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Capítulo 24

— Ya sabes las reglas, logra montar sobre Luna durante cinco minutos y ganas la apuesta. — Taehyung se acercaba a él, sosteniendo firmemente las riendas de rebelde yegua quien le dirigía una mirada llena de desconfianza, pareciendo reconocerlo como aquel molesto humano que tanto la fastidió.

Jungkook inhaló profundamente mientras terminaba de ponerse las botas que le había prestado, decidiendo no usar el casco ese día. Ella era difícil, sabía que no se dejaría montar fácilmente, su experiencia se lo recordaba. Debía tener mucho más cuidado esta vez.

Taehyung se detuvo en medio de aquel claro con el que Jungkook se había familiarizado los últimos días, y esperó hasta que el alfa se acercara a él. Cuando estuvieron juntos compartieron una pequeña sonrisa.

— Adelante, Jeon. — Jungkook asintió, sintiendo aquella cosquillosa sensación de nervios aparecer justo en la boca de su estómago, así que inhaló profundamente intentando disiparla.

Cuando terminara podría ponerse cuan nervioso quisiera, ahora necesitaba toda la seguridad posible.

Se acercó a la flamante yegua frente a él y con cautela levantó su mano derecha con la intención de acariciar su frente. Se aseguró de que Luna pudiera observar sus movimientos todo el tiempo. Ella no se movió ni un poco, y aunque no sabía si era porque le estaba dando su autorización o porque sus movimientos le eran completamente irrelevantes, él prefirió tomarlo como una buena señal.

No me dejes caer esta vez, por favor. — Susurró, queriendo que solo ella le escuchara, aunque no pudiera ni entenderle ni responderle. Un minuto después sonrió y se dispuso a terminar con todo aquello.

Puso en práctica todo lo que había aprendido esa semana: alejó la rigidez de su cuerpo sin perder la firmeza, sujetó las riendas y apoyó su pie izquierdo en el estribo para después impulsarse hacia arriba y pasar su otra pierna al lado contrario y afirmar su pie correctamente en el lugar debido.

Paso número uno: Subir a la montura sin morir en el intento, completado.

— ¿Estuviste practicando, Jeon? — Preguntó Taehyung al observar su mejoría. Jungkook asintió sin borrar la sonrisa orgullosa de su boca. — No está nada mal. — Musitó para sí mismo, comenzando a considerar la posibilidad de perder.

No obstante, Luna se movió bruscamente, haciendo que su jinete se desestabilizara y por poco callera al suelo. Afortunadamente, Jungkook logró no solo no caer, sino también hacer que Luna obedeciera su primera orden: mantenerse quieta.

Jungkook le indicó que caminara un par de pasos, considerando que dar una vuelta alrededor del claro sería suficiente demostración para Taehyung. Luna se movió lentamente, recibiendo algunas caricias por su jinete cada ciertos minutos.

Jungkook la notó especialmente tranquila aquel día, es decir, a diferencia de su primer encuentro, parecía estar mucho más receptiva con él.

Claro que eso lo pensó antes de que súbitamente se echara a correr velozmente lejos del claro, con su jinete aún encima de ella.

El alfa casi tiene un ataque de pánico. Definitivamente eso no se sentía como manejar un convertible en una autopista, por la mierda que no era así. Para empezar porque su auto no pensaba por sí mismo, ni tenía instintos que el no pudiera controlar.

— ¡Luna! ¡Luna! ¡Luna! ¡Para! — Exclamó velozmente sin tener éxito en su cometido.

Vagamente, pudo escuchar la risa de Taehyung a sus espaldas ¿O acaso era el sonido del viento correr por sus oídos?

No, realmente había sido él.

Apretó su mandíbula fuertemente, mientras afirmaba las riendas entre sus manos. No había ninguna mentira al decir que se había enamorado de esa sonrisa, pero justo en ese momento no estaba para darle el lujo de ganar y reírse de su humillación.

Se había adentrado algunos metros dentro del bosque cuando Jungkook afianzó su agarre en las riendas, tomándolas con sus manos en forma de puño. Había sido Eunha quien le había hablado sobre lo que debía hacer si un momento así llegaba a suceder, lamentablemente, la práctica no era tan fácil como la teoría.

Enderezó su postura y jaló de una sola rienda con solo la fuerza suficiente para que la cabeza de la yegua girara un poco. Ella, al no poder seguir viendo al frente, por instinto aminoró el paso, de forma que Jungkook pudo controlar la velocidad que ella tenía cambiando el equilibrio entre sus manos con las riendas.

Luna se detuvo justo después.

Su respiración había aumentado su frecuencia, así que se tomó un momento para normalizarla, distrayéndose en acariciar la crin azabache de Luna. Ella estiró su cuello un momento y lo volvió a bajar.

— No hagas eso de nuevo. — Le dijo.

Se preguntó vagamente porqué se había desbocado de esa forma, pues la yegua no parecía estar asustada y tampoco había estado en un momento de tensión que la alterara así. No le tomó importancia, pues no sabía algo más allá sobre el comportamientos básico que debería tener un equino.

Igual y solo fue un arranque de rebeldía a sus novatas órdenes.

Sin darle muchas vueltas, volvió a cambiar el equilibrio en las riendas y logró dirigirla de nuevo al claro donde habían estado antes. Mantuvo el trote tranquilo, teniendo especial cuidado en asegurarse en no hacer otro movimiento brusco que pudiese alterarla. Ya habían sido suficientes emociones para su corazón aquel día.

Pronto divisó a Taehyung a lo lejos, quien se mantenía en la misma posición que la última vez que lo vio ¿Ni una mueca preocupada? Su corazón se decepcionó un poco.

Cuando ya estuvo a tan solo unos metros del omega, detuvo su cabalgata y le miró expectante.

— Al final del día, le has caído bien a Luna. —Fue lo primero que comentó. Se acercó un par de pasos a ellos y acarició tranquilamente la frente de la yegua mientras Jungkook se bajaba de la montura.

Jeon observó brevemente a la yegua por última vez. No, estaba seguro de que debía seguir odiándolo como antes, con la única diferencia de que no lo dejó morir.

— Han pasado poco más de cinco minutos, oficialmente he ganado la apuesta. — Declaró Jungkook con orgullo volviéndose hacia Taehyung.

— ¿Cuál es tu deseo? — Se dejó apresar por los brazos de su alfa quien se había acercado con sus palabras, mientras que su mirada se quedaba pegada a sus labios. Todo el día había añorado uno de sus besos, como si todos los que se han dado no fueran suficientes.

— No te lo diré ahora. — Respondió. — Esperaré hasta que haya una ocasión donde le pueda hacer buen uso.

— ¿Intentas ahorrar tus ideas?

— Intento invertirlas adecuadamente.

Taehyung rio y lo besó suavemente, cerrando sus ojos y ahuecando sus mejillas.

— Esperaré a ver los resultados. — Comentó Tae cuando se separaron. — ¿Ahora quieres hacer un carrera de caballos conmigo?

— Otro día, quizá. Por hoy ya ha sido suficiente. 



— Este lugar es horrible. —Soyeon refunfuñaba en voz baja mientras se mantenía sentada justo afuera de la puerta de la casa del viñedo.

— Definitivamente, no es un hotel cinco estrellas en un destino paradisíaco. — Aclaró Jungkook, quien se acercaba poco a poco a ella, y quien casualmente había logrado escucharla.

Recién había terminado su trabajo, así que justo entonces regresaba a la casa en busca de una buena ducha que le quitará toda la suciedad que había acumulado a lo largo del día.

También deseaba ver de nuevo a Taehyung. Después de lo de la apuesta, él había tenido que marcharse para tener una conversación seria con Irina, quien durante todo el día había estado despotricando furiosa a toda alma que osara encontrarse cerca.

El sol se había ocultado en el horizonte hacía ya un rato, así que con el pasar de los minutos había cada vez menos luz y las luces artificiales a su alrededor comenzaban a encenderse poco a poco.

— ¿Qué es lo que le ves a este lugar? — Preguntó la rubia con genuina curiosidad.

— Futuro. — Se sentó justo a un lado de ella masajeando su cuello. De esa manera, tenían a la casa a sus espaldas y la vista parcial de los cultivos y el bosque frente a ellos.

— Estoy hablando enserio, Kook. — Replicó.

— Yo también. — Continuó con la vista al frente. — Durante los días que he estado aquí me han surgido algunas ideas, aunque no sé si podré ser capaz de llevarlas a cabo. —Soyeon giró su cabeza hacia él, prestando atención a sus palabras. — Dalbich se está levantando de entre las cenizas, hay mil cosas que se deben mejorar y otras por reactivar. He visto el esmero y la meticulosidad con la que preparaban la Vendimia. Realmente es de sus pocas oportunidades de llamar la atención de personas que podrían ver el potencial que hay aquí. Ponen su alma en cada cosa de lo que hacen, sin quejarse ni una sola vez.

» Me preguntaba por qué lo hacían; si estaban en una situación tan complicada, ¿Por qué seguían adelante? ¿Por qué no abandonar este lugar y buscar mejores oportunidades en alguna ciudad? Hasta ahora no estoy totalmente seguro de la respuesta. Pero si algo me ha quedado claro, es que ellos aman este viñedo, aman su trabajo de una manera que nunca vi en otro lugar. Si Dalbich está lleno de personas que trabajan con esa pasión, ¿Cómo es posible no ver un futuro próspero aquí?

— ¿Y qué harás al respecto? — Indagó con sospecha.

Jungkook inhaló profundamente y se mantuvo observando el cielo color índigo donde cada vez más aparecían pequeños destellos plateados. Cuando exhaló, retomó la palabra.

— Quiero solucionar todo este asunto con mi hermano lo más pronto posible y estoy dispuesto a colaborar con lo que sea que pidan. — Prometió, tanto a sí mismo como a su prima. — Quiero poder usar las influencias de la empresa para poder ayudar a este lugar.

Se quedaron en silencio durante un par de minutos, escuchando en la lejanía el sonido de la noche. Jungkook se giró hacia ella y la encontró con la mirada fija en sí mismo.

— ¿Qué haces?

— Trato de encontrar a Jeon Jungkook que conocí. — Él frunció el ceño, a lo que ella sonrió suavemente. — Justo ahora estoy orgullosa, ¿Sabes? Finalmente te estás proponiendo un propósito completamente serio. Es el primero que escogiste únicamente tú, sin la presión de alguien más sobre tus espaldas. Nunca antes lo habrías hecho, y es por eso que estoy orgullosa.

Jungkook sintió a sus mejillas calentarse un poco, por lo que apartó la mirada y la fijo en sus botas. Tenían varías manchas de tierra y las suelas aun conservaban rastros de lodo. Esperaba que no lloviera en esos días, las zonas que no estaban pavimentadas con adoquines se encharcaban horrores y cada paso salpicaba su ropa.

— Yoongi y yo teníamos planeado un par de ideas para poder acelerar un poco las cosas. —Mencionó. — Él insistió en que deberíamos esperar a verte y poder platicar contigo sobre eso.

— ¿Dónde está él? No lo he visto en todo el día. —Soyeon recargó su cabeza sobre su mano, que a su vez, estaba apoyada en su rodilla, regresando su mirada al frente.

— Supongo que debe estar con el omega rubio. Apenas se vieron dos minutos y parecían conocerse de toda la vida. — Rio levemente recordando ese momento. Yoongi, apenas lo vio, se fue caminando hacia él como una polilla hacia la luz.

— ¿Con Jimin? — Inquirió incrédulo, a lo que Soyeon asintió.

De todas las personas en el mundo, jamás habría pensado que esos dos terminarían llevándose bien. Pero al final, ambos disfrutaban de molestarlo, así que no debería sorprenderse.

Soyeon rebuscó en el interior de su infaltable bolso de mano, el cual no había notado hasta ese momento, y de su interior sacó una cajita blanca que después se lo entregó.

La luz natural no era tan fuerte, debido a que esa noche no había rayos de Luna Llena, pero pudo divisar la imagen de un celular en la superficie de la caja.

Con un poco de dificultad, logró despegar la cinta adhesiva que mantenía juntas la parte inferior y superior de la cajita y al separarlas, se encontró con un celular nuevo, como era de esperarse.

— Yongsun y yo estamos a cargo de tu caso de "desaparición" y encontramos a tu antiguo celular destrozado cerca del bar en el que estuviste ¿Lo recuerdas?

El alfa asintió distraído, mientras encendía el dispositivo entre sus manos.

— ¿Podrías decirme, exactamente, qué es lo que recuerdas de esa noche? — Preguntó, sin abandonar su papel de detective.

— Estaba enojado por lo que había pasado en la empresa, supongo que a estas alturas ya sabes de lo que habló. — Ella asintió. — Lo único inteligente que pude hacer esa noche fue marcharme de ahí antes de plantarle un golpe en la cara a Baekhyun. —Mencionar su nombre le resultaba un tanto extraño, como si pronunciara una palabra que no había escuchado nunca antes. — Me adentré en los suburbios de la ciudad y no tengo idea de cómo al final terminé ahí. Estaba molesto, impotente y mi orgullo estaba profundamente herido. Comencé a beber sin cuidado, estoy casi seguro de que en uno de aquellos tragos había algo que me drogó. Tú bien sabes que no suelo caer tan fácil con el alcohol.

— ¿Recuerdas lo que pasó después?

— No muy bien. Son pequeños flashes que aparecen en mi memoria. Me cuesta ordenar cada una de forma cronológica, y así terminar de armar el rompecabezas. — Respondió —Pero sé que en algún momento terminé peleando a golpes con otra persona, seguramente buscando desquitarme con alguien más. Ni siquiera recuerdo su rostro. Supuse que en algún momento de eso, fue cuando caí inconsciente, porque lo siguiente que sé, es que desperté aquí.

— ¿Podríamos ir al lugar donde despertaste? — Inquirió. — Mañana, por supuesto.

Jungkook asintió de acuerdo, sabiendo lo que ella trataba de hacer.

Aunque, ahora que lo pensaba, no recordaba exactamente cuál era el camino para ir hasta allá, jamás lo recorrió completamente estando consciente. Hizo una nota mental para preguntarle a Namjoon en cuanto lo viera, él debería saberlo.

Las luces que solían iluminar la puerta principal de la casa se encendieron a sus espaldas, así que decidieron que ya era momento de ir a descansar.

— ¿Cuándo planean marcharse? — Investigó Jungkook poniéndose de pie.

— Pronto. Entre mañana y pasado. — Respondió imitándolo. —Queríamos asegurarnos de que estabas completamente bien, y que este lugar fuera seguro para ti.

— Lo es. —Afirmó con seguridad.

— Comienzo a creerlo.



Capítulo cortito pero bonito :)


MiaGarrettA

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