Capítulo 6
— ¿Cómo soportan al Sol? —cuestionó Jungkook observando a varios hombres que sudaban la gota gorda a varios metros de la casa.
El alfa se esforzaba por mantenerse erguido, apoyando su derecha en el hombro de Namjoon, quien le obligó a levantarse minutos atrás.
Jungkook paseaba su vista por todo el lugar, lleno de curiosidad por saber su propio paradero.
El estilo tradicional asiático predominaba en la modesta casa, con pisos y techos hechos de madera, encontrándose en uno de los pasillos adyacentes al de su habitación con un pequeño jardín interior, donde el agua cristalina fluía alegre por una pequeña fuente en forma de cascada, rodeada por pequeños arbustos coloridos, arrullando con su sonido cual nana para un bebé.
A pesar de todo, y aunque apenas había visualizado una pequeña fracción del edificio, Jungkook debía de aceptar que tenía su propio encanto.
Por desgracia, la inmensa paz que reinaba a su alrededor le incomodaba en demasía. La sensación de la que era preso era lo más cercana a la ansiedad. Era un lugar magnífico y desafortunado.
—Hacemos lo que podemos—explicó Namjoon—Tratamos de protegernos con algunos sombreros, y tan sólo algunos utilizan cremas para proteger su piel.
— ¿Qué se supone que hacen aquí tantas personas? ¿Trabajan en el viñedo? —indagó mientras doblaban la esquina a la derecha en aquel laberinto.
— ¿El joven Taehyung no se lo explicó?
—Un poco.
—Bueno, este viñedo se llama Dalbich, estamos en un pequeño pueblo a unas cuantas horas de Daegu, que es la ciudad más cercana de aquí. Nos encargamos de producir vino con los cultivos que trabajamos, el cual lo vendemos a los mejores compradores que encontremos, no obstante, este lugar ha ido decayendo con el pasar de los años.
-¿A qué te refieres?
-Hace unas décadas, le iba muy bien a este lugar-relató-Siempre ha sido la principal fuente de trabajo e ingresos del pueblo, técnicamente el pueblo existe debido a este lugar. Los dueños de aquel tiempo invirtieron una exuberante cantidad de dinero para fundar y sustentar estos terrenos. Jamás nos fue especialmente bien, pero nuestros productos recibían muy buenas calificaciones.-Detuvieron sus pasos después de que el azabache soltara un suspiro doloroso. Le ayudó a recargar su espalda para que descansara un poco, y después de unos momentos, continuó-Cuando los dueños murieron, el poder pasó a su único hijo, Kim HoonBae y creímos que las cosas se mantendrían como siempre. Uno de nuestros peores errores.
-¿Qué sucedió?
-Aquel alfa se dedicó a derrochar las ganancias del viñedo en vicios, que a la larga terminaron por matarle. No invertía el dinero en las necesidades de la finca, por lo que nuestras máquinas terminaban por descomponerse y ser inservibles, por no hablar del inmenso deterioro que hubo. Los cultivos morían, o por el contrario, los frutos se caían al suelo por estar demasiado maduras. La pérdida monetaria de la finca durante ese tiempo fue inmensurable. Además, se negaba rotundamente a pagarles a los empleados, quienes no tenían otra forma de mantenerse a flote que lo que ganaban aquí. Después de un tiempo y varias huelgas, la mayoría terminó por irse junto a su familia a Daegu, con la esperanza de encontrar un nuevo trabajo. Solo unos pocos, como mi padre, se quedaron aquí, ganando la miseria que aquel hombre les daba ocasionalmente. Realmente jamás le importó el bienestar de este lugar.
-Espera un momento, dijiste que ese alfa Kim HoonBae, el dueño de la finca había muerto ¿No? -preguntó Jungkook, sospechando por dónde iba el rumbo de todo aquel asunto.
-Aquel hombre tuvo un hijo único, un omega.-respondió Namjoon, sosteniendo nuevamente a Jungkook para reanudar su caminata-Por lo tanto, el actual dueño es el joven Taehyung.
-Si es cierto todo lo que me has contado hasta este momento ¿Cómo es que este lugar sigue funcionando?
-Por puro milagro Jeon. El joven Taehyung apenas cumplirá un año al frente de Dalbich y ha hecho esfuerzos increíbles para procurar este lugar. Todos los que aún trabajamos aquí damos gracias a la Luna de que el joven Taehyung no tenga ningún parecido a su padre. Pero aun así, este lugar posee una inmensa herida de la que no estamos seguros que logremos cerrar, así pongamos nuestro mayor esfuerzo.
El alfa menor sopesó la información que acababa de recibir. El viñedo estaba en bancarrota. Y el hermoso omega de cabello castaño era el actual dueño de aquel lugar.
<Deberíamos de quedarnos>
Jungkook se alarmó ante el pensamiento de su lobo. ¿Quedarse? ¿Ahí? ¡Ni en broma! Jamás podría vivir en un lugar de aquel estilo. Él no pertenecía a un lugar así. No podía imaginar una vida sin las enormes facilidades que te brindaba entusiasta una ciudad. Sin poder encontrar lo que sea que quisiera a la vuelta de la esquina, ¡No podría volver ir a alguna fiesta citadina! No. Ni hablar. Jamás.
El empalagoso olor de manzana roja y rosas llenó su olfato de inmediato, justo después de haber abierto una nueva puerta que conducía a otro pequeño jardín interior, pero que a diferencia del anterior, no poseía de una pequeña fuente, sino un hermoso diseño que combinaba pequeños y vivaces arbustos con rocas colocadas estratégicamente a su alrededor. Fue cuestión de segundos antes de encontrarse a un nuevo omega.
¿Qué tenía ese lugar con los omegas hermosos? El chico frente a él poseía el cabello tan negro como el propio y rasgos tan finos y delicados que era increíble que fuera real. Parecía uno de aquellos muñecos de porcelana que vendían a grandes precios en algunas de las tiendas que acostumbraba asistir.
-¡Así que este es el chico que apareció por arte de magia! Eres más guapo de lo que Tae me dijo.
Sintió nítidamente cómo Namjoon se tensó a su lado después de que el omega pronunciara la última frase.
-Soy Kim Seokjin, trabajo aquí, atendiendo la cocina. Aunque algunas veces me encuentro en las caballerizas-exclamó con total confianza, mientras sonreía amablemente al invitado.
-Mi nombre es Jeon Jungkook, es un gusto-comentó presentándose.
-Justo ahora llevaba a Jeon al comedor, seguro que la cena ya se encuentra lista ¿No es así, Jin?-comentó el alfa mayor, tratando de llamar la atención del alegre omega frente a ellos, quien le miró enfurruñado, asintiendo quedamente. El menor pudo sentir la tensión que había entre ellos dos cuando cruzaron miradas. Estaba seguro de que si lo intentara, podría tomar unas tijeras y cortar la creciente tensión que había aparecido en cuestión de segundos. Pero de cualquier manera no habría tenido ninguna oportunidad, pues aquella situación duró apenas unos breves instantes.
-Ven Jungkook, te estábamos esperando-Seokjin fue el primero en alejar la mirada para después comenzar a avanzar frente a ellos, dándoles la espalda.
Aun apoyándose en el hombro del castaño alfa, reanudó sus pasos a través del pasillo. Seokjin abrió una puerta ubicada justo al final, ingresando inmediatamente.
La nueva habitación era justo como las demás, aunque quizás un poco más grande. Justo en el centro se encontraba una mesa larga con algunos alimentos sobre ella, alrededor de algunos cojines dispuestos a proporcionar comodidad a los invitados. En uno de los extremos se ubicaba Taehyung, quien bebía tranquilamente lo que parecía ser té.
Al verlo, el lobo de Jungkook se recostó tranquilo en su interior, mientras movía alegre su incansable cola. El armonioso olor que desprendía aquel omega, el olor del durazno y la vainilla parecían arrullarlo. Era simplemente majestuoso.
Y aunque le doliera, el mismo Jungkook pensaba lo mismo, aunque dudaba seriamente que algún día osara de mencionarlo en voz alta.
-Bienvenidos, la cena se está lista-comentó amable Taehyung, indicándoles con un ademán que tomaran asiento. Namjoon y Jin obedecieron de inmediato ubicándose el primero a su izquierda, y el segundo a su derecha, mientras que Jungkook, un poco descolocado, se limitó a seguir a Namjoon y colocarse a su costado.
-¿Dónde está Jimin?-preguntó Taehyung al notar su ausencia-Creí que estaba contigo Jin.
-Y lo estaba, pero se tuvo que retirar. Estaba indispuesto. Prefirió quedarse en su habitación.-Jin miró a Taehyung, dándole a entender sin necesidad de palabras la razón de la ausencia del aludido. El omega contrario entendió de inmediato, recordando vagamente el día anterior donde el aludido le mencionó sobre la cercanía de su celo.-Justo hace unos momentos, le llevé su cena.
Taehyung asintió sosegado, para después comenzar a cenar. No hubo más palabras, cada uno parecía estar ensimismado en su propio mundo, discutiendo consigo mismos la solución a sus problemas. Y en el caso de Jungkook, la forma más efectiva para salir de ahí.
Tenía que conseguir un celular lo más pronto posible. Con suerte, Yoongi o Hoseok podrían ubicarlo e ir por él. No parecía ser tan difícil. Aunque definitivamente tendría que esperar un par de días más, hasta que su herida cerrara.
Terminaron sus alimentos y se dispusieron a retirarse cuando un monstruoso trueno pareció romper el índigo firmamento sobre ellos. Segundos después, la electricidad pareció fallar, dejándolos a oscuras.
-Parece que habrá una tormenta esta noche-Namjoon guio el brazo de Jungkook, para que pudiera apoyarse sobre su persona nuevamente.
-Iré a buscar velas-mencionó Seokjin-No creo que la electricidad regrese hasta terminada la tormenta.
-Será mejor que Nam te acompañe-mencionó Taehyung, quien parecía acercarse a ciegas hasta la puerta. Su voz salió trémula y débil, como si de un instante a otro, hubiera perdido toda la energía de la que era dueño.
— ¿Namjoon? ¿Por qué? Yo puedo hacer eso sin necesidad de que ningún alfa tenga qué estar cuidándome las espaldas—ruñó Seokjin, demostrando disgusto. —Además, él está al cuidado de Jeon y~
—No tengo ningún inconveniente, joven Taehyung—interrumpió el aludido, alzando la voz solo lo suficiente para hacerse oír. —Además, Jungkook podrá sobrevivir unos minutos sin mí.
Seokjin bufó disgustado, murmurando un leve "como sea" antes de abrir la puerta y salir por el pasillo, seguido del mismo alfa castaño, quien se había separado del alfa azabache para cumplir con su tarea.
Jeon Jungkook se sentía ajeno a todo aquello que se encontraba a su alrededor. A las conversaciones de aquellos chicos, a cualquier problema que claramente poseían aquellos que acababan de abandonar la habitación.
No podía evitar mantenerse en silencio, cuando no era de su conocimiento lo que sea que ocurriera en aquel escondido pueblo.
— ¿Cómo te encuentras? —la voz del omega rompió el extraño silencio que se había formado durante un par de minutos.
—Me estoy recuperando rápido. Dentro de un par de días la herida terminará de cicatrizar—Jungkook sorteó un par de pasos hasta el origen de la voz del castaño—Namjoon insistió en que caminar un poco me haría bien.
—Me alegro—Taehyung exhalaba incomodidad por los poros, así Jungkook no pudiera verlo debido a la oscuridad, podría jurar que mantenía su ceño fruncido, mientras miraba a la puerta cerrada del comedor.
Un nuevo trueno se hizo presente con increíble mayor fuerza, junto al chillido asustado del omega.
Taehyung cayó al suelo colocando sus manos contras sus oídos, en un esfuerzo por no escuchar.
— ¡Hey! ¡Kim! ¿Qué te sucede? —preguntó Jungkook alarmado, acercándose hasta el omega y bajando a su nivel. La expresión propia se sobresaltó aún más al definir sus rasgos gracias a la suave y muy tenue luz qué se filtraba de quien sabe dónde.
El omega estaba temblando sin cesar, con las rodillas pegadas contra su pecho, meciéndose al corde de una canción muda que sus temblorosos labios pronunciaban sin parar. Sus manos se aferraban a sus oídos, mientras mantenía sus ojos cerrados con furia. Parecía como si deseara desaparecer de aquel lugar.
—Taehyung, tranquilízate ¿Bien? —Jungkook trató de tomar sus antebrazos, recibiendo un manotazo y al omega tratando de alejarse de él. — ¿Qué es lo que sucede?
Su lobo rasguñaba insistente en su interior, exigiéndole que tranquilizara al chico frente a él, pero Jungkook no sabía cómo hacerlo, ni siquiera sabía la causa de su estado.
Un nuevo chillido lleno de dolor y lo que parecía ser ¿Miedo? brotó desde la garganta de Taehyung, cuando un tercer trueno hizo acto de presencia, iluminando momentos después de forma efímera la habitación. El dulce olor del omega cambió de repente, reflejando una la peor sensación que cualquier ser vivo podría llegar a experimentar, aquel que quitaba el sueño durante las noches, como un claro augurio de las malas nuevas, aquel que sacaba lo peor de cada persona, arrinconando hasta el borde de un precipicio, sin miedo por dar el último empujón que terminaría a desafortunado que tuviera la mala suerte de vivirlo.
El temor.
Poderoso, déspota y letal.
Taehyung parecía atormentado. Sus susurros se volvieron audibles e ininteligibles. Lágrimas comenzaron a brotar desde sus ojos. Tal parecía que estaba en medio de un ataque de pánico.
¿Eran los truenos? ¿Ellos eran los culpables de que Kim Taehyung entrará en pánico de un momento a otro? Sólo podía ser eso, incluso, pudo recordar que el omega se había paralizado después de que el primer trueno se llevara la luz. Pero lo había pasado desapercibido debido a las palabras de Seokjin.
¿Dónde estaban ellos dos? No deberían de tardar mucho en regresar. Debía de mantener la esperanza de que ellos supieran cómo calmar al omega. Pero mientras tanto, debía de hacer algo. Su lobo se lo exigía. Se lo ordenaba.
—Tae—llamó dulcemente, procurando no alterarle—Tranquilo, todo está bien. Los truenos se irán. No te harán daño.
¿Qué estaba diciendo? Jamás se había molestado por tranquilizar a otro, después de todo, no era su problema.
Y ahí estaba, tratando de acercarse a ese chico y calmarlo.
—N-no...—susurró el omega, tratando de hacerse más pequeño mientras sollozaba con dolor. —V-vete...
Sin siquiera darse cuenta, el alfa comenzó a liberar su olor, en un intento desesperado de su lobo por socorrer al del castaño, dejando que el omega olfateara su esencia. Uva y tierra mojada. Taehyung, aún sin permitir que el alfa se acercara demasiado, comenzó a mover su naricita hasta llegar al origen de aquel perfume que le daba paz.
Taehyung fue acortando la distancia, acercándose con cautela al alfa, quien sorprendido, decidió esperar a ver cuál sería el siguiente paso. Grande fue su sorpresa cuando el omega hundió su rostro en la curvatura de su cuello, acercando su nariz a su glándula de olor.
-A-alfa-sollozó aferrándose a la camisa del aludido, volviendo puños sus manos alrededor de la tela, convirtiendo aquel acto, en una acción de socorro que fue guiada por nada más allá del instinto.
Un nuevo trueno confirmó sus sospechas: Kim Taehyung temía de ellos, llevando aquel temor tan lejos como para crearle un ataque de pánico de buenas a primeras. Taehyung se estremeció entre sus brazos, los cuales estaban cuidadosamente colocados a ambos lados de su cintura, sosteniéndolo. Parecía tratar de fundirse contra el cuerpo del alfa, buscando una cobija que le consolara de cualquier pena que viviera, que eliminara sus temores y desvaneciera sus tormentos.
-Tranquilo Tae-arrulló en un susurro, posando sus labios justo a un costado de su oreja-Todo está bien.
Pasaban eternos minutos, donde poco a poco el olor del omega abandonaba el tinte del temor, para dar lugar a su habitual dulce olor, teniendo eventuales recaídas que aparecían justo al mismo tiempo que cada nuevo estruendo, donde Jungkook se encargaba de mimar al castaño, esforzándose por darle toda la tranquilidad que su persona fuera capaz de proporcionarle. Toda la calma que un desconocido podría inspirar, pero que sus lobos recibían como si fueran amigos desde la infancia.
De forma disimulaba, Jungkook acercó su nariz a la curvatura del omega, siendo esta vez su turno para deleitarse con la fragancia del contrario, que para ese momento, había regresado a la normalidad. Podrían quedarse en aquella posición durante el resto de sus vidas: arrodillados uno frente al otro, fusionados en un vigoroso abrazo que les reconfortaba a ambos. Donde cada uno buscaba el consuelo en el olor del contrario, donde cada uno encontraba el sosiego que parecían rehuir de ellos.
Era como si tuvieran un extraño lazo. Uno que los uniera de manera desconocida, que no podía ser entendida por sus mentes, por lo menos en aquellos momentos.
Ninguno se detenía a pensar el porqué de su inmensa paz, no les importaba. Tan solo sabían que la estaban experimentando con tan solo oler sus fragancias, con solo mantenerse cerca.
Era como si pudieran entenderse sin necesidad de palabras o conocerse sin haber estado ahí alguna vez. Era maravilloso. Una sensación maravillosa, de la cual el origen les resultaba totalmente irrelevante.
Las respiraciones del omega volvieron a la normalidad, y a pesar de la continuidad de los potentes estruendos, sabía que no podía quedarse de tal forma con el alfa por tiempo indefinido.
Con enorme pesar, con las súplicas que le negaban tal acción por parte de su lobo y con la inmensa sensación de que algo sumamente valioso le era arrebatado de sus brazos, Taehyung se obligó a alejarse, recobrando esta vez la lucidez que había perdido al ser dominado por su temeroso omega.
-Y-yo... Lo siento-dijo avergonzado, no queriendo levantar el rostro para encarar a Jeon
-Tranquilo. Todos le tememos a algo.-Sentenció Jungkook, reincorporándose y tendiéndole la mano a Taehyung para que imitara la acción.
Parecía como si fueran capaces de verse de la forma más nítida posible entre toda aquella bruma oscura que les rodeaba. Taehyung pasó sus manos por sus enrojecidas mejillas, eliminando cualquier rastro de llanto, para después seguir la petición del alfa.
Sonrió sopesando las palabras del azabache. Una sonrisa de la que Jungkook no logró ser testigo, al voltear de repente a la puerta, escuchando lejanos murmullos junto a una luz tintineante que se acercaba con premura.
-¡Tae!-exclamó Seokjin justo después de abrir la puerta, sosteniendo en su derecha una modesta vela encendida y siendo seguido por un preocupado Namjoon quien sostenía unas cuantas más entre sus manos.- ¿Estás bien? Sé muy bien cómo te pones con los truenos y--
-Tranquilo Jin, estoy bien-expuso acercándose al omega, para tomar la vela que sostenía entre sus manos e indicarle con la mirada una orden no pronunciada.-Buenas noches-finalizó dirigiéndose a ambos alfas que le observaban anonadados, mientras que Jin le seguía de cerca mientras se apartaba del comedor.
Y, ¿Si se quedaba un par de días más?
...
Estoy enamorándome de las casas asiáticas, ¡Son tan hermosas! Quiero una... (Momento en el que imagino cosas que nunca pasarán)
¿Qué tal les parece la historia? Tengo curiosidad por leer sus comentarios
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-MiaGarrettA
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