5 - Ciego por tu oscuridad
Notas del cap:
¡Soy libre! Quiero decir XD ya pude terminar la animación que estaba haciendo ¬w¬ pueden ir a verla en mi canal de youtube... aunque no es la gran cosa XD... bueno, ahora que ya tengo poquito tiempo, les traigo al menos una actualización... eso si, no tiene absolutamente nada que ver con las fechas presentadas... pero hey, al menos es algo DX
Poco a poco, la mente y la fuerza de México va diezmando... Nazi es bueno en su trabajo como se puede ver
¡A leer!
5 - Ciego por tu oscuridad
Su cuerpo le dolía, sus pezones ardían, su cuello también le dolía demasiado el poder moverlo pero, aun contra todo, cuando su vista pudo abrirse, se encontró en el medio de la oscuridad, la misma oscuridad que lo tenía atrapado, la misma, que lo tenía acorralado e indefenso
Su cuerpo se sentía caliente. Si, todavía le dolía; de hecho, cada vez le dolía mas su cuerpo, pero, optando por no moverse realmente, las lagrimas comienzan a ser derramadas por su rostro. Siente su cuerpo sudoroso y pegajoso lo poco que mueve, prefiere dejar de utilizar sus músculos cuando se descubre acostado de costado, con una posición fetal y sus manos aun detrás de su espalda
Suspira entre hipidos, se permite sollozar en silencio mientras su cuerpo, confundido y agotado, no está seguro de todo lo que siente. Si, le dolía cada musculo, especialmente sus piernas, caderas, cintura y espalda baja, pero también le ardía su cuello y los pezones; el dolor ya se había vuelto incomodo e inquieto, pero no podía simplemente frenarlo, además, sus manos ya estaban acalambradas por el dolor. Un jadeo de dolor broto cuando, luego de intentar estirar su cuerpo, descubre sus pies golpeando contra el frio muro
Siguió llorando, no tenía ganas de hacerse el fuerte, solo... solo estaba ahí, lamentando su situación. Había sido secuestrado, robado de su hogar y ahora, cuando se creyó por un mili segundo salvado por uno de los amigos de sus padres y a quien el tenia completa confianza como si fuera su tío y su confidente para las travesuras, resulta para sorpresa del mexicano que las cosas, eran muy diferentes a como el mismo lo creyó alguna vez
¿Nazi alguna vez dio señales de que quería algo sexual con él? No quería pensarlo, pero también, no había nada que hacer en el medio de la oscuridad se dijo. No podía moverse, no quería moverse, su cuerpo le torturaba y honestamente, prefería por un momento no hacer ruido si con eso tenía algo de descanso de Nazi, porque era seguro que mientras siguiera haciendo ruido, el alemán aparecería y su presencia solo significaba volver a ser su ramera
El latino parpadeo con un brinco de sorpresa. Intento negar, pero la tristeza le embriago. Ya estaba aceptando su destino como el juguete sexual de Nazi y eso no le agradaba. Pero, aun cuando los recuerdos eran borrosos para este punto, México estaba bastante seguro que desde que había sido expuesto a la droga del alemán, no solo su mente, también su propia voluntad había sido lentamente destruida a un punto que ni siquiera el mismo se estaba reconociendo
¿Qué iba a hacer él, que era un menor de edad? Es decir, México solo sabia por las horribles y constantes campañas de su escuela que debía de tener cuidado de no ser drogado, de no consumir ningún tipo de drogas y no beber alcohol pues era fácil alterar la bebida y acabar en algo malo
Si, México lo sabía, pero una cosa era tener el conocimiento empírico y otra, ser expuesto a una droga que alteraba su estado de consciencia y lo volvía un sumiso que solo quería, no, que solo NECESITABA ser tocado sin parar hasta que esa desesperación, ese deseo, esa excitación y libido fueran aliviados con tratos demasiado rudos que se volvían adictivos. El latino parpadeo, las lagrimas eran incomodas aun si no podía ver nada ¿Desde cuándo el latino era un masoquista? Porque carajo, Nazi no había sido para nada gentil con él desde que se habían encontrado en esta situación
«¿Siquiera él es el verdadero Nazi que yo conocí?» se pregunto un momento, sintiendo como una vez más, intentando respirar profundamente, un gimoteo interrumpe sus respiraciones y el nudo en su garganta se hace doloroso
La imagen de su madre, la imagen de su padre, la imagen de sus amigos en la escuela o aquellas donde estuvo con Urss y con Nazi divirtiéndose junto a los adultos... todo eso, parece desaparecer en la propia negrura de la habitación ¿Qué iba a pasar ahora con el menor? ¿De verdad solo sería utilizado como un saco de semen por lo que le quede de vida? ¿O tal vez solo seria hasta que Nazi se hubiera cansado de su cuerpo y decida tirarlo como un juguete roto que ha quedado inservible?
Su destino era incierto. Tenía miedo, la oscuridad era abrumadora y sus pensamientos no estaban siendo para nada optimistas. Tal vez era que estaba siendo realista, lo más seguro es que pronto Nazi acabaría con él. Ya sea que lo mate o ya sea que acabe destruyendo su mente de adolescente; aun por más fuerte que se diga México para poder soportar y negarse a las ordenes de Nazi, el mismo latino es consciente que las cosas no están saliendo para nada bien y que, en realidad, estaba siendo destruido por el alemán
Cada vez que se ven, cada vez que Nazi acaricia su cuerpo, cada vez que Nazi lo degrada llamándolo puta o zorra... Nazi estaba destruyendo la fuerza y voluntad del tricolor. Si, México era fuerte... pero sin ayuda, el latino supone que no sobrevivirá demasiado antes de acabar como un cascaron vacio al capricho del alemán. Su cuerpo se estremeció por la idea desagradable, sus lágrimas incrementaron y el gimoteo de dolor se volvió más audible no importando que tanto intentara para mantenerse en silencio
Su cuerpo se encogió sobre sí mismo, el dolor en cada musculo fue un desagradable recuerdo de lo que ahora tendría que vivir pero, ahora no había nada que pudiera hacer ¿cierto? Ya había intentado luchar y escapar pero, no lo había conseguido
Tenía que buscar cómo salir del lugar pero ¿Cómo? Ni siquiera podía liberarse de las cadenas que lo imposibilitaban o del capricho de Nazi ¿Cómo mierda iba a volver a su hogar? Siquiera ¿Realmente lo estaban buscando en su hogar?
Sus ojos se sentían pesados, su vista se fue cerrando y los pensamientos que atropellaban su mente, uno tras de otro, se volvieron tan borrosos y sin importancia mientras él iba cayendo en el sueño una vez mas que, de hecho, por un instante, de verdad se permitió descansar. Era mejor que seguir pensando y averiguando que no importa que hiciera, no podría escapar
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Sus ojos se abren de golpe, un jadeo apenas se ahoga y su cuerpo se remueve asustado he incomodo. Una vibración resuena en la habitación pero, lo que realmente había despertado de golpe al latino, había sido las sensaciones que sentía en su trasero. Algo se estaba removiendo, algo se sentía extraño y se movía, vibraba de un modo incomodo que hacía a su cuerpo estirado contraerse en un ovillo
─¿Qué es... esto? ─jadea, cerrando sus ojos y tratando de negar mientras remueve su adolorido cuerpo─ basta ─pide─ se siente extraño ─jadea, haciendo su cuerpo hacia atrás y moviéndose aun con más fuerza cuando, aquel sonido de vibración se hace más fuerte y el latino puede sentir como aquello remueve sus entrañas haciéndolo soltar gemidos mas fuertes
«¿Qué diantres está pasando?» se pregunta, intentando estirar sus manos para alcanzar su trasero sin conseguirlo «tengo que sacarlo de mi interior» solloza nervioso, mordiendo su labio inferior
La oscuridad se disipa al ser prendidas las luces, el resplandor le deja ciego un momento pero su cuerpo no puede detenerse, su mirada se desvía a Nazi quien, divertido, esta vez tiene en una mano otra cajita que apenas el latino cree ver diferente antes de que un click suene y la vibración en su trasero se haga todavía más fuerte. Su cabeza se hace hacia atrás, su cuerpo convulsiona, lo que había dentro suyo estaba golpeando en su próstata y lo estaba excitando otra vez
Nazi camino por la habitación sentándose de nuevo en la orilla de la cama, observando al tricolor que parece callar sus preguntas y cambiarlas por gemidos fuertes. Nazi sonríe satisfecho, observando con tranquilidad y, cuando parece que el tricolor se remueve con más fuerza, a punto de correrse, Nazi apaga el vibrado dentro del mexicano para permitirle respirar
─Hey, zorra ─llama Nazi en cuanto ve que se ha controlado un poco. México gira a verlo con lágrimas en sus ojos y una dolorosa erección goteante─ supongo que ya tendrás hambre ─menciona el alemán─ así que si quieres comer, deberás ser una buena zorra y complacerme antes
México no responde, sus ojos se llenan de lágrimas que corren por sus mejillas en silencio, su respiración errática lentamente parece calmarse al tiempo que su rostro perdido enfoca al alemán. No quiere, de verdad, ya estaba arto y lastimado, la idea de estar cercas suyo le asustaba, pero su cuerpo, apenas haciendo su propio esfuerzo, consigue levantarse quedando arrodillado en el suelo, a la espera del capricho de su captor, Nazi sonríe y cruza una de sus piernas elevando su pie frente al latino
─Lame el zapato de tu dueño ─ordena. México baja su mirada, cansado, adolorido
Sus piernas avanzan en gateos lentos y dolorosos, ahora por primera vez nota que el suelo esta tapizado con una alfombra que le permite andar sin lastimarse demasiado. Se coloca delante del alemán y, observando el zapato negro que se eleva para estar más cercas del tricolor, el latino simplemente acaba cerrando sus ojos y con un suspiro derrotado, se inclina
Sus labios chocan con el empeine del zapato, sus ojos se abren un poco para encontrar el pie ajeno y, lentamente, comenzando con besos, tímida, su lengua surge y comienza a recorrer la parte superior del zapato. Nazi se divierte en secreto, bajando la pierna de su rodilla y dejado su pie sobre el suelo, obligando a México a llegar hasta el suelo con torpeza pues aun continua lamiendo el zapato
─Con eso es suficiente ─escucha de pronto la voz del adulto. México pierde el equilibrio y sin desearlo choca contra la pierna del adulto que, solo usando su zapato, ayuda al tricolor a sentarse sobre sus rodillas─ iras como un perro bueno ─menciona, poniéndose de pie y avanzando alrededor del mexicano
Para sorpresa del tricolor, la cadena que ata su cuello y sus muñecas desaparece, ahora, por primera vez en todo este tiempo, sus manos se van hacia el frente. Sus músculos duelen, pero solo puede sobar sus muñequeras antes de sentir como un collar es jalado desde su cuello y escuchar un click. Al volver la mirada hacia atrás descubre que Nazi ha atado una correa de cuero negra a un collar que el tricolor no puede ver pero que en su debilidad solo delinea con las yemas de sus dedos
─Andando perro ─anuncia Nazi dando suaves tirones a la correa. México intenta ponerse en pie pero, en cuanto Nazi lo observa jala con la correa haciendo a México caer de cara al suelo─ te dije que irías como un perro, no como un humano ─regaña Nazi, pisando la cabeza del latino para que no se levante─ has dejado de ser un ser humano, ahora solo eres un estúpido juguete sexual ¿Lo entiendes idiota? Eres solo una zorra
Nazi niega a que México se levante, el pie del adulto continúa empujando el rostro de México un rato más hasta que finalmente, un corto lapso más tarde, en un suspiro de enfado, Nazi libera de su pie la cabeza tricolor y jala con el country
─Parece ser que ya entendiste tu lugar ─suspira─ muévete, no quiero tardar demasiado en estas banalidades
México jadea adolorido, le duele el rostro luego de haber sido golpeado y sin siquiera haber podido poner sus manos para evitar el golpe, pero lo prefiere por el momento a la idea de seguir siendo azotado. Con trabajo, el latino se puede poner en cuatro patas, Nazi, quien no le ha quitado la vista de encima vuelve a dar suaves tirones a su correa y ahora, ambos avanzan
La luz que sobresale de la puerta que atraviesa por un segundo lo deja ciego. Una luz radiante y clara brilla en la habitación envolviéndolo todo. México se siente cegado por un brillo mañanero decorado con el sonido de las aves a la lejanía. Era de mañana se dijo, por un momento, observando la habitación lujosa en la que ahora estaban antes de que Nazi jale con su cuerpo y le guie a lo largo de una habitación y por pasillos
Los nervios y el miedo invaden al tricolor cuando al salir por un pasillo, el tricolor descubre a una mujer vestida de mucama pasando con sabanas encima. México no quiere salir de la habitación y se frena, pero la mujer que ha pasado, saluda con una reverencia a Nazi y, en cuanto su mirada colinda con la del tricolor, viéndolo con pena por escasos segundos, pasa de él fingiendo que realmente nunca lo vio
─¿A qué esperas? ─escucha la voz de Nazi─ anda, camina perro
El alemán jala la correa, obliga al tricolor a avanzar por entre los pasillos que lentamente se van llenando de gente que, tan pronto como descubren su lastimado cuerpo desnudo, desvían la mirada fingiendo que nadie lo ve, que nadie lo nota... que el tricolor en sí mismo no existe en esa mansión
Luego de andar por algunos pasillos más, ambos por fin llegan al comedor donde, luego de que Nazi se siente con las piernas abiertas, jala con el collar y sienta a México a su costado, cual perro entrenando. El latino baja su mirada un segundo, su erección lentamente estaba bajando, al menos ya no le dolía tanto como hacía rato, pero, su atención, cansada y adolorida, presta atención a la gran habitación donde se encuentran
Una gran mesa para varias personas, sillas de madera lustrada y muy elegante, pisos de mármol blanco que estaba considerablemente frio, grandes ventanales con cortinas descubiertas dejando ver a lo lejos un cielo azul vibrante y una flora espesa que parecía preciosa a ojos del tricolor
¿Desde hacia cuanto que estaba atrapado por Nazi? No está seguro de cuánto tiempo ha pasado, solo sabe, que se siente como si hubieran pasado años desde la última vez que vio la luz del día y pequeñas lagrimas inundaron sus ojos... había sido conmovedor volver a ver la luz del día otra vez
─México ─Nazi capto su atención luego de notarlo viendo perdido hacia la ventana. Cuando ambos se miraron, el latino limpio lo más rápido que pudo las lagrimas que habían corrido por sus mejillas y trato de soportar el nudo en su garganta─ ven aquí ─ordeno Nazi, jalando con la correa para darle a entender al latino que podía ponerse en pie
Jalo con su cuerpo, lo hizo parar y finalmente, lo hizo sentar sobre su regazo. México se sintió incomodo. No solo había recordado aquello que tenía en su trasero, además, su piel estaba desnuda, sintiendo la ropa ajena, notando las caderas de Nazi y como los brazos del mismo parecían querer hacer presión sobre las caderas del tricolor para denotar la posición de ambos
México bajo la mirada avergonzado. Hombres y mujeres comenzaron a llegar al gran salón, dejaron varios platos de comida para ambos, México observo la comida y el gruñido en su estomago apareció como un reclamo que ni siquiera había sentido antes. Su boca hizo agua por el deseo pero una de las manos que abrazaba su cuerpo, discreta bajo hasta sus piernas y movió suavemente el dildo que había en su trasero haciendo al latino soltar un quejido de sorpresa junto a un salto dado a lo repentino de la acción
─Espera ─jadeo bajito, nervioso de sentir de nuevo las manos de Nazi sobre su cuerpo. La desesperación se vuelve aun mas grande cuando el latino se sabe visto por el resto del personal del alemán quien, intentando no prestar atención a la escena, lucha por fingir que no están viendo nada. Como si Nazi no estuviera abriendo las piernas de México, como si no estuviera moviendo con un unido dedo el dildo en el culo del tricolor o como si el mismo latino no estuviera ahí, soltando pequeños quejidos al tiempo que intentaba apartar la mano del ajeno avergonzado
─No te muevas zorra ─ordena con fuerza el mayor, México siente un escalofrío, una mordida en su hombro desde atrás le lastima y ahoga, sus movimientos se detienen, su cuerpo se tensa ante la orden, no quería obedecer, pero aunque intenta tomando la mano de Nazi para hacer el esfuerzo de detener sus movimientos, estos nunca paran─ eres mi puto juguete ─regaña
El cuerpo del latino es empujado contra la mesa, la mujer que estaba sirviendo los platos salta también, apartando los platos cercanos al cuerpo del menor, viéndolo con miedo y pena antes de escuchar la orden del adulto dejando la comida un poco más adelante en la mesa. La mujer baja la mirada, atemorizada antes de obedecer
México intenta pedir por ayuda, pero no es ayudado, solo, totalmente ignorado por el mundo al tiempo que Nazi atrapa sus brazos tras su espalda y con una mano libre activa el interruptor que activa el dildo dentro del tricolor haciéndolo retorcerse en el placer y los nervios
─Al parecer a esta puta le gusta que la castiguen en público ─se burla el german usando su mano libre para empujar el dildo en el recto del latino y evitar que este salga. México abre sus ojos, jadea, esta demasiado profundo, demasiado inquieto, demasiado brusco y aun así, algo más amable que el trato que Nazi le entrega, aun así, intenta removerse. Su cuerpo está débil, la comida parece brillar por un momento delante de su rostro pero, las sensaciones se hacen desesperantes cuando la mano que solo empujaba el dildo lo toma de la base y comienza a simular penetraciones lentas
Las vibraciones entran y salen, su interior se remueve, México comienza a gemir. Las personas han desaparecido de la habitación dejándolos en soledad, lagrimas corren por el tricolor, sus ojos se cierran, su rostro intenta negar pero solo se recarga sobre la mesa de madera entre gemidos y suspiros
─Pie-dad ─se ahoga─ lo... lo siento ─vuelve a gemir, intentando mirar hacia su captor quien, encontrando el gesto lloroso del tricolor solo lo observa con una ceja elevada en curiosidad despectiva─ no... no lo volveré a hacer
─¿Qué no volverás a hacer? ─pregunta Nazi, sacando casi por completo el dildo, solo dejando la punta dentro del recto tricolor
─No... no volveré a desobedecer ─tembló en responder. Siquiera ¿Por qué tontería debía de disculparse el tricolor? No lo sabe, pero ya no quiere tener esa sensación en su recto, era incomodo, era vergonzoso, era malditamente humillante y aun mas, devastador sabiendo que por más que pidió ayuda a las personas a los alrededores, todos le abandonaron a su maldita suerte con el loco del german
La cabeza de México se eleva en un grito ahogado, el dildo es empujado con fuerza contra su cuerpo y, entre las vibraciones y la fuerza de la embestida, termina corriéndose y manchando parte del suelo en el proceso
─¿Solo eso? ─pregunta Nazi con un tono que claramente decía que aun no estaba satisfecho con sus palabras, ahora, además de meter y sacar el dildo, dentro de México, lo gira haciendo al menor gemir más fuerte y tratar de mover sus caderas para liberarse de su tortura
─Haaaa... ¡Hare todo lo que me digas! ─grita, el dildo ha golpeado en su próstata y su mente se vuelve blanca un segundo. Puede sentir como el dildo sale, México siente sus piernas temblar sin siquiera poder tocar el suelo, solo, apenas rosarlo con sus dedos, pero el tricolor toma la oportunidad ahora que el dildo ha salido de su interior para hablar atropelladamente─ ¡Obedeceré tus ordenes! ¡No me opondré! ¡Seré tu maldito juguete sexual pero por favor! ─se ahoga entre jadeos, sintiendo como aquel dildo se empuja de nuevo golpeando su próstata─ ¡Por favor detente!
El grito detiene los movimientos de Nazi quien, dejado el dildo dentro de México, lo apaga (las vibraciones) permitiendo al tricolor a respirar con tranquilidad y ahora, sollozar. Se sentía humillado, se sentía avergonzado y ahora, estaba dolorosamente excitado pero había algo de lo que estaba seguro. No quería continuar aquello en medio del comedor donde la gente podría pasar
─Si resistes este castigo como una buena perra y no te vuelves a quejar ─México escucho la voz de Nazi al tiempo que jalaba con la correa de su cuello haciendo hacia atrás el cuerpo tricolor, liberando sus manos y haciendo al cuerpo del menor a volver a sentarse sobre las piernas del mayor─ te permitiré comer correctamente ─Nazi toma las mejillas del mexicano para que se miren─ si tu actitud me complace, te dejare comer como la gente normal y no como la perra que eres ¿Entiendes?
México no dijo nada, solo asintió frenéticamente. Temeroso, tembloroso, con una erección aun dolorosa en su entrepierna y un dolor de caderas que le hacía incomodo el poder estar sentado entre las piernas del mayor. Aun así, lo que siguió, solo fueron ordenes simples de parte de Nazi para con el mexicano
Traer aquel plato, tomar una cuchara y darle de comer (México a Nazi) en la boca, limpiar la suciedad de sus labios y, al tiempo que lo hacía, Nazi movía suavemente el dildo dentro del latino que, entrecerrando sus ojos muerde su labio inferior intentando no gemir y no removerse
Su miembro dolía, estaba excitándose otra vez, pero, cuando Nazi deja de jugar con su culo y el dildo que aun se niega a liberar de su interior, el alemán toma otro plato de comida y esta vez, como si México fuera un bebe, le da de comer en la boca, observando sus acciones, dado pequeñas ordenes para masticar o tragar. El latino agradece al menos la comida y, finalmente, un rato más tarde, por fin, el estomago del tricolor se siente satisfecho
Una sensación de calma brota en el tricolor quien, con el permiso de Nazi, se ha aferrado a su cuerpo para no caer de espaldas y poder tener su propio equilibrio. Un suspiro de satisfacción brota en el mexicano cuando acaba la comida y, lo último que descubre, es a Nazi sacando de entre sus bolsillos un diminuto frasco de cristal con un contenido rosa que deja justo en la mesa, delante del tricolor
─¿Sabes lo que es esto? ─pregunta Nazi al mexicano que niega confundido y temeroso de lo que pueda ser─ es el beso del diablo ─responde el alemán─ bébelo para irnos de aquí de vuelta a tu jaula ─ordena. México abre sus ojos con miedo. Puede sentir como Nazi aprieta su trasero con la mano que lo sostiene para que no caiga y, sabiendo que las cosas podrían ponerse feas, con un gesto nervioso, México estira su mano, tomando el pequeño frasco entre sus dedos y, luego de destaparlo, mira al alemán quien espera sus acciones
México intenta respirar hondamente para darse valor y, finalmente, en un movimiento rápido, beber el contenido por completo. Ahora, lo siguiente que siente son suaves nalgadas a su trasero simulando palpadas de felicitación por su obediencia
─Muy bien, muy bien ─felicita Nazi bajando a México para dejarlo arrodillado en el suelo nuevamente─ vamos, ya acabamos aquí
México no dice nada, solo asiente de un modo tímido, bajando su cabeza con miedo. Nazi se pone en pie y jala con la correa, México comienza a caminar a cuatro patas detrás suyo, observando hacia atrás como, entre las puertas de la cocina, hay algunas miradas curiosas que, en cuanto se saben descubiertas desaparecen de la puerta. El latino baja la mirada al suelo, volviéndola hacia el frente para encontrar la espalda recta de Nazi guiándolo con orgullo por la mansión, pavoneándose y sin preocuparse de las miradas de los demás trabajadores sobre ambos countrys
México desvió la mirada... se estaba ahogando demasiado rápido, se dijo... no soportaría demasiado en esta situación...
Notas finales:
Bueno, ahora que ya tengo algo de tiempo, espero poder seguir ya con las historias... digo, ya me detuve un momento con las animaciones... al menos ya no quiero subir una en una fecha en especifico así que ya me puedo tomar esto con calma XD así que espero que esto no demore demasiado XD
En fin... sobre el capitulo, realmente no siento que haya necesidad de datos extras, como digo casi siempre, es solo un lemon, no sé qué clase de datos extra esperan XD
Pero ya saben, si tienen dudas yo con mucho gusto respondo XD
¿Les ha gustado?
Que tengan lindo día
¡Comenten!
¡Feliz Navidad! Y como es seguro que no los voy a ver hasta el próximo año
¡Feliz Año Nuevo! XD
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