♠️Play with me♠️
El ligero temblor en las manos de Seokjin le hace notar que aquella proposición es demasiado arriesgada. Sin embargo, es él mismo quien la ha expuesto sin miramientos.
O debe estar muy loco y quizás la tinta de el tatuaje de ayer debe tener algún ingrediente tóxico que circuló por su sangre y le llegó al cerebro... O quizás es culpa de las fresas bañadas en dulce y suave licor del que ni siquiera fue consciente mientras las comía.
¿Realmente acaba de proponerle a un extraño que le enseñe a tener sexo?
Pensándolo bien, era mejor pedirle ese "pequeño favor" a un extraño que a alguien conocido. Sobre todo porque sabe que después de esa noche no lo volverá a ver.
El hombre de tez morena enfrente suyo es realmente atractivo y a través de su camisa puede notar cómo la tela se ajusta perfectamente a su trabajado cuerpo, dibujando las líneas de sus fornidos brazos y parte de los músculos de su fuerte pecho.
Seokjin toma nota mental de agradecerle a Jimin por semejante regalo que acaba de darle.
Quizás el tener esa presencia y figura debe ser un requisito imprescindible para trabajar en el hotel, sobre todo en este tipo de servicios.
¿Cuánto ganaría uno de aquellos especiales trabajadores en una sola noche?
Seokjin pudo ojear brevemente el documento que leyó a la entrada de la habitación, donde figuraba las condiciones de las sesiones y los precios extras, pero antes que lo terminase de leer, una mujer le llamó para preparar la sesión de body sushi y postergó el firmarlo a la salida.
Quizás tendría que haber leído la hoja más detenidamente. Sobre todo porque acaba de pedir un servicio extra y no sabe cuánto tendrá que pagar por ello...
¿Pero qué demonios?
De nuevo, el antiguo Seokjin, consciente y juicioso amenaza con gobernar su vida.
!Bah! Acaba de ganar dos mil dólares la noche anterior, así que por lo menos espera que con eso fuera más que suficiente.
El peligris nota el temblor en las manos de Seokjin y sostiene una de ellas para tranquilizarlo.
-¿Are you ok, Jin?
-Oh yes. Y-yes.
Claro que no se encuentra bien. Las manos tibias del sujeto se sienten agradables en contacto con las suyas. Pero está demasiado cerca, tanto que no puede dejar de inundarse en el exquisito perfume contrario que lo tiene extasiado al punto que su cerebro esta olvidando incluso el poco inglés que sabe.
-¿Are you sure?- insiste el peligris.
-Yes. Yes.
¡Maldita sea Seokjin! Solo sabes decir Yes. El empleado del hotel debe pensar que le ha tocado el cliente más tonto del mundo.
Namjoon lo observa curioso, mientras la pestañas de Seokjin se cierran con fuerza, como si intentara alejar algún tipo de pensamiento de su mente. Sus exóticos ojos rasgados le encantan y la forma en la que muerde nervioso su labio inferior le parece lo más tierno que haya visto jamás.
-¿Are you Japanese?- pregunta el moreno.
-Yes. Yes ¡Oh! Not, not. I'm Korean.
¿Corea?
¡Qué increíble coincidencia!
Quizás es hijo de padres inmigrantes coreanos, residentes en Estados Unidos y por razones del destino terminó trabajando en un lugar como éstos.
Namjoon no se considera alguien que juzgue la vida de los demás. Piensa que cada uno es libre de usar su cuerpo de la forma que le parezca. Pero si al menos podía ayudar al lindo chico, se sentiría mejor con su conciencia. Como si aportase un granito de arena en la balanza del karma de su vida. Quizás después de esto algún ser supremo se apiade de él y ponga en su vida a aquella persona especial que anda buscando.
Y si tiene esos ojos profundos como los de Jin y esa boca roja cual cereza que le tiene embelesado, mucho mejor.
-Tranquilo, Jin. Llegaré hasta donde me permitas. Sólo pídeme lo que quieras que haga por ti.
Seokjin abre los ojos, sorprendido al escuchar al hombre hablar en perfecto idioma coreano.
Realmente los trabajadores del hotel están tan bien preparados que incluso pueden hablar diferentes lenguas. Un excelente servicio digno de un hotel cinco estrellas.
-Puedes... ¿Puedes quitarte la camisa, por favor? Yo... Yo me siento demasiado expuesto siendo el único que está casi desnudo entre los dos- responde el pelinegro, aliviado de poder decir más palabras coherentes al hablar en coreano.
¡Esooooo! ¡Bien hecho Jin! Pídele que se desnude, mínimo que valga los dos mil dólares que seguramente pagaremos por la sesión de este monumento.
Esta vez sin duda habló el nuevo yo de Seokjin. Ese que quiere vivir cada momento como si fuera el último y es capaz de tatuarse incluso en una nalga aquella frase de "Jóvenes por siempre".
Namjoon alza una ceja y sonríe de medio lado.
Este chico es tan dulce incluso hasta para pedirle que se quite la ropa.
Pero no quiere asustarlo ni ponerlo más nervioso de lo que ya está. Namjoon piensa en que es una gran suerte que él fuera su primer cliente y tenga la suficiente paciencia para tolerar sus miedos.
Sobre todo cuándo se supone que él venía a recibir un servicio, no a darlo.
El mayor desajusta su corbata sin dejar de mirar los preciosos orbes negros que mantienen su mirada fija sobre él. Con lentitud comienza a abrir uno a uno los botones de su camisa, descubriendo en su pecho el tatuaje de un gran dragón atado que pareciera querer escapar trepando por sus costillas, dejando pequeñas flores a su paso y marcando sus garras por uno de los firmes hombros.
A Namjoon le parece observar un brillo especial en las pupilas contrarias cuando descubre por completo su tostada piel, un tono adictivo que pareciera estar bañada por la miel.
Parece que al hermoso chico le gusta lo que ve.
Deja su camisa en la silla contigua y regresa a sonreírle, observando a Seokjin completamente ruborizado.
Y es tan hermoso ver como el carmín inunda sus mejillas y parte de su nariz. Tan rojo que casi podría confundirlo con aquellas fresas que ha dejado de comer.
-¿Sigues nervioso, Jin?
-Un... Un poco.
¿Pero, cómo que poco?
¡Si está temblando como un flan!
El moreno sostiene nuevamente una de sus manos y la lleva a su propio cuerpo, dejando que la palma de Seokjin toque de lleno sus bien formados pectorales.
-No tengas miedo ¿Lo ves? Solo soy yo, un hombre igual que tú.
Seokjin piensa que su corazón deja de latir en el mismo momento que sus manos toman contacto con la tibia piel contraria. Incluso cree que ha dejado de respirar.
Un minuto más y ya se ve en los brazos de San Pedro.
-¿Jin?
No hay respuesta.
Namjoon ve boquear al hermoso pelinegro, pero ninguna palabra sale de su boca.
Oookayyy... Parece que esto tomará más tiempo del que creyó en un principio.
-Jin, respira... Así... Eso es, bonito... Muy buen chico.
Jin intercala respiraciones pausadas, como si fuera una mujer en labor de parto, imitando los gestos del hombre enfrente suyo y vuelve a sonrojarse al escuchar la palabra "bonito".
Esa palabra suena tan bien al escucharla de sus labios.
-Lo siento- se disculpa Seokjin con una triste carita de desánimo y retirando su mano del escultural cuerpo ajeno. -Yo... soy muy torpe en esto. Demasiado inexperto. Entenderé si no quieres ayudarme.
Ahhhh... Jin... No pongas esa cara de nuevo. O harás que alguien no controle sus ganas de besarte.
-No te preocupes. Prometí enseñarte y es lo que haré. Solo necesito que seas un buen alumno y sigas mis instrucciones.
Namjoon realmente quiere ayudarlo a sentirse bien. Sabe que si el chico no se libera de ese nerviosismo, jamás podrá disfrutar el momento.
-No te desanimes. Probemos alguna forma para relajarte, bonito- le alienta el moreno y le guiña un ojo al mismo tiempo.
Y en ese momento Seokjin descubre que su tez puede ponerse más roja aún, quizá tan roja como la flama intensa de la superficie del sol.
-Sé que no nos conocemos, pero necesito que confíes en mí, ¿De acuerdo?- El pelinegro asiente levemente con la cabeza, casi sin pestañear. -Cierra los ojos, Jin. No haré nada que no desees. Si te molesta algo, puedes detenerme. Sólo concéntrate en mi voz.
Namjoon se levanta de la mesa, caminando con el torso desnudo, llevando sólo los pantalones puestos y sus carísimos mocasines cuyos tacones resuenan en el pulcro suelo. Se dirige hacia una de la estanterías que vio al llegar y deshace con facilidad el lazo de la puerta junto al cartel "Extra price". Junto a varios implementos, entre los que distingue dildos, pinzas, fustas y mordazas, encuentra también algunos objetos que por su simpleza parecieran no tener lugar en el mismo estante. Unas plumas rosas sostenidas por una larga varilla, varios dados de acción y unas esposas de neopreno.
Un set de Bondage para principiantes debería ser lo ideal para empezar.
El peligris elige los dados de frases en vez de los de poses, guarda las esposas en su bolsillo y vuelve a sentarse sobre la mesa, frente a Seokjin.
El muchacho de cabello negro continúa con los ojos cerrados.
Buen chico.
-Bonito, quiero que te concentres en las sensaciones que percibes.
La grandes manos de Namjoon sostienen la varilla y las plumas tocan levemente la frente de Seokjin, deslizándose luego por el antifaz y bajando por su tersa mejilla.
-¿Se siente bien, Jin?
Una ligera sonrisa asoma por los abultados labios de Seokjin y asiente con la cabeza.
De nuevo la varilla es movida. Esta vez sigue un recorrido por el blanco cuello y retoma el camino por uno de sus hombros, bajando lentamente por su brazo.
-¿Es suave, verdad?- vuelve a cuestionar el peligris y Seokjin vuelve a asentir. -Lo haré nuevamente ¿Podrías imaginar esta vez que son mis manos la que se deslizan en vez de las plumas?
Seokjin frunce una de las cejas, pero vuelve asentir manteniendo sus pestañas cerradas.
La dermis del joven desnudo se eriza por completo cuando las plumas vuelven a sentirse, esta vez sobre su pecho y bajan lentamente hacia su ombligo, donde vuelven a detenerse. Luego de una breve pausa, siente un cosquilleo sobre sus muslos y nuevamente las plumas viajan hacia el sur, delineando un suave camino hasta la punta de sus pies.
Realmente se está imaginando esas grandes manos sobre su piel y aunque al principio su cuerpo reaccionó en sorpresa, debe confesar que antes que las plumas llegaran a los dedos de sus pies, la sensación de imaginar sus manos le estaba gustando, quizás más de lo que debería gustarle.
Namjoon observa al chico que respira ahora con normalidad y sigue manteniendo un semblante sereno durante todo el proceso. Aquello le asegura que van por el camino correcto. Seokjin esta aprendiendo a relajarse poco a poco.
-¿Te gustó?- cuestiona el peligris.
Seokjin mueve la cabeza afirmativamente y le sonríe agradecido. Aprecia que alguien por fin tenga la suficiente paciencia para calmar sus inseguridades y hacerle sentir mejor consigo mismo.
El moreno deja las esposas de neopreno en la mesita, detrás de la botella de vino y se sirve una copa.
-Abre los ojos, Jin.
Namjoon degusta lentamente el sabor afrutado del licor en su paladar, sin dejar de observar lo bien que queda ese antifaz de mariposa sobre el ajeno rostro y lo mucho que resaltan sus brillantes ojos que esperan ansiosos su próximo movimiento. Realmente no le ha pedido que se quite la máscara porque es una de las pocas cosas que aún no ha probado en ninguno de sus encuentros íntimos y es una fantasía que espera esta noche poder cumplir.
Es hora de subir la intensidad.
-¿Te gustan los juegos de mesa, bonito?
-¡Claro que sí! Es mi pasatiempo favorito junto a los videojuegos de Pokémon.
-¿En serio? El mío también. Pero esta vez jugaremos un juego que probablemente no haz probado nunca. -Namjoon menea en su mano los dados que acaba de obtener de su bolsillo para explicar al alumno su próxima tarea. -Estos se llaman dados de acción o comúnmente llamados dados de rol. Uno de ellos tiene acciones en cada lado y el otro lleva escrito partes del cuerpo. Al que le toque lanzar los dados, tendrá que obedecer y realizar la acción en la otra persona. Sin embargo, te daré una ventaja. La primera vez que me toque tirar los dados, si obtengo una combinación que no te gustaría aún que yo probase en ti, podrás hacerlo tú en mí. -Namjoon deja la copa de cristal sobre la mesita y regresa a mirar al dulce chico, antes de esperar su respuesta -¿Quieres jugar conmigo, Jin?
-Suena fácil ¡Sí! de acuerdo - confirma el enmascarado dando una palmadita de emoción. No sabe aún cómo un juego va a ayudarle con "su problema", pero él adora los juegos y jamás podría decirle que no a uno.
Namjoon le entrega a Seokjin los dados y éste los lanza sobre la mesa, en el corto espacio que los separa. Los dados terminan de girar y muestran la acción que debe realizar.
BESAR + NARIZ
Esto parece divertido. Quizás podría pasar toda la noche jugando a este curioso juego.
Seokjin se acerca con rapidez y planta un beso juguetón sobre la nariz de Namjoon. Sin embargo, lo hace casi sin pensarlo, animado por la confianza que el moreno le está dando y porque es muy competitivo cuando se trata de un juego, tanto que jamás le gusta perder. Pero al retirar sus labios, observa un ligero rubor sobre las mejillas ajenas.
Namjoon finge toser para no ser tan notorio.
¿Por qué se sonroja como un adolescente? ¿Acaso es su primera vez haciendo esto?
-Ehm... Bien, bien. Haz aprendido muy rápido la técnica del juego- confirma el peligris hacia el lindo muchacho.
Esta vez es el turno de Namjoon de girar los dados y sonríe triunfante al ver su jugada.
LAMER + CUELLO
Los pícaros ojos de Namjoon viajan hacia el pelinegro y éste abre la boca rápidamente.
-¡Utilizaré la ventaja!
Demasiado tarde Seokjin se da cuenta que al usarla, es él quien tendrá que lamer el cuello de Namjoon. Ahora no sabe si fue mejor o peor su decisión.
Namjoon le muestra una insinuante sonrisa y ladea la cabeza hacia un lado, para dejarle vía libre de poder cumplir su misión.
Seokjin se acerca con lentitud. Cierra los ojos al sentir el intenso perfume contrario y lame ligeramente la piel expuesta del bronceado cuello, desde la base del hombro hasta casi llegar al lóbulo de su oreja. Al estar tan cerca, puede escuchar la respiración de Namjoon, que repentinamente se ha vuelto más pesada que antes y su garganta emite un ligero sonido de satisfacción.
¿Será que le esta gustando la forma en que lo hace?
Seokjin se llena de orgullo pues siente que realmente esta siendo un buen aprendiz.
El pelinegro retira su rostro del cuello ajeno y observa que esta vez es el hombre en frente suyo quien se muerde los labios, como si estuviera conteniéndose de decir algo.
-¿Lo hice bien?- pregunta Seokjin con candidez.
Namjoon despega sus labios y se incorpora sobre su lugar. Siente que es él quien esta perdiendo en este juego porque realmente le está gustando el apuesto chico enmascarado y cada inocente gesto suyo. Pero no debe olvidar que esto es solo una lección de una noche.
-Lo estás haciendo perfectamente, Jin.
Seokjin le sonríe y Namjoon solo piensa en lo bien que deben saber esos esponjosos y sonrientes labios contra los suyos.
Demonios. Concéntrate Namjoon.
Esta vez es Seokjin quien tira los dados y ambos acercan sus rostros al centro de la mesa para revisar el resultado.
MORDER + PIE
-¡SIIIIII! JAJAJA ¡Qué divertido!- exclama Seokjin con una risa tan auténtica y escandalosa que parece resonar en las cuatro paredes que los rodean. -Por fin tendrás que quitarte esos serios pantalones y aquellos relucientes zapatos.
Sorprendido, Namjoon fija su vista en el joven mientras se cruza de brazos y lleva una mano hacia su propia mejilla, para sostenerla mientras observa entre divertido y embobado cómo Seokjin sigue riendo sin darse cuenta que le acaba de pedir que se desvista por completo sin ser necesario, con la misma facilidad con la que le hubiera pedido un helado.
Aprendes rápido Jin. Sin duda eres el mejor alumno de todos lo que he tenido.
Namjoon se deshace de las prendas en segundos, antes que Seokjin se arrepienta de sus palabras, quedándose solo en unos ligeros boxers blancos.
Seokjin al verlo semidesnudo cae en cuenta de su petición tan despreocupada y deja de reír en el acto.
Así es. Le ha pedido que se quite casi toda la ropa y ni siquiera lo ha dudado ni se ha puesto nervioso.
¿Qué le esta pasando?
¿Sera su nuevo yo que por fin quiere ver la luz?
Namjoon se acomoda sobre la mesa enfrente del chico y reposa su manos hacia atrás, manteniendo sus piernas dobladas y cruzadas una sobre la otra, casi como si meditara en alguna posición de yoga.
-Estoy esperando que cumplas tu castigo, chico mariposa.
Seokjin vuelve a acercar sus labios al hombre, esta vez hacia sus fuertes piernas y al intentar morder uno de sus pies, no puede dejar de notar el gran bulto debajo de su ropa interior, tan cerca de su rostro que si quisiera podría rozarlo con la nariz.
Piensa en la Biblia, Seokjin.
Piensa en la Biblia...
¡NO! Piensa en el Kamasutra, Jin.
¡Piensa en el Kamasutra!
Sí. Sin duda, al nuevo Seokjin le encanta esta situación.
El pelinegro deja un suave mordisco sobre el pie ajeno y vuelve a incorporarse con lentitud sobre su lugar. Tragando grueso de sólo imaginar el gran pedazo de carne que debe haber debajo de esa tela y del hormigueo repentino que empieza a sentir desde su bajo vientre.
-Es... tu turno- afirma tímidamente el chico enmascarado.
Namjoon le sonríe y lanza los dados, expectante de la suerte que le tocará.
SUCCIONAR + PEZÓN
Oh.
El chico mariposa ya no puede cambiar el turno. No le queda ninguna ventaja por usar.
El verdadero juego está por empezar.
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