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Capítulo 16: "Un amor que cada día crece más: Las sospechas se incrementan"

Ya habían pasado varios meses desde que Gokú y sus amigos volvieron de su última misión, y desde ese momento la paz parecía reinar en su galaxia, al igual que en otras galaxias de su universo, o al menos eso era lo que ellos pensaban, pues ya no habían vuelto a ser convocados para apoyar en alguna lucha interplanetaria.

Durante ese tiempo el amor que la joven diosa y su guardián se tenían se había incrementado más en sus corazones, y ello lo reflejaban a través de sus miradas, la ternura con la que se hablaban y la forma como uno se preocupaba del otro cuando estaban juntos. Ellos seguían siendo muy cautelosos como quedaron cuando decidieron empezar su relación, fuera del gigantesco árbol, ellos eran Diosa y Guardián, pero dentro de la morada de la joven Diosa, eran un par de jovencitos enamorados, que día a día cultivaban más ese buen amor que ambos sentían, sin embargo, había algo que el par de jovencitos enamorados no habían notado hasta ese momento, pero los enemigos de uno de ellos sí, al igual que los dioses, y ello era el sorprendente poder que Gokú venía incrementando día a día, un poder que causaba envidia e incógnita en sus enemigos que se preguntaban, ¿Qué estaba haciendo el simio Sayayin, como ellos lo llamaba, para obtener ese poder tan sorprendente?

Planeta Sagrado:

Un impaciente Dios miraba expectante a su Dios supremo, tras la pregunta que le había formulado.

Que te puedo decir Orius, tú ya sabes la respuesta, la estuviste buscando los escritos de nuestro librario, decía el Dios Supremo.

Entonces...., respondía Orius.

Los escritos dicen ello, pero nosotros no podemos afirmar que ello tenga que ver con el poder que ese muchacho viene mostrando, los Sayayin son una raza muy especial, cuanto más se exponen a combates más incrementan sus poderes,...., decía el Dios Supremo.

Ello lo sé, Naturaleza me lo dijo muchas veces cuando le comenté sobre el sorprendente poder que viene desarrollando su guardián, sin embargo, hay algunas cosas que me hacen dudar, lo primero es que, si ellos dos estuvieran incumpliendo las normas, Vegita ya hubiera sufrido las consecuencias de su desobediencia, ¿no es así?, respondía Orius.

Así es, por ello te pido Orius que no seas tan suspicaz, dijo el Dios Supremo.

Bien, me olvidare de ese tema, acoto Orius.

Me parece bien, dijo el Dios Supremo, haciendo una pausa para acotar: ¿Algún otro tema del que quieras hablar?

No mi señor, me retiro, respondió Orius.

Vegita:

Un grupo de muchachos estaban en una de las mesas de un largo comedor bebiendo unas copas, mientras platicaban entre ellos.

Ja ja ja, entonces tampoco la piensas tomar como pareja, decía sonriendo Broly.

No, niego que es una chica muy linda, pero, como decirlo, siento que no compatibilizamos, decía Túrles sonriendo.

Hay Túrles, ya vienes saliendo con más de 12 féminas y aún no encuentras quien te cubra tus expectativas, respondió Raditz, sonriendo.

¿A poco tú ya la encontraste primo?, pues te recuerdo que, en estos meses de tranquilidad, tú también has tenido tus saliditas con varias de nuestras féminas, decía Túrles.

Sí, es cierto, pero como tú aún no hallo a mi fémina ideal, respondía Raditz.

Yo pensé que te traías algo con Kale, la hermana menor de Caulifa, muchas veces te vi con ella, decía Nappa, haciendo que sus amigos posen los ojos en el joven.

No, claro que no, ella solo es una amiga, respondió Raditz.

Así decía Nappa de Nela, y ya llevan 1 mes como pareja, agrego Broly sonriendo.

Un mes, que rápido se pasó el tiempo, decía Nappa.

Sí, es cierto, con tanta tranquilidad en el universo, el tiempo se pasó tan rápido que Naturaleza y nuestro querido amigo Kakaroto ya están por cumplir un nuevo año de vida, agregaba Broly.

Sí, tienes razón, dijo Raditz.

Me imagino que Kakaroto lo pasara con ella, ¿verdad?, respondió Túrles.

Su deber es estar a su lado, no puede descuidarla, y ahora mucho menos, dijo Raditz, haciendo una pausa para acotar: Mi padre nos dijo a Kakaroto y a mí, que se ha esparcido por la galaxia el rumor que la fuente del poder de mi hermano es Naturaleza.

¿Qué?, ¿Quién esparció el rumor?, respondió preocupado Nappa.

Un traidor de nuestro planeta, dijo Raditz con amargura.

No me digas, que, ¿Celta?, respondió con molestia Broly.

Sí, el mismo, dijo Raditz.

Maldito traidor, no solo traiciono a mi padre en el planeta Tangut, sino además ahora traiciona al señor Bardock, pues él era uno de sus soldados de confianza, respondía Broly.

Así es, dijo Raditz con amargura, al tiempo que un apuesto joven cabello de flama entro al lugar.

Su majestad, decían los jóvenes mientras se ponían de pie.

Sin formalismos, ¡por favor! solo estamos nosotros, dijo Vegueta, mientras tomaba asiento en una silla.

¿Por qué demoraste tanto?, ¿acaso tu padre te estuvo presentando alguna candidata para tu pareja?, decía sonriendo Túrles.

No, claro que no insecto, lo que pasa es que estuve apoyando a mi padre con algunos pendientes, pero díganme, ¿de qué hablaban?, respondió Vegueta.

Del infeliz de Celta, dijo Broly.

De esa sabandija traidora, respondió Vegueta.

Sí amigo, Raditz nos comento....., decía Broly.

En tanto: "Bosque Sagrado"

Un par de jóvenes caminaban un tanto distanciados por un bello bosque, mientras platicaban entre ellos.

Ya está por cumplirse un nuevo año desde que nos conocimos, decía Gokú con dulzura, mientras miraba con ternura a la joven diosa.

Sí, es cierto, un año más de conocernos, y un año más de vida para los dos, respondió Milk con dulzura.

¿Qué te gustaría hacer en la fecha de tu nacimiento?, dijo Gokú posando su mirada en la joven diosa, mientras detenía sus pasos al igual que ella cerca del árbol que le servía como morada.

Quisiera pasar ese día como una fémina normal, respondió Milk con la mayor calma posible, a pesar que su voz sonó un tanto quebrada.

Una fémina normal, dijo Gokú con calidez, mientras controlaba sus ganas de abrazar a la joven diosa.

Sí, me gustaría pasear de la mano por el pueblo contigo, beber alguna de las bebidas que se preparan en los comedores del pueblo y por supuesto probar alguno de sus platillos, y por la noche mirar junto a ti las estrellas, desde una de las montañas que hay en este bosque, pero sé que ello no puede ser posible, respondió Milk con nostalgia.

No digas eso, me duele oírte hablar así, dijo Gokú, tratando de acercarse a su amada, pero esta evitó ello dando unos pasos hacia un lado.

Discúlpame, soy tan tonta, yo no soy una chica común, aunque desee serlo, respondió Milk, dejando caer unas lágrimas al piso.

Angelito bello, dijo Gokú.

Gokú, discúlpame, soy tan tonta, respondió la pelinegra caminando hacia un costado, evitando un nuevo acercamiento del amor de su vida.

Pasemos al árbol, ya no soporto más, necesito darte, aunque sea un abrazo, dijo Gokú en tono de súplica.

Yo también necesito un abrazo tuyo, respondió la pelinegra, mientras caminaba hacia el árbol, siendo seguida muy de cerca por su apuesto guardián.

Tras algunos minutos el par de jovencitos ya estaban dentro del árbol, y sin decir palabra alguna se fundieron un fuerte abrazo.

¡Te amo! ¡te amo más de lo que puedas imaginar! decía Gokú mientras colocaba su frente en la frente de la joven diosa.

Yo también te amo, te amo con todo mi ser, respondió la pelinegra, antes de que su amado posara sus labios sobre los de ella y ambos se fundieran en un dulce beso.

Tras algunos minutos, Gokú se separó lentamente de su amada, al tiempo que tomaba sus manos mientras le decía con dulzura: Ya se me ocurrirá algo para que el día de nuestro nacimiento sea aún más especial para los dos.

Tras de ellos, el apuesto jovencito abandono el lugar y fue al comedor del castillo, donde lo estaban esperando aun sus amigos.

Llegaste con 15 minutos de retraso Kakaroto, ¿acaso tuvo algún problema Naturaleza?, decía Vegueta, mientras llevaba una botella a sus labios.

¿O a lo mejor algo los entretuvo?, agregaba Túrles.

Antes de venir hacia aquí fui a mi habitación, por ello me entretuve, es todo, respondió Gokú con seriedad.

Toma hermano, dijo Raditz alcanzándole una botella al joven de cabello alborotado.

Al día siguiente:

Un joven de cabello largo miraba con extrañeza ver salir a su hermano menor de la habitación de su madre.

¿Qué hacías en la habitación de mamá Kakaroto?, decía Raditz, mientras posaba su mirada en una bolsa que su hermano sostenía en una de sus manos.

Quería hacerle una pregunta, pero ya no está, respondió Gokú sonriendo.

¿Qué llevas en esa bolsa?, acoto Raditz en tono intrigado, mientras posaba su mirada en su hermano menor.

Una muda de ropa, es que a veces la que llevo puesta se me destruye con mis entrenamientos, respondió Gokú con la mayor calma posible.

Claro, dijo Raditz, haciendo una pausa para acotar: Y qué bueno saber que el ser el guardián de Naturaleza, no ha impedido que sigas entrenando.

Bueno, ya me voy, pronunció Kakaroto, luego de ello el apuesto jovencito continuo su camino, no dándole opción a su hermano para más cuestionamientos.

Minutos después:

Una pelinegra miraba sorprendida unas prendas que el joven de cabello alborotado le había dado.

Las usaras el día de nuestro nacimiento, dijo Gokú.

Son ropas de combate de nuestras féminas Sayayin, respondió Milk con una dulce sonrisa.

Sí, dijo Gokú con dulzura, mientras sonreía.

Días después: "Castillo"

¿Y Kakaroto?, decía Vegueta.

Se fue muy temprano al Bosque Sagrado, respondió Raditz.

Vaya, tendré que esperar hasta la noche para saludarlo por su nacimiento, decía Vegueta mientras pensaba: Kakaroto últimamente anda muy extraño.

Si amigo, todos tendremos que esperar hasta la noche, respondió Raditz.

¿Qué tampoco lo saludaron sus padres y tú?, decía Vegueta.

No, a las justas lo vi, acoto Raditz, sorprendiendo con su respuesta a Raditz.

En tanto:

Un apuesto jovencito de cabello alborotado miraba embelesado a una pelinegra que enfundada en un traje de mujeres Sayayin, y una pañoleta en la cabeza del color del traje que lleva puesto, lo miraba con dulzura.

Así nadie te reconocerá, decía Gokú con ternura, mientras se acercaba a su amada para acomodarle la pañoleta, de modo que la misma cubra parte de su bello rostro.

¿A dónde iremos?, respondió Milk, mientras sentía las manos de su amado sobre su rostro.

Al pueblo, pasaremos un día especial los dos, dijo Gokú, mientras sonreía.

Pero,..., decía Milk.

No te preocupes, solo iremos por un par de horas, no creo que nadie note que no estás aquí, tu ahora ya sabes disminuir tu ki, así nadie podrá ubicarnos, respondió Gokú, mirando su trabajo concluido.

Sí, tienes razón, pero tú, dijo Milk con preocupación.

Yo también usare esto, dijo Gokú sacando otra pañoleta de la bolsa, para luego colocársela en su cabello.

Luego de esa pequeña platica, el par de jovencitos se elevaron en el aire y emprendieron vuelo hacia el pueblo.

1 hora después:

Una joven de cabello en puntas miraba intrigada a un apuesto jovencito que compartía una mesa con una bella joven a la cual no podía verle bien el rostro por la pañoleta que llevaba en el pelo y que cubría parte de su rostro.

¿Quién es esa que está con Kakaroto?, porque es Kakaroto, estoy segura de eso, pensaba la joven, mientras miraba fijamente a la pareja. Si, es él, pero no sé supone que debe estar cuidando de Naturaleza, así hoy sea un día especial para él, él no debe dejarla sola, las horas del día, además esa fémina no recuerdo haberla visto entre las soldados del ejército, ¿y si me acerco a su mesa?, si eso haré, pensó la joven.

Justo cuando Caulifa decidió dirigirse a la mesa que ocupaban los jóvenes, estos salieron del lugar no dándole opción a acercarse a ellos, ya que su camino fue interrumpido por unos conocidos de la joven.

¡Maldición! ¿Quién fue esa fémina?, pensaba Caulifa.

Bosque Sagrado:

Naturaleza, ¿Dónde estás?, decía molesto Orius, mientras miraba el inmenso bosque.

Orius decidió buscar a la joven diosa por el bosque, tras no encontrarla, empezó a impacientarse.

¿Dónde estás?, ¿dónde?, ¿dónde?, decía Orius, causando un inmenso frio en el lugar.

En tanto:

Orius, decía una preocupada Milk tras identificar el ki del Dios.

No te preocupes mi angelito bello, yo iré primero al bosque para distraerlo, mientras tú te cambias de ropa, yo le diré que estás en tu morada, él no puede entrar a ella, por lo tanto, no tiene por qué dudar mi palabra, respondió Gokú.

Bien, dijo Milk.

Tal lo acordado Gokú fue a darle el encuentro a Orius y lo tranquilizo diciéndole que Naturaleza estaba en su morada descansando, luego de algún tiempo de espera Naturaleza salió de su morada y recibió bajo la molestia de su amado el presente que Orius le había llevado por su nacimiento.

En tanto: "En una nave espacial"

¿Ya la localizaste?, decía un hombre de rostro de reptil y cuernos.

Sí, ya, sé a qué planeta corresponden estas coordenadas, respondió un uniformado.

¿A cuál?, decía el hombre cara de reptil.

A Vegita mi señor, agrego el hombre.

Vegita, el planeta de esos infelices simios, bien iremos a este, decía el hombre.

Como diga mi señor, respondió el hombre.

Nadie va a interferir en mi plan de apoderamiento del universo, nadie, menos un chiquillo con asombrosos poderes como escuche en el último planeta que visite, lo cual me termino por confirmar lo que mi ejercito de inútiles me dijeron antes de que los elimine por incapaces, respondió Colt, al tiempo que un recuerdo vino a su mente.

-.Recuerdo.-

Bien, ya no opondré más resistencia, puede quedarse con mi planeta, eso sí le digo, en unos años un poderoso guerrero aparecerá y él será el encargado de destruirlo, de la misma manera como usted ha venido destruyendo y apoderándose de planetas alrededor del universo, decía un hombre mayor bajito con orejas un tanto alargadas.

No existe en el universo nadie más fuerte que yo, ni siquiera mi hijo iguala mis poderes, respondía un hombre cara de réptil.

La persona que le digo, es quien vengara a todos los habitantes de los distintos planetas del universo que han perecido por usted, es más él ya viene haciendo ello en el universo donde pertenece, dijo el hombre.

Deja de decir tonterías, respondió Colt, apuntándole con su dedo a la frente del hombre.

Así los dicen los escritos, de ese planeta, y los escritos universales, la persona que acabará con su maldad ya nació hace algunos años y su poder es inimaginable, pues es un poder que será fortalecido por la Diosa principal de su planeta, respondió el hombre, ante de que un rayo de luz proveniente del dedo de Colt atravesará su frente.

-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-

Vegita, uno de los simios de ese planeta es el supuesto insecto que según ese anciano acabaría conmigo y con mis ambiciones, la verdad yo no creo que ello llegue a pasar, nadie puede ser más fuerte que yo, nadie en el universo puede ser más fuerte que yo, pensaba Colt, al tiempo que un grupo de hombres entraba a la zona de la nave donde estaba.

Señor Colt, le traemos la información que nos pidió, decía uno de los hombres.

Pues dímela ya, respondió Colt con firmeza.

Uno de los planetas de esta galaxia al que en este tiempo se le asignó una nueva Diosa ha sido Vegita, su Diosa es Naturaleza, "La Diosa de la Fauna y Flora de Vegita" y la encargada de dotar de energía a ese planeta,...., decía el hombre.

Naturaleza, dijo en voz baja Colt.

Si mi señor, es una joven Diosa muy bella por lo que escuche, y con un poder increíble, ella habita en un bosque, en el cuál según escuche nadie puede ingresar sin una autorización, solo lo hace ella y su guardián, agregaba el soldado.

¿Su guardián?, dijo Colt.

Sí el hijo menor de uno de los comandantes de Vegita, parece que ese joven tiene un poder increíble, por ello se le designo como guardián de su nueva Diosa, acotaba el soldado.

¿Algo más?, dijo Colt.

Parece que desde que los guerreros más fuertes del universo se han enterado del poder de este joven han empezado a buscarlo para retarlo a combates, de los cuales él siempre sale triunfal, además por allí escuche que se está ganando enemigos debido al poder que él muestra en cada combate, él junto a un comando especial apoyan a otros planetas en sus luchas por defender sus tierras cuando ellos los convocan, se los conoce en otros planetas como los "Vengadores del otro Mundo", agrego el soldado.

Ese chiquillo es el que ha estado interfiriendo en mis planes junto a los otros simios, pensaba Colt.

Vegita:

Sobre la cima de una montaña, un par de jóvenes miraban el anochecer, mientras platicaban entre ellos.

¡Gracias por este día! decía Milk, mirando las estrellas que empezaban a aparecer en el cielo.

No agradezcas nada, por ti estoy dispuesto a todo, respondió Gokú, mientras tomaba la delicada mano de su amada con una de sus manos.

La pelinegra ante ese acto entrelazo sus dedos con los de su amado y dirigió al igual que su amado su mirada hacia el hermoso cielo cubierto de estrellas, al tiempo que acotaba: Yo también, cualquier sacrificio será pequeño si ello me permite seguir a tu lado.

Yo pienso igual, es más si algo llegará a pasarme y se me da la posibilidad de renacer,..., respondía Gokú siendo interrumpido por su amada.

Yo te buscaría por cualquier planeta, sea de la galaxia e universo que sea, para que podamos continuar con nuestro amor, dijo Milk.

Así es, porque mi amor por ti, no conoce de límites, respondió Gokú con dulzura.

Ni el mío el por el tuyo, dijo la pelinegra, mientras colocaba su cabeza sobre el hombro de su amado.

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