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Capítulo 2

Muchos creen que la lluvia se asemeja a los momentos tristes, donde la depresión toma el trono y se vuelve la fiel amiga del llanto. Dicen también, que augura malos momentos, tanto de frustración como de desesperación. Que es el manto que cubre la soledad y el testigo de las más dolorosas despedidas.

Y quizá haya una buena razón. Quizá sea porque oculta tus lágrimas y las mantiene junto su propio sollozo para después formar un magnífico lienzo blanco sobre la tierra empapada. Como si de manera muda y paciente, te recordara que ese níveo nubarrón es una nueva oportunidad, una donde un nuevo comienzo aterra a tu confort y auxilia a tu destrozado corazón. Se lleva junto a ella tu pesar y lamento, regalándote a ti un baño inexplicable, que a pesar de ser inverosímil, llega a ti como un amable amigo, alejando a tu ser de la cruel oscuridad.

Tan poderosa y tan despreciada. Justo como el hombre que agonizaba en su hogar.

Jeon BonHwa la admiraba en silencio desde el mullido sofá de su despacho, siendo oyente del arrullo que obsequiaban las gotas al golpear con el suelo. Una melodía simple y preciosa, inigualable y majestuosa.

El dolor en su corazón había regresado, y esta vez con increíble intensidad, tanta, que ya no era capaz de hacerle frente. Su cuerpo se encontraba tendido en el reluciente suelo, mientras que el malestar se transformaba en una experiencia cegadora. Justo en esos momentos la casa se encontraba en plena soledad, pues todos sus habitantes habían partido a distintos lugares típicos de una noche de viernes.

Las palabras no eran capaces de describir el inmenso dolor de un paro cardiaco, justo el que le quitaba la vida en aquella habitación. No podía formular palabras, y poco a poco experimentaba la oscuridad que le abrazaba, hasta volverla impenetrable y eterna.

¿Así iba a dejar aquel mundo? ¿Alrededor de cientos de riquezas, pero sin los seres a quienes tanto amó? No podía creer lo inteligente que el destino era al mostrar sus cartas, al recalcarle en la cara lo que siempre tuvo, pero que no valoró.

Tan sólo fueron un par de minutos los que pasaron desde que comenzara a sentir la obstrucción en su corazón, hasta su último aliento. Pero los nombres de sus hijos se mantuvieron firmes en su cabeza.

-B-Baekhyun. Jungk-kook. -susurró estrangulado, dejando ir el poco oxígeno que quedaba en su ser. Su lobo se mostraba pasivo, haciéndole frente a aquel destino que esperó desde hace tanto tiempo.

Que la Luna le perdone por no ser capaz de proteger a sus cachorros durante más tiempo, pero por lo menos se iba con la satisfacción de saber que aprovechó todas y cada una de las oportunidades que tuvo, así ellos no se diesen cuenta.

Dando su último aliento, tomó las minúsculas energías qué tenía para mantener en su cabeza la preciosa imagen de lo que siempre llegó a considerar como el mejor día de su vida.

Un día soleado, en medio del bosque, junto a su hermosa omega y sus dos cachorros siendo tan sólo eso, un par de pequeños que nunca quedaban de acuerdo, pero que jugaban entre ellos sobre el césped del claro en medio del bosque que habían destinado para salir en aquella ocasión mientras irradiaban hermandad. Los tres se mostraban radiantes frente a él. Y estaba seguro de que un diamante les tendría envidia. Ao Han, la que alguna vez fue su querida omega, posaba su cabeza en su hombro, logrando tener paz entre aquellos acogedores brazos.

Era perfecto. Ni un sólo día jamás pudo igualarlo. Había sido imposible copiar la increíble paz y felicidad que tuvo el honor de experimentar.

Esperaba que algún día, en el futuro del cual no sería partícipe, sus hijos encontraran su día perfecto.

Cerró sus párpados rendidos. Una vida más había sido arrebatada.

El frío entró en el inerte cuerpo con el paso de los segundos, reclamando lo que ahora era de su propiedad.

La primera en percatarse de la lamentable situación varias horas después, fue la que funcionó como compañera del alfa durante sus últimos años. El grito aterrado que soltó, provocante de su súbito desmayo, alertó al hijo mayor de BonHwa, quien había llegado hace escasos segundos.

El ver a su padre muerto, sin haber tenido un sólo aviso previo era sorprendentemente aterrador. El perder a un padre era un dolor que ningún hijo debería de tener. Y para bien o para mal, el no lo sentía.

Baekhyun no había deseado que eso sucedería, por supuesto que no. Pero a lo largo de los últimos años, había perdido el "amor" que alguna vez le profesó, por lo que no se molestó en derramar lágrimas. Como mínimo, debía de agradecer que le viejo hubiera muerto en un momento tan oportuno.

Se acercó hasta el cadáver y llevó la suela de su zapato hasta la mejilla del hombre. El alfa de pie mantenía una mueca de asco y desagrado, nunca antes había logrado ver un cuerpo con pocas horas de muerte, pero podía decir que era increíblemente desagradable. Presionó su pie contra el cráneo, hasta que casi lo escuchó tronar.

-Mírate BonHwa, las cosas que me obligas a hacer por no hacer caso de mis palabras-su rostro se desfiguraba con cada palabra, llegando a obtener una mueca qué ninguna persona cuerda sería capaz de tener-Te aseguro que disfrutare de cada cosa de la qué tu no podrás. No permitiré que alguien más me quite lo que me pertenece, no hay necesidad de ser tan débil como lo fuiste tú.

-Joven Baekhyun-mencionó un empleado, el mismo que guardaba increíble fidelidad al mencionado, después de haber sido informado de la situación actual.-El joven Jungkook no contesta ¿Qué sugiere qué haga?

-Saca este cuerpo de aquí, comiencen los preparativos para el funeral. En cuanto a mi hermano, yo mismo le notificaré.

-Así será. -El alfa salió de la habitación con tranquilidad, pasando de largo el desmayado cuerpo de la estúpida perra con la que tuvo que convivir los últimos años. Sus pasos se apresuraron hasta la puerta principal, para después cruzarla y dirigirse a su auto.

Sintió el característico y gélido aire que aparecía después de la lluvia recorrer su cuerpo, sin llegar a afectarle. Refrescante y, en exceso, enfadoso.

Sentía una inmensa sensación de triunfo, como si hubiese ganado el premio gordo. No podía esperar por que llegara el siguiente día, deseaba profundamente comenzar con el plan que había estructurado con tanto cuidado a lo largo de años.

-Una pena, querido hermano. Temo que olvidaré darte la noticia.

La mañana llegó con premura, mostrando la niebla que se viciaba con la contaminación a cada instante. El sonido de los coches qué se encargaban de llevar a sus dueños hasta su destino era el que sobresalía de cualquier otro. El cielo se pincelaba de colores blanquecinos, pues las nubes se negaban a dejar la tierra.

Jungkook llevaba unos minutos despierto, sin tener la voluntad para alejar su cuerpo de las cómodas sábanas.

Tan sólo se mantenía ahí, tendido boca arriba y con los ojos abiertos, tratando de saber por qué su lobo se encontraba tan inquieto. Era como si tuviese un mal presentimiento, lo que le daba gran inquietud. No paraba de moverse en su interior, siguiendo un tic nervioso.

Su celular comenzó a sonar desde un lugar cercano. Volteó a su derecha, en dirección a su buró más cercano, tratando de recordar bien donde lo había dejado. Considero seriamente dejarlo pasar, pero simplemente no se encontraba de ánimos de tener problemas aquel día.

Sin tener otra opción, se removió con pereza, tanteando con sus manos si es que el artefacto se ubicaba en la cama. Rápidamente logró encontrarlo a pocos centímetros del límite de la misma, en una posición altamente peligrosa para el dispositivo.

-Habla Jungkook ¿Qué sucede?-contestó sin ver el remitente, sorprendiéndose al escuchar la chillona y llorosa voz del otro lado de la omega de su padre.

-Hola J-Jungkook, ¿Podrías venir a la casa lo más pronto posible?

- ¿Para qué? Pensé que ya no era bien recibido en ese lugar. -con pesadez, terminó por levantarse. Su voz no reflejaba ningún tipo de rencor o enojo, tan sólo se encontraba igual que su estado de ánimo: neutro.

- ¿C-cómo? ¿Baek n-no te lo dijo? -podía escuchar claramente el sonido de movimiento del otro lado, como si la casa en la que alguna vez vivió estuviese hecha un caos.

- ¿Qué se supone que me debió de decir el imbécil? -preguntó con desdén mientras se dirigía ahora hacia su armario para escoger el conjunto que usaría aquel día, teniendo poco interés en la conversación que mantenía con la mujer.

- ¡Oh Dios! Jungkook-exclamó la omega para después romper notoriamente en llanto. -T-tu padre...

- ¿Qué sucede con mi padre? -preguntó comenzando a fastidiarse después de haber pasado unos momentos más en silencio.

-É-Él...-comenzó entre lágrimas-tuvo un paro c-cardíaco anoche mientras no estábamos y...

- ¡¿Qué?!-El alfa estuvo a punto de haber tirado al suelo su celular. Sus ojos casi se salen de sus órbitas al entender el estado de la omega y la causa que provocaban sus lágrimas-Debes de estar bromeando.

-L-lo siento. Nadie pensó que algo así sucedería, y menos en alguien como tu padre. Jamás podríamos haberlo previsto.

- ¡Debieron de hacerlo! ¡Así fuera imposible! ¡Debieron de hacerlo! -bramó con furia.

No podía pasar algo así, no ahora. No justo cuando estaba por obtenerlo todo.

Debía de admitir que en el fondo de su corazón, sentía un dolor tremendo. No podía simplemente ignorar algo así. Jeon BonHwa supo educarle y darle un poco de su tiempo desde que era pequeño, valoró cada momento que estaba a su lado y se esforzó al máximo para demostrarle al hombre que era capaz, que no por ser el segundo hijo era menos.

Su lobo traicionero mandó imágenes a su cabeza, donde veía claramente la sonrisa del hombre al compartir alguna especie de logro con él. Recordaba también cuando apenas podía caminar y le divertía sacarle canas verdes con sus travesuras.

Nunca imaginó que el final del hombre llegaría tan rápido, siempre creyó que por lo menos estaría prevenido cuando ocurriera. Vaya error.

Lo sentía verdaderamente. El dolor que sentía tanto él como su alfa no era ninguna broma. Pero debía ver por temas más importantes en aquellos instantes. Las dolorosas emociones que sentía en esos instantes no podían nublar le la cabeza. Ahora era cuando más centrado debería de encontrarse.

Pero justo en esos momentos, todo se juntaba para formar una poderosa cólera. Era como un globo que seguía siendo llenado cada vez con más y más aire. Y explotó.

Explotó lanzando maldiciones a la mujer que le escuchaba entre lágrimas. Maldecía por el que no hubiesen estado atentos, por el que lo hubiesen dejado solo, porque no hubiesen notado las señales que definitivamente tuvo que haber tenido con anterioridad, renegaba a gritos por la negligencia de quienes estuvieron junto a él.

-P-perdón. No l-lo sabíamos. N~-fue lo único que se permitió escuchar entre todo aquel desahogo.

Jungkook no se permitió seguir escuchando más palabras. Sentía un inmenso remolino de sensaciones en él, cada una peor que la otra. Si continuaba de esa manera, terminaría por cometer alguna locura.

Y después de la furia, vino la tristeza.

Antes de darse cuenta había caído al suelo, recargando su espalda contra la fría puerta del armario. Las lágrimas no se atrevían a salir, pero el inmenso sentimiento de pérdida se mantenía con una fuerza arrasadora dentro de él.

Sabía que no debía de dejarse llevar por las emociones y los sentimientos, sabía que era mal visto y señalado como debilidad. Pero era humano, no podía simplemente ignorarlos y fingir no tenerlos ¿De qué le servía? Tal parece que sólo era útil para guardar las apariencias, pero, un momento para recomponerse no le haría daño a nadie ¿No es así?

Se mantuvo en la misma posición por varios minutos, con la mirada fija hacia todo y nada a la vez, recordando los lejanos momentos que compartió con BonHwa durante su niñez. Recordando al hombre que alguna vez admiró como nada. Una pena qué ese hombre muriera hace años, dando lugar al imbécil que fue hasta su último aliento.

Debía de aclarar que su situación no era por la muerte del alfa que hasta hace unas horas atrás, sino por la pérdida de las esperanzas de un día lograr encontrar a su padre dentro de todos los escombros.

El sonido de llaves abriendo una puerta fue lo que escuchó a continuación. Eliminó la idea de ponerse alerta cuando detectó el olor del intruso: menta y café.

Tampoco se molestó en moverse un poco para aparentar estar en estado óptimo cuando escuchó los pasos acercándose. No había necesidad, pues así fingiera, Min Yoongi sabría cuál era su verdadero estado, pues engañar a aquel alfa era casi imposible.

-Acabo de enterarme de lo de tu padre, Kook. Lo siento-comenzó calmo en cuanto visualizó al chico en el suelo. - Pero no lo de tu padre, sino que tengas que pasar por esto.

El fantasma de una sonrisa se esforzó en llegar a los labios del azabache. Agradecía enormemente la sinceridad de su amigo, quizá en aquellos momentos esas palabras deberían de ser un poco insensibles, pero conociéndolo era lo mejor que podría llegar a decir.

El penetrante olor de la menta y el café llegaba a sus fosas nasales, y, aunque no estaba en su naturaleza de alfa mantener las mismas propiedades tranquilizantes que tendría el dulce aroma de un omega, el simple hecho de percibir uno familiar era suficiente para tranquilizarlo a él y a su lobo. ¡Maldito Yoongi que siempre sabía lo que necesitaba!

Ambos mantenían una característica en común: no eran buenos con las palabras. Para su desgracia, el reflejar sus sentimientos y emociones era una tarea complicada. Habían sido obligados a esconderlos debido a los estúpidos estereotipos que la sociedad había impuesto y que ellos habían sido forzados a seguir. Simplemente tenían prohibido mostrarse tan sentimentales y vulnerables como una flor. Pero lo que la sociedad no lograba comprender, era que algunas veces, hasta el más fuerte necesitaba dejar de serlo, aunque fuera por un par de minutos, pero el sentirse querido y con el apoyo de alguien más, era un sentimiento invaluable.

No obstante, en ese momento no hacía falta ni una sola de ellas, pues los silencios no siempre son tensos, en varios casos simboliza apoyo y comprensión. Era uno de esos momentos donde hablar estaba de más, y los hechos eran las más fuertes pruebas que podrías encontrar.

-Levántate Kook, no me gusta verte así-Yoongi se negaba a dejar a su amigo tirado en el suelo, sabía bien lo que sentía, el mismo lo había experimentado años atrás, y por lo tanto, sabía lo que pasaba por la cabeza del alfa frente a él. -Tienes muchas cosas con las que lidiar, lo sé, pero no mejorarás estando ahí sin hacer nada.

-Yoon, sólo déjame en paz un momento. Necesito eso.-Jungkook sólo deseaba mantener la cabeza en blanco, sin permitir que algún pensamiento entrara en ella, no importaba si era un pensamiento bueno o un pensamiento malo. Simplemente no quería hacerlo.

-Lo sé, pero vine para informarte sobre algo importante que no podrás ignorar.-comentó manteniendo esta vez una voz más firme-Además, es mejor sacarte del capullo en el que tratas de encerrarte antes de que siquiera entres. Así que, ¡Anda! No tenemos mucho tiempo.

El ceño de Jungkook se frunció ante las palabras del pálido alfa. Sabía que no podría ignorar a su alrededor, pero al menos, poseía la esperanza de que no tuviese que regresar tan pronto a él. Antes de darse cuenta, Yoongi ya había entrado en su armario y ya había traído un traje gris y justo en esos momentos los colocaba en la cama.

<Lidia con tu problema hasta que lo superes, jamás los ignores, Kook> Recordó más tranquilo aquella frase que en algún momento de su vida escuchó y que justo en esos momentos había olvidado el autor.

Resignado, terminó por levantarse para después ir junto al hombre que prácticamente le obligaba a ponerse el conjunto a velocidad inhumana. Hasta que llegó el punto donde el menor lo corrió de su habitación, para terminar de vestirse él solo. No podía creer que prácticamente le arrancó la playera de dormir con la que había dormido aquella noche.

-¡Date prisa! ¡A este paso terminaré por morir viejo!-oyó a lo lejos cuando terminaba de colocarse los zapatos. Finalmente estaba listo, y Yoongi finalmente había optado por arrastrarlo hacia su próximo destino.

Casi se vio en la obligación de correr para llegar junto a Yoongi hasta el automóvil. Verdaderamente debía de ser un asunto sustancial, para que el alfa lo hubiese sacado de su trance de aquella forma.

-Baekhyun no parece sentir la muerte de BonHwa-comentó el mayor justo después de entrar en el lujoso Audi negro y haber emprendido la marcha.-Esta mañana llegó a la empresa y citó a todos para dar la mala nueva. También aprovechó para autoproclamarse dueño interino, aprovechándose de la carencia de testamento.

-¿Cómo? ¿Así como así?-El azabache tensó la mandíbula, con el impacto de la noticia, había olvidado a su queridísimo hermano.- ¿Qué está planeando ahora el imbécil?

-Esa es una excelente pregunta. Sin embargo, en lo que debemos de enfocarnos en estos momentos es en lo que está haciendo e impedir que se salga con la suya, Kook.-El lobo de Yoongi rugía de furia, desde varios años atrás había entablado un potente desprecio hacia el hermano de su mejor amigo, y no le importaba nada más que hacerle caer.-Hoseok se quedó, junto a otros directivos en una reunión donde hablarían sobre el impacto que este suceso tendría, además de temas como la herencia.

-¿Por qué diablos nadie me aviso sobre esto?-cuestionó molesto.

-Tan rápido como yo me enteré, vine a informarte. No contestabas el maldito teléfono.-respondió con suave reproche.-No es necesario ser adivino para saber que Baekhyun planea dejarte sin un sólo centavo. Sé que lo de tu padre es prioridad en estos momentos, pero no puedes darte el lujo de darle todo en bandeja de plata, tienes que pelear por lo que te corresponde.

-Lo sé Yoongi. No estoy dispuesto a dejarme vencer, y menos por él. Necesitaré el apoyo de la mayoría de los socios mayoritarios si es que quiero tener éxito.

-Buenas noticias, en cuanto tu hermano dio su autoproclamación, hubo varios de los socios que se opusieron. Tienes a varios de tu lado, incluso en el personal.

Jungkook mostró una sonrisa suficiente como respuesta. Sabía perfectamente que lo que sea que sucediera en aquel lugar al que se acercaban determinaría su futuro, así que tenía que pensar en una buena estrategia para hundir al molesto alfa que se había encargado de despreciarlo desde hace años. Tan sólo quería darle un poco de todo lo que estuvo recibiendo de su parte. Se lo merecía.

El auto se detuvo minutos después, habían llegado hasta el edificio de la empresa de la familia. Jungkook alzó el rostro altivo, esforzándose por observar la lejana punta de la edificación, la cual se encontraba tan lejana como su tranquilidad y tan imponente como su ira.

Debía hacerle frente a su hermano, y esta vez, no estaría su padre para detener su disputa.

¡Hola! ¡Cuantos siglos de no leerlos!

Espero que les esté gustando esta historia, me encantaría ♥ ♥ leer sus opiniones y críticas constructivas acerca de ella.

(Favor de depositaras aquí)

P. D. Ufff, hace bastante tiempo que no hacía una nota, ¿Me extrañaron?


¡Los amo! 💕

~MiaGarrettA

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