Capítulo 4
– Sra. Sang, ¿está dentro? –llamé a la puerta por lo que pareció ser la séptima vez– No creo que ella esté aquí –murmuré y Kim negó con la cabeza.
– Ella está allí –fue todo lo que dijo.
Este imbécil pensó que lo sabía todo, como si fuera el rey de la puta ciudad.
¿Quién diablos se cree que es?
– ¿Oh, sí? ¿Cómo diablos sabes eso? –respondí, cansándome terriblemente de levantar mi puño hacia la puerta y tocar.
– Porque acabo de verla mirar por la ventana 3 veces ya –me sonrió y suspiré derrotado.
– Vete a la mierda, Kim –me burlé de él cuando la perilla de la puerta comenzó a girar y girar.
– En cualquier momento.
Le gruñí y me dispuse a abalanzarme sobre él, pero la puerta se abrió y allí estaba el rostro que vimos hacía ya 2 años.
– Hola Sra. Sang-...
– ¿Qué quieren? –ella ladró mientras nos miraba fijamente.
Qué acogedor.
– Tenemos más preguntas sobre el caso de su hija –Kim dijo en un tono suave mientras ella desviaba sus ojos de mí hacia él.
– Ya se los dije, mi hija está muerta y nadie puede traerla de vuelta, así que es mejor que la dejes en paz –gruñó mientras se preparaba para cerrar la puerta en nuestras narices.
– Sí, lo sé, pero, ¿no quiere encontrar a la persona que mató a tu hija y le acortó la vida? –me encogí de hombros y ella me miró, por lo que parecieron horas.
Ella suspiró antes de abrir más la puerta, haciéndonos señas para que entráramos.
– Adelante –miré hacia Kim, quien asintió para que fuera primero.
Era hora de terminar con eso.
Entré en la acogedora casa, el recuerdo de la casa teñido con más fotos de Meing en todas las paredes.
– ¿Té, café, agua o nada? –ella se ofreció y negué con la cabeza porque sólo había bebido dos botellas de agua en el camino hacia aquí.
Estar en el auto con alguien como Kim Tae Hyung deshidrataba y cansaba.
– Tomaré un poco de té, 2 de azúcar y 3 de crema, gracias.
Lo miré con los ojos entrecerrados mientras Sang caminaba hacia la cocina para arreglar el pedido de Kim.
– Tienes una adicción al té. Es molesto.
Él sonrió mientras se quitaba las gafas de sol, sus ojos verdes miraban fijamente mi alma y no me gustaba la sensación que estaba teniendo.
– ¿Oh, sí? ¿Por qué es eso?
– ¡Porque en todos los jodidos lugares a los que vamos, siempre pides té! ¡Creía que te cansarías de beberlo las 24 horas del día, los 7 días de la semana! –puse mi mano en mi cadera mientras tomaba asiento en el sillón frente a mí.
– No es mi culpa que no puedas tomar té porque te revuelve el estómago. Hombre, realmente te lo estás perdiendo, es mejor que el café –me sonrió y yo no quería nada más que ver su muerte.
– Vete a la mierda y jódete con un cactus –gruñí y luego me agarró la muñeca.
– Sólo si lo haces por mí –le miré con disgusto y él se rió.
Él jodidamente se rió.
– Oh, es cierto. Soy más grande que tú. Yo estaría jodiendote.
Entonces pensé en las palabras de Jimin dos días antes de esto.
«"Te comparas con Tae Hyung, no tienes ninguna oportunidad contra él. Él podría inmovilizarte fácilmente sin luchar"»
Me estremecí de horror mientras trataba de imaginar la escena en mi cabeza.
Yo debajo de él, gimiendo mientras golpeaba contra mí, mordiendo y besando mi cuello.
¡OH DIOS MÍO!
Ese es un pensamiento repugnante y tendría que ir a la iglesia y bautizarme una y otra vez hasta que me quitara esa imagen de la cabeza.
En serio, ¿por qué todos piensan que él sería mejor si tuviéramos una relación?
Nunca querría ser yo quien lo reciba porque suena doloroso...
Espera, ¿por qué diablos estoy pensando en esto?
– ¿Qué está pasando en tu mente que te hace ver como si hubieras visto un fantasma? –Kim habló, destruyendo mis pensamientos impuros.
– Oh, nada, solo pensé en algo terrible –susurré y me senté en el sofá.
– Pareces sorprendentemente bien con el hecho de que te folle. ¿Es esa una de tus fantasías, Gigi? –sonrió de una forma endemoniadamente atractiva y yo le gruñí.
– El día en que pensaría en eso sería el día en que a los cerdos les salieran malditas alas y volaran alto en el aire –lo miré y echó la cabeza hacia atrás, riéndose.
– Yoonie, eres tan fácil de irritar. Esa debe ser una de las razones por las que te amo –me guiñó un ojo y yo le devolví la mirada.
Me conoció bien durante 15 años, y pasé 10 de ellos tratando de matarlo por hacerle daño a mi hermana.
Él me conocía lo suficiente como para contar una historia al respecto y tener pruebas, pero, ¿realmente me conocía lo suficiente como para amarme?
– Y sí, lo que dije fue en serio –me sonrió desde el sofá opuesto a mí– Te amo Yoongi y probablemente no me creas porque piensas que no te conozco lo suficientemente bien. Estoy aquí para asegurarte de decir que sé más de lo que posiblemente crees que sé y que haré cualquier cosa que pueda para ganar tu corazón –dijo y me dejé caer en el cojín del sofá, tratando de borrar cada recuerdo de lo que acababa de decir.
– Kim Tae Hyung, cállate.
Eso fue todo lo que dije y él me miró con una mirada de cariño y yo miré a mi alrededor para no sentirme incómodo.
Quiero decir, yo era Min Yoongi.
Hacía que hombres, mujeres y más se enamoraran de mí.
Yo era carismático, suave y bastante mujeriego.
Luego, Al regresó a la habitación con una taza de té caliente en la mano y se la entregó a Kim, quien lo sorbió felizmente.
El idiota.
Se sentó a mi lado y suspiró.
– ¿Qué preguntas tienen para mí?
Kim se volvió hacia ella, la mirada de picardía reemplazada por completa seriedad.
Hacía mucho que se fue el hombre juguetón que coqueteaba conmigo en cada oportunidad que tenía.
Estaba mirando a un hombre que sabía que tenía que hacer el trabajo, sin importar qué.
– Ha pasado demasiado tiempo desde que trabajamos en este caso y la última vez no encontramos pistas. Probablemente porque fuimos demasiado indulgentes, así que te lo preguntaré una vez y solo una vez –dijo y Al reflexionó sobre qué pregunta hacer.
Iba a preguntar.
– ¿Mataste o no a tu hija la noche del 1 de enero de 2014? –dijo que con tanto poder y dominación, casi luché contra el impulso de ponerme de rodillas.
Hombre, si fuera gay, hubiera pensado que eso era sexy.
Pero yo era heterosexual, así que me senté allí con una mirada aburrida en mi rostro.
– ¿Q-qué me estás preguntando? –Al tartamudeó, realmente confundida sobre por qué haríamos esa pregunta.
– Sabe lo que le estoy preguntando.
¡Él la miró con tanta intensidad en sus ojos que habría pensado que me estaba mirando a mí!
Me estremecí ante la idea al pensar en Jimin.
Él había sido mi amigo la misma cantidad de tiempo que yo era amigo de Kim.
Siempre decía que yo le gustaba mucho a Tae Hyung pero yo no lo creía.
Después de todo, él era mi mejor amigo y se sabía que bromeaba mucho.
Al día de hoy seguía sin creerle, ni siquiera con la forma de actuar de Kim.
Probablemente solo quisiese que me lo folle y luego se iría.
No quería nada serio de mí.
– ¡No! ¿Por qué preguntar algo así? –preguntó Al, triste y enojada de que él preguntara eso– ¡Ella era mi única hija! La amaba en pedazos y todavía lo hago. Para darle una acuchillada, tendría que suicidarme –dijo, con una lágrima cayendo por su rostro y justo en ese momento, me hizo saber que ella no era la asesina.
Ella muy bien podría estar montando un espectáculo, pero lo dudaba.
2 años después de la muerte de su hija, todavía sentía el mismo dolor.
– Entonces, ¿dónde estabas el día que la mataron? Nos dijiste que estabas en el hospital, pero no había ningún registro de tu presencia allí –hablé, después de un momento de silencio.
Luego suspiró.
– No estaba en el hospital porque estaba buscando pistas.
Ahora eso llamó mi atención.
– Meing había ido a una fiesta con su novio Ah esa noche y no regresó a casa, eso me hizo pensar que la mataron allí, pero no encontré ninguna pista –ella respondió, tomando un respiro– Pero sé que su cuerpo fue encontrado en el contenedor de basura fuera del club.
– ¿Dónde fue esta fiesta, Al? –pregunté, abriendo mi aplicación de notas en mi teléfono.
– El Vinx, a las afueras de Gangnam –sentí con la cabeza y le di mi tarjeta.
– Trata de pensar en más personas que tuvieran una conexión con Meing –dije y ella chasqueó la lengua, asintiendo en respuesta mientras me acercaba a Kim y le golpeaba la frente.
– Vamos imbécil. Tenemos cosas que hacer –me crucé de brazos y él se puso de pie, siempre haciéndome sentir tan pequeño mientras me sonreía con cariño en sus ojos.
– Cualquier cosa por ti, mi corazón.
[⚠︎]
.
.
.
.
.
⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro