Capítulo 14: "Un poderoso guerrero con nobles sentimientos"
Un grupo de jóvenes platicaban tras varias horas de largo entrenamiento, en una zona bastante rocosa.
Una nueva misión, decía Gokú, con cierta nostalgia en su voz.
Si Kakaroto, respondió Vegueta, mientras un moreno miraba a su primo.
¿Qué te pasa primito?, antes el saber que se nos asignaban misiones fuera de nuestro planeta te llenaba de emoción pues a cuantos más combates nos sometamos, hay más posibilidades de que nuestro poder se incremente aún más, pero desde que eres el guardián de Naturaleza parece que ya no sientes la misma emoción de enfrentar a otros guerreros poderosos del universo, decía Túrles.
Si es cierto, más bien si vas es porque sabes que es tu misión como miembro de este comando, acotaba Broly, mientras Nappa asentía.
Hermano, ¿Acaso piensas que ya no es necesario que tengas combates para sacar todo tu poder pues ahora cuentas con Naturaleza?, decía intrigado Raditz.
¿Qué?, respondió nervioso Gokú, al tiempo que se rascaba la cabeza, mientras el joven cabello de flama posaba su mirada en él.
Bueno, creo que es mejor que vayamos a descansar un poco, ya es muy tarde, además hoy entrenamos muchas horas y la verdad yo me encuentro muy cansado, decía Nappa bostezando, dándole un respiro al joven de cabello alborotado.
Pero Kakaroto aún no le responde a Raditz, decía Túrles.
Cierto, agrego Broly.
Kakaroto no tiene que responder nada, pues todo está claro, Kakaroto sigue siendo el mismo de siempre, ¿no es así amigo?, dijo Vegueta posando su mirada en el nombrado.
Así es, respondió Gokú firmeza.
Pues que bueno escucharlo hermanito, porque en la nueva misión que cumpliremos en unos días nos enfrentaremos a unos guerreros muy poderoso, que vienen causando mucha destrucción en la Galaxia Sur, decía Raditz.
Galaxia Sur, dijo Gokú en tono preocupado.
Si hermano, nuestra próxima misión será en la Galaxia Sur, en el planeta....., respondía Raditz, mientras el apuesto joven de cabello alborotado se tornaba pensativo.
Esa galaxia está muy lejos de la mía eso significa que estaré alejado de mi angelito por algunos meses, pensaba Gokú, mientras su rostro se tornaba nostálgico.
Bueno vamos a descansar, que mañana nos espera un último día de entrenamiento, antes de que alistemos todo lo necesario para nuestro viaje, decía Nappa en tono somnoliento.
Kakaroto, dijo Raditz, dándole una palmada en la espalda a su hermano menor.
Dime, respondió Gokú.
Vamos a nuestras habitaciones, dijo Raditz.
¡Eh! sí, claro, respondió Gokú.
Gokú camino junto a su hermano y grupo de amigos por un pasillo, luego de algunos minutos de caminata, uno a uno iban tomando rumbos distintos, quedándose solo un par de jóvenes.
¿Cuándo partiremos Vegueta?, decía Gokú.
En tres días, los habitantes del planeta Basalta nos esperan, respondió Vegueta.
¿Y quién es el qué está causándoles problemas a ellos?, decía Gokú.
Aún no se sabe, pero todo hace indicar que es el mismo infeliz que ha estado causando la muerte de varios de los habitantes de otros planetas, pues la modalidad que usa es la misma elimina a las personas que no se someten a él, para luego apoderarse de sus planetas a través de sus soldados y vender los mismo al mejor postor, respondió Vegueta.
Si tan solo supiéramos quién es, ya lo hubiéramos dado su merecido, pero lo malo es que ninguno de sus cómplices nos revela su identidad, decía Gokú.
Así es Kakaroto, pero en algún momento lo sabremos, ahora lo más importante es evitar que ese infeliz siga causando temor, muerte y destrucción en más planetas de la Galaxia Sur, respondió el joven cabello de flama.
Sí, tenemos que evitar ello, acoto el joven de cabello alborotado.
Y para ello tú tienes que ser más firme en tu actuar, esta vez tienes que eliminar a los infelices que están causando tanta destrucción, no tienes que ser tan bondadoso con ellos, ya son muchas las veces que les vienes perdonando la vida y ellos vuelven a lo mismo, decía Vegueta con firmeza.
Es que...., respondía Gokú.
Esta vez no les perdonaras la vida, esta vez los eliminaras, esa es la única manera como ese miserable dará la cara, si empieza a perder a sus soldados, se mostrará a ante nosotros, y si tú no te atreves a cumplir con esa orden, una vez que los hayas lastimado mucho, cualquiera de nosotros acabaremos con sus miserables vidas, como lo venimos haciendo hasta ahora, decía Vegueta.
Vegueta, acotó con nostalgia el apuesto joven de cabello alborotado.
Kakaroto, tú eres el guerrero más fuerte de Vegita, por ello tienes que actuar no solo con justicia, sino con firmeza con los enemigos, los sentimentalismos con ellos no van,...., decía Vegueta con firmeza, mientras el joven de cabello alborotado escuchaba atentamente el sermón que su amigo y príncipe de su raza le daba.
Tras algunos minutos más de plática, Vegueta continuo su camino, y Gokú sin que nadie lo notara abandono el castillo.
No es mi estilo eliminar a mis oponentes así sean los más perversos del universo, ese no es mi estilo, yo creo que solo basta con darles una buena lección para que comprendan que lo que hacen no está bien, pero tal vez Vegueta en esta oportunidad tenga razón, ese ser despreciable está causando mucho daño a muchos habitantes de diferentes planetas de muchas galaxias, pensaba el apuesto joven, mientras volaba a toda velocidad.
Bosque Sagrado:
Una bella pelinegra se encontraba sentada en el pasto mirando el oscuro cielo, mientras pensaba: Tal vez tuvo algún inconveniente, lo mejor será que ingrese a mi morada.
La joven Diosa decidió ponerse de pie para empezar a caminar hacia el lugar donde habitaba, cuando de repente una voz hizo que detenga sus pasos.
Angelito, escucho, la pelinegra, mientras sentía su corazón latirle a toda prisa, al tiempo que empezó a girar su rostro ante el llamado.
Gokú, pensé que no vendrías, dijo Milk con dulzura, tras girar para ver el rostro de su amado.
Ya está muy oscuro, respondió Gokú, mientras se transformaba en Sayayin para caminar hacia la joven diosa, e iluminar con su energía el lugar.
¡Gokú! dijo Milk abrazándolo, al momento que él llego frente a ella.
Milk, no es correcto, el Dios supremo puede vernos, respondió con nostalgia el joven de cabello alborotado.
Si, tienes razón, dijo la pelinegra deshaciendo el abrazo.
Milk, nos asignaron una nueva misión, acotaba Gokú.
Una nueva misión, dijo Milk con nostalgia, haciendo una pausa para acotar: ¿Sigue causando daño ese ser perverso?, ¿a dónde irán en esta ocasión?
Sí, si sigue causando daño, esta vez el infeliz se encuentra en la Galaxia Sur, en el planeta Basalta,....., respondía Gokú, mientras la pelinegra lo escuchaba con atención.
Minutos después:
No te preocupes por mí, tu ve tranquilo, y ayuda a sembrar la paz en ese planeta, la verdad yo pienso como tú, no me gusta causar más dolor del que ya hay, pero tal vez Vegueta en esta oportunidad tenga razón, decía Milk.
Sí, yo también creo ello, ese ser no ha cambiado a pesar de las innumerables oportunidades que le he dado a los suyos, por ello esta vez tal vez yo lo elimine, respondió Gokú con dolor en su voz, haciendo una pausa para agregar: Ya debo irme, antes de partir vendré a despedirme de ti.
Dos días después:
Dentro de un gigantesco árbol, tras algunos minutos platicando con su amada un apuesto Sayayin, posaba sus labios sobre la frente de esta.
Cuídate mucho, decía Milk.
Tú también angelito bello, respondió Gokú, mientras llevaba las manos de su amada a sus labios para depositar un cálido beso en las mismas.
Luego de ello, el joven de cabello alborotado abandono el lugar y fue a reunirse junto a sus amigos para que partan al planeta donde los esperaban.
Semanas después:
Un apuesto joven de cabello alborotado, de test blanca, que iba a bordo de una pequeña nave de forma esférica, abría sus ojos, tras haber aterrizado en el planeta al cual iba a brindar su apoyo.
Han pasado tres semanas desde que partí de Vegita, tres semanas lejos de ti mi angelito bello, pero a pesar de ello, siento que mi amor por ti ha crecido aún más, tú sentirás lo mismo que yo, pensaba Gokú, al tiempo que una voz interrumpió sus pensamientos.
Kakaroto, ¿acaso te has quedado dormido?, decía una voz.
Es Vegueta, pensó el apuesto joven, al tiempo que presionaba un botón de su pequeña nave para abrir la puerta de la misma.
Vegita:
Gokú, ¿ya habrás llegado a Basalta?, pensaba la pelinegra, mientras el rostro de su amado venía a su mente.
La pelinegro camino hacia el lugar donde estaban las frases de amor que su amado le había escrito y empezó a leerlas una a una.
Nuestro amor, es más grande que cualquier distancia, pensó la pelinegra, mientras empezaba a escribir la misma en el tallo del árbol.
Galaxia Sur: "Planeta Basalta"
Piedad, piedad, decía un hombre, mirando al joven de cabello alborotado.
¿Dime el nombre de tu superior?, decía Gokú con firmeza, mientras sujetaba del cuello al hombre con una de sus manos, y con la otra mano le apuntaba con una bola de energía que había formado en su mano.
No puedo, respondió el hombre.
Claro que puedes insecto, dinos su nombre, decía Vegueta casi gritando.
No, no puedo hacerlo, o él me eliminara, respondía el hombre.
Pues si él no te elimina lo hará Kakaroto, por ello dinos, ¿Quién demonios es quien está detrás de todo esto?, agrego Vegueta con firmeza, mientras Túrles, Raditz, Broly y Nappa, empezaron a rodear al hombre.
No puedo hacerlo, dijo el hombre.
Bien sabandija, tú lo quisiste así, añadió Vegueta, haciendo una pausa para acotar: Kakaroto acaba con él.
Pero Vegueta, él solo obedece ordenes, decía Gokú.
Kakaroto, hazlo, si empezamos a acabar con sus soldados ese infeliz dará su rostro, respondió Vegueta.
Si hermano, Vegueta tiene razón, decía Raditz.
Es que, respondía Gokú.
Yo lo haré por ti Kakaroto, dijo Túrles.
No lo hagas Túrles, él colaborara con nosotros, ¿verdad?, añadió Gokú.
No puedo decirles el nombre de la persona que nos ordena, solo puedo decirles cuál será su nuevo objetivo, dijo el hombre.
Bien, con ello no es suficiente, ¿verdad Vegueta?, respondió Gokú, posando su mirada en su amigo.
Ahss, qué más da, dinos ¿Dónde es su siguiente objetivo?, dijo Vegueta con firmeza.
El Planeta Niebla, en esta misma galaxia, respondió el hombre.
¿Él estará allí?, agregó Broly.
Sí, dijo el hombre.
Bien, espero y digas la verdad, porque si no es así, acabarás como tus demás compañeros, dijo Vegueta, tronando sus dedos, mientras veía a unos soldados tendidos en el piso.
Estoy diciendo la verdad, respondió el hombre, mientras Gokú lo libraba de su agarre.
Puedes marcharte con tu gente, añadió el apuesto guerrero.
¡Gracias! ¡gracias joven! es muy noble, dijo el hombre, antes de marcharse.
Luego de algunos minutos, Vegueta y los demás jóvenes posaron su mirada en Gokú.
Tienes unos poderes sorprendentes Kakaroto, pero tu corazón es muy noble, espero y no nos arrepintamos de esta decisión, dijo Vegueta.
Este hombre no merecía morir, él solo sigue ordenes al igual que los demás soldados, que lo acompañaran, no era necesario que acabaran con ellos, respondió Gokú con nostalgia.
Si no acabamos con ellos, ellos podrían haber acabado con nosotros, tenían un gran poder, mucho mayor que su líder, decía Broly.
Cierto, agrego Túrles.
Esperemos que esa sabandija cobarde, nos haya dicho la verdad, decía Vegueta.
Confiemos en su palabra, acoto Raditz.
Bueno no perdamos más el tiempo y vamos al Planeta Niebla, según mis cálculos de aquí hasta el, nos tomara unos cuatro días de viaje, decía Nappa.
Pues vamos a nuestras naves, agrego Vegueta.
En tanto:
¿Cómo que no han podido cumplir con la misión?, decía furioso un hombre.
Lo lamento, pero nos fue imposible, incluso hubo algunas bajas, respondía un hombre a través de un intercomunicador.
¿Bajas?, dijo casi gritando el furioso hombre.
Sí, mi señor, los soldados elite, todos fueron exterminados por esos simios, solo sobrevivieron los soldados que estaban en la nave y yo que logre escapar de ellos. Ahora vamos en camino a donde está usted, escucho el furioso hombre.
No quiero verlos cerca de mi o los destruiré con mis propias manos, son unos debiluchos, cobardes, al igual que los soldados elite, como pudieron permitir que los eliminen con tanta facilidad, respondía el hombre.
Los soldados elite hicieron todo lo que pudieron, pero ellos son mucho más fuertes, y mucho más uno de esos chiquillos, él solo hirió a todos los miembros de mi ejercito elite, pero quien finalmente terminaron con sus vidas fueron los otros chiquillos, escucho el hombre.
Maldición, por culpa de estos ineptos el encargo de mi superior no se llevó a cabo, tengo que pensar que excusa le daré esta vez, pensaba el hombre.
Mi señor, le tendí una trampa,...., escucho el hombre.
¿Una trampa?, dijo el hombre de mirada furiosa.
Sí, le dije....
En una nave:
Angelito, voy a un nuevo planeta, cuanto tiempo estaré alejado de ti, espero y no sea mucho tiempo, pensaba con nostalgia un apuesto guerrero.
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