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Hospital

Girl Next Door —Copperpot

Alicia

—¿Estás segura que Jeff no se va a arrechar porque vamos 20 minutos tarde? —pregunté nuevamente a Holland cuando entramos al set.

Holland sonrió.

Íbamos era burde tarde chama, y todo porque Holland y yo nos dimos la bomba viendo el maratón de Pasión de Gavilanes, haciendo waffles Belgas para el desayuno y otras mariqueras más, después fuimos rapidito a Starbucks porque según la marica esta, el especial era un late de calabaza y esa vaina la vendían rara vez. Yo estaba era cagada porque Jeff no nos trancara el portón.

—Descuida, llevale un late de calabaza, que por cierto, está en temporada —aclaró levantando ligeramente su vaso de Starbucks— y olvidará tu retraso más rápido de lo que puedas decirlo.

Negué para mí misma. Ésta carajita es porfia'

Preguntamos a Lucinda dónde se encontraba el mandamás de ésta mierda pero no hicieron falta indicaciones.

Desde aquí podía escuchar el megáfono.

—¡Tyler, maldita sea! ¿Puedes parar de reírte? —chilló— ¡Toma veinte!

Miré a Holland cagada, éste ya estaba arrecho. Pero como ella es lacra: se encogió de hombros y me llevó arrastrada del brazo hasta las sillas de reposo en donde estaba Jeff sentado en su super tora silla de director y...

—Nawebona' se trajo el bate —murmure para mi misma.

—Buen día para el Jefe más increíble de todo Hollywood.

Esta si es jalabola.

Jeff se giró, nos vio con arrechera y justo cuando estaba por gritarnos, le extendi el late seguido de:

—Increíble, muchísimo más increíble que Wes Ball —jala bola dos— nos hemos tomado la molestia de traerte un late de calabaza de Starbucks. Tu favorito.

Al escuchar aquello, el muy marico peló los dientes en una madre sonrisa.

—Ay, mis chicas —se sonrojo— ¿Qué cosas dicen? ¿Yo? ¿Mejor que Wes? ¡Absolutamente!

La modestia de Jeff Davis es una vaina arrecha, nawebona'

Aceptó el late con mucho gusto y nos hizo un pequeño ademán con el bate mandandonos a cambiar.

—¿Ves? ¿Qué te dije? —sonrió.

Nos habíamos salido con la nuestra.

—A la verga, eres tu en tus mejores momentos, marica.

Holland me hizo un guiño y juntas nos fuimos a nuestros camerinos.

(...)

Tras cambiarme de vestuario y que me maquillaran, fui con los del cast lista para empezar a trabajar.

Noté que la gente estaba amontonada frente a la silla de Jeff

Frunci el ceño al ver cómo Lucinda llegaba voladisima con una botella de agua y una toalla pequeña. Me abrí camino entre toda esa gente y en seguida sentí que me iba a dar una vaina cuando vi a Dylan desmayado en una de las colchonetas que usaban los dobles de riesgo.

—¡Dy! Marparición, ¿Qué pasó?

Rápidamente me arrodille para revisarlo. Dylan estaba prendido en fiebre, incluso hasta más de la que tenía ayer al mediodía. Empecé a llamarlo pero no obtuve respuesta, estaba sudando la fiebre horriblemente, tanto, que tuve que quitarle la sudadera y la camisa con la ayuda de Hoech.

—Le dije que no viniera hasta que se sintiera con fuerzas —empezó a decir Jeff— pero ya sabes lo terco que es. Hizo cuatro escenas perfectamente, apenas se notaba su malestar, ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo he echado hoy. No sé qué le ocurrió, de repente empezó a murmurar incoherencias, a sudar en exceso y gracias al cielo Tyler lo atrapó porque el golpe que se hubiera dado en la cabeza lo hubiese dejado peor.

Tomé el libreto que tenía Jeff para guiarse con las escenas y empecé a echarle aire.

—Dy... Dy, despierta... —dije por lo bajo para no aturdirlo mientras daba golpecitos en su mejilla— cariño... por favor... por favor Dylan...

Dylan no despertaba.

Intenté hacerlo un par de veces más pero no obtuve resultados. Estaba tan frustrada y asustada que apenas podía mantener la calma ante la situación.

Entre Hoech, Jason e Ian, lo llevaron cargado hasta el carro de Tyler, pensaban llevarlo nuevamente al hospital.

Lo habían acostado en todos los asientos traseros del BMW de Tyler, yo iba sosteniendo su cabeza sobre mi regazo e Ian sostenía sus piernas. Tyler nos había acompañado pero le había cedido las llaves del carro a Jason debido a que estaba demasiado nervioso como para manejar en ése estado

Intenté volver a despertar a Dylan en el camino pero no funcionó. Las lágrimas de la impotencia y de la arrechera por ser tan lenta, empezaron a salir. Estaba tan preocupada por él, si algo le pasara... Si algo le pasara a Dylan ahí si que me pego el mecate.

Los adultos se lo llevaron entre ellos hasta la entrada de emergencia en donde unos paramédicos los auxiliaron con una camilla y se lo llevaron. Tyler tuvo que juntar toda su fuerza para impedir que me fuera atrás de la camilla, pero es que verga, no quería dejarlo solo. No quería que despertara y no me viera ahí a su lado.

La rabieta que hice fue mundial, ni en mis mejores momentos de carajita.

Me derrumbe horriblemente, sin importar dañar el maquillaje que Scarlett se había esmerado en hacer y sin importar que aún traía los lentes de contacto fosforescentes azules y que algunas de las personas se me quedaran mirando raro por los colmillos postizos.

No hice más que llorar toda la maldita mañana por mi novio, en los brazos de su mejor amigo.

(...)

—Lily... —escuché la voz de Jason— niña.... Alicia despierta —cerré los ojos con fuerza tratando de acostumbrarme a la claridad del pasillo— el doctor dijo que despertó y que puedes pasar a verlo.

—¿Qué hora es?

Ian miró su reloj.

—Ya casi van a dar las ocho de la noche —respondió— andando, te llevaré con el malcriado.

Es que lo conocen tan bien.

Me quité la chaqueta con la que Tyler me había cubierto del frio del aire del pasillo y seguí a Ian. Dios quiera que a mi niño no me le haya pasado nada malo marica porque ahí si que me da un yeyus. Dylan es alérgico a un poco e' vainas, de verga no es alérgico a mi.

No habíamos llegado a la habitación cuando por mi cabeza pasó que éste carajito no podía poner la cara en una almohada que no fuera en la de él o sino le iba a dar una reacción alérgica.

—Coñoesumadre —gruñi.

—¿Sucede algo?

Negué para mí misma, apartando el fleco que en ése momento cubrió mi rostro.

—No, es sólo que Dylan es alérgico a un poco de vainas ahí y tiene una almohada especial para dormir... no puedo dejar que...

Ian rió tiernamente.

—Que linda eres —Peter me dijo que soy tierna... Sape gato— lo sabemos, Ty fue al apartamento de Dyl ésta tarde a buscar algunas cosas para que pasaran la noche.

Frunci el ceño.

—¿Tiene que pasar la noche aquí?

Él asintió.

—Habla con el doctor, aún debe estar chequeandolo —me abrió la puerta de la habitación— yo iré con Jason a comprarles algo de cenar, ¿De acuerdo?

Sonreí y asenti.

Ian se despidió desordenando mi cabello, mmaguevo. Entré a la habitación; el doctor (menos mal que no era el otro estafador) aún le estaba preguntando vainas y revisandole los reflejos que, al escuchar la puerta abrirse ambos giraron.

Dylan sonrió ligeramente. Seguramente ha de sentirse culpable por lo de la noche anterior y no lo culpo, que sufra nojoda, él estaba claro que él y yo íbamos a hablar tarde o temprano.

—Buenas noches Doctor —estire mi mano y él la estrechó.

—Igualmente para usted señorita... —miró en sus apuntes— ¿Peñalver? El paciente no ha parado de llamarla.

Ambos miramos a Dylan y él se hizo el loco, estaba con las mejillas rojas.

—Mis... familiares me informaron que ya había despertado y que estaba estable pero ajá, la yocsy no entiende porqué deben dejarlo hasta mañana.

—Lo dejaremos en observación hasta pasado mañana.

—¿Qué? ¿Porqué?

—Señorita. El paciente presenta una fiebre muy alta, sudoración en exceso y amigdalitis —me mostró la tablilla de Dylan— sin mencionar que tiene las defensas bajas y también las plaquetas, es por eso que se desmayó.

Lo que veía era un viaje e' rayas así que supuse que todo estaba en orden porque ajá, a los doctores en la Universidad como que les obligan a escribir en latín.

—Le estamos dando una serie de medicamentos de los cuales le daremos una lista, además debe mantener una dieta muy estricta —miró a Dylan— así que ve olvidándote de la comida chatarra al menos por las próximas dos semanas.

Dylan soltó un chillido

—¡¿Qué?!

—Asi es —el doctor asintió— ya he terminado de chequearlo. ¿Es usted quien se quedará con él hoy? —Dylan me miró. Asenti— bien, le pediré a la enfermera que en un rato pase a darle la última dosis del día, sólo no dejes que se duerma.

—Está bien.

El doctor asintió y se retiró. Dylan volvió a hacerse el loco porque él estaba claro que debíamos hablar pero me daba vaina regañarlo después de toda la vaina que pasó hoy.

Me acerqué a la camilla y quise reír cuando vi que se estremeció. Me encantaba causar ese tipo de sensaciones en Dylan, me hacía sentir arrecha pej. Me senté junto a él en la camilla y noté cómo cada vez intentaba no mirarme como si es que me iba a salir fuego de la boca.

Rodé los ojos y tomé de su mandíbula para hacerlo mirarme pero en lugar de eso terminé robandole un beso. Él al parecer se sorprendió porque minutos después lo siguió.

Sentí sus brazos rodearme y tirar de mi hasta sentarme sobre sus piernas. Llámenme mongolica o pasenme el mecate pero yo si pasé arrechera al verlo desmayado así que no me regañen

—¿Cómo te sientes?

Sonrió.

—¿En estos momentos? Bien, podría decir que... —el electrocardiograma empezó a pitar rápidamente. Ambos reímos— eso lo dice todo.

—Muchacho marico.

Rió y volvió a abrazarme. Estuvimos así un buen rato, sólo nosotros dos sin decir ni una sola palabra con los latidos acelerados de su corazón haciéndose notar con el electrocardiograma.

Verga, ni que el maldito éste estuviera corriendo.

—Lo siento...

Lo miré pero él no pudo mantenerme la mirada, estaba avergonzado de sus actos de anoche y lo sabía, mi Dylan no era así.

—Dime qué pasó, por favor.

—Nena...

Acaricie su mejilla.

—Prince, no voy a reírme, juzgarte o siquiera abriré la boca —le dije con cariño— sólo Cuéntame ¿Si? No me gusta tener secretos entre nosotros.

Pasaron varios minutos en los que él no me respondió. Sólo desviaba varias veces la mirada y jugaba con nuestras manos entrelazadas en señal de estar nevioso, siempre ha tenido ése Tic.

Le escuché exhalar profundamente, como si intentara sacarse un peso de encima.

—Se llama Britt. Brittany Robertson —empezó— estuvimos saliendo dos años, tal vez.... los mejores años de mi maldita vida. Lo hacíamos todo juntos, íbamos al Baseball, incluso teníamos planes de que se mudara conmigo. Recuerdo que la conocí cuando me ofrecieron el papel para interpretar a Dave Hoffman en The First Time: estaba tan nervioso, era mi primera película y no conocía a nadie... hasta el día en que la vi por primera vez —hizo una mueca, casi intento de media sonrisa— recuerdo que su gran danés me derribó ese día, iba distraído leyendo mis líneas cuando sucedió. Ella llegó y me ayudó, no paraba de pedir disculpas... sus ojos... la primera vez que vi sus ojos literalmente empecé a temblar como un idiota, ¡Ni siquiera sabía que podía tartamudear así! Recuerdo que cada tarde luego de ir al set íbamos a Starbucks y me ayudaba a repasar mis líneas, era tan linda conmigo que ni siquiera supe en qué momento me enamoré... —sus nervios lo estaban traicionando y su voz se estaba empezando a escuchar entrecortada. Seguí acariciando su mejilla y peinando su cabello con mi mano para tranquilizarlo— ella fue mi primera vez, mi primer noviazgo fugaz. Hicimos la premiere de la película, yo seguí grabando en Teen Wolf y ella de vez en cuando me visitaba en el set, los chicos la amaban; todo era tan perfecto... hasta que... —aclaró su garganta— hasta que le ofrecieron grabar una serie, siempre la apoyé en todo, haría cualquier idiotez por ella. Llegó un tiempo en el que dejó de contestar mis mensajes, evadia mis visitas y no respondía a mis llamadas, estaba tan preocupado por ella, no era la misma. Entonces fui a buscarla en el set, recuerdo haber llegado con un ramo de rosas a su camerino... Alicia, le dije que la amaba... —empezó a llorar. Marica se estaba derrumbando horrible— ella se rió de mi, tiró mis rosas al tacho de la basura y antes de irse le rogue que me diera una explicación, estaba terminando conmigo... «No eres lo suficientemente hombre para mí»

Marica agarrenme

AGARRENME NOJODA QUE YO A BRITT ROBERTSON ME LA CONSIGO Y LA MATO A COÑAZO

—Me dejó como un imbécil llorando en las escaleras de su camerino mientras volvía a grabar. Pasaron semanas y Sólo Tommy, Holly y Tyler estuvieron conmigo y fue porque a los demás prácticamente los eché a patadas. Estaba enojado con todo el mundo... como si... como si ellos tuvieran la culpa de lo que me había pasado. A los golpes aprendí a manejar mi vida con un corazón roto, claro está, hasta que se dio la noticia de su relación de tres meses con Scott Eastwood justamente un mes y medio de haberme terminado.

LA VOY A COÑAZEAR. ESA MMAGUEVA VA A SABER LO QUE ES LLEVAR UNA RUMBA E COÑAZOS.

ES MÁS, VOY A TRAER A LA CABALLERÍA PORQUE NO CREO QUE AL JORJIUS LE HAGA MUCHA GRACIA QUE UNA PERRA COMO ELLA HAYA TRATADO ASÍ A SU HIJO.

—¿Pero sabes? —susurró— no puedo odiarla. Britt fue mi primer amor, el primer amor nunca se olvida al igual que la primera vez, así quieras hacerlo... simplemente se queda tatuado en tu memoria para siempre...

Éste si es pendejo, yo la mando a comer mierda.

No, mentira.

—Hey... —llamé su atención mientras limpiaba sus lágrimas— estoy aquí, ¿Okay? Siempre me tendrás, Dylan. Estemos juntos o no, siempre me tendrás, eres la persona que más quiero en este garlopo y miertero mundo, ¿Me has escuchado, pedazo de Shank? —saqué una pequeña risa de sus labios. When usas Maze Runner para hacer sentir mejor a tu novio— Te quiero. Te quiero, te quiero, te quiero Dylan. Sé que no puedo ocupar su lugar, tampoco pienso hacerlo, pero quiero que me permitas hacerte tan feliz o incluso hasta más de lo que deseas. Porque marico, eres todo para mi... Y si llegara a perderte, te juro por Chávez y la chinita allá arriba, que me pego el mecate.

Sus labios temblaron como anteriormente lo había hecho, sabía que se estaba conteniendo para llorar, es que marica, yo sé que yo conmuevo con mis palabras qué hablas, dejé en ridículo a John Green y a Paulo Coelho.

Rodeé su cuello con mis brazos en un fuerte abrazo. El electrocardiograma volvió a pitar reiteradas veces por mi cercanía al cuerpo de Dylan. Su corazón se aceleraba cada vez que estaba junto a mi.

—Te quiero, Bonita.

Le di un corto beso en la punta de la nariz y otro en lo labios.

—Yo también te quiero, Prince.

Yo también te amo.

(...)

—Admito que ajá, osea marico, me encanta ésta parte —reí al ver a Dylan interpretando a Stiles en la segunda temporada en ése episodio donde Lydia huía en pelotas del hospital. Stiles prácticamente le cayó a coñazos a la maquina dispensadora.

Dylan rió. Eran como las diez de la mañana y nosotros estabamos enrollados en las sábanas de la camilla, en nuestras pijamas de parejas goals de Batman ya que el carajito no quería tener puesta la bata del hospital porque se le veia el culo, vacilandonos la segunda temporada de Teen Wolf en la laptop que Jeff había pasado a dejarnos junto a su fancy pendrive con un coñazo de series descargadas.

Hoy me vacilo ShadowHunters.

—Odio ese corte de cabello —comentó haciendo una mueca de disgusto que a mi me pareció tierna.

Me fijé en el corte de pelo de Stiles, si yo veo a Dylan con ese corte otra vez, el lepe que le voy a dar le va a sacar el cerebro por los ojos.

—Pelón o no, tu siempre andas bello, negro —le di un beso en el cachete— aunque admito que es raro besarte mientras te estoy mirando en la computadora pero ajá.

Ambos reímos, ésta vez fue él quien me robó un beso. Holland había pasado a traernos el desayuno, prácticamente lo mismo que nosotras cocinamos ayer sólo que a Dylan le trajo una ensalada de frutas y un jugo de fresa ya que habían varias vainas que no podía comer. Gracias a Jebus, su fiebre había disminuido un poco y ahora sólo estaba tibio ahí, con un poquito de malestar y congestión pero mejor que ayer, al fin y al cabo.

—¿Interrumpo algo?

Ambos nos separamos de golpe al ver a la enfermera con un carrito de utensilios de higiene personal mirarnos con una sonrisa, se notaba que estaba burda de picada.

A mis cojones, al fin y al cabo éste culo americano es mio.

—Eh... no, pasa chama.

—¿Podemos ayudarla? —preguntó el jevo mio.

—Vengo a darle el baño matutino, Señor O'Brien.

Ya va khe.

—¿Qué? —sonó demasiado agudo para mi gusto, así que aclaré mi garganta y volví a intentarlo— ¿Khe?

—Asi es —respondió ella— todos los pacientes reciben un baño por las mañanas, uno por las tardes y el otro antes de dormir.

Dylan fruncio el ceño

—Pero ayer nadie pasó por la habitación a darme un baño antes de dormir.

La caraja se hizo a loca

Ah, ya entiendo la vaina. Esta me le quiere enjabonar el webo al macho mio, ta bien la vaina

—Ay vale chico, tu si pones excusas —le dije a Dylan— vamos que te vas a bañar.

Dylan levantó una ceja, seguramente esperando a que el cuerpo se me enchamuscara en candela de la arrechera.

—Perfecto —la caraja sonrió— iré a preparar la ducha, lo espero dentro del baño, señor O'Brien.

Soy yo o eso fue un guiño?

Ojalá a esa mmagueva le de la enfermedad de la cabullita pa que siga guiñando ese ojo.

La mana se metió pal baño con la corotera y yo ayudé a Dylan a pararse. Teniamos un desastre en esa camilla pero a fin de cuentas era nuestro nidito de amor.

—Me sorprende que no le hayas sacado un ojo con las uñas postizas.

¿Me estás retando?

Sonreí con autosuficiencia.

—Tu te callas nojoda y échate pa' acá.

Tiré de él y le quité la camisa negra de Batman de la pijama y el mono del mismo color con las mini bati-señales, identico a la mia, pero la mia era gris pej. Él solo se deshizo de sus medias y se quedó en Boxers y sus cholas. Entrelace nuestras manos y lo llevé al baño. Como había prometido, la chama había preparado la ducha, desde aquí se veía el vapor del agua caliente.

Cuando esa caraja volteó casi no se le salen los ojos al verme al bistec.

—Bien, ya está lista. Puede entrar a ella señor O'Brien —le sonrió la mana con la esponja en la mano pero luego se dio cuenta que yo estaba ahí— señorita, debería salir, voy a empezar a bañar al señor O'Brien.

Ja, como si es que yo no le he visto el webo a Dylan

Sonreí y me acerqué quitándole la esponja y el jabón liquido así con mi cara de gente chévere.

—Dirás al revés amiwita, aquí la que se va eres tu porque la única que tiene derecho a ver ése culo Neoyersino es eta' que ta' aquí —le sonreí ampliamente y con la esponja, señalé amablemente hacia la puerta— así que chao cheo, saludos a chucho que le voy a lavar el culo al macho mio, fuera puej.

La caraja me miró mal. Pana, ella estaba clara que no habían ningunos baños matutinos ni un coño e la madre, sólo me le quería era ver el webo al macho mio, arrecha ella queriendosela dar de avión.

Yo no sé cuándo estas carajas van a entender que mientras ellas se la tiran de aviones, yo soy la dueña del aeropuerto.

Escuché las carcajadas de Dylan

—No puedo contigo, preciosa.

Le hice un guiño. Menos mal que estaba claro.

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