Problemas
Girl Next Door —Copperpot
Alicia
Luego de haber despertado a la marica de Teresa tuve que explicarle a Raimundo y todo el mundo lo de mi papel en Teen Wolf y que Teresa no estaba preñada, eso se volvió un despelote. Teresa arrecha porque conocí a Tyler Posey y no le dije siquiera de su existencia o que la siguiera en Twitter, mi tío happy por mi, el Brayan de odioso, la jala bola de Marianna que estaba disque feliz por mi pero algo debe de querer la bicha esa, mi mamá Inés porque ajá, está feliz por mi y esa oportunidad pero que yo, siendo menor de edad con mis cochinos 17 años, no puedo estar decidiendo vainas como esa yo sola y bueno.
Mi tía arrecha porque Thomas todavía no se conectaba en WhatsApp para que le pasara las 200 fotos que se había tomado con su teléfono.
Yo lo que les sé decir es que les dije que Dylan venía mañana a desayunar y que eso lo resolverieran con él porque yo tenía que aprenderme mis líneas y dormirme temprano.
Así que, prácticamente eché a mi novio yo solita a los leones.
(...)
—Hija, párate para que te pongas a hacerle las arepas a tu jevo —mi mamá me movió en la cama— y de paso te bañas porque te hiede ese culo, chica.
No si, de paso que me paran temprano a cocinar la que le dicen culo podrio.
La escuché salir del cuarto y me paré a buscar las chanclas. Fui a cepillarme al baño y después bajé a cocinar.
—Buen dia, reinita.
Rodé los ojos.
—Eran buenos hasta que me acordé de tu existencia.
—Tienes razón, ahora son mejores.
Asco marica.
Decidí ignorarlo y saqué una taza y la harina para hacer las arepas de Dylan. Al ratico bajó Teresa y me miró confundida.
—¿Nunca has visto algo tan bello en tu vida o qué?
—Si, el webo e Thomas ayer cuando fue a orinar sin que nadie lo... —se dio cuenta de lo que estaba diciendo y en lugar de eso dijo— ¿Qué estás haciendo?
La miré con ironía.
—Descubriendo la cura para el cáncer, osea normal, lo de todos los dias ¿Y tú?
Rodó los ojos.
—¿Tú eres marica? —después agregó— me refiero a, ¿Qué haces cocinando, pajua? Es tu primer día del resto de tu futura vida siendo un cero a la derecha y no a la izquierda. Deberías estar arreglandote.
No sí.
—Dylan viene en un rato y le estoy haciendo el desayuno.
—A la verga—dijo Brayan— cuando yo iba a tu casa no me dabas ni agua.
—Si te daba —respondi yo— que te hacía beber de la manguera porque no quería tu cochina presencia y tus gérmenes en mi casa ya es otra cosa.
Teresa se rió.
—Anda a bañarte y a ponerte fancy que yo te hago la segunda.
La miré no muy convencida.
—Algo debes de querer, marvada ¿Qué es?
Ella me miró ofendida.
La miré con ironía hasta que no pudo soportarlo.
—Weno, si, ya —dijo— quiero que te lleves un cuaderno y que me pongas en esa mierda el autógrafo de toda esa gente, si es posible hasta del que pasa el coleto, y que me le digas al marvado de Tyler Posey que me siga en Twitter.
Negué para mi misma, ya sabía que algo tenia que pedir la carajita.
Me lave las manos y Teresa continuó amasando lo que había hecho.
—Voy a bañarme —le dije— me pegas un grito cuando llegue Dylan.
—Sisa.
(...)
Chama es que ajá, me había dado era la bomba de las bombas arreglándome pero a la vez que no pareciera que me había arreglado mucho pero que a la vez la diera arrechamente.
Osea que fue un peo.
Al final me ladillé y me puse unos shorts negros de jean, unas botas altas, una blusa gris con rayas naranja y encima una de esas chaqueta de jean oscura.
Después de peinarme, me dejé la greña suelta y me maquillé fancy pero sencilla pej.
—¡CHE BOLUDA, DYLAN YA LLEGÓ!
Negué para mí misma preguntándome porque ella era tan marica en la vida. Agarré el teléfono y tuve que devolverme por el guión.
—Buenos días —saludé a la pipol que estaba sentada en la mesa y me acerqué a Dylan quien se había parado de su silla en cuanto llegué al final de las escaleras— hola mi chamin.
Sonrió y me dio un pico.
—Buenos dias, Reina.
Me parti nuevamente. Good morning my Queen.
—Que molleja, te digo reina y me miras como si es que te hubiera quitado el puesto en una cola —se quejó Brayan— el gafo éste te dice Cuin y te partes como si es que te hubieran regalado un bulto de harina.
Rodé los ojos y no le paré bolas ya que Dylan me acomodó la silla para sentarme.
Qué casualidad, la mmaguevita de Marianna estaba del otro lado.
—La diferencia es —habló Teresa con la taza de las arepas para repartir— que Dylan la da, tu no.
Yo no sé de dónde salió esta carajita tan coñoemadre si su hermana es una santa.
—Ya pues, sin peleas durante la comida o empiezo a repartir coñazos —dijo mi mamá y todo el mundo se calló. Luego de que cada uno tuviera dos arepas en el plato la mujer se sentó frente a Dylan y empezó con su cuestionario— ¿Cómo conocieron tú y Thomas a las carajitas mias?
Mi tía empezó a repartir el Toddy.
—Las conocímos en un panel del cast de nuestra película, Maze Runner —Explicó él— Teresa apareció de repente por las cortinas del Backstage gritándole algo al guardia en español y Thomas la saludó y la invitó a quedarse, y como ella no manejaba nuestro idioma del todo, Alicia subió a traducir.
—¿Viste que no perdiste tus cobres con el curso de inglés, mami? —le dije yo.
Mami rodó los ojos al notar que le había ganado una.
Verga, hoy llueve.
—Y... ¿Adónde has viajado, Dylan? —le preguntó Marianna interesada.
Él tragó para responderle.
—Hmm... Diría que a varios lugares —hizo una mueca— no puedo mencionarte todos porque son muchos debido a mi agenda de grabación, ya sabes, con eso de ir y venir por las películas pero uno de los lugares que más visito es New York.
Mi tia puso cara de «coño ta' bien»
Simplemente seguí comiendo dejando que mi macho que se defendiera solito en el campo de batalla.
—Alicia apenas ayer nos comentó que va a trabajar contigo en esa serie —Mami chasqueó los dedos tratando de acordarse— ¿Cómo es que se llama la vaina esa que te gusta ver a vos?
—Teen Wolf.
—Si, Tin Uolf —repitió mi mamá a Dylan— bueno ajá, y yo necesito hablar con el jefe tuyo porque esta carajita todavía es menor de edad y no se manda sola, ¿Verdad Alicia Michelle?
Me hice la loca marica.
De paso que Dylan me miró extrañado.
—¿No les comentaste que serás Malia? —empecé a silbar— Alicia Michelle...
—¡Bueno ya pues, mala mia menores! —me excusé levantando las manos en señal de paz— se me olvidó.
Embuste, si se lo decía a mami, después no me dejaba ir.
—Bueno ajá —continuó mi mamá— ¿Cuándo dices que puedo hablar con tu jefe para ver la vaina bien?
—Si quiere hoy mismo nos acompaña —casi me atragante con la arepa— de todas maneras hoy nos toca grabar algunas escenas y Jeff debe darle las indicaciones necesarias a Alicia, también debe ir a que diseñen su maquillaje y todo lo demás —me dio una sonrisita— te encantará, será divertido.
—Chévere, entonces me cambio y voy con ustedes.
En lo que mami dijo eso, Marianna y Teresa se pararon rápidamente.
—¡Yo quiero ir contigo! —dijeron al mismo tiempo.
—Ay no, ustedes saben que a mi no me gusta llevarme rabos cuando salgo —se quejó.
Si es cara e' tabla, ella y mi tía fueron las que trajeron a las chusmas esas, ahora que se las calen.
—¡Pero, mamiiii! —se empezó a quejar Teresa y la otra la imitó.
Mi mamá suspiró pesadamente.
—La primera que se monte en el carro es a la que me voy a llevar. Pero sólo a una.
Al decir aquello las dos salieron corriendo al frente, aunque no sé qué vaina estaba pensando Marianna en irse en pijama para esa vaina.
A los segundos de eso apareció Teresa riéndose sola.
¿Ahora qué habrá hecho la carajita ésta?
Esa es er diablo.
—¿De qué te ries, carajita marica? —le preguntó mami.
Lo que éramos mi tío, el Brayan, mi tia y yo nos reímos.
—Tu sólo ve a cambiarte y no te preocupes por mi, ama' —y la carajita feliz de la vida se empezó a beber su vaso con Toddy.
Después de que todos terminaramos de desayunar, mami y Teresa se fueron a vestir y el muy jalabolas del Brayan se ofreció a lavar los platos.
—Estuvo delicioso el desayuno, Bonita —dijo mi macho mientras se sentaba conmigo en el mueble y se tocaba la barriga— estoy lleno.
Sonrei.
—De nada, Dy —acaricié su mejilla y él me puso de manera tal que me recostara en él y él abrazara mis hombros.
Volví a sacar el guión para seguir estudiando pero su risa me distrajo.
—Eso es un guión, Bonita, no un libro para colorear.
Lo miré con ironía.
—No, marico, cállate que no la das.
Me dio un beso en el cachete y me dejó estudiar mientras acariciaba mi cabello. Todo estaba tan chévere hasta que llegó el ladilla aquel.
—Chamos, denme un ladito que voy a ver televisión —dijo metiéndose en el mueble de dos personas en el que estábamos Dylan y yo sentados y agarrando el control para ver televisión.
Éste si es arrecho.
Pero con lo que no contó el becerro ese fue con que mi tío apareciera.
—¿Qué haces tu ahí de lámpara, muchacho marico? —lo sacó del mueble— anda a barrer el patio es lo quej y déjalos en su momento Dylicia, muevelo pej.
Mi tio lo fue empujando suavemente por el hombro hasta llevárselo de ahí, no sin antes guiñarle un ojo a Dylan y hacer una imitación de un tigre arañando.
—Éste tiene que ser marico-—murmuré.
Dylan rió.
—George me agrada, es un buen tipo.
—Desde que le dijiste que tu película favorita es Star Wars te volviste su AP.
—¿AP?
—Bonito, hay cosas que mejor es dejarlas dichas y no explicarlas.
(...)
Luego de que aquellas bajaran arregladas y todo, salimos de la casa. A mí lo que me dio risa fue una vaina
Cuando nos montamos en el carro de Dylan que estaba estacionado en el frente vimos que el garaje estaba abierto y que a dentro del Cadillac descapotable estaba Marianna sentada atrás esperando por nosotros.
Teresa se inclinó en el asiento de atrás del carro hasta alcanzar el volante de Dylan y tocar varias veces la corneta hasta que Marianna volteara.
Cuando lo hizo, la loca el carrizo esta gritó antes de que Dylan arrancara el carro.
—¡RESCATAAAA, ILUSA!
No si.
(...)
—Señora Peñalver, éste es Jeff —habló Dylan luego de que llegaramos al set. No habían empezado aún ya que la gente estaba acomodando la escenografía y los otros estaban maquillándose— Jeff, ella es Paula Peñalver, la madre de Alicia.
Jeff se bajó de la silla y le sonrió amablemente.
—Es todo un placer conocerla —le estrechó la mano— Jeff Davis.
Verga, no parece él porque cuando lo conocí parecía que tuviera la menopausia.
Teresa contuvo un grito.
—Señor Davis, lo admiro demasiado, ¿Será que usted podría...? —Teresa le extendió el cuaderno para que se lo firmara y Jeff lo agarró.
—No vas a empezar con tu ladilla —le dijo mi mamá— el gusto es mío, mire, quería hablarle sobre lo de Alicia Michelle, el trabajo ése.
Jeff frunció el ceño.
—¿Sucede algo?
—Bueno si, usted sabe que ella apenas lo que tiene son 17 años y no puede mandarse sola —explicó mi mamá— y aún así aceptó trabajar para usted, yo le diré algo, esa es una vaina que a mi no me gusta porque ella ni siquiera me pidió permiso.
—Pero, mamá...
—Cállate que estoy hablando —nawebona de pena marica— y yo no sé si ella pueda trabajar con ustedes porque ella tiene que graduarse primero de bachillerato y después empezar a estudiar, esa carajita ni siquiera sabe que va a hacer con su vida cuando salga del colegio.
—Señora —Jeff intentó calmarla— la entiendo, sé a qué quiere llegar pero déjeme decirle que su hija tiene talento. Hace un par de días Dylan la trajo de visita al set y en uno de los breaks de los chicos surgió el problema de que mi asistente había olvidado contratar a una muchacha que hiciera el papel para el que contraté a su hija.
—Si —intervino Dylan— me había sentado en aquél sofá a repasar mis líneas pero estaba estresado cuando me enteré que nos faltaba una Malia, fue entonces que Alicia se acercó y conversamos un rato, estaba dispuesto a sugerirle a Jeff un cambio pero para eso tendríamos que atrasarnos en la grabación. Entonces Alicia empezó a decir las lineas de Malia.
—Todos lo vimos —opinó Jeff— estaba desesperado buscando nombres e ideas de donde no tenía cuando uno de mis muchachos me había llamado, fuimos a ver y la vimos actuando con Dylan. Estaban tan metidos en el personaje que ni siquiera notaron que todos en el set se habían callado.
Mi mamá volvió a negar.
—No, sigo diciendo que no —dijo y luego me miró— ¿Qué pasará con la escuela? No voy a dejarte que abandones, Alicia Michelle, debes graduarte.
Marica es que estaba buscando excusas de donde sea para no dejarme y eso me obstinaba, ella siempre era así y eso me daba arrechera.
Saqué el guión de mi bolso y se lo extendi a Jeff.
—Gracias por darme la oportunidad —dije en voz baja porque marica me estaban dando ganas de llorar pero iba a parecer la propia ridícula así que no pej— pero ya me dijeron que no, perdón por hacerles perder el tiempo. Adiós.
Sin esperar respuesta de esa gente me fui por ahí.
Estaba arrecha marica, yo quería hacer eso, osea de igual manera iba a estudiar artes escénicas en la UneArte de Venezuela y si es que me dejaban mudarme a Caracas lo que era mentira. Desde tercer año estoy cambiando de carrera porque a mi mamá no le gusta o está lejos.
Primero era psicología, no porque la daban en Valencia y estaba lejos.
Después idiomas. No porque los profesores son los peores pagados.
Después Detective, todo lo que tuviera que ver con criminalistica. No porque los policías son unos corruptos.
Ahora artes escénicas que si se me daba igual que todas las anteriores pero justo ahora tenía la oportunidad en mis manos pero tenía que dejarla ir gracias a sus caprichos
A mi nunca me apoyaban en mis vainas, por eso es que yo a ella no le cuento nada, ¿Para que me diga que no? Prefiero quedarme callada.
Iba tan distraída y arrecha que ni cuenta me di con quién choque.
Así tipo rayita pues.
—Hey... ¿Estás bien?
Marica Holland
Intenté hacerme la loca y dejarla hablando sola pero me tomó de la mano.
—¿Eres la novia de Dylan verdad? —preguntó nuevamente. Asenti, ya que la caraja no me estaba hablando de mala manera. De lo contrario chama, me miraba preocupada— Jeff nos dijo que serás la nueva Malia, ayer no pude felicitarte porque temía que Tyler me aplastara y cuando iba a hacerlo personalmente ya te habías ido, hiciste un buen trabajo allá.
Asenti sin mirarle a la cara, tenía un nudo en la garganta que no juega carrito.
—Gracias... —murmure.
Holland apartó parte del cabello que estaba en mi rostro y tomó mi cara.
Marica sus ojos eran arrechisimos.
—¿Porqué estás llorando, preciosa? —susurró con preocupación para que nadie nos escuchara— Dime, ¿Estás bien?
Marica no me aguanté y diganme todo lo que quieran nojoda pero en lo que esta caraja me abrazó me derrumbe.
(...)
—Tranquila, todo saldrá bien —Tyler acarició mi cabello.
Estábamos todos en el camerino de Holland. Tyler, Daniel, Crystal, la chinita Arden, el otro Tyler y Holland.
Quien al final no resultó ser perra como yo pensaba, todo lo contrario, era panita.
—Tyler tiene razón —dijo Crystal pasandome una taza de te— Jeff la convencera, no te preocupes.
—No conocen a mami, esa es dificil de convencer.
—Si Jeff no logra hacerlo, ya verás que Dylan lo hará —dijo Hoech, mi Derek— no se rinde hasta obtener lo que quiere.
Sterek moment.
Verga es que yo no soy seria, menor.
La china me había terminado de hacer un moño ahí que me quedó arrechisimo porque andaba greñua. Entonces Holland, que llevaba rato mirándome, se le vino una vaina a la mente.
Salió un momento y al ratico llegó con una chama ahí.
—Por favor Scar, por favor.
—Holland, sabes que esto tarda —dijo la catira— ¿Cómo quieres que haga un maquillaje de lobo en 10 minutos?
—¿Y qué tal en 30? —sonrió inocentemente— y ella es una mujer coyote
—No.
Holland Bufó.
—¿Y si te consigo la nueva edición Kylie? Será un regalo.
La catira pensó la vaina y a la final accedió.
—¿Quién es la chica? —todos me señalaron, la chama dejó una corotera encima de la peinadora de Holland y luego palmeó la silla— bien, tu aquí, ahora.
Sin aún entender la vaina, fui a sentarme. La caraja me puso de tal manera de quedar recostada para que mi rostro quedara a su alcance.
Se puso una mascarilla.
—Abre la boca.
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