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Labor Social

Girl Next Door —Copperpot

Dylan

Una semana, una semana sin ella.

Si estuviera en un desierto sediento y hambriento y me preguntaran qué era lo que más quisiera en estos momentos, lo que fuera...

La pediría a ella, esta semana y sumándole mi semana en México sin contar aquella noche en la que estuvimos juntos hacían casi 15 días.

15 Días sin mi gritona, sin mi Alicia.

Y puede que me meta en problemas con ella por no decirle pero según Jeff alquilaron el set de al lado para la grabación de una serie, The Secret Circle, si, eso significa que vería a Britt por un buen tiempo por aquí y sabía de ante mano que a mi Alicia no le gustaría la idea pero ya tenía suficiente estrés con su trabajo comunitario y con sus papeles escolares que no quería agobiarla más con mis problemas.

Holland, Crystal y Arden no me han dejado en paz ni un segundo fuera del set, quizás quieran evitar algún encuentro de mi parte con Britt y una parte de mi agradecía que fueran ellas y no los chicos, eran algo...

¿Cómo diría Alicia...?

Eran algo maricos en éste asunto.

Aún así no la había visto todavía y agradecía por aquello, la verdad no tenía cabeza para nada ahora.

—¿Estás bien, Dy?

Levanté la vista de mis zapatos, estábamos en nuestro descanso, sólo debía hacer una escena más y podría irme a casa a dormir.

—Si, podría decirse que si...

—¿Es por Britt?

Negué.

—Alicia, Britt, Teen Wolf, las clases especiales que estoy tomando, firmas, paneles, entrevistas, la segunda película de Maze Runner —suspire— creo que estoy por tocar fondo y puede que eso no sea bueno.

Ella alborotó mi cabello.

—Deja de preocuparte, ya verás que todo va a salir bien —me animó— se acerca la graduación ¿No? Mira el lado positivo, Palisades podrá dejar que te gradues con su generación.

Hice una mueca.

—Al diablo la graduación.

—¿Ni siquiera te emociona invitar a Lily al Prom? Dy, van a graduarse juntos.

—Es vergonzoso Holland —acepté.

—Dylan, no es vergonzoso hacer lo que haces. Tienes talento y disfrutas hacerlo, naciste para actuar, ¿Estás avergonzado de eso?

—No me malentiendas Holly, es sólo... es sólo que quisiera sentirme como un chico normal por un día. Ya sabes, sin esto —señalé mi alrededor— sin cámaras, sin paparazzis, sin revistas de chismes o chicas gritando «¡Oye mira! ¡Es Dylan O'Brien!» podría jurar que una de ellas me siguió al baño ayer cuando fui por comida mexicana con Tyler.

Holland se rió.

—Dy, son niñas que no todo el tiempo ven a su crush de no ser por internet, entiendelas.

—Bueno, puede que tengas un poco de razón...

—La tengo, ahora quita esa cara y acompañame al Starbucks de aquí cerca. Me muero por un muffin de chocolate.

Sonreí a medias y me levanté de las pequeñas escaleras de mi camerino.

—Está bien, pero yo invito ésta vez.

Holly y yo caminamos un buen rato hasta salir de los estudios y cruzar la calle para entrar al Starbucks de enfrente. Íbamos tan distraídos hablando acerca del prom y todas sus brillantes ideas acerca de cómo invitaría a Alicia al baile, la verdad desde un principio había descartado la idea de ir al baile. Toda esa gente desconocida que jamás había visto en mi vida gracias a mis clases particulares en las tardes, mirándome y preguntándose qué hacía alguien como yo en un lugar como ése, después estarían las chicas encimeras y los amigos por conveniencia. Un lugar en donde no me gustaría estar, para nada. Claro, hasta que Holland sacó a relucir el nombre de mi novia y la palabra «Primer baile» era obvio que debía llevar a Alicia al baile, quería que tuviera toda aquella mágica experiencia de película, desde la limusina, el ramillete, las fotografías, el ponche barato, la elección del rey y la reina, el sexo en el auto y el beso en la puerta de su casa, toda una experiencia americana. Mirándolo de esa manera ir al baile no sonaba tan malo después de todo y menos si iba con mi Bonita.

—Dyla... ¡Dylan! —repitió Holland— llevo medio siglo esperando qué vas a pedir.

Rodé los ojos.

—Pide lo mismo que tu pero nada de café negro, quiero un latte.

La chica del mostrador tomó apuntes y empezó a realizar nuestro pedido.

—Como seguía —continuó muy animada— estaba pensando algo similar al juego de los Knicks, ¿Qué te parece?

—¿Otra vez? ¿Sabes cuántos zapes llevé por mamá para aprender a pronunciar bien esa canción? Te juro que quise matar a Ed por cancelarme, yo no cantaba desde que estaba en Slow Kids At Play, ni siquiera cantaba, tocaba la batería.

Holland rodó los ojos.

—No eso, idiota. Hablaba del cartel. Crystal, Arden y yo podríamos hacerlo, Alicia va a amarlo.

—Está bien.

—¿Podrías poner de tu parte? Es importante.

—Lo sé Holly, es sólo que... ya sabes...

—No... Dylan no estás hablando en serio, ¿Verdad? —me encogi de hombros, la verdad no le encontraba tanto escándalo a la situación pero así era mi Holly, escandalosa— ¿Jamás has ido a un baile? ¿Quién demonios no ha ido a un baile?

—¿Ir obligado al evento de madre e hijo en quinto grado cuenta?

—No, no cuenta.

—Entonces no, jamás he ido a un baile.

Holland negó para si misma y empezó a explicarme un montón de cosas que la verdad no parecían importantes pero para una chica eran de vida o muerte. Este asunto ya me estaba dando ladilla... genial, estoy hablando ya como Teresa.

—Aquí están sus pedidos.

La chica interrumpió a Holland mientras nos acercaba unos vasos y la bolsa de los muffins. Saqué mi billetera y le pagué lo mio y lo de Holland. Nos faltaban ya salidas asi, desde que salía con ése chico ya no nos dedicaba tiempo a los chicos y a mi, y la verdad era que ya estaba empezando a extrañarla.

—Ten cuidado, están calientes —advirtió Holland

Rodé los ojos.

—No soy idiota Holly, sé perfectamente lo que... —no pude terminar debido a que cuando giré con el porta vasos listo para irnos, mi cuerpo chocó con el de otra persona provocando que volcara ambos cafés sobre ella y escuchara como de sus labios se escapaba un grito de sorpresa por manchar su blusa favorita, aquella blusa que recuerdo haberle comprado en Forever 21

—Bri... Britt, yo... lo siento...

(...)

Alicia.

Mami yo me siento tuyo... yo sé que tu te sientes mía, dile al noviecito tuyo, que con él te sientes fría —canté junto a la voz de Nicky Jam mientras seguía cortando monte con el viejo machete de la casa— te caliento más, más, más, te caliento más más más....

—Aún sigo diciendo, ¿Qué hago yo aquí si es tu promoción, tu labor social, tu mierda, no la mia? Yo estoy en 4to y todavía me falta un año y no me imagino en la High School cortando monte para graduarme —se quejó Teresa mientras reunía las hojas secas del piso con un rastrillo viejo.

—Tu de necia, no querías ir a clases y te viniste de rabo para acá.

—A veda —murmuró— pero igualmente sh, yo debería estar en la sombrita bebiendome un agua de papelón mientras me echo brisa, no como ahorita que estoy llevando más sol que una teja, yo creo que ya tengo la marca de los brackets en los dientes por culpa del sol.

Entorne la mirada.

Llevaba así todo el malayo día y ya me estaba dando dolor de cabeza. Era el segundo día de labor social y estábamos haciéndole los últimos retoques de limpieza a la mmagueva plaza, llevábamos más de dos horas en éste beta y de pana, quería lanzarle un juamazo al gafo de Jeison que era el encargado de la otra sección, nos estaba tratando como si es que él fuera el jefe de la mierda ésta.

Tengo el presentimiento de que parte de toda ésta vaina fue porque quiso caerle a Teresa y ésta lo mandó bien derechito a la mierda, lo más arrecho es que fue en inglés.

¿Pueden creer que a la estúpida se le cruzaban los idiomas? Tipo que preguntaba en inglés e insultaba en español.

Esa Teresa es una vaina seria.

—¿Qué está pasando?

Rosa, una panita del salón, dejó de barrer para intentar ver a lo lejos algo que hasta yo tuve que forzar la vista.

Eran dos camiones y en el volteo venían varios obreros.

Notamos que Jeison y Lourdes, nuestra guía fue a ver qué verga estaba pasando, ahí se pegaron un rato hasta que Lourdes volteó y nos hizo una seña.

Rosa se señaló asimisma, Lourdes negó y señaló junto a ella, Teresa se señaló y ésta volvió a negar. Me señalé y ésta vez si asintió.

Frunci el ceño y miré a Teresa.

—Vacie... vamos a ver qué verga es.

Teresa y yo fuimos a la entrada de la plaza. Jeison estaba de brazos cruzados y con una cara de culo mientras que a Lourdes le parecía divertida la situación.

—Háblame jefa, ¿Qlq? —limpié mis palmas con la parte trasera de mis jeans.

—Aquí el señor Rosillo es el jefe de recursos humanos —lo señaló— y quiere hablar contigo.

Miré al señor y le extendi mi mano.

—¿Alicia Peñalver?

Asenti.

—Rojas Peñalver —corregí— ¿Qué se le ofrece?

—Verá, necesito que por favor me firme ésta forma —me extendió una planilla junto a un bolígrafo— Así el señor O'Brien podrá confirmar la asistencia de los obreros a su labor.

Mi pulso se aceleró al escuchar ése apellido. Definitivamente Dylan se la dio de loco al mandarme una cuadrilla para ayudar a limpiar la plaza.

—¿Qué...? ¿Acaso Dylan...? Ya va, la yocsy se confundió arrechamente.

—El departamento recibió ésta mañana un llamado del señor O'Brien pidiendo nuestros servicios —explicó como si de manzanitas se tratara— y además la agencia de recreación va a asistir mañana para apoyarlos en su evento para la comunidad sin mencionar el camión de regalos para los niños que vendrá con ellos.

Casi me atraganto con mi propia saliva pero la que tuvo las bolas de preguntar fue Lourdes, aunque estaba igual de sorprendida que yo.

—¿Camión de regalos?

—Si, el muchacho hizo que varias de mis asistentes compraran montones de regalos con una fuerte suma de dinero que transfirió desde el extranjero —sonrió— ese chamo tiene un gran corazón.

Sonreí inconscientemente y le entregué la planilla luego de firmarla.

—Si, así es mi Dylan —me sonroje— gracias por venir hasta acá.

—No hay problemas. Sólo dile a los muchachos por donde empezar, yo ya debo irme.

—Está bien.

El pana le dijo unas vainas más a Lourdes y luego se fue en un Fiat azul. La cuadrilla empezó a bajar de los camiones con sacos, machetes, rastrillos, escardillas...

—Ya va, ¿Esto es obra de qué, muchacha? —casi chilló Lourdes.

—Weno Luldes' ¿Qué puedo decirte? La yocsy tiene jevo.

—Si marica, portando el cash, el money, las lucas pues —agregó Teresa— es burda de pana mi cuñis.

—Verga, consiganme uno pa ver si me voy de ésta mierda también —bromeó. Reímos— voy a hablar con la caraja del Consejo comunal, si necesitan algo se llegan, ¿Si va?

Alta malandra mi profesora ps.

—Si va, broder —hizo un saludito to' fino con la Teresa antes de irse. Escuchamos una tos falsa junto a nosotras— ah, sigues ahí.

Verga, ni me acordaba de Jeison.

Rodó los ojos.

—Ciega... —murmuró— como sea, muchachos pueden empezar cortando por la parte de mi...

—Ya va, ya va, ya va —lo interrumpi yo— mi jevo, mi cabrón, por lo tanto, mí cuadrilla.

—Lleva, pajuo.

—Tu no te metas, nojoda —le tape la boca a Teresa y luego me dirigí a la cuadrilla— pueden empezar por allá atrás a cortar monte, mi salón se encargará de meterlo en las bolsas, ¿Si va?

Ellos no tuvieron problemas con ello así que empezaron a trabajar. Vi que los muchachos se dieron cuenta de la ayuda extra por lo que empezaron a celebrar disimuladamente.

—Se supone que debemos trabajar en grupo —dijo Jeison— no es justo de tu parte acaparar la ayuda extra, eso no es trabajo en equipo.

Me crucé de brazos.

—Eso no decías cuando mandaste a mi salón a limpiar la parte más arrecha —gruñi— te la tiras de avión Jeison, pero tu tienes que entender que tarde o temprano vas a venir estrellandote.

Obtuve una mirada fulminante de su parte pero jamás una respuesta, en lugar de eso se fue hacia su sección seguramente a llevarles el chisme.

Teresa me miró de manera cómplice y ambas chocamos palmas.

—Deberías llamarlo y agradecerle.

—Verga, al fin esa cabecita tuya sirve de algo

Rió sarcásticamente mientras me sacaba el dedo del medio.

Saqué el IPhone y busqué entre mis chats su número para hacer una video llamada.

Un tono...

Dos...

Alicia...

Okay, en definitiva algo iba mal, llevaba casi una semana sin escuchar mi nombre salir de sus labios sin diminutivos amorosos.

—¿Qué va mal?

Sonrió nerviosamente.

¿Mal? ¿Porqué iría algo mal, Bonita?

—No lo sé, ¿Debería?

Si... es decir, ¡No! —se apresuró a decir— todo excelente, cielo. ¿Necesitabas algo?

—Quería agradecerte por lo de recursos humanos, los recreadores, el camión...

—Ah, eso... —su dulce risa apareció— no hay nada de qué agradecer, de verdad.

—¿Quién es...?

—¡Cállate, maldita sea!

Frunci el ceño al escuchar la voz de Holland de fondo. Pude ver cómo Dylan se tensó.

—¿Esa es Holland?

Oh... ¡Si! Lo es, estamos en Starbucks, saludala Holly.

—¡Hola Lily! —volví a escuchar a Holland más no la vi.

—¿Qué webonada andan haciendo?

Ya te lo dije, estamos en Starbucks tomándonos un tiempo libre antes de volver al set...

—¿Podrías dejar de cubrime la boca, Holland? —escuché una voz femenina de fondo gruñir— me importa una mierda que tu nueva novia me escuche, Dylan.

Okay, me arreche. Sabía que me estaba escondiendo algo.

—Dylan O'Brien, ¿Con quién estás?

Ya te lo dije, con Holland...

A parte de Holland.

Suspiró fuertemente. Como si sólo así pudiera quitarse un peso de los hombros.

Sólo quisiera que no hicieramos de esto un drama

—Dylan... —gruñi, estaba dando demasiados rodeos— ¿Con quién coñoelamadre estás?

—¡Díselo de una maldita vez! —volví a escucharla— dile a tu novia que me echaste el café encima.

—Lo único que obtendrás con eso es hacerla reír, créeme... oye... espera, ¡Devuelveme mi teléfono!

El teléfono fue arrebatado de las manos de Dylan y no duré mucho en reconocer a la Malaya mmagueva esa.

—Britt Robertson.

Nawebona, más carteluo sonaba el nombre de Voldemort en mi boca que el de la perra esa.

Entonces sí has escuchado hablar de mi.

Depende: perra, rubia y de metro sesenta, ¿Te suena?

Marica me miró feisimo

JAJAJAJAJA

—Graciosa, ¿También usas el mismo sarcasmo que Dylan? No me sorprendería.

—Lo que a mi me sorprende es saber que tu desesperación por conocerme conllevó a quitarle el teléfono a mi Dylan. ¿Tan amenazada te sientes?

Sonrió falsamente.

—¿Sentirme amenazada por ti? No me hagas reír. Sólo eres una mocosa, ¿Qué edad tienes? ¿15 años?

—¿Qué edad tienes? ¿30 años? Tengo entendido que eres mucho mayor que Dylan, asalta cunas.

Te crees tan importante, niña.

—No me creo, lo soy —le sonreí— adelante, pregúntale a Dylan. Pregúntale a quién ama más en todo el mundo entero.

Ella soltó una carcajada.

No me digas, ¿También te dijo esa basura? Vamos, Dyl —le habló ésta vez a Dylan— ¿Has perdido ya tu originalidad?

—Cállate Britt.

—No te metas, Holland -—advirtió— pensé que con el pasar del tiempo podría cambiar, no me digas que también te llama... a ver, ¿Cómo me decías a mi...? Preciosa... Hermosa... Boni... ¡Bonita! —soltó— ¿Lo recuerdas Dyl? ¿Recuerdas todas esas veces en las que me llamabas, Bonita?

Dylan no respondió así que eso quería decir que era cierto.

No podía sentirme más decepcionada de él en estos momentos, sólo a él se le ocurre llamarme de la misma manera en la que llamaba a Britt.

Teresa junto a mi guardaba silencio, y mejor para mi mrc, porque lo que menos necesitaba ahora era su cizaña.

Pero claro, ¿Dejarme yo joder de una americana? Jamás.

—De las únicas veces que llegó a sacar tu nombre en una conversación fue para hacerme saber lo puta que eres.

No me insultes, perra.

—No cariño, ahí te equivocas —le sonreí— yo no soy perra, yo soy perrisima. Además no quiero seguir gastando mi saldo contigo que bien valioso que es. Dylan cuando te dignes a llamarme para explicarme ésta webonada, soy todo oídos, adiós.

Sin esperar su respuesta, colgué sin más. Estaba arrechisima marica, iba a guindar de las bolas a Dylan por zangano, Alicia todo lo sabe.

—No se tu pero yo la veo poray y la escoñeto a juamazos —aportó Teresa.

Rodé los ojos.

—Tu tranquila marica que si esa mmagueva intenta hacer de las suyas va a ver ar diablo en pantaletas. Por mi madre Paula Madelaine Yoseth Claireth de la Chinita Peñalver que me sueno a la mierda esa.

Ambas chocamos palmas y regresamos a seguir limpiando.

—¿Sabes? —habló Teresa— menos mal que a mami no le picó el culo como a mi abuelita y nos puso esa reguera de nombres. ¿Te imaginas tu esa vaina? No si, Teresa Carlota de Jesús, María, José y Todo el Pesebre Rojas Peñalver, Alias, la tumba ranchos Diagonal El Wason bb.

Esta caraja no es seria, nawebona, igualita al Jorjius.

—Si eres marica vale. Ponte a rastrillar es lo que'

Fui a buscar mi machete para seguir cortando monte junto a las demás, porque esa es otra vaina marica, las mujeres cortando monte con machete y escardilla y los hombres rastrillando el desastre y llenando las bolsas de basura con pala, que arrecho.

(...)

Eran alrededor de las ocho de la noche y ya tenía la bandeja de Dylan sobrepasando los 400 mensajes sin mencionar los 900 del grupo de Teen Wolf que los chicos, en especial las tres comadres, habían creado para jalarme bola y que le contestara a Dylan. Yo por mi parte me dispuse a echar cuento con Finn y Jack por Skype, me estaban contando cómo iba a ser la vaina en la High School, ya saben, para no llegar india. Al que si no había visto era a Patrick.

—Tiene trabajo en la tienda de fotografías infantiles —explicó Jack— empezó hace un par de días.

—Lo hubieras sabido si tan sólo te dignaras a visitarnos de vez en cuando —agregó Finn.

¿Cómo los diferenciaba? Simple, sus camisas decían «Hey, soy Finn» y la de Jack «Supongo que me toca ser Jack»

Si son maricos, pero equis, los amo

—A verga pues. Prometo que cuando vaya a Los Ángeles otra vez, se llegan a hacer una pijamada.

Finn chilló emocionado.

—¡Genial! Debo prepararlo todo.

—No vayas a planear algo raro, ahuyentaras a la chica.

—No planeare nada raro...

Jack lo miró.

—La última vez que te escuché decir eso, terminé perdido en Abudabi.

Solté una carcajada.

—Hablo en serio, mamá tuvo que ir a buscarme y en todo el vuelo de regreso estuvo regañandome y jalandome de la oreja ¿Sabes qué hacía Finn? No paraba de reírse y tomarnos fotos, ¿Sabes qué hizo con esas fotos? Las volvió memes, ahora medio internet está infestado con fotos mías siendo regañado violentamente por mamá.

Ay marico se pasó, y lo más arrecho es que Finn se está riendo.

Si es rata

—¿Aún sigues con eso, Jacko? Eso fue hace ya mucho tiempo...

—Finn, eso fue el sábado.

Volví a reír, estábamos tan bien hasta que de repente la señal empezó a fallar

—¿Qué ocurre?

La imagen de los chicos se congeló.

—Marico la señal está malísima, eso es culpa del mmaguevo de Cantv.

—¿Quién es Cantv?

Estaba por responderle cuando Teresa entró volada al cuarto, sobresaltandome.

—Pero coño, ¿A ti te pica ese culo, verdad?

La menor me ignoró y en lugar de eso se fijó rápidamente en la imagen congelada de los gemelos.

—¿Estás descargando fotos de los gemelos Harries?

—Estoy hablando con los gemelos Harries pero la señal se cortó —la corregí— ¿Se te ofrecía algo?

La gafa se puso a pensar un rato, luego como que se acordó de la vaina.

—Si chama, ¿Sabes porqué la señal del Wifi está malísima? Ésta vez no es Cantv

Frunci el ceño.

—¿Y entonces? No me digas que son los carajitos ladillas de la vecina que vinieron a sentarse en la acera para descargar el malayo jueguito ése... Minecraft en las Canaimas porque ahora si me voy a arrechar, que ladilla vale

—No marica, mucho peor.

—Weno, ¿Y entonces?

—Un mmaguevo se la dio de loco y se encaramó al poste de electricidad de la casa para robarse los cables de Cantv y lo descubrieron. Ahí los del barrio lo tienen acorralado y no lo dejan bajar del poste, le están tirando piedras, ramas...

Me levanté de la cama dispuesta a ir.

—¿Dónde están mami y Maythe?

—Mami salió a comprar una vaina ahi y Maythe... pues...

Frunci el ceño.

—No me digas que anda la loca e' mierda esa tirando piedra también...

—No —se apresuró a decir— llamó a Jefferson y a Jonas que se llegaron con unos bates ahí...

—¿Y ella?

—Sacó la escopeta de pap.... —se escuchó un tiro proveniente de afuera.

Teresa y yo pelamos los ojos.

Ésta mardita loca ya se le terminó de ir la canica...

Teresa y yo salimos del cuarto y casi nos llevamos la mesa en el camino cuando salimos de la casa. La gente estaba amontonada en el poste del frente de mi rancho y el carajo estaba encaramao' casi en la punta, nawebona.

Nos empezamos a acercar al centro cuando escuché claramente los gritos de mi tía.

—Tenes una suerte de que la punteria la tengo falla porque dejé los lentes en la casa mmaguevo —le apuntó con la escopeta y el chamo por autoreflejo se aferró más al poste— pero si los tuviera te caigo a plomazo hasta dejarte como un pajuo colador.

Me acerqué lo más que pude y le arranqué esa mierda.

—Pero weno Maythe, ¿Te volviste loca?

—Marica, intentó quitar la vaina esa y por su culpa mis historias a Instagram no se quieren subir, ¡Debería es matarlo! —subió la voz para que el chamo la escuchara— yo tengo una reputación que mantener, un Dwayne Johnson y un John Cena que acosar y un Alfonso que cogerme antes de irme de ésta mierda ¡Entiendeme!

Entorne la mirada

Ésta es marica, igualita al Jorjius

Ay, mi Jorjius...

—De paso —agregó— ese marico quita esa mierda y ni tu ni Teresa van a poder chatear con los jevos rancios esos de ustedes a menos que sea por megas y bien sabes que Titi es una agarrada para estar comprando tarjeta.

No me dio ni chance de pensar cuando la Teresa me arrancó la escopeta para intentar disparar ella.

—¡Te voy a escoñetar mmaguevo! Mis años jugando Contra Strike no van a ser desperdiciados en vano.

Ay nojoda...

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