antes de que vuelvas a tu casa, respondió con cierta nostalgia la jovencita.

Bien, como digas, aunque ya está de noche, dijo Gokú.

Al menos una hora sí, antes de que te vayas, respondió Milk.

Está bien, dijo Gokú.

1 horas después:

Aprendes rápido, decía Gokú, mientras veía volar a la joven Diosa.

¡Gracias! ¡gracias por enseñarme a volar! respondió Milk.

Luego de ello Gokú le anunció a la joven Diosa que se retiraría pero que el día siguiente estaría de regreso lo más temprano posible.

Tiempo después: "Castillo"

Un joven cabello de flama que estaba con los brazos cruzados apoyado a una de las paredes del castillo que daba al inmenso jardín del mismo, veía descender a un apuesto jovencito de cabello alborotado.

Al fin llegas, por un momento pensé que te quedarías a velar el sueño de Naturaleza, decía Vegueta, mientras caminaba hacia el lugar donde estaba su amigo.

Que cosas dices Vegueta, respondió Gokú, tratando de sonar calmado.

Es que como se supone que solo te asegurarías de acompañarla al "Bosque Sagrado", dijo Vegueta.

Me pidió que le enseñara a volar, respondió Gokú.

¿No sabía hacerlo?, dijo intrigado el príncipe de los Sayayin.

No, pero aprendió muy rápido, dijo Gokú.

Es una Diosa, tiene muchas habilidades que aún le faltan descubrir, pero tiene la capacidad de desarrollar las mismas, respondió Vegueta.

Sí, es cierto, dijo Gokú.

Kakaroto, mi padre me pidió que te recordará leer las normas que te dio, agrego el joven cabello de flama.

¿Las normas?, dijo Gokú.

Sí, y una de ellas es "Respetar a nuestros Dioses", Naturaleza es una Diosa muy joven y bella, creo que ello es algo que salta a la luz por ello...., decía Vegueta.

Vegueta, no sé porque me dices esas cosas, mejor voy a mi habitación que mañana a primera hora debo de ir al Bosque Sagrado para empezar con mi función, "Proteger a Naturaleza" de los enemigos, respondió Gokú.

Bosque Sagrado:

Gokú, mi guardián, mi bello guardián, decía la joven Diosa, mientras apegaba su espalda a la pared, mientras llevaba sus manos a la altura de su corazón que empezaba a latir con mayor fuerza.

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