Cuidados En Casa
Girl Next Door —Copperpot
Alicia
—Bueno hijo mio, aquí le hice una sopita de rabo e' iguana —anunció mi mamá llegando al cuarto con la sopa que le trajo a Dylan— espero y te la comas toda nojoda, para que crezcas grande y fuerte.
—Nawebona, ¿Más alto? Ya va a alcanzar el metro ochenta y yo soy casi del mismo tamaño que un cono e tránsito.
Dylan soltó una carcajada.
—Gracias señora Paula.
Mami le sonrió con cariño y le dio un sonoro beso en el cachete, pues les explico. Ésta gente se llegó hace como unas horas de New York, todo el mundo con un beta: mami disque la mejor amiga de mi suegra, el Jorjius con un tira y afloja con la tía catira, la tia Maythe se echó coñazos con una caraja en un CC por una mmagueva cartera, a Brayan lo atracaron, a Marianna la perdieron en la gran manzana pero después la Teresa y Thomas la consiguieron por casualidad que pasaban por ahí... esos mmaguevos. Y de paso como si la Teresa no tuviera suficiente, Thomas estuvo ignorandola en su última noche en New York por haber estado chateando con la piazo e' tuqueque de Kaya Scodelario y ahorita es él quien le jala bola a ella para que le hable.
Que peo, y yo que pensé que con Dylan ya tenía más que suficiente.
—Y cuando termines te comes un pedacito de torta de auyama que yo misma te hice para que te sintieras mejor.
Esa Maythe si es jalabola.
Me sorprende que no haya quemado la cocina del Jorjius.
—Suena increíble, gracias señora May —agradeció mi niño mientras se comía la sopa.
—No me le pares bola a la torta quema' esa hijo, esa seguramente la envenenó pa matarte y dejarle el camino libre a Brayan con Alicia —habló el cizañero de mi tio— no te preocupes que yo cuando salgamos de aquí y puedas comer como Dios manda, que si el pollito frito y los wapo dobles, te saco a comer a ti y hasta a Tobías.
No si, arrecho, a Tobías si y a la yocsy no.
Dylan rió. Marica es que lo habían atestado de regalos; mami, conociéndola como es y ahora más que nada siendo la Bff de mi suegrish, va a encargarse de la jartazón de Dylan y de su fiebre, mi tía de que el carajito se tome sus medicamentos porque ajá, acuérdense que la mana es enfermera, el Jorjius le trajo un coñazo e' peluches, unos globos de helio de «Recuperate pronto» y un arreglo de frutas.
A mi de New York me trajo fue un pepito del aeropuerto :v
Ése mmaguevo.
Teresa le trajo unas tartaletas de fresa, unas dos cajas grandes y Thomas a parte de traerle su ropa, le trajo un peluche ahí todo cuchi y maricon de Delfín con un lente en un ojo, así tipo doctor espiraculo junto a un pequeño pote de Nutella.
Y ni hablemos de los chicos del set. Holland venía cada tres horas a traernos alguna vaina, Crys hizo lo mismo en una de esas veces trayendome un bolso con algunas mudas de pijama para mi ya que aquí era el único sitio donde íbamos a estar, y Arden me traía la jartazón.
Eso es por parte de las muchachas. Porque por parte del grupo de las tres comadres: Tyler a cada ratico anda viniendo a traerle de jartar a Dylan chucherias, Hoech y Daniel trajeron también unos juegos de mesa y más chucherías por parte de los gemelos. Es que ustedes hubieran visto lo arrecho que se vio cuando a Dylan se le juntó horriblemente el ganado.
Tyler, Thomas y Hoech.
Coñoesumadre JAJAJAJAJA
Lo más arrecho fue que a mi los muy malayos me mandaron al mueble de las visitas mientras ellos se formaban peo entre ellos por quién se quedaría con Dylan.
Osea, ellos son arrechos, la novia de Dylan soy yo y él... SEGÚN ÉL no es marico.
Cuando esa gente se fue, Tommy se quedó y como media hora después, llegaron Jeff, Jake, Jason e Ian con más fruta picada, ensaladas y jugos pasteurizados para Dylan.
Todo estaba asi ustedes saben, chévere. Nos pusimos a joder bastante y Jeff nos dio la contraseña de su cuenta de Netflix antes de irse con Jake y sólo quedaron Jason e Ian a ver The End Of The Fucking World conmigo y Thomas mientras mi novio dormía un rato debido a los medicamentos que el doctor vino a administrarle un par de veces.
¿Ustedes creen que la marica triste esa de la enfermera ruina volvió a mostrar su cochina existencia aquí? JAJAJAJAJA
¿Porqué yo soy asi?
Cuando Ian y Jason se estaban despidiendo de Thomas y de mí, entró mi combito haciendo un despelote por la puerta despertandome a Dylan
—Coño vale, me despertaron al carajito.
—¿Cómo estás? ¿Qué pasó? ¡Estuve arrechamente preocupado por ti!
Dylan sonrió débilmente y recibió al marico de mi tío en un abrazo. Y por supuesto yo, comiendo mosca.
—Ah, epale mi warichita.
Puse los ojos en blanco y justo cuando estaba por preguntarle seriamente si era marico, entró mami regañando a todo el mundo, cómo no.
—Coño vale, pero ¿Porqué tienen que entrar así? ¿Es que ustedes no son normales o cómo es la vaina nojoda? —vio que Dylan bostezaba y se estiraba— ahí ta' despertaron a Dylan y él necesita descansar. La próxima vez que yo diga una vaina y no paren bola van a lleva...
Me fijé en el porqué mami se calló de repente.
Miró a Ian y casi no manda la mandibula al subsuelo.
Ustedes tenían que ver esa vaina, osea, fue tipo Doña Florinda y el Profesor Jirafales.
Ian la miró y le ofreció una dulce sonrisa mientras mami por su parte, soltaba un profundo suspiro.
Ay no, no no no.
Pido a Chávez por favor que cierta persona no se de cuenta de la vaina porque sino...
—Pero hola vale —mi tía se llegó a cagar el momento.
Muy tarde.
—Es un gusto, Ian Bohen
—Yo soy Maythe, el guajiro sifrino aquél es mi hermano menor Jorge y ésta que ta aquí —Abrazó a mami por los hombros— es la mayor de los tres, Paula Madelaine Claireth Yoseth de la Chinita Peñalver.
Mami rueda los ojos y le extiende la mano.
—Paula Peñalver.
Ian soltó una risita.
—Es todo un placer, Paula, ¿De dónde...?
—Menor, es Paula, no Pola —lo interrumpió mi tía— eso allá en Venezuela es chupi.
Mami la pellizcó disimuladamente. Nosotros nos empezamos a reír por lo bajo.
—Ayudale Bonita —me susurró Dylan al oído intentando parar su risa— tengo el presentimiento de que tu madre va a sacarle ese pequeño pedazo de piel que pellizca.
Reí. Me levanté y me uní al grupito ya que Teresa estaba sentada en el mueble junto a Thomas jartandose las tartaletas que le trajo a Dylan.
—Chama, ven acá que necesito un favor —tiré del brazo de mi tía— se me soltó el tiro del sostén y...
—Shh, ¿Qué no vez que le estoy cuadrando un culo a tu mamá? Dile a Dylan.
Entorne la mirada.
—A verga, vente vale que se las Estás cortando burda nojoda —el Jorjius vino al rescate y la cargó en su hombro— Yo ya los shippeo.
Salió de la habitación cargando a mi tía y se despidió prometiendo que volverían a la noche.
—Nawebona, ¿Cuándo será el día en que tú me cargues asi? —Le dijo Teresa a Thomas.
—Puedo hacerlo cuando quiera.
—¿Y porqué no lo haces ahora?
Thomas se ahogó con una tartaleta.
Amundo mija, esos brazitos.
—Porque... —Aclaró su garganta— para empezar estoy fuera de forma...
—Nada nojoda —se quejó la loca e mierda esa— ajo, pero si fuera la mmagueva pedazo e tuqueque aquella vas corriendo ¿Verdad?
—Tessa...
A Thomas le llegó un mensaje. Teresa rodó los ojos y se levantó, caminó hacia la camilla y abrazó fuertemente a mi Dylan.
—Te amo pajuito, te me mejoras rápido a ver si nos vamos a tomar unos tragos ¿Si va?
Dylan asintió y le sonrió.
—No pelees tanto con él, Tess.
Teresa rodó los ojos para sí misma y me miró.
—Me llego más tarde a traerte unos tequeños ahí, ¿Si va?
—Eres la best, marica.
Teresa salió arrecha del cuarto cuando volteó a ver a Thomas y éste estaba respondiendo un mensaje.
—Chamo, eres el peor vale —le dije al ver que no notó que Teresa se fue.
—¿Qué...? ¿Adónde se fue?
Lo miré con ironía y señalé la puerta. Luego de dejarme un sonoro beso en la mejilla se largó.
Voltee a ver a mami para preguntarle a qué hora terminaba la hora de visitas cuando me di cuenta de que todo el mundo había dejado el pelero.
—Ya va, ¿Qué pasó aquí?
Dylan rió.
—Se fueron hace un momento a tomar un café, ¿No escuchaste?
Negué. Verga, mami no está comiendo mosca, llegando y dominando.
Noté que Dylan había dejado la taza de la sopa vacía en la mesa junto a la camilla así que la tomé y la metí en una bolsa desechable.
—¿Quieres comerte un pedazo de la torta de mi tía?
Dylan negó.
—Estoy lleno, pero más tarde me encantaría.
Me cagué en lo que dijo que se llenó, verga, ese carajito y Thomas tienen por estómago un agujero a otra dimensión.
—¿Te sientes mal, bebé? —acaricie su mejilla haciendo que recostara su cara en mi mano.
—No mucho, sólo quiero estar acostado contigo toda la tarde —murmuró. Desde anoche no podía hablar demasíado gracias al dolor de garganta que tenía.
Seguramente era por eso que no quería comerse el pedazo de torta. La garganta le molestaba.
Me levanté a apagar la luz dejando la habitación a oscuras. Eran alrededor de las tres de la tarde según el reloj de la pared. Me quité las chanclas y él me hizo un espacio para acostarme con él.
Sus ojos no paraban de mirarme con ése brillito tan bonito que tenía. Acerqué mi mano a su rostro y empecé a acariciar cada parte de él. Mi pulgar delineó sus cejas, mi dedo índice bajó por el puente de su nariz parada y adorable. Al bajar a sus labios, los semi abrió, podía sentir su respiración tibia contra mi mano. Observaba con sus lindos ojos ámbar cada movimiento que hacía.
Quería besarlo.
—Siempre amé tus lindos lunares —solté sin pensar.
Sus labios se curvearon en una media sonrisa.
—¿En verdad?
Asenti.
—Siempre me pregunté... —dije— siempre me pregunté cuántos tendrás.
—Diecisiete en la derecha y dieciséis en la izquierda.
—¿Cómo lo sabes?
—Julia —se limitó a decir— a mi me encantan tus ojos.
—Son cafés. No tienen nada de...
—Lo son —me interrumpió— en ellos aprendí a ver todas tus facetas. Desde las arrue... arrechas, hasta las que tanto adoro. Adoro tu sonrisa, adoro tu nariz, adoro tus pestañas, parpados, barbilla... labios —delineó mis labios con su dedo pulgar— pero amo aún más tus ojos... ya que sólo te basta con una sola mirada para hacerme sentir todo lo que siento.
Me sonroje. Me daba un cucardio cada vez que él decía vainas como esa pero a la vez no me gustaba porque yo nunca tenía que decir, yo siempre he sido una coño e madre seca, nunca he tenido un novio, nunca me he enamorado ni pasado tanta arrechera como lo he hecho con él.
Dylan sacaba lo mejor de mí.
—Cada vez que dices cosas como esas se me para la respiración, siento vértigo en el estómago y como si algo me estuviera oprimiendo el pecho —confesé casi atropellandome con las palabras.
Dylan rió.
—Princess, eso se llama asma.
—Coño vale, uno intenta ser romántico y tu le sales con esa —le di un manazo en el brazo pero eso le produjo otra carcajada— marico eres el peor.
—Sabes que no puedes vivir sin mi.
—¿Eres oxígeno o como es la Verga?
—Así como yo no puedo hacerlo Sin ti...
Me la cortó. Me la cortó horrible.
Me acerqué a él un poco más de lo que estábamos y dejé un pequeño beso en sus labios. Él lo siguió.
Sus manos apartaron un poco mi cabello para que no interfiriera entre nosotros pero aún así me sentía incómoda de ésta manera así que subí a su regazo.
Apoyé mis manos en su pecho y empecé a acariciarlo, quise reír al escuchar el electrocardiograma enloquecer.
Dylan se separó.
—Ehm... tal vez deberíamos ponerle seguro a la puerta... —besé sonoramente su cuello arrancando un pequeño gemido de su boca y luego me bajé de encima de él— ¿Qué...? ¿Qué haces? ¿Porqué te alejas?
—Necesitas descansar un rato.
—Pero Lily... —me hizo ojitos de súplica.
—A dormir Dylan.
Gruñó y se dio la vuelta para enrollarse con la sábana, me encantaba hacerlo arrechar con esto.
—¿Te arrechaste? —pregunté intentando no reír porque se iba a arrechar más— ¿Dylan? —volvió a ignorarme.
Rodé los ojos para mí misma y me acerqué a él aún en posición se cucharita a abrazarlo por la espalda.
—¿Vas a arrecharte conmigo, Prince? —murmure contra su oído. No me respondió— que triste... —bajé lentamente mi mano por su torso, sentí cómo se tensó— será mejor que yo haga algo al respecto...
—No juegues así conmigo —jadeó.
—¿Así cómo?
Jugué con el borde del mono de su pijama.
—No es gracioso, Lily.
Para mi lo era, la verdad. Y más aún sabiendo que lo ponía nervioso.
—Cariño... —susurre en su oído. Dylan murmuró en señal de respuesta— te prometo que saliendo del hospital lo haremos cuántas veces quieras en casa, por ahora descansa
Su cuerpo se volteó y en un rápido movimiento me dejó sobre él, exactamente en su duro paquete.
—Te aseguro que lo haré justo después de un rapidito, ¿Podemos? —casi suplicó lo último. No me dejó contestarle ya que agregó— porque si tu no me ayudas con esto tendré que encargarme yo, y no me importaría hacerlo delante de ti.
Verga.
Me moje.
—¿Desde cuándo eres tan ordinario... y malditamente sexy hablando de esa manera? —roce nuestros labios— tan bonito que hablas tu.
—Cariño, la tengo despierta, te tengo conmigo consintiendome, una habitación para nosotros dos y no lo hacemos desde hace cuatro días, ¿Crees que me importa justo ahora conservar mis modales a la hora de hablar?
Sonreí y rodé los ojos para mí misma.
—Sólo un rapidito.
Dylan celebró con un 'Si' por lo bajo y se sacó su camisa de Batman.
(...)
—¿Estás completamente segura de que no me dejarás caer? —preguntó nuevamente.
Rodé los ojos.
—Que ladilla contigo, vale —tomé su mano luego de que nos bajaramos del carro del tío Jorjius, que de paso, tenía chofer nuevo.
Yo tengo que preguntarle a ése man cómo se gana la vida aquí porque tiene tanto cobre como pa tirar pal cielo.
Ayudé a Dylan a caminar por la entrada del jardín de la casa de Thomas con cuidado de que no se tropezara, aunque no puedo mentirles, me tenía tan arrecha que era capaz de ponerle el pie para que se cayera y hacerme la loca nojoda. Abrí la puerta de la casa y en seguida le quité la corbata que cubría sus ojos.
Todos salieron de sus escondites gritando sorpresa. Si, los chicos habían organizado una reunión de bienvenida del hospital para Dylan, sólo era nuestro grupito, los del set, el fancy jefe y obviamente no puede faltar mi cuñis cabrón.
Hasta Tobías estaba aquí.
Dylan sonrió ampliamente al ver a todos los chicos aquí. Se acercaron a abrazarlo y a darle muchos mimos. Él los recibía uno a uno sin aún quitar esa hermosa sonrisa la cual se intensificó al escuchar los ladridos de mi hijo aproximarse a él.
Se agachó justo a tiempo para tomarlo en brazos.
—Bebé, te extrañé, te extrañé demasiado —lo abrazó, claro, hasta que se dio cuenta de una vaina— ehm... ¿Porqué Tobías está usando coletas?
Todos se empezaron a ver entre sí y en su mayoría al trío de las comadres.
—¿Qué? —preguntó Daniel— no hemos sido nosotros.
Miré por el rabillo del ojo a la Teresa que se estaba haciendo la loca.
—No le pongas colas a mi hijo mmagueva, es macho.
Teresa se empezó a reír.
—Bien bien —Thomas intervino llamando la atención de los demás— hermano, Bienvenido nuevamente a casa, todos estamos muy felices por tenerte de vuelta.
—Coño hasta yo —lo interrumpió el Jorjius— ¿Tu sabes lo arrecho que es pasar media semana con el ladilla éste escribiendo en la petaca esa y a la otra cuaima arrecha? Mijo me vas a disculpar pero yo extraño Dylicia.
El Jorjius si es marico.
—Lo sabemos —bufó mami— en fin, gracias a Diosito, a la chinita que estás bien.
—Y a mi comandante supremo también —agregó Teresa. Mami la miró como si fuera a caerle a coñazo— verga, mala mia. Prosigue
—¿Ya para qué? Me cagaste el discurso metiendo a Chávez —rodó los ojos— bueno, equis, Dylan hijo, te queremos muchísimo, no dudariamos en echar coñazo por ti...
—Jalabola... —susurró el Jorjius empezando a reirse con Teresa.
—¡Verga, me rindo! —Soltó— disfruten la reunión, cambio y fuera.
Y como ella es arrecha se fue a la cocina. Todos se quedaron callados mirándose entre si hasta que el Jorjius elevó la voz.
—¡Pero bueno mi gente! Vamo' a irnos a tomarnos unas frías al patio, vamos, vamos
La gente se empezó a animar a seguirlos.
—¡Que empiece la fiesta! —gritó Hoech al mismo tiempo que le subian volumen a una de las canciones de LMFAO.
—¡Se prendió esta mierdaaaaaa!
Todos vitorearon el grito. Algunos se pusieron a bailar aquí y otros se fueron al patio trasero
—¡Todos a la piscina! —gritó Tyler. La música se detuvo al igual que las personas que empezaron a mirarlo con ironía. Se sonrojo y se le escapó una vaina en español que me dio burda de risa— mala mía.
Chama me reí, me reí burda. La música volvió a sonar dejando atrás el momento. Sentí cómo unos brazos fuertes me rodeaban suavemente y me atraían hasta un fornido pecho.
—Te Quiero, mi Bonita. Te quiero demasiado.
Sonreí y me giré para enrollar mis brazos en su cuello. Me encantaba tenerlo tan cerca de mi, me encantaba sentir sus besos como ahora. Me encantaba tener este corrientazo cada vez que sus manos me acariciaban.
Incluso amaba el vertigo en el estómago que me ocasionaban sus dulces labias gringas.
Quería decirle que lo amaba, quería que él lo supiera y remendar ese corazoncito pisoteado pero tenía miedo que los recuerdos me lo volvieran a joder, porque una de las vainas que más me dolía era verlo llorar, odiaba verlo llorar.
Además yo estoy clara que cuando yo vuelva a ver a esa mmagueva le espenco los dientes de un sólo coñazo.
—Bienvenido a casa, mi mariquito frustrado.
Rió.
—Siempre estuve en ella... porque en todo el tiempo que estuve allá, tu estuviste junto a mi... —acarició mi mejilla— aunque por tu culpa las enfermeras creen que el electrocardiograma esta averiado.
—¿Mi culpa?
Asintió. Sus ojos bajaron a mis labios y luego volvieron a subir pidiendo permiso. Incluso a éstas alturas lo seguía haciendo y eso me daba ternura.
Además la qk se me salía de control con esa mirada, para mí que lo hace a propósito el muy mmaguevo.
—Ojalá pudiera decir en una palabra todo lo que siento por ti, Bonita...
La había, pero él aún no estaba listo y yo no quería presionarlo.
—Dylan. Te amo.
Él sonrió.
—Cariño, ¿Qué hemos dicho de decir palabras en español que aún no entiendo?
Sonreí.
—Sorry, marico.
Ustedes están claras que igualito lo iba a decir, de todas maneras no lo entendió.
Usé el cerebro
Sus manos se acoplaron a mis mejillas para poder besarme ocasionando que me pare de puntillas para que no se estuviera agachando tanto, si nojoda, soy un cono e tránsito. Nosotros estando en la casa o no habiendo gente aquí estariamos muy echados en el mueble o yo encarama' en su cintura besándonos pero alv, si hacemos esa vaina aquí ustedes se imaginan si Mami nos llega a ver.
Nawebona.
Dejó un casto beso en mis labios.
—Vamos con los demás.
Lo miré con ironía
—Trata en lo posible de volver a meterte en la piscina, cabeza e machete.
Me sonrió falsamente soltando una risa sarcástica.
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