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My Batman

Girl Next Door —Copperpot

Alicia

-La mejor noche de todas -anunció mi novio mientras nos alejabamos del muelle en busca de mami y la chusma- de verdad eres un sol, gracias Lily.

Le sonreí tiernamente mientras daba un ligero apretón en nuestras manos entrelazadas.

-Te amo, Dylan.

Su sonrisa volvió a ensancharse, el carajito estaba arrechamente feliz, tan hermoso en la vida con esos hoyuelos. En un rápido movimiento me levantó en sus brazos haciéndome soltar un chillido y produciendo que me aferrara a su cuello. El morral cayó en la arena a nuestros pies mientras el niño comenzó a darnos vueltas.

Empecé a reír

-¿Qué haces? -pregunté entre carcajadas- Dylan...

Entonces ocurrió, volví a escuchar su risa tan encantadora, despreocupada y llena de vida, marica ese carajo lo adoro. Hacer reír a Dylan era una de mis cosas favoritas en el mundo al igual que la de él hacerme arrechar. Ahí si no firulamos marica.

De tantas vueltas el marico se mareó así que decidió bajarme. Mi nariz rozó con la suya, por la luz tenue de las farolas su precioso color de ojos no se notaba a diferencia de ese hermoso brillo que siempre estaba en su mirada al verme, podía sentir su aliento acariciar mi nariz, coño marica tenia una arrecha adicción con sus labios.

-Estas volviendo a hacerlo...

Entorne la mirada

-Que webo tan amarillo contigo chico, yo te miro cuanto yo quiera, así que no cagues el momento -ordene- ven y dame un beso.

Dylan hizo una mueca de diversión.

-Ordinaria.

-Mariquit... -sus labios acallaron mis palabras, claro él como siempre de cortón.

-Vamos con tu familia, según Tessa es muy peligroso estar en Venezuela de noche... Y de dia... -frunció el ceño verificando mentalmente si estaba en lo correcto- si James y John estuvieran aquí podríamos quedarnos más tiempo.

Suspire de acuerdo con él.

-Bien, esos seguramente están en los kioscos, Teresa con cobre es un peligro.

Dylan tomó mi bolso y se lo colgó al hombro para luego tomar mi mano y entrelazar sus dedos con los míos. En el camino no paraba de decirme mariqueras haciendo que sacara mi peor risa de marrano, por alguna razón a él le encantaba el muy pajuo. Llegamos nuevamente al paseo turístico y en efecto ahí estaba mi combish y el combish de la chusma, los ojos de Marianna y de María viajaron a Dylan en lo que estuvimos a una distancia prudente pero me valía verga, ese culo es mio.

Teresa no tardó en llegar. Parecía un babalao de tanto coroto que tenía puesto.

-Wenas wenas -nos miró con complicidad- veo demasiada risa y demasiado diente pelao, ¿Ya se reconciliaron?

Nosotros nos miramos y nos echamos a reír por haber coincidido.

-Pues sí, no creo poder estar un día sin que esta preciosidad me de amor.

Me sonroje full cuando me dio un sonoro beso en la mejilla.

-Comprobado, quince días sin mí hace que pierda la cabeza -presumi, Dylan rodó los ojos.

-Ajá, pero vayamos a la parte importante, la que me interesa...

-Si, si te guardamos -Dylan le lanzó el bolso- por cierto, me gustaron, deberías hacer más de éstas.

Teresa sonrió tiernamente.

-Gracias, jala bola.

Dylan rodó los ojos y de un jalón la tenía rodeada con su otro brazo. Dejó otro sonoro beso en su cabeza.

-Gracias boba, también te quiero.

-Si, si, si -rodó los ojos y se separó- yo también me quiero, es que yo soy chévere marico. Ahora si me disculpan, la yocsy se va a seguir comprando corotos.

Y la marica se fue con el poco de collares enredados en el cuello y los brazos llenos de pulseras. Ya la veré yo pidiéndome que la ayude a quitarse esa mierda antes de dormir.

Sentí los brazos de Dylan rodearme desde atrás en un dulce abrazo.

-¿Te digo un secreto? -susurró en mi oído.

Sonreí.

-Dime.

-Promete que no le contarás a nadie...

-Dime...

-Estoy malditamente enamorado de ti Alicia Michelle.

¡¡¡¡Eeeeeeerga menorrrrrrr!!!! Se me pararon todos y cada uno de los pelos del cuerpo, nawebona. ¿Vieron que cuando se lo proponía se pasaba de bello? Marica es que yo lo adoro, sendo pajuo que es pero él es el pajuo de mi corazón.

Giré ligeramente mi rostro para alcanzar sus labios y acariciarlos en un dulce beso que a él pareció fascinarle. Con el tiempo y la buena práctica había aprendido a hacerlo bien, incluso como a él le encantaba pero una parte de mí siempre se preguntaba si yo lo hacía mejor que Britt Robertson, su primer amor.

Hablando de esa mmagueva, le tengo una coñiza pendiente.

Me separé de sus labios y le ofrecí una dulce sonrisa antes de tirar de su mano para ir a ver los accesorios.

Alrededor de las diez mi padrino sugirió regresar a la casa porque erga, ya saben que éste malayo país es peligroso de noche no tipo en Gringolandia que el Jorjius salía a trotar con su reloj de oro, las cadenas de plata y los anillos. Ése es un toro. En todo el camino de regreso a la casa Dylan no paraba de decirme vainas al oído haciéndome reír, como por ejemplo que había notado que María y Marianna se peleaban por llamar su atención hasta llegar al punto de darse empujones pero él simplemente me miraba a mi.

Aprendan mmaguevas, así es que se doma al Rey León.

Triunfó el mal.

Al llegar a la casa mami nos echó la bendición para dormir, incluso a Dylan y luego se fue a su cuarto con mi tía a hablar por WhatsApp con Ian. Margarita, la tía de las marditas estas al ver que Dylan me estaba abrazando demasiado volvió a dejar en claro que él iba a dormir con los muchachos por lo que prácticamente lo estaba regañando para que se fuera al cuarto a dormir.

¿Y ésta vieja miertera qué se creía?

Rodé los ojos.

-Ya... no importa -levantó mi mentón y me dio un corto beso- prometo que mañana vamos a tener un día Dylicia como Dios manda, ¿Te gustaría?

Sonreí.

-Me encantaría Prince -luego recordé una vaina- el Jorjius dijo que por cada momento Dylicia le mandaramos una foto.

Marico que es.

Pero fan Dylicia en banda.

-Dame un beso y ve a dormir -acarició su nariz con la mía y sus manos sostuvieron mi cintura por lo que no tuve que hacer mucho esfuerzo al ponerme de puntas y darle un beso. Sentí que una de sus manos bajó a mi nalga izquierda y dejó un rápido apretón sin que nadie nos viera. Reí. Al separarse tomó una de mis manos y disimuladamente dejó algo en ella para después besarla... un papel- Descansa, Princess, Te amo.

-También te amo, Prince.

Me regaló una última sonrisa antes de irse a la habitación de los muchachos. Yo por mi parte fui a la mía con una cara de pajua que no juega carrito y de paso soltando suspiros. Definitivamente esta noche había valido la pena.

Al cerrar la puerta tras de mí y verificar que no había nadie, abrí el papel.

«I'll see you in the backyard to the 1hs. Love you with all my fucking life. D»

Sonreí, no pude evitar soltar un pequeño chillido de felicidad como la propia marica que era. Dylan O'Brien estaba volviéndome loca de a maceta. Me encanta.

Escuché los pasos y las voces de las mmaguevas estas por lo que guardé el papel y me dispuse a buscar mi pijama. Un par de Shorts y una de las camisas de béisbol de Dylan que me quedaban grandes. Me quité mi avión de oro y lo dejé sobre la mesita para dormir. Las carajas entraron y empezaron a hacer lo mismo que yo, cada quien en su propio mundo, menos mal. Me subí a la litera para disponerme a dormir un par de horas y así tener que ignorar a las perras éstas cuando Teresa entró al cuarto.

-Hermanita hermosa, preciosa, alma caritativa de mi corazón.

Me asomé desde mi cama a la de abajo.

-¿Qué verga es?

Sonrió mostrando todos sus dientes.

-¿Verdad que me vas a ayudar a quitarme estas vainas?

Suspire pesadamente.

Verga, es que yo sabía nojoda, yo sabía.

(...)

Mi teléfono vibró bajo mi almohada a la 1 de la madrugada. Con cuidado de no hacer ruido bajé de la litera, las carajas y Teresa estaban dormidas. Marica admito que una parte de mí quería dibujarles webos en las caras pero mis ganas de ver a Dylan superaban a esas así que me puse mis chanclas y salí al pasillo. Esa mierda tenía todas las luces apagadas menos las de la pecera de la pared. Continué caminando sigilosamente y me podrán llamar marica pero sentí la canción de la pantera rosa sonar en mi cabeza así que empecé a escabullirme con más estilo porque yo soy arrecha.

Al pasar las puertas de vidrio de la entrada le di la vuelta a la casa para ir al patio trasero. Escuché sus pisadas por lo que sonreí y seguí caminando. No era tipo en los libros que Dylan se escabullia por mi ventana pero igualmente era romántico, ése carajito tiene que estar claro de mi amor por él porque yo no me paro a la una de la madrugada por cualquier cabeza e' webo.

Mis pasos se detuvieron y los de él también por lo que decidí girar para poder besar sus labios pero antes del acto me llevé una sorpresa que de verga no me cagué.

-Tu no eres Dylan.

El malandro sonrió.

-No sé a qué te refieres mami, pero me pusiste el trabajo demasiado fácil -alardeó.

Tragué saliva.

-¿Qué malayos haces aquí? Hay un guardia.

-¿El pajuo que se quedó dormido? Si, lo vi -rodó los ojos- ¿Cómo crees que entré?

Maldije por lo bajo.

-Vete de aquí, todos somos unos limpios.

Él chasqueó la lengua mientras negaba lentamente. Dio un paso, yo retrocedi dos.

-Las vi cuando venían en la noche... Tantas mujeres, ¿En serio crees que ninguna podría darme algo? -miró mis piernas descubiertas por lo que instintivamente intenté bajar más la camisa de Dylan intentando cubrirlas- ¿No se te pasa nada por la cabeza, mami?

Intenté pasar por su lado corriendo pero él me regresó a mi sitio de un sólo jalón que probablemente dejará marcas. Volvió a acercarse y yo volví a retroceder, sus pasos aumentaron al igual que los mios. No me fijaba por donde iba por lo que gracias a esa mierda me tropecé con mis propios pies y caí de espaldas dándome un buen coñazo.

Éste es el momento en donde me odio por ser tan gocha en la vida.

Antes de que pudiera incorporarme rápidamente el mardito se sentó en mi regazo inmovilizando mis caderas. Intenté defenderme con mis cachetadas pero lo único que obtuve fue que tomara mis muñecas, las pusiera sobre mi cabeza y me metiera una cachetada.

-¡Mmaguevo perro! -escupi.

Intenté gritarle a mi tía Maythe para que viniera a meterle una plomazón a este mardito, si, seis hombres en la casa y a la que quiero llamar es a tia Maythe, así será la mardita. Ella es la macha de la casa, el Karate Kid, no mentira, ella es el señor Hank y nosotras el karate Kid. Así si.

Me fui del tema.

Empecé a insultar al maldito este y a escupirle en la cara tratando de hacer todo el escándalo posible y despertar a todo el mundo hasta que sentí cómo me escoñetaba de un jalón el short de pijama.

Entré en pánico, mís lágrimas amenazaron con salir y mis sollozos estaban siendo silenciados por sus besos. Que asco.

Abrí mis ojos al sentir que paró. Alguien había tocado su hombro. El carajo volteó y se llevó un sendo coñazo en la cara por parte de Dylan.

Mi corazón se aceleró al ver cómo de un tirón me lo quitó de encima. Dylan me miró con preocupación pero aún así alerta del malandro.

-¿Te lastimó demasiado?

Negué rápidamente.

Llegó mi Batman al rescate.

El carajo se incorporó rápidamente y le intentó meter un coñazo a Dylan pero él se agachó rápidamente y luego se lo devolvió más duro. El malandro se sostuvo la mandíbula.

-Te voy a matar -anunció antes de volver a abalanzarse sobre él.

Lo empujó tan duro que logró tirarlo, créanme que la yocsy se quedó fue loca cuando vio cómo Dylan se incorporó de un salto así tipo los peleadores de karate. No sé porqué pero esa vaina me subió el queso a mil.

Noté que mis shorts estaban rotos por lo que abracé mis piernas para cubrirme bien. Reprimi un grito al ver cómo el mardito sacó una navaja.

Dylan rodó los ojos.

-¿En serio? -lo miró con ironía- tan típico.

El marvado intentó meterle una apuñalada pero como yo tengo al Jackie Chang de novio, lo jaló del brazo y rápidamente tomó la navaja y la lanzó lejos.

-Mmaguevo, a mi me hablas en español nojoda.

-No sé qué mierda dijiste pero tenlo por seguro que será lo último que dirás con todos los dientes en tu asquerosa boca -gruñó.

El malandro volvió a intentar golpearlo, le metió un coñazo en el labio a Dylan. Nojoda, ya me le hizo sangrar. Listo, me arreche.

Me paré de esa mierda sin importar que se me vieran las pantaletas y le jale de las greñas esas cochinas.

-Aquí te va el traductor cabeza e machete -le dije mientras lo zarandeaba de las greñas- vas a saber lo que es llevar una rumba e' coñazos por golpearme a mi macho.

Le metí un empujón al marico ése y Dylan lo agarró de la camisa. Le metió uno, dos, tres derechas. Erga, esas artes marciales mixtas están haciendo que se me suba el queso.

Corrí hasta la casa y busqué por el pasillo la puerta de Mami y mi tía, empecé a meterle coñazos a la puerta sin importar que me coñazearan después a mí.

Mami abrió la puerta.

-¿QUÉ COÑO E LA MADR...?

Me metí rápidamente al cuarto y corrí a zarandear a Maythe para que se parara.

Ella se quitó su antifaz de dormir y me miró con el ceño fruncido.

-¿Qué pasó?

-Se metió un malandro a la casa.

Al escuchar aquello ella de lo más normal se puso su bata de dormir fancy, sus fancys pantuflas y salió del cuarto con mami y conmigo siguiendola por detrás. Se metió a la cocina y sacó un sartén, la paleta de meter pizzas al horno y una paleta panadera larga de batir tortas. Se tomó su tiempo para decidir cuál agarrar hasta que tomó la paleta de Pizzas.

-¿Dónde está la mierda esa?

-Dylan le está metiendo sus coñazos allá atrás.

Mami y yo corrimos apuradas hasta el patio trasero mientras Maythe venía de lo más lai revisando sus notificaciones de Instagram en el teléfono.

Dylan le estaba metiendo senda patada cuando las tres llegamos. El carajo se levantó y se limpió la sangre de la boca, cuando vi que Dylan tenía la cara toda amoretea me entró una arrechera.

-Tengame ahí el teléfono -me pidió mi tía pasandome el teléfono.

-Explotame a ése desgraciado' a coñazos.

Ella asintió y caminó relax hasta Dylan y el malandro. Ambos dejaron de pelear, Maythe le pidió permiso a Dylan y unos segundos después ya estaba partiendole la paleta al malandro por la espalda. El carajo empezó a gritar pero ella lo ignoró y siguió jodiendolo. ¿Ven porqué yo no dejo materias? La gente que estaba durmiendo en la casa salió a ver. El menor intentó escapar.

-No, no, no, tu te vienes para acá chico -Maythe lo volvió a tirar al piso- así como tienes las santas bolas de meterte a robar a una casa ajena, ten las santas bolas de defenderte, marico.

Y le siguió metiendo wamasos con la paleta. Erga, admito que el carajo ya me estaba dando lástima porque marica, mi tía era Hulk oyó.

Mi padrino, el señor William y el señor Alfredo lo levantaron. Mi tía lo apuntó con el pedazo de madera que quedó de la paleta y el carajo intentó esconderse tras el señor Alfredo.

-Pideme la bendición, mmaguevo.

Reprimi una carcajada porque por muy marico que fuera, no era el momento. El carajo rápidamente pidió la bendición con las manos.

-Así me gusta nojoda, pobre de ti que yo te vuelva a ver por aquí porque te escoñeto a coñazos, ¡Te me vas de esta mierda!

El carajo pegó la carrera y se fue. Dylan no dudó en venir hacia mí y abrazarme fuertemente, examinar mi rostro a ver si no me había pasado nada pero al bajar su mirada a mis piernas vio que tenía el short destrozado por lo que se quitó sus deportivos sin importarle quedarse en boxers delante de todo el mundo y me los puso. Continuó examinandome hasta que me tocó la mejilla, chille.

-Voy a matar a ése hijo de puta -arrecho... arrecho era poco lo que estaba porque él nunca decía groserías así, marica. Nunca- tienes un moreton en la mejilla, Princesa.

Coño e' la madre, ese mar pario.

Negué indicando que no le parara bola a la vaina. Fue mi turno de ver su rostro, su pómulo estaba rojizo, su labio y ceja estaban partidos y tenía un moretón en la quijada. Y todo por pendeja, esta mierda era mi culpa.

-Hey... no llores... no llores mi amor -verga marica, ¿Estoy llorando? Me toqué la cara disimuladamente, si, estoy llorando- estoy aquí, ¿Okay? Mientras yo esté aquí nadie va a tocarte porque empezarán a volar cabezas. Lo juro por Lisa O'Brien.

Por su mamá, nawebona, yo ni por mami juro y él lo estaba haciendo por su mamá.

Sentí mi cuerpo estremecerse, fue entonces que aquellos sentimientos encontrados me llegaron de un sólo coñazo, empecé a llorar. Dylan acarició mi cabello mientras susurraba que todo iba a estar bien, lo mucho que me amaba y que jamás volvería a dejarme sola.

(...)

-Vaya mal rato hemos pasado -suspiró mi madrina ofreciendome una taza de té de manzanilla.

Estábamos todos en la sala tratando de que la adrenalina pasada se fuera por si sola. Mi mamá nos había curado a Dylan y a mi, ahora estábamos en el mueble, yo tapada con el suéter de los Mets de Dylan y su short deportivo y él con otro cambio de ropa que no tuviera sangre encima. Dylan me tenía acurrucada entre sus brazos desde hace rato y no me había soltado salvo para ir a cambiarse, aunque ni eso marica porque él cuando se fue a bañar yo lo estaba esperando tras la puerta.

-Aunque, hay algo que aún no entiendo.

-¿Qué no entiendes? -Teresa le preguntó a Margarita de mala gana.

Margarita se giró a mí.

-¿Qué hacías en el patio trasero tan tarde?

Si decía que Dylan y yo habíamos cuadrado para vernos a esa hora, nos íbamos a meter en un peo, así que mi mente maquiavélica y cobera se inventó una vaina.

-Fui a beber agua y escuché algo fuera, así que fui a ver -bebí de mi té para hacerme la loca.

Margarita miró a Dylan.

-Que casualidad que él también estaba por fuera.

Dylan me miró a mí, le traduje a lo que él miró a Maythe.

-Aún tengo problemas con el Jet Lag así que salí un rato a dar una vuelta por el jardín y dejarle un mensaje de voz a Julia por WhatsApp. Escuché a Alicia gritar y bueno... -se encogió de hombros- ya saben el resto.

Nawebona, quedó más arrecha que mi coba, es él en 4D.

Mami tradujo lo que Dylan dijo. A Margarita no pareció convencerle pero de igual manera se calló, total, el peo ya había pasado, no había marcha atrás.

-Ama tengo un sueño que no juega carrito -se quejó Anthony- ¿Nos podemos ir a dormir?

Mi madrina nos miró a nosotros dos y suspiró.

-Pues si, vamos todos a dormir -se levantó del mueble- ya es tarde y una buena noche de sueño quitará este mal rato.

Todos concordaron con ella y se fueron a dormir. Vi a las mmaguevas irse al cuarto y Teresa con su cara de culo, tras de ellas. No marica, yo no me voy a calar el chalequeo que me espera en ése cuarto por las marditas esas así que miré a Dylan.

-Duerme conmigo, ¿Si? -murmure contra su pecho.

Él sonrió tiernamente, al menos la hinchazón se le había bajado y solo quedaban esos moretones pero de aquí al lunes eso se le quita.

-Si tu mamá te da permiso, adelante.

Busqué a mami con la mirada, se estaba yendo para el cuarto con mi tía así que llamé su atención. Rogandole al señor y aprovechándome de la situación.

Por vainas como estas me voy a ir al infierno.

-Mami...

Ella se giró y me miró preocupada.

-¿Si, mi princesa? ¿Quieres algo? ¿Necesitas algo?

Saqué un fancy puchero ahí triste y me abracé al torso de Dylan.

-¿Puedo dormir con Dylan?

-Alicia, no sé si...

-¡Por favor...! -casi rogue.

-Hija ahí hay puros hombres donde Dylan duerme.

-No importa, que se venga conmigo entonces.

Mami hizo una mueca.

-Pero también están las muchachas, no, no señor

Levanté una ceja.

-¿Tú crees que voy a dejar que esas bichas toquen a Dylan? -intenté no reír- es más, él no es pendejo, él solito se da a respetar -A mami no pareció convencerle- dale mami no seas así, me da miedo dormir solita.

-Pero estás con tu hermana y tus tres primas

-¡Gran verga! -murmure- Mami dale, no seas así vale.

-Pau, por favor -pidió Dylan- mira esa preciosa carita, ¿Puedes decirle que no? -le enseñé todos mis dientes de la manera más ordinaria.

Esa si me dice que no.

Mami suspiró.

-Está bien -A LA VERGA, A ÉL SI LE DICE QUE SÍ- sólo no se pongan a inventar ¿Okay? La virginidad hay que cuidarla.

¿Cuál virginidad?

Los dos asentimos al mismo tiempo. Mami se acercó a nosotros y luego de darnos un beso en la frente a cada uno, echarnos la bendición, se fue con tía Maythe.

La desgraciada esa se fue guiñando el ojo.

Suspire pesadamente, al fin ganaba una. Dylan rió por lo bajo y dejó un beso en mi cabeza.

-Nosotros también deberíamos ir a dormir, ¿Qué dices?

Solté un quejido.

-Ñoo... estoy muy cómoda aquí, durmamos aquí en el mueble.

Me acomode más en su regazo dispuesta a dormir de esa manera hasta que sentí cómo mi cuerpo era cargado por sus fuertes brazos.

-Coño Batman -sonreí mientras me agarraba de su cuello- ¿Aún te quedan energías luego de esa Bat-pelea de hace rato?

Él rió mientras que nos dirigía al cuarto de las muchachas.

-A las reinas hay que tratarlas por lo que son, ¿No? -me sonroje. Sus ojos recorrieron los míos quedando un momento en silencio- eres la chica más hermosa que he conocido en mi estúpida vida, Alicia.

Volví a sonrojarme.

-Eso lo sé marico, yo soy fabulosa.

Rodó los ojos. Reí por su acto y antes que dijera otra vaina tomé su barbilla y le robé un casto beso, obviamente teniendo cuidado de no lastimarle el moretón del labio.

Entramos a la habitación y las luces estaban apagadas por lo que las dejamos así. Me dejó sobre la cama y luego se echó conmigo en ella enrollandonos en la colcha, me abrazó por detrás.

-Buenas noches, amor.

Me empecé a remover incómoda, hasta que recordé qué era lo que no cuadraba. Así que de un tirón le hice voltear para abrazarlo yo por detrás. No tenía que verlo para saber que había sonreido.

-Buenas noches, Bombón.

Dejé un beso en su nuca y cuando estaba por cerrar los ojos para tratar de conciliar el sueño, sentí su mano tomar mi pierna, tirar ligeramente de ella, levantarla hasta que esta enrollase las suyas.

Sonreí. A él le encantaba que le montara la pierna, ¿Vieron? Lo sabía, yo conozco mi ganado.

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