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⸼۰ ۪۪۫۫  ﹍𝐍𝐈𝐂𝐄 𝐓𝐎 𝐌𝐄𝐄𝐓 𝐘𝐀﹎

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Los hombres llevaban un rato hablando. Ambos eran similares: ojos pequeños, labios finos, barba y canas. Sin embargo, sus ideales eran muy distintos: mientras uno prefería hacer daño para obtener lo que quería, el otro prefería usar los dones de la persuasión.

Los jefes de las mafias se miraron de forma cómplice y lo supieron: ya era hora de mostrar sus armas más eficaces.

El capo de Daegu chasqueó los dedos y tras las sombras apareció un joven, rubio, medianamente alto y con varias evidencias de una reciente pelea.

—Agust D, es rápido, eficaz y no deja rastros. Sabe manejar cualquier tipo de arma, ex boxeador profesional y gran manejo de la tecnología—. Explicó el primero, dejando que el otro par de ojos observase a su sicario.

El joven no dijo nada, sólo se mantuvo de brazos cruzados en aquella sudadera negra. Vestía bastante informal, pero por las finas cadenas de oro a su cuello se podía intuir su salario.

El capo de Busan retiró apenas su silla y, en vez de llamar a su pequeño, palmeó  su regazo. Al instante apareció un chico aún más joven que Agust para sentarse sobre él. Era hermoso, de delicadas facciones que adornaban un tonificado cuerpo, marcado por la ropa ajustada. Llevaba su pelo teñido de rosa, a juego con sus largas uñas, pero se intuía por la raíz que debía ser moreno.

—Él es Kitty Gang, mi pequeño gatito rosa—. El joven imitó un ronroneo de gato mientras se cruzaba de piernas, coqueto—. Sabe seducir, manipular y mentir a la perfección. No hay nadie que se resista a sus encantos y él no se encariña de nadie, ha destrozado tanto física como emocionalmente a muchísimas personas. Abre y cierra cualquier cerradura y puede colarse hasta en la mismísima Casa Blanca.

Los dos pares de ojos al extremo opuesto de la mesa recorrieron la figura del joven. La camiseta blanca y su pantalón de cuero negro ayudaban a estimular su imaginación.

—Por supuesto, sabe pelear cuerpo a cuerpo y manejar más de veinte armas distintas—. Añadió el último, acariciando su espalda como si de verdad fuese un gatito.

Pero el de pelo rosa estaba ocupado con el otro sicario, desnudándolo con la mirada.

—Hola guapo—. Murmuró, lanzándole un beso a la par que guiñaba su ojo.

Su dulce voz, a juego con el resto de su estética, impresionaron a los rivales.

—Te cortaré la lengua—. Respondió Agust, aún cruzado de brazos, con una voz realmente grave.

Aquello incitó a Kitty, que se inclinó en el regazo del hombre para acercarse.

—Podría ser útil, yo que tú la probaría—. Le retó, alzando una ceja.

Agust copió su gesto y después soltó sus brazos para apoyarse en la mesa, también inclinándose hacia el sicario.

—Entonces te la cortaré con más ganas—. Replicó, con el ceño fruncido.

A Kitty no pareció afectarle eso, pues prácticamente se alzó de las piernas que usaba como asiento y se acercó hasta hacer rozar sus labios, testando su paciencia con diversión.

—Me pregunto si serás igual de agresivo en la cama, cariño.

Agust gruñó y alzó su mano, pero su jefe detuvo aquel puño en el aire, evitando una catástrofe. Los hombres tras el jefe de Busan alzaron sus armas, apuntándolo, pero Kitty solamente sonrió y volvió a guiñarle un ojo.

—Ya nos veremos, ricura—. Susurró, antes de, tan rápido como había entrado, desaparecer de allí.

Agust se deshizo del agarre de su superior con una sacudida, limpiándose la sudadera y dejado su mirada donde había visto marchar al gatito rosa. Entonces también dio media vuelta para irse.

—Tu chico es impulsivo—. Observó el capo de Busan.

El otro rió sarcásticamente.

—El tuyo es bueno.

Ambos se alzaron de sus asientos, recolocando sus trajes.

—Bien, solamente te queda la mitad de la deuda—. Añadió el de Busan—. Si en dos meses no cumples, mi gatito acabará con tu tigre.

El otro hombre rió, ajustándose la corbata.

—Veremos quién acaba con quién, hermano.

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々   〆   〩   あ   の   を