– ¿Hola? ¿Hay alguien en casa?

La chica se asomó a la puerta con una mirada confundida en su rostro. 

– ¿Quién eres tú? –preguntó. 

Mantuvimos nuestras insignias abiertas mientras ella las miraba.

– Soy el agente especial Min Yoongi y esto –señalé a Kim que estaba a mi lado– Y éste mi socio, Kim Tae Hyung.

Él sonrió cuando dije socio y luché contra el impulso de golpearlo en las bolas. 

– ¿Por qué están aquí –ella cuestionó y yo sonreí.

– Solo tenemos algunas preguntas sobre tu prima, Meing Sang –dije y ella asintió, abriendo la puerta para nosotros.

– Después de ti, mon amour.

Tae Hyung me indicó que entrara y le di un codazo en el pecho.

– Di eso otra vez y te quedarás sin novio –lo amenacé y él sonrió.

La chica que nos conducía a su sala era May Sang, la prima de Meing.

Al no estaba mintiendo cuando dijo que podrían ser gemelas.

Ambos tenían el mismo cabello castaño largo y ojos azules.

Ambos tenían la misma piel bronceada y la misma altura.

Nos sentó y nos ofreció bebidas, pero las rechazamos.

– ¿Cómo describirías tu relación con Meing? –preguntó Kim, envolviendo su brazo alrededor de mí.

Este no era el momento de estar actuando todo cariñoso.

– Bueno, en la escuela secundaria, me intimidaron mucho porque era, ya sabes, soy intersexual –ella comenzó y yo asentí– Meing me defendió y como todos en nuestra escuela la amaban, me dejaron en paz. Me ayudó a superar los buenos y malos momentos en los que estaba luchando contra la depresión porque pensé que nadie me querría –ella dijo, una lágrima cayendo por su rostro.

– Me dijo que sin importar qué, siempre estaría allí para mí, incluso cuando nadie más quisiera. ¡Era como la mejor amiga que nunca he tenido! –dejó escapar algunas lágrimas, mirándome y noté algo.

Había cuatro emociones en sus ojos.

Dolor, adoración, amor e ira.

Ahora, ¿por qué se sentiría enojada con la persona que la ayudó cuando su infierno superó su cielo?

[⚠︎]

Después de que Tae Hyung me dejó en casa, diciendo que tenía algunos papeles que quería revisar, decidí hacer algo de mi propio trabajo.

No me dejó salir del auto hasta que plantó un gran beso en mis labios.

No hace falta decir que corrí dentro de mi casa.

Me quedé atascado en mis pensamientos y ni siquiera escuché sonar mi teléfono.

Salté sobre el sofá y lo recogí del mostrador, mirando confundido el identificador de llamadas.

– ¿Hola? –respondí.

– Buenas tardes, agente Min. Soy Hye.

Oh Hye fue la médico forense de este caso.

Sólo llamaría si encontraba algo importante.

– ¿Sí, qué tal?

Suspiró cuando estaba a punto de revelarme una gran bomba.

– Estaba revisando los restos del cuerpo de Meing y encontré semen en su útero –comenzó– Pero lo extraño es que se fusionó con ADN que pertenecía a una mujer. ¿Por qué los espermatozoides tendrían ADN femenino en ellos?

Me mordí el labio mientras pensaba.

– ¿Entonces, qué es lo que estás diciendo?

Ella chasqueó los labios.

– La persona cuyo responsable de esto debe ser intersexual o transgénero.

Terminó y mis ojos se abrieron. 

[⚠︎]

– Gatito, ¿a dónde vas?

Suspiré en el teléfono mientras subía a mi auto y salía de mi camino de entrada. 

– A un lugar, hombre. ¿Te parece bien, papá? –puse los ojos en blanco y él contuvo el aliento.

– Sí, solo quería pasar un rato contigo –miré el camino.

– Tae Hyung, pasas todos los días conmigo –resoplé con molestia– Estoy seguro de que un par de horas te irá bien –gruñí.

Fue realmente extraño probar todo este asunto de las citas con Kim, pero estaba dispuesto a aguantarlo.

Simplemente no me gustó cómo no puse una pelea.

Actualmente me dirigía al hotel en el que se hospedaba mi hermana.

Ella me había dicho que vino a visitarme, así que le iba a decir que estaba saliendo con su exnovio.

Maldición, eso sonaba como una mierda en mi mente.

No quería que viniera Tae Hyung porque quería saber la verdad de lo que pasó entre ellos.

Siempre supe que algo andaba mal por la conversación que tuvimos ese día y cómo me dijo que era ingenuo.

No lo quería allí porque eso arruinaría mis posibilidades de que ella me diera la información que quería.

– Pero me encanta pasar cada minuto contigo –él se quejó en el teléfono.

– Cállate. Te veré en dos horas –suspiré, colgué y arrojé mi teléfono en el asiento a mi lado.

Mi hermana sabía que iba a venir y no me tomaría mucho tiempo llegar hasta ella.

De hecho, el hotel Azure, estaba en línea directa de mi visión.

Cuando llegué allí, estacioné mi auto y salí.

Entré en el vestíbulo, ignorando las miradas lujuriosas de las mujeres.

Sería tan raro que me invitaran a salir y dijera:

«“Lo siento, tengo novio”»

Como, eso nunca había surgido en una conversación antes.

Me acerqué al servicio de atención al cliente y la señora me sonrió.

– Soy Kiang. ¿Cómo puedo ayudarte?

Jesucristo, ¿qué pasa con la gente que se siente instantáneamente atraída por mí?

– Mi hermana Min Yung Mi se hospeda aquí. ¿Me puede dar el número de su habitación? –pregunté, entregándole mi licencia para confirmar que estábamos emparentados.

Ella escribió algunas palabras en la computadora antes de volverse hacia mí.

– Está en la habitación 331 –asentí antes de descender en dirección a los ascensores.

Qué irónico, 331 era la habitación del hotel en la que me alojé cuando llegamos aquí por primera vez.

El 31 de marzo o 3-31, fue el día que conocí a Kim Tae Hyung.

Era en la clase de kínder y Kim estaba sentado en un rincón todo en silencio y nadie quería acercarse a él.

Estaba en tercer grado, pero vino a mi clase por ser malo con otro estudiante.

Así que, siendo yo, me acerqué a él y lo pateé, diciéndole que no podía hacer amigos si se veía tan malo y luego me alejé como todo un jefe.

De acuerdo, me tropecé con una silla, pero, ¿a quién le importa?

Después de eso, comenzó a seguirme y a declarar que yo era su amigo.

No me importaba porque éramos niños pequeños.

No habría querido seguirme una vez que fuéramos mayores, pensé.

Pero aquí estabamos 20 años después y todavía me seguía.

¡Qué alegría!

El ascensor se detuvo en el tercer piso y me bajé, caminando en la dirección que las flechas en la pared me indicaban que debía seguir.

No me tomó mucho tiempo encontrar su habitación, pero cuando lo hice, hice un espectáculo.

– ¡ABRE! ¡ES EL JODIDO FBI! –golpeé la puerta como un loco.

La puerta se abrió y sonreí al verla.

Min Yung Mi sabía que era hermosa con su largo cabello rubio envuelto en rizos, sus ojos azul cristalino y su piel de porcelana, era un milagro que nadie se hubiera enamorado de su buena apariencia.

– Bueno, ¡hola hermana!

Entré en su habitación, mirando alrededor.

– Tengo la gran suite, no espero nada más –le guiñé un ojo y ella puso los ojos en blanco, cerrando la puerta.

– ¿Tienes que hacer una escena cada vez que me ves, Yoongi? –ella levantó una ceja y sonreí.

– Por supuesto.

Asentí afirmativamente y ella se cruzó de brazos, sentándose a mi lado.

– ¿Qué quieres, chico? –preguntó y suspiré, mirándola.

– No te enojes conmigo, por favor –susurré y ella inclinó la cabeza.

– No hay nada que puedas hacer que me haga enojar –ella tocó mi cara.

– Bueno, ahora estoy saliendo con Kim Tae Hyung.

Hice una mueca, esperando su bofetada pero nunca llegó.

Abrí un ojo para verla sonriéndome.

– Está bien. ¿Por qué estaría enojada? –Yung Mi preguntó con una sonrisa en su rostro.

– Bueno, duh, estoy saliendo con tu ex-novio –dije como si fuera lo más obvio.

– Oh Yoonie, lee entre líneas.

Ella me sonrió como si estuviera hablando con un niño.

– Nunca nos gustamos de esa manera –ella suspiró, apartando la mirada– Yo soy lesbiana y él es gay. Solo salíamos porque queríamos desviar nuestra atención de los que amábamos –dijo y yo estaba confundido.

– ¿Por qué? A mamá y papá no les importa lo que seamos. ¿Por qué se lo esconderías?

Ella no había dicho quiénes, pero tenía la sensación de que eran ellos.

– No, ellos ya lo sabían. Eras tú quien no lo sabía –ella confesó y mi ira voló por las nubes.

– ¿Por qué no lo sabía? ¡No me hubiera importado si alguno de ustedes fuera homosexual! –la miré en vano.

– Fue idea de Tae... –ella me miró y mi corazón se detuvo– Empezó a fingir que salía conmigo para poder ver si eso podría llevar a algo contigo. No había atracción mutua, solo éramos amigos –respondió, pero yo todavía estaba confundido.

Más confundido que un hijo de puta.

– Está bien, si ese fuera el caso, ¿por qué no tratas de hablar conmigo sobre eso? Tal vez, le habría dado una oportunidad –la observé con una mirada extraña en mis ojos.

Había algo que aún no me decían y que pretendía averiguar.

– No pudo porque todo fue un truco.

– ¿Un truco?

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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆