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4 - Dulce Destrucción

Notas del cap:

Bueno, no entra en el contexto del horror, pero lemon es lemon y no se le dice que no ¿Verdad? Así que nada

¡A leer!


4 - Dulce Destrucción

México respiraba con trabajo. Su cuerpo estaba más "suelto" si es que de algún modo podría ser definido así, la situación en la que se encontraba. El mexicano podía sentir al menos que sus piernas estaban sobre algo mullido y peludo que era agradable al tacto. Si bien, estaba desnudo todavía y demonios, estaba dolorosamente excitado por algún motivo, también debía de intentar moverse

Sus manos aun estaban atadas tras su espalda. Al menos ya no estaban atadas desde sus antebrazos obligando a sus manos tocar sus codos. Ahora podía tocar su cadera y parte de su trasero, eso ya era algo de libertad se dijo; el problema era lo que muy seguramente era una cadena que colgaba desde su cuello, pesada he incomoda. Intento avanzar, aun totalmente a ciegas

Se puso de pie, podía hacerlo. Intento avanzar un par de pasos, obviamente encontró un cierto límite al que ya no podía sobrepasar, intento quitarse la venda con ayuda de sus hombros pero no podía llegar, así que, suponiendo que no lo conseguiría por ese modo, intento por otro. Regreso despacio, lento, torpe sobre sus pasos. Con ayuda de sus pies delineo lo que seguro seria su posible cama, volvió a subir a ella y, ayudado únicamente de sus pies, consigue encontrar que de hecho, su "cama" no estaba demasiado lejos de un muro. Si bien, esto es extraño, también es una ventaja para el tricolor que, restregándose contra el muro frio, consigue tallar su rostro poco a poco hasta conseguir apartar la venda de sus ojos

─¡Si! ─celebra por lo bajo, pero, no sirve de mucho cuando, solo uno de sus ojos consigue despejar la venda, descubriendo con decepción que, aun cuando al menos puede ver con un único ojo, toda la habitación en la que se encuentra está totalmente a oscuras. No hay luz, no hay ventanas, no hay nada que le diga si es de día o de noche y la oscuridad es tan pesada que no puede ver ni siquiera su nariz. El latino gruñe ¿Qué demonios iba a hacer a continuación?

Intento volver la mirada hacia atrás, el muro donde se había restregado para liberarse estaba ahí, pero no podía ver nada, suspiro, prefirió seguir tallando su rostro, consiguiendo al menos quitar por completo la venda de sus ojos para permitirle descansar de esa presión. Ahogo un quejido, el frio del muro había tocado con su entrepierna y demonios, estaba sensible

Las sensaciones habían sido tan fuertes que acabo arrodillado en la cama, soltó un quejido nervioso, aun sabiendo que no había diferencias entre tener sus ojos cerrados o la oscuridad de la habitación, el tricolor cerró sus ojos

«Cálmate» intento pensar «respira profundo» se dijo, lento, calmado... estaba consiguiendo calmar el palpitar desenfrenado de su corazón. Aun tenía esa dolorosa cosquilla en su entrepierna pero no quería prestarle más atención. Ahora ¿Cómo demonios iba a escapar? Era lo que debía de tener a su mente ocupada, no el enfermo deseo de volver a ser tocado por las manos del german

Es que, demonios... Nazi lo había tocado, lo había... violado. No había otra forma de llamar a lo que había ocurrido y, aun cuando el tricolor sabía perfectamente lo que ha ocurrido, lo único que piensa, lo único en lo que su mente puede apenas tener en claro, es que desea volver a sentirlo taladrando su interior de ese modo tan intenso. Carajo, su primera vez había sido una locura. Por supuesto que no había deseado que pasara así... pero no había mucho que hacer al respecto ¿cierto?

Nazi había llegado, había tomado su primera vez y, demonios, dominante y loco, pero el maldito viejo sabia moverse para volverlo loco...

Sus movimientos de caderas, esas horripilantes palabras que más que ofenderlo o darle miedo, lo excitaban, su calor corporal, su olor

«Un momento» se dijo el latino «Nazi dijo algo sobre una droga» cayó en cuenta ¿Y si había sido eso lo que lo tenía pensando locuras estúpidas? Si, era mejor pensar así, que descubrir que era en realidad el deseo del latino que había aflorado por la locura del german. No, no quería pensarlo, estaba asustado de pensar que en realidad fuera su propio deseo lo que lo manipulaba cuando estaba Nazi presente. Su cuerpo tembló

La única imagen de Nazi viéndolo desde arriba, no solo con superioridad, sino atrapado por su agarre doloroso, con sus caderas golpeando contra su boca ahogándolo... ¡Esa puta imagen le parecía sensual y hacia a su adolorido miembro dar pequeños saltitos de deseo por ser atendido otra vez!

Su cabeza negó con violencia, no quería aceptarlo, no iba a permitirlo. Tenía que pensar en algún modo de poder escapar de Nazi y su locura

Por desgracia, mientras va pensando sobre eso, una puerta se abre, una tenue iluminación es suficiente para dejarlo ciego antes de que la oscuridad volviera a reinar. Confundido, solo escucha el silencio antes de que un interruptor suene y una luz tenue le ciegue por escasos segundos

─Bueno, al menos te quitaste la venda ─tal vez, la voz de Nazi había sonado con algún tipo de ¿Felicitación? No importa. El latino gira a verlo, Nazi sonríe burlón, avanzando hasta sentarse sobre la orilla de lo que es una cama que ahora puede observar. México mira discreto inspeccionando la habitación. Una habitación con paredes carmesí y manchas negras que no alcanza a percibir por la iluminación le dan una mala espina cuando, el sonido de algo cortando el aire le obliga a volver la vista al adulto en la habitación─ creo que tendré que castigar a mi zorra por desobedecer

─¡Vete a la puta mierda! ─grita México molesto, poniéndose en pie y tratando de correr hasta la cama para golpear al german. Sin embargo, Nazi no parece sorprendido ni asustado. México corre, la cadena en su cuello también jala suavemente con sus manos y ahora, el tricolor esta demasiado cercas de Nazi, pero no lo suficiente para poder soltar algún ataque... estira una de sus piernas, intenta patearlo, pero sus golpes no llegan, ni siquiera podría atacarlo en esa situación se dijo frustrado─ No voy a hacer una mierda maldito enfermo ─gruñe al saber que no podrá defenderse de un modo físico

Nazi sonríe, calmo, sabiéndose dominante en esta situación, solo observa al tricolor y, sacando de uno de sus bolsillos un pequeño control negro de botón rojo, al presionarlo, el tricolor ahoga un grito y sus piernas ceden. Su mirada se siente borrosa, el miedo le carcome... eso... había dolido... eso, eso ¿Eso había sido electricidad corriendo por su cuerpo?

─Lo entiendes ¿cierto puta? ─la voz de Nazi capta su atención, el german sonríe superior, mostrando el pequeño control, con su pulgar enguantado acariciando a consciencia el botón rojo─ pórtate mal y serás castigado con voltios ─se burlo

─Maldito enfermo ─jadeo México, soltando otro grito cuando el botón vuelve a ser presionado y una corriente eléctrica le recorre

No puede recuperarse cuando sus cabellos son tomados con violencia obligando a su rostro a elevarse, su mirada se encuentra con la de Nazi divertido quien, sin decir mucho, le obliga a beber un pequeño frasco. México siente que se ahoga, tose con desesperación, pero no puede expulsar nada

Por mas intentos que hace, lo único que descubre es el sonido siendo cortado por una fusta antes de que un ardor golpee sobre su brazo izquierdo. Al subir la mirada, Nazi le ha azotado con la fusta, relamiendo la punta antes de, divertido, volver a golpearlo, esta vez en su rostro, su mejilla derecha duele y arde, pero la vista de Nazi solo parece hacerlo reír de forma estridente

─Nadie vendrá aquí a salvarte zorra ─se burla Nazi dando otro golpe, esta vez cercas de uno de sus pezones, haciendo al tricolor gemir adolorido─ nadie más que yo sabe que estas aquí, nadie vendrá, a nadie le importas ─continua hablando, entre burlas, golpeando sin parar su cuerpo, con la fuerza suficiente para dejar marcas y casi, posibles rasguños en la piel tricolor

─Acéptalo mocoso ─se burla el alemán, tomando de nuevo los cabellos de México, obligándolo a que se miren fijamente a los ojos─ eres solo mío, mi puta, mi perra, mi juguete sexual personal y nadie podrá tocarte más que yo ─con su mano libre golpeo su rostro, sin dejar de sujetarlo por sus cabellos─ cuanto antes aceptes que ahora soy tu dueño, tu amo y señor ─gruñe divertido, tomando también desde las mejillas al country y obligándolo a besarse un momento con lujuria─ mas pronto podrás disfrutar del placer de ser mi puta

México intenta negarse, intenta alejarse, pero, Nazi toma de algún lugar que el tricolor no puede ver algo y, mientras regresa a su lado, México intenta alejarse, descubriendo pronto que, aun cuando llega al muro, el mismo cosquilleo caliente le atrapa en su vientre y parece atorarse en su entrepierna. Nazi toma al latino de sus cabellos y lo tira a la cama, desde ahí, boca arriba, el german apresa los pezones del latino con pequeñas pinzas negras y, finalmente, tras morder con violencia el hombro del latino, se pone en pie y marcha, apagando la luz de la habitación y dejando en oscuridad al menor

─Volveré en unas horas puta ─giro, abriendo la puerta, permitiendo a México tener un poco de luz en esa oscuridad─ disfruta del beso del diablo y cuando vuelva espero ver a una perra obediente y complaciente

Y finalmente cerró la puerta dejando en oscuridad al tricolor ¿El beso del diablo? Ho no

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¿Cuánto tiempo es el que había pasado? No estoy seguro. La oscuridad es horrible, un pequeño zumbido ahogado por el propio silencio, un calor que comienza a ser desesperante al tiempo que siento como mi cuerpo tiembla. Mis músculos se tensan; la sensación de mi corazón palpitando con violencia y velocidad, como si estuviera corriendo desde hacía horas se vuelve aplastante

Mi cabeza comienza a ponerse en blanco ¿Cuánto tiempo he estado en esta maldita oscuridad del diablo? Estoy asustado, mi cuerpo se siente demasiado caliente, mis manos atadas a mi espalda tiemblan y sudan, pero lo más doloroso, es mi entrepierna. Puedo sentir mi miembro erecto, duro desde hacía mucho, necesitado de ayuda, de aliviar ese horrible cosquilleo que no para de molestarme

Pero no puedo hacer nada, ni siquiera intentar restregar mis piernas entre sí, hacerme bolita o restregarme contra la cama donde me encuentro. Nada de eso funciona para aliviar este dolor desesperante que me estaba obligando a soltar gemidos extraños que nunca en mi vida había escuchado ni creía llegar a escuchar de mi mismo

En algún momento, había llegado un punto de desespero. Llame a alguien, me removí, desesperado, luchando por liberarme mientras suplicaba porque alguien me escuchara y pudiera rescatarme. No Nazi, no dejare que solo porque tú lo dices, me rinda tan fácilmente

Debe de haber alguien, aunque sea una única persona que sepa que estoy aquí... que pueda rescatarme de este infierno maldito. Mi cabeza se pone en blanco, el recuerdo de las manos de Nazi sobre mi piel, su voz resonando sobre mi costado, la sensación de su cuerpo golpeando el mío... demonios no. No quiero pensar en eso, necesito salir de aquí y buscar como volver a mi hogar

Me siento mareado, por más que he jalado mi cuerpo para intentar liberar mis cadenas, no consigo nada, mis fuerzas se agotan con velocidad, el calor se vuelve sofocante, mi miembro pide atenciones que no puedo entregarle y, al tratar de mover mis manos para que al menos queden frente de mi cuerpo, me doy cuenta que hay algo más que las está atando a mi espalda y que no me dejara pasarlas hacia adelante

Respiro entre gimoteos, mis ojos se llenan de lágrimas. Tengo miedo, estoy confundido ¿Qué pasara con mis padres? Mi madre debe de estar muy preocupada por mi culpa, mi padre podrá consolarla pero sé que también estará preocupado por mí. Si tan solo hubiera sabido lo que me esperaba, hubiera faltado ese día a clases y me habría quedado en casa para evitar todo este infierno

─Alguien... ayúdeme ─jadeo, con mi cabeza lentamente cayendo por fuera de la cama donde me encuentro, aun jalando con las cadena sin poder llegar a algún lugar. Me siento mareado, mi mente cada vez se pone en blanco, la imagen de mis padres desaparece de mi cabeza, una bruma, una necesidad por ser salvado de esta desesperación que me apresa─ auxilio ─jadeo, incapaz de seguir gritando por ayuda

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Reviso su reloj en su muñeca. Habían pasado dos horas y media luego de haber abandonado a su mascota en la oscuridad, ahora, curioso y deseoso de encontrar a su juguete, se encamina desde la playa de regreso a su hogar, a su pequeño escondite del mundo entero

Le toma otra media hora poder llegar hasta su propia habitación, sonriendo con emoción, notando a las pocas personas que atienden la mansión haciéndose paso, sabiendo de antemano que a menos que el diera la orden, nadie debía de dirigirle la palabra o, como él ha dejado en claro desde que llego ese día, acercarse a su habitación, siquiera al pasillo donde se encontraba su habitación

Entra a su cuarto. Nada demasiado interesante mas allá de los lujos de los que él ya estaba tan acostumbrado, no era importante, sino lo que hay oculto en su escondite

Abre la puerta, la iluminación del exterior permite ver a México recostado por fuera de la cama para perro que tenía y, entre jadeos y espasmos, el latino parece demasiado ido como para darse cuenta de su presencia. La puerta se cierra detrás de Nazi dejando en oscuridad la habitación, solo un momento corto antes de que una luz tenue se ilumine permitiendo lentamente aclarar la oscuridad y dejar al descubierto por fin toda la habitación y lo que había en ella

─¿Listo para nuestro juego zorra? ─pregunta Nazi, su voz, seguido de sus pasos encaminándose a la cama. Una vez sentado, pareciera que la consciencia del tricolor reacciona y su rostro sobre el suelo se levanta suavemente. Nazi puede apreciar con gusto como su cuerpo esta perlado, su cara carmesí y sudada, su mirada perdida, totalmente drogada al tiempo que su respiración que hasta ese instante era tranquila, se vuelve errática─ arrodíllate puta ─ordena el alemán señalando delante de sus piernas

México no dice nada, su cuerpo, torpe y lento obedece, se mueve de un modo lento, se ve que le cuesta y pronto, quejidos y gemidos brotan suavemente, su boca se abre suavemente, respirando entre jadeos, incapaz de una respiración calmada. Nazi lo observa, satisfecho

Delante del latino, Nazi abre sus piernas un poco más, ahora, el latino parece enviar su atención a la entrepierna del german que, sabiéndose visto, pasa sus manos a su cremallera abriéndola sin prisas. La mirada perdida del latino se abre, su estado somnoliento parece desaparecer con velocidad mientras el alemán va abriendo sus ropas y sacando su miembro flácido delante del menor

─Haaaa... haaaa... mnnnngg ─comienza a jadear el latino, únicamente concentrado en la hombría del german que, observándolo con burla, solo se ríe de forma estridente ¿Esto era producto de la droga? Diablos, pudo haberla utilizado desde hacia tanto y tener así de ofrecido al mexicano, se dijo divertido, pero su mano, gustosa de torturar un poco mas al latino, solo pasa a tomar su miembro y sacudirlo suavemente delante de la mirada suplicante del latino

─¿Qué pasa? ─pregunta divertido─ ¿Lo quieres puta? ─entre risas

─Dame... lo ─jadea el tricolor─ necesi...to ─tartamudea haciendo al alemán algo complicado comprender que era exactamente lo que México decía, después de todo, solo soltaba pequeñas palabras trabadas que muchas veces, no termina de comprender de su parte, aun así, Nazi suspira satisfecho, poniéndose de pie para captar la atención del latino que, sube y baja su mirada, viendo tanto el rostro de Nazi como su entrepierna

Lo que México no ve es que Nazi vuelve a sacar la fusta y da un golpe (al menos esta vez no demasiado fuerte) a su mejilla derecha. Esto parece ayudar un momento a México a reaccionar y verse a los ojos, por supuesto, antes de que el propio Nazi tome de los cabellos a México y, en un quejido de dolor, observar como el miembro erecto del tricolor da pequeños saltitos ¿Acaso ha comenzado a excitarle ese trato? Se pregunto el german

─Las perras no hablan ─sonríe burlón mientras se toma su falo y comienza a acariciarlo─ solo gimen como las putas que son ─ahora, la mano que antes se masturbaba da una cachetada a la mejilla tricolor y le introduce un dedo en la boca─ si vuelves a hablar sin permiso te dejare aquí sin verga para que mames ¿Entiendes puta?

Un asentimiento frenético del tricolor le da a Nazi su respuesta, el dedo que se empujaba en la boca ajena se vuelve en dos dedos que juegan, simulan embestidas a su boca antes de, sin cuidado, sacarlos y liberar por fin al tricolor del agarre a su cabello, permitiéndole algo de calma

─Ahora perra ─ordena Nazi enderezándose, con una mano sujetando su falo semi erecto─ solo lamela

Tras la orden, Nazi da un paso hacia adelante, permitiendo a México volver su vista hacia su entrepierna y, sacando su lengua, obedecer de un modo sumiso y nervioso, claramente necesitado por ser recompensado. Nazi puede percibir en la mirada del tricolor un pequeño pigmento rosa, recuerda que era parte de los efectos de la droga pero no le presta importancia

Más interesante era observar como el latino parecía tan entusiasmado, como un cachorro, dando lengüetazos por todo el tronco, jadeando en desespero y nervios, sintiendo el alemán la mirada suplicante de su juguete. Por suerte o desgracia, Nazi observa a México, su deseo, su libido desenfrenado y como esa lengua que lamia torpe y primeriza, acaba envolviendo su glande antes de llevarlo a la boca del mexicano

Un poderoso puñetazo golpea a México en su mejilla derecha, el golpe tira al latino al suelo y, estando en el piso, Nazi saca la pequeña cajita negra y activa el botón rojo haciendo que México suelte alaridos de dolor cuando una corriente eléctrica recorre todo su cuerpo no solo originado por el colar en su cuello, sino además, por las pinzas que tenia sobre sus pezones

Nazi solo espera a que el latino termine de jadear luego de haber sentido la corriente golpeando su cuerpo pero, se da cuenta que el falo adolescente comienza a escurrir semen. El pobre niño se había corrido entre la tortura y eso, le pareció excitante. Avanzo, tomando por sus cabellos al tricolor y obligándolo a que lo mirara

─Te dije que solo lamieras ─explica, dando pasos hacia atrás, sentándose en la orilla de la cama aun jalando con el latino por los cabellos, obligando al menor a gatear solo con sus rodillas antes de ser dejado en libertad. Ahora, Nazi se encuentra sentado en la cama, con sus piernas abiertas y el adolescente en medio de ellas. Por algún motivo, México se da cuenta que en su posición, puede acercarse al falo de Nazi sin problemas y, mientras lo observa humedecido y semi erecto, el tricolor traga nervioso─ lámelo ─ordena de nuevo─ si vuelves a desobedecer no tendré piedad de ti

México no dijo nada, solo se apresuro a obedecer. Su boca se abrió, su lengua salió y torpe cual primerizo que era, comenzó a recorrer toda la extensión del german que solo lo observo. Esta vez estaba usando su lengua, si, pero también, daba pequeñas succiones que pasaban desapercibidas como besos a su falo, eso le agrado bastante, aun pese a estar drogado, seguía siendo un irreverente desobediente, pero no importaba, lo haría sumiso y puta, se dijo, mientras tomaba los cabellos del tricolor obligando a su rostro a restregarse contra su hombría que lentamente comenzaba a despertar mas y mas

México apenas emite gemidos cuando, sin ser consciente, introduce el glande de Nazi a su boca y, dándose cuenta de ello se aleja veloz, Nazi, quien también lo ha sentido y visto, solo da dos bofetadas al rostro latino con un gesto enfadado

─¿Tanto quieres chupar la verga de tu dueño? ─pregunta entre el enfado y la burla─ Entonces chupa la verga de tu dueño y señor ─grita, tomando de los cabellos al tricolor y, al tener este la boca abierta, ser callado por el miembro ya despierto del adulto, obligando al latino a un ritmo presuroso que no le permite respirar y que parece querer darle arcadas sin conseguir llegar al vomito

Nazi enreda sus dedos sobre las hebras del tricolor, le niega a que su boca se aleje de su miembro y le marca un ritmo, México parece nervioso, pero, después de lo que parecen un par de minutos, realmente Nazi disfruta con su gesto lloroso o como, incluso, no parece demasiado molesto con el ritmo que el otro le ha entregado así que, sonriendo, poco a poco va aflojando el agarre en el menor que, inconsciente de ello, continua con el ritmo marcado y la fuerza mostrada

Para cuando México se da cuenta que está libre del agarre, solo se aleja un segundo, respirando con dificultad, observando a Nazi quien, sin mediar palabra, solo está ahí, observando sus acciones, el tricolor baja la vista, aquel miembro que antes tenía en su boca ahora le tenía atrapado, así que, tras recuperar algo de su aliento, el latino continua lamiendo la punta, relame todo el tronco y vuelve a la cabeza donde lo engulle, esta vez, a su propio ritmo, a su propio deseo

Nazi palmea su cabeza en señal de una felicitación discreta, México parece excitarse con más fuerza y, ante la sorpresa y satisfacción de Nazi, el tricolor empuja su propio rostro contra la hombría del alemán consiguiendo que la nariz de México llegue hasta el vientre de Nazi y permanecer ahí algunos segundos al tiempo que se escucha el jadeo ahogado del latino. Nazi incluso puede sentir como la garganta de México parece apretarse alrededor de su verga y esto, le fascina al adulto quien, a punto de desear correrse, puede sentir como México se aleja en un jadeo necesitado por aire

Para la excitación de Nazi, no solo México muestra un gesto lloroso, sus mejillas rojas y un grueso hilo de saliva y pre semen uniendo su falo erecto con la boca abierta y jadeante del menor, también muestra como ese pequeño pigmento rosa en la mirada del latino parece incrementar. Nazi observa al tricolor y aplaude suavemente captando su atención

─Nada mal zorra ─felicita descubriendo un pequeño gesto de alegría de parte del tricolor. La boca de Nazi se abre, iba a dar otra indicación pero México se acerca, da una lamida rápida a la punta y, tanto su rostro como todo su cuerpo se recarga sobre una de las piernas del german. Ahora, ante su confusa pero sorprendida mirada, las acciones del tricolor le sorprenden de un modo bastante placentero

Entre gemidos y quejidos que claramente asimilaban a algún cachorro, México restriega su rostro y cuerpo contra la pierna de Nazi, mueve su rostro, gime, incluso lame su pierna y cierra un momento sus ojos moviendo torpemente sus caderas. El alemán se ríe con fuerza y acaricia la cabeza del latino─ ¿Qué pasa perra? ¿Acaso ya quieres que te coja?

Pregunta divertido y burlón, observando a la mirada del tricolor asentir nervioso y suplicante. Al menos, Nazi sabe que ha obedecido a no hablar y ahora, cual perro que quería que actuara, suplica solo con sonidos sugestivos que complacen al adulto en cuestión

─Muy bien, le daré a mi puta lo que quiere ─sonríe acariciando la mejilla del tricolor solo un segundo antes de soltarlo sin piedad─ ahora, gírate, quiero que me entregues esa cola de puta ─no dice mas, México parece apenas comprender sus palabras pero, de un modo sumiso, aun teniendo sus manos atadas y sin poder moverlas, el tricolor consigue girar, dándole la espalda a Nazi en el proceso y lentamente, abriendo sus piernas para tener algo de equilibrio, México consigue recargar el pecho y su rostro en el suelo dejando al aire su trasero

Nazi, quien observa sus acciones sonríe satisfecho, estira sus manos, amasa el trasero tricolor y, observando los tenues gemidos de suplica del menor, comienza a dar azotes fuertes a su trasero, uno tras otro, alternando entre ambos globos de carne, México salta, pequeños gemidos de suplica brotan cual cachorro pidiendo por mimos, Nazi usa uno de sus dedos y lo empuja en el trasero del menor que en suspiros más elevados parece hacer su trasero hacia atrás y moverse de delante hacia atrás con torpeza, simulando lo que deseaba, ser cogido con brutalidad por el adulto

Con una última nalgada al trasero tricolor, Nazi se pone en pie, abriendo totalmente su pantalón y apartando su ropa interior, toma su miembro ahora duro y, apretando un globo de carne de México, simplemente guía su erección hacia el latino. Sin piedad ni compasión o cuidado por el menor, Nazi se empuja con violencia haciendo a México soltar un alarido entre el sollozo y el placer

Nazi puede sentir como el cuerpo del menor le aprieta con fuerza, una sonrisa de satisfacción brota en Nazi quien, sin darle oportunidad al contrario de acoplarse, se comienza a mover con violencia sobre el cuerpo ajeno. México suelta alaridos desesperados, los jadeos se hacen cada vez mas fuerte mientras las caderas de Nazi golpean el interior del mexicano sin piedad, consiguiendo, apenas unas embestidas más tarde volver a dar con la próstata del menor que aúlla en placer tras sentir el golpe

Nazi se ríe, da nalgadas fuertes a su trasero, apretando las manos del latino en su espalda y apenas elevando una rodilla sobre el cuerpo del menor para tomar impulso y seguir golpeando al menor. Divertido de sus acciones, toma de nuevo el pequeño control de shocks y presiona el botón en repetidas ocasiones para que varias descargas eléctricas recorran por completo el cuerpo del menor que, entre chillidos de dolor apenas emite palabra alguna

Nazi se separa, obliga a las caderas de México a bajar y ahora todo su cuerpo se encuentra en el suelo, Nazi sube encima de su cuerpo y, acorralándolo en el suelo, vuelve a embestirlo, esta vez, gracias a su distancia, el alemán muerde y degusta la piel ajena, escucha sus gemidos, puede sentir como su cuerpo se contrae y sus llantos se hacen más fuertes, Nazi toma de la barbilla a México y, apenas se miran, el adulto lo besa con lujuria, sintiendo como de un modo torpe, parece ser correspondido por el menor

─Nadie puede amar a una puta como tu ─susurra Nazi, tomándolo desde sus cabellos, besando su oído de nuevo mientras sus caderas se detienen, su falo sale casi por completo del interior del tricolor y se empuja con violencia golpeando su interior haciendo a México por momentos, perderse en una bruma blanca y mirar hacia el vacio con un hilo de saliva escurriendo por sus labios─ solo eres un juguete que usare hasta hartarme de tu culo y de tu boca de ramera barata

México cerró sus ojos, Nazi mordió su oído y lamio en su interior lentamente, respirando con pesadez mientras seguía empujándose en embestidas lentas pero poderosas a su cuerpo

─Eres mi puta ─susurra con fuerza, como una orden que no puede ser desobedecida, lame de nuevo su oreja y mordisquea con fuerza, casi deseando arrancar la piel en el acto─ solo eres una perra que compre para mi diversión y mi placer personal ¿Lo entiendes?

México no puede responder, su cuerpo está débil, el calor en su cuerpo le ha hecho perder la consciencia de que es lo que ocurre, solo está ahí, gimiendo, volviéndose loco mientras el placer le embriaga a un punto donde ya no cree entender las palabras. Puede sentir como Nazi jala con su cuerpo, como lo obliga a que se miren. Su cuerpo gira, ahora esta boca arriba, observando a Nazi quien, mostrando el control pequeño frente a su rostro, mira con amenaza a México

─Te hice una pregunta puta ─ordena molesto, empujando su falo de nuevo al interior del tricolor que hace su cabeza hacia atrás por el placer del acto─ ¿Qué. Eres? ─ordena Nazi, moviendo sus caderas, sin descubrir una respuesta de parte del menor mas allá de gemidos nerviosos que no pueden abocar palabra

El pulgar de Nazi presiona el botón, México suelta gritos, su interior se aprieta casi como si no deseara que Nazi saliera de sus entrañas pero, entre el dolor y el cuerpo del latino, un nuevo orgasmo llega al mexicano que, simplemente parece por un momento perdido por su propio éxtasis

Nazi toma a México desde sus cabellos, obligándolo a sentarse sobre la erección del mayor (que aun no había salido del interior de México) y desde esta nueva posición, es arrastrando el tricolor para que su espalda chocara contra el muro para permitirle apoyo. Ahora, Nazi le mira fijamente con amenaza, dando otra descarga eléctrica al menor que suelta un quejido de dolor

─¿Qué eres México? ─ordena moviendo sus caderas, dando bofetadas a las mejillas del menor, obligando al tricolor a sollozar entre ahogados gemidos y un mirar suplicante que no puede detener

─Tu... ─jadea, con su boca abierta, con sus ojos cerrados cuando Nazi toma sus piernas elevándolas desde debajo de las rodillas y aumenta la velocidad de las embestidas, consiguiendo que el chocar de las carnes se haga sonoro y México vuelva a encorvar la espalda por el placer─ tu puta ─ahoga un gritillo─ Nazi

─Nada mal ─responde el german, empujando la espalda de México contra el muro y moviéndose todavía más rápido, acercando su rostro al del contrario para besarse con deseo, México apenas puede saber que ocurre con su cuerpo, las sensaciones son demasiadas, su cuerpo se siente pesado y ha dejado de responder a sus deseos, solo puede estar ahí, como si fuera solo un espectador del placer que le es entregado─ soy tu dueño y tu eres mi puta ¿Lo entiendes zorra?

La mirada de ambos colinda, México no puede responder más, pero su cabeza se mueve de forma asertiva al tiempo que las embestidas continúan y golpean de nuevo a su interior. Gemidos ahogados se hacen más fuertes, México cierra sus ojos, una vez mas, un golpe de electricidad recorre su cuerpo, su mirada se abre por segundos, descubriendo el gesto divertido del german antes de volver a cerrar sus ojos en deseo de dejar de ver al hombre que divertido, continua empujando sus caderas contra las del menor en una tortura hilarante

Su cuerpo es depositado de regreso a la cama de perro que ahora apenas podía distinguir y, con una pierna elevada, México siente como Nazi continua empujándose contra el contrario, el latino lo observa, esta demasiado cercas del orgasmo y, tras sentir como Nazi aprieta la punta de su miembro y comienza a moverlo, el latino, sin poder evitarlo vuelve a correrse con fuerza

─Tan pobre y ridículo como siempre zorra ─se ríe el adulto─ pero está bien, solo eres una pobre zorra a la que aun se puede adiestrar ─escucho sus palabras, mientras una mano jalaba sus mejillas y metía su pulgar a su boca simulando embestidas─ dilo puta, di que eres mi zorra traga semen

México no comprendió sus palabras, pero, su lengua solo se dedico a lamer y delinear el pulgar en su boca antes de sentir como el mismo pulgar y mano se alejaban de su boca y una serie de nalgadas fuertes y violentas azotaban su trasero, seguido de ver la fusta de nuevo elevarse antes de dar una serie de golpes por todo su cuerpo

─No te escucho puta ─gruñe Nazi, México entrecierra sus ojos, lagrimas corren por sus mejillas, el dolor y el placer se combina de un modo delirante, su cabeza está en blanco, no puede pensar, pero su voz, apenas aboca los deseos del mayor

─Soy ─se ahoga─ tú zorra y tu puta ─jadea, Nazi sonríe satisfecho, sale del interior del latino y, tomándolo de sus cabellos, el falo de Nazi se dirige de nuevo hacia la boca de México obligándolo a tragarlo todo. Sus caderas se mueven con velocidad de delante hacia atrás, Nazi solo muestra un gesto burlón y satisfecho al tiempo que sus caderas ahora golpean contra el rostro latino

─Así es perra ─suspira el german─ solo eres mi puta

El tiempo continua, México se ahoga, cada vez Nazi dejaba más tiempo su miembro dentro de la boca del tricolor hasta que, en una última embestida, se empuja por completo obligando al latino a intentar tragar lo que ahora escurre en su garganta y ahoga su boca hasta hacerlo escupir en una necesidad por respirar que no le es permitida

Su consciencia se pierde, México solo puede saber que lo último que ve es la mirada de satisfacción de Nazi y sus labios moviéndose en señal de algunas palabras que no escucha ya por su agotado ser. Finalmente, mientras Nazi termina de correrse y observa como su semen sale de la boca de México, este por fin ha caído en la inconsciencia

El acto ha sido demasiado brusco para el menor

Notas finales:

Gusto es gusto y antojo es antojo... no se puede evitar XD solo disfrutar XD

¿Les ha gustado?

Que tengan lindo día

¡Comenten!

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