Capítulo 14
— ¡Maldito insectos!, ¡Maldito sol!, —Jadeó— ¡Maldita tierra! , ¡Malditas plantas!—se quejó en voz alta mientras cortaba tallos al ritmo de cada palabra.
Había llegado la hora de la comida, pero él aún no se podía marchar pues aún faltaban siete plantas que limpiar. Eunha se había ofrecido para ayudarle, pero él, con su característico orgullo de alfa, se había negado rotundamente.
Al menos creía que estaba haciendo un buen trabajo, tomándose en serio esa actividad y buscando ser lo más meticuloso posible. Aunque eso no evitaba que la frustración en él subiera como la espuma y se viera reflejado como enfado.
No obstante, la culpa no era totalmente de él, pues con su celo encima, era normal que su estado de ánimo estuviera más susceptible de lo normal.
Irguió su espalda, escuchándola quejarse al no estar acostumbrada a pasar por mucho tiempo en una posición tan incómoda, estiró sus extremidades para después suspirar aliviado. Observó las ya escasas vides que le faltaban y soltó el aire de sus pulmones, armándose de valor para terminar con su tarea lo más pronto posible.
Terminó su labor media hora después, al darse cuenta que las últimas plantas no estaban tan "sucias" como las demás. Sentía el desagradable sudor bañar su cuerpo y pegar la tela de su ropa a su piel. Necesitaba un baño urgentemente. Miró a su alrededor y trató de ubicarse en ese mar verde sin poseer en sus herramientas ninguna brújula.
Se sintió perdido por varios minutos, pero decidió que la mejor forma de buscar una salida de ahí era moverse, así que emprendió camino hacia su derecha.
Estaba seguro de que de alguna forma, la tierra había logrado colarse en sus zapatos, haciendo que cada paso que diera fuera incómodo en demasía. Detestaba sentir su cuerpo tan desaseado, no podía evitar sentir asco de sí mismo.
No recordaba cuando fue el momento exacto en el que comenzó a rehuir de ello, desde que tenía sentido y uso de razón había sido así, en ningún momento le tomó importancia o lo vio como un impedimento para realizar algo, pues siempre tuvo la forma de mantenerse pulcro. No era extraño que en esos momentos renegara tanto de ello.
De pronto, al ver a su alrededor, se encontró irremediablemente perdido. Los demás peones se encontraban a una gran distancia. Prefirió no preguntar por la dirección correcta y seguir con su camino tratando de guiarse con sus sentidos.
Olía a pino, a uva, a frescura, a tranquilidad. Nada mal para su olfato. Una pena que aquello no le ayudara mucho en su objetivo.
¿Y si buscaba el olor de algo en específico? ¿O de alguien? ¿Y si buscaba el olor de Tae?
Le pareció la idea más sensata para lograr salir de ahí y alimentar a su hambriento estómago. Cerró sus ojos y se mantuvo quieto por unos minutos mientras inhalaba, tratando de llenar sus fosas nasales con todos los olores que pudiesen, descartando algunos, manteniendo otros.
El durazno fue lo primero que notó, aunque tan solo era un atisbo minúsculo, ahí estaba. Tampoco podía asegurar que fuera reciente, pero esperaba que al menos lo guiara hacia algún lugar que pudiera reconocer.
Toda su incomodidad desapareció en segundos, como si hubiera tomado el calmante que necesitaba, y entonces todas sus quejas y su mal humor parecían haber sido extinguidos cual ola de mar al limar las huellas de la costa.
Incluso su lobo pareció ronronear de gusto. Jungkook supo desde ese momento lo bien que le hacia aquel omega.
Y con ese pensamiento, comenzó a caminar. Con parsimonia y templanza, así era su andar.
Tan solo después de dar sus primeros pasos, el olor se volvió más firme, confirmándole que su dirección era la correcta.
Era extraño, no había duda de ello. El que pudiera sentirse tan tranquilo con un simple olor, el que al caminar por el delicado y fino hilo que proyectaba se sintiera tan hipnotizado, el que sus pasos, de pronto, supieran cuál era la dirección correcta, dónde estaba el norte y donde estaba el sur.
Como un ancla que le impedía perderse, así era el efecto de Kim Taehyung para Jungkook. Pues no solo era su olor, también era su voz, la melodía de sus risas y la belleza en sus palabras.
¿Qué demonios estaba sucediéndole?
¿Qué era, exactamente, el significado de esa sensación?
¿Cómo era posible sentirse así con alguien que conociste hace nada?
Su lobo se regocijó de gusto cuando el olor se volvió firme y potente. Había avanzado bastante entre las plantas de vid y a lo lejos se podían ver un par de edificios. La fragancia provenía desde las caballerizas, el edificio del extremo izquierdo, así que supuso que el omega se encontraría merodeando el lugar.
A pesar de que ya podía divisar la casa en una línea recta relativamente a su persona, sus pies se guiaron por sí mismos y doblaron a la izquierda.
Su alfa se encontraba feliz, entusiasta y emocionado con la anticipación de poder encontrarse con Taehyung.
Su alfa gustaba de Taehyung.
¿Y él?
¿A Jungkook también le gustaba? ¿En el sentido estricto de la palabra?
¿Cómo para atreverse a formar una relación seria por primera vez en su vida?
Eran demasiadas preguntas que atacaban su cansada cabeza desde hace varios días y debía tomarse un tiempo para analizar cada detalle, cada rincón y cada falla. No debía haber cabos sueltos.
Visualizó a varios obreros cargar pesados costales y deambular de un lado en otro, jadeantes, bañados en sudor, pues aun teniendo el techo sobre ellos no era suficiente para contrarrestar el ardiente calor del verano.
Ingresó al interior, encontrando inmediatamente en la zona donde guardaban todo lo necesario para montar y cuidar de los equinos. Al menos conocía ese lugar.
El olor del omega estaba impregnado en toda la instalación, por lo que supuso que debió haber estado dando vueltas y vueltas a lo largo de la mañana. ¿Se habrá dado un tiempo para descansar y comer?
Agradeció que los demás peones no le prestaran demasiada atención y pasaran de largo de él mientras se adentraba más y más, buscando su antídoto, su cura, su paz.
Siguió su rastro, y al doblar una esquina lo encontró.
Pero no de la forma en la que había pensado.
A simple vista, no se vería nada malo, tan solo dos hombres trabajando arduamente, cepillando a un fornido caballo escarlata. A simple vista, no se podría apreciar cómo era debido la extrema cercanía que el alfa tenía con el omega, como ambos se observaban con un brillo curioso en sus orbes, como detenían sus labores para quedarse ensimismados en la mirada del otro, creando su propia burbuja, siendo solo ellos dos.
La sangre de Jungkook hirvió en furia pura cual lava ardiente. Aquel alfa, Yugyeom, había llevado su mano a la mejilla de su Taehyung y se acercaba a su rostro peligrosamente, y cuando sus labios se estrellaron, sintió el inmenso impulso de separarlos a ambos y romper el rostro de su contrincante con sus propias manos, hasta que fuese tan solo una masa de huesos, sangre y músculo totalmente irreconocible.
Pero sus pies parecieron haber creado raíces bajo ese suelo, cuando notó la nula negación de Taehyung ante aquella situación. ¿A caso no se daba cuenta? ¿A caso no era consciente de lo que estaba por suceder?
O peor aún. ¿Lo era? ¿Estaba de acuerdo?
Y ya no solo era furia, también temor el que reclamaba su territorio dentro de su ser. Terror por perder a alguien quien nunca tuvo. ¿Cómo era eso posible?
Pero algo debió haber sucedido, algo debió haber sacado al omega de aquel trance en el que se encontraba deteniendo en seco aquella tragedia, pues giro su rostro de improvisto, como si alguien hubiera llamado exaltado su nombre y se encontró con los impactados orbes del pelinegro alfa, quien se mantenía estático observándolos a varios metros de distancia.
Pareció que el otro alfa le dijo algo, pero Taehyung hizo oídos sordos, sus ojos estaban clavados en otra persona. Jungkook pudo observar como los grandes ojos del omega adquirían una expresión asustada.
¿Por qué una mirada asustada? Él no quería asustarlo. Él era el que tenía miedo ahí.
Yugyeom pareció volver a intentar captar su atención, sin llegar a ser brusco ni mucho menos, aún sin ser consciente de la presencia de un tercero. Pero Tae se alejó de él sin devolverle la mirada, llevando sus pies veloces a la presencia de Jungkook.
Jungkook retrocedió un par de pasos, recargándose contra la puerta de un cubículo vacío y perdiéndolos de vista, sin tener claro lo que debía hacer. ¿Debería dejar su ira fluir y reprocharle? ¿O lo más conveniente era que se marchara y dejara pasar la situación?
—Kook... —jadeó el castaño al doblar la esquina y encontrarlo con la mirada al suelo y las manos en los bolsillo de sus pantalones. La apariencia del alfa lucía confundida, al igual que su interior. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía reaccionar? ¿Qué reacción tenía derecho a mostrar? —No es lo que crees. —Balbuceó de inmediato.
Taehyung estaba angustiado, no tenía claro lo que acababa de ocurrir. ¿Yugyeom realmente había lo había besado?, ¿Cómo ocurrió todo esto?, ¿Jungkook estaba tan molesto con el que no quería dirigirle la mirada?
Se acercó temeroso, no queriendo que su último pensamiento fuera verdadero. Él quería a Jungkook. ¿Verdad?
Sí, definitivamente le quería. Había una curiosa conexión con él que resultaba ineludible, una que estuvo presente desde el momento en que lo vio llegar inconsciente en los brazos de Namjoon, siendo un total desconocido, y que a lo largo de aquellos escasos días se había fortalecido al punto de no poder ser ignorado.
—N-no es... No—balbuceó sin orden ni sentido, no teniendo claro cómo debía excusarse. Estaba completamente consciente de que la vista que tuvo el alfa no debió ser la mejor, y que quizá podría llegar a malinterpretarse, pero no en ese caso. Jungkook no había visto mal. Vio exactamente lo que sucedió.
—No estaba al tanto de que tenías pareja. —comentó el alfa, con voz sosegada. Su alfa estaba profundamente ofendido, pero a pesar de todo, no iba a despotricar contra el inquieto omega, no quería hacerle daño. Su problema era con el otro alfa, no con el omega, aunque sabía que este tenía un porcentaje de la culpa de que su corazón latiera con dolor.
Las cejas de Taehyung casi tocaban su frente ante tales palabras. ¿Realmente creía eso? Porque definitivamente las cosas no eran así.
— ¿Tae?—Yugyeom se estaba acercando a ellos, mientras buscaba al omega que había huido despavorido y lo había dejado completamente descolocado.
El castaño reaccionó en ese momento y empujó a Jungkook al interior del cubículo, para después voltearse y cerrar la puerta con el pestillo. Esperaron en silencio hasta que el alfa pasara de largo para después dar lugar a su conversación.
—No es mi Alfa. —declaró encarándolo. Jungkook había optado por alejarse lo más posible, hasta golpear su espalda con la pared opuesta a la puerta y cruzar sus brazos, molesto con la existencia de Yugyeom. —Yo no tengo ningún sentimiento hacia él, nunca lo he tenido y dudo que algún día logre tenerlo.
—No gastes tu tiempo en tratar de disculparte conmigo. No soy alguien a quien debas rendirle explicaciones. —El corazón del omega palpitó dolorido, sintiendo que las cosas no deberían ir así.
— ¡Por supuesto que sí!—exclamó desesperado. Jungkook levantó la mirada del suelo para conectarla con la suya, incrédulo. —No quiero que pienses mal de mí, o que te hagas ideas erróneas. —Adelantó un par de pasos hacia él lentamente. —No tengo una relación sentimental con nadie. Nunca me había llamado la atención ningún alfa, excepto...—detuvo sus palabras y llevó sus manos a las mejillas de Jungkook, queriendo asegurarse de que no se perdería de ninguna de las palabras que estaba a punto de decir, quería eliminar sus dudas, y también las de él, quería explicar aquel tornado de sentimientos y emociones que se había despertado con su primer encuentro. Lo quería todo, lo quería a él. —Excepto tú.
El alfa no pudo evitar sorprenderse por tal confesión, entreabriendo sus labios y levantando sus párpados al máximo. ¿Era lo que él creía? ¿No lo estaba malinterpretando?
— ¿Yo? —susurró sin poder creerlo. En su interior había una batalla campal de sus emociones: estaba asustado, emocionado y maravillado, tanto, que sentía un extraño cosquilleo en su estómago.
Taehyung asintió de inmediato, sonriendo inevitablemente al hallarse cautivado por la reacción del alfa, de su alfa. No dudó ni un solo segundos más, y como si firmara un pacto irrompible, selló sus labios con los del otro, comenzando una danza conocida y añorada.
Cerró sus ojos y se dejó llevar por el momento, maravillado con la suavidad de aquellos belfos, fascinado con la facilidad con la que seguía su ritmo, encantado con como era su respuesta, extasiado con su dueño.
Jungkook respondió aquel beso, sintiendo su lobo saltar de alegría y a sí mismo en las nubes. Era increíble la alegría que le dieron aquellas palabras, aquel gesto, como si estuviese cargando una pesada roca en su espalda, la cual amenazaba con aplastarle y de un segundo a otro, esta se erosionara y desvaneciera.
Llevó una de sus manos a su nuca y subió el nivel del beso, introduciendo su lengua en la cavidad del contrario, mientras tomaba firmemente su cintura con la otra, asegurándose de que se quedara ahí, de que no escapara, que no se desvaneciera cual efímero sueño.
Porque si, Jungkook gustaba de Taehyung, en el sentido estricto de la palabra.
Y lo demostró con aquel beso, donde se revelaron sus secretos, exploraron sus almas y degustaron sus sabores. Ahí no eran necesarias las palabras cuando los actos eran los que hablaban y el silencio demostraba.
Encajaban perfectamente, mejor que cualquier rompecabezas, estaban sobre cualquier combinación que los demás hubiesen catalogado como perfectas. No había palabras para describir la batalla campal que estalló en su interior con su toque, y tampoco una expresión para poder detallar su entrega. Era inefable.
Separaron sus labios lentamente, dando por terminado aquel pacto. Se miraron a los ojos por unos momentos, o quizá unas horas.
En sus ojos no veían estrellas, veían la galaxia entera.
Era una cálida luminosidad, un cobijo acogedor. Sonrieron felices, encantados con la vida, cautivados por el otro. Su felicidad era una sola.
Volvieron a acariciar sus labios, con un toque suave y amable. Disfrutando del momento, detallando la suavidad de sus belfos, su delicadeza y su sensibilidad. No querían que el momento terminara nunca.
Jungkook fue el primero en separarse, al sentir su cuerpo más cálido de lo inusual. No quería arruinar el momento, por lo que prefirió no alterar más de lo necesario a su deseoso lobo.
— ¿Ya has terminado tu trabajo?—preguntó el omega cuando el roce finalizó.
—Se suponía que estaba en mi descanso, pero a estas alturas, debería estar dirigiéndome a las cavas. —Tae formó un puchero inconforme en sus labios, mientras apoyaba sus manos en el pecho del alfa.
—Yo ni siquiera he tomado el mío, estos días despareciendo del trabajo están cobrando su factura—y como si hubiese sido llamado, el estómago del castaño rigió con exigencia. Tae sintió sus mejillas calentarse, y Jungkook soltó una suave carcajada comprendiendo la situación. Fue ahí cuando recordó que antes de ir ahí se sentía desfallecer por la falta de alimento.
— ¿Crees que aún nos acepten en el comedor?
—Por supuesto. —afirmó. —Y en cuanto a tu trabajo, espero que Nam sea lo suficientemente comprensivo como para dejar pasar que llegues tarde en tu primer día.
Jungkook asintió de acuerdo, aún sin borrar la enorme sonrisa de su rostro, y se dejó llevar por Taehyung cuando este lo tomó de la mano y lo jaló hasta su casa.
Varias miradas se posaron sobre ellos, algunas curiosas y otras confundidas. Pero la pareja pasó de largo de ellas, sintiéndose seguros dentro de su burbuja.
Cuando llegaron al comedor, se encontraron con la Señora Song, quien les esperaba con un plato de comida listo, a pesar de que ya no había nadie más en el lugar. Les observó con sospecha cuando se sentaron a ingerir sus alimentos, notando el que había cierto ambiente a su alrededor que había cambiado.
Namjoon llegó un rato después, y se abstuvo de comentar algo sobre la impuntualidad del pelinegro alfa cuando Tae lo observó con ojos tiernos. Pero aclaró que solo lo dejaría pasar por esa ocasión, y que no quería que se volviera a repetir.
Acto seguido, Jungkook fue alejado del omega por culpa del trabajo, a pesar de que también era una actividad que lo mantenía ocupado y productivo. El punto negativo del día fue que había perdido el tiempo para darse una ducha.
En esta ocasión tomaron un camino completamente distinto y completamente desconocido para el menor. A pesar de que el camino se distinguía a simple vista, aquella brecha se notaba descuidada e incluso el césped a su alrededor le llegaba cerca de la cadera.
—Hay varias zonas en este estado, el descuido de años no ha sido fácil de borrar al tener tan pocas manos. —explicó el moreno. Jungkook solo lograba observar su espalda debido a la diferencia de alturas, pero después de unos breves minutos, logró visualizar que el final del camino estaba en la entrada de un edificio.
Tenía una fachada rústica y un poco descuidada, pero bastante decente a comparación de los demás. Después de la casa, este era la estructura con mayor presentación con la que se había topado en el viñedo.
Al entrar y observar su interior, pudo notar que había al menos cinco enormes recipientes con forma de amplios tubos hechos de metal, y al fondo un par más pequeños, del tamaño de una persona adulta, cada uno con al menos una característica distinta.
Frunció la nariz cuando notó que en el interior predominaba un inusual olor a rancio, como el queso antes de ser procesado.
—Esta zona es primordial para la elaboración del vino. —Instruyó el moreno, considerando que lo mejor sería explicarle el uso de cada máquina y mostrarle todo el lugar en vez de llevarlo a trabajar con los ojos vendados. —Después de la Vendimia, traemos el jugo a la primera cuba o tanque—señaló uno de los "tubos de metal enormes", el que se encontraba inmediatamente a su derecha. A diferencia de los demás, este tenía una pequeña manguera que conectaba la zona inferior con la superior. —Ahí ocurre la "Maceración", donde el jugo de uva adquiere su color característico; en ese otro—señaló en el que estaba a un costado del primero. —Es donde fermentamos el vino, de ahí el olor rancio que hay aquí. El tercero se encarga del "Descubado" donde separamos el líquido de los restos que hayan quedado; el cuarto del "Prensado" y el último de la "Fermentación maloláctica" para lograr vinos con sabores más suaves.
Jungkook trató de seguir cada detalle de aquella compleja explicación, pero no pudo evitar perderse en algunos puntos. Esperaba que no fuera necesario aprenderse de memoria cada uno de los términos, o de lo contrario, reprobaría el examen.
—Cuando el jugo termina este proceso, es separado en barricas y llevado a la cava a reposar. —Guió al menor a una protuberancia que no había notado hasta esos momentos en el fondo de la habitación. Jungkook se sorprendió al notar que ahí era el comienzo de unas empinadas escaleras. —Suele ser normal que en un inicio te marees al subir o bajar estas escaleras, la pronunciada inclinación del techo sobre ellas las hace lucir peligrosas, pero no lo son—Aclaró—Al menos no cuando ya las conoces. —sonrió al ver el impresionado rostro del peli negro. —Ven.
Jungkook se apoyó en la pared cuando comenzó a bajar por ellas, temiendo que su equilibrio fallara en algún momento. Namjoon se detuvo en un angosto descanso y espero a que el menor lo alcanzara.
Una vez logrado, Jungkook notó que más que un descanso, parecía un pasillo, pues a los lados se abrían pequeñas y muy angostas habitaciones con cavas en su interior.
—Aquí tan solo colocamos algunas botellas, las que queremos que tengan alguna característica en especial. —instruyó.
— ¿Por qué?—preguntó adentrándose a la más cercana y curioseando un poco.
— ¿Has notado que la temperatura cambio desde la entrada hasta este punto?—Hasta ese punto, Jungkook no había sido consciente de ello, pero era cierto: La temperatura había bajado considerablemente, ahora estaban a un clima templado y ya no tan caluroso. —No solo es debido a haber bajado varios metros, sino también por el material con el que está construida la cava. —Explicó sin entrar. Después de unos minutos, le indicó al menor que era hora de continuar con el recorrido.
Continuaron bajando la otra mitad de las escaleras, y llegaron a un espacio aún más enorme que la habitación de arriba. Las barricas (que Jungkook no lograba diferenciar de los barriles comunes) estaban apiladas cuidadosamente en tres hileras a su derecha y a su izquierda. No podía ver el final de la habitación, realmente parecía un túnel gigante.
También notó que durante el tiempo que había estado ahí, apenas había visto a un par de trabajadores correr de un lado a otro, y considerando el nulo ruido, la cava parecía estar casi vacía.
Pasaron de largo de aquel pasillo, y al doblar una esquina, se encontró con que las barricas eran reemplazadas por miles de rejas de metal que contenían cientos de botellas en su interior; estaban estratégicamente acomodadas entre sí, de forma horizontal, apiladas una sobre otra. Se acercó a curiosear un poco y notó que todas y cada una estaban rellenas de lo que supuso que sería vino joven.
—Si esta cava estuviera en una línea recta y nos dedicáramos un momento para medir su longitud, nos daríamos cuenta de que mide un poco más de cinco kilómetros. —Jungkook agrandó los ojos y la boca ante tal dato, y observó al mayor con sorpresa.
— ¿Realmente es tan grande?
—Así es. —Confirmó, —No obstante, tan solo usamos una octava parte de su capacidad total. Necesitaremos de varias cosechas más para que este lugar se encuentre en todo su esplendor.
Jungkook asintió, y caminó junto a Namjoon observando con detenimiento las "jaulas", nombre que el moreno les dio a aquellas enormes rejas cúbicas.
También le explicó que el silencio era primordial, pues las tapas habían sido selladas, en esos momentos, con tapa roscas de metal y no con corchos de madera para que reposaran como debían, y al estar bajo presión debido a la fermentación, cualquier vibración desafortunada podría romper alguna y desequilibrar catastróficamente la jaula.
Agradecía infinitamente que, a pesar de que la cava expiraba cierta humedad, no tuviera un clima demasiado cálido o demasiado gélido.
Cuando finalmente el recorrido terminó, llegaron a unas escaleras similares a aquellas por las que entraron, desconcertando al novato peli negro.
—Hay cinco entradas. —Explicó Namjoon—Una por cada kilómetro de la cava, pero como comprenderás, tan solo usamos las dos primeras. El resto del espacio está un poco desgastado, sucio y mal iluminado como para ir de paseo. Te recomiendo que no te acerques más de lo debido. —Alertó. Jungkook asintió de acuerdo, sin tomarle demasiada atención.
—Vale, ¿Y cuál se supone que será mi trabajo? —cuestionó cuando se detuvieron. Namjoon entró en una de las pequeñas cavas, y Jungkook notó que las botellas tenían cierta inclinación, como en cualquier otro lugar, pero parecían estar casi horizontales.
—Cada cierto tiempo vamos girando lentamente las botellas e inclinándolas un poco hasta que lleguen a un ángulo de 50° con la boquilla debajo —Instruyó haciendo aquella acción al mismo tiempo de sus palabras.
— ¿Por qué no solo acomodarlas las botellas totalmente inclinadas de una vez y ya? Nos evitaríamos todo este trabajo.
— ¿Notas que estas botellas, a diferencia de las de las jaulas, están selladas con corchos? —Jungkook reparó en ello hasta ese instante, pero aun así asintió como si lo hubiese advertido desde antes. —Si hiciéramos lo que dices en esta etapa de su crianza, entonces el vino obtendría cierto sabor de la madera del corcho, por mencionar una sola posibilidad. También se hace esto por cuestiones de su fermentación.
El menor asintió comprendiendo, y de inmediato comenzó a tratar de imitar los expertos movimientos del moreno.
Jamás se había detenido a pensar en que la elaboración de una bebida fuera tan compleja y necesitara de un sistema tan sofisticado.
Ahora entendía porque varios pensaban que eran demasiado caros, pero con todo ese esfuerzo y tiempo, lo valía.
Cuando terminaron con ese lado, se dirigieron al que estaba del otro lado, para repetir el proceso. Y aunque parecían ser pocas botellas a diferencia de las que estaban en el piso de abajo, fácilmente había contado más de cien en ese pequeño rato.
Jungkook se detuvo cuando escuchó pasos en la lejanía, en el piso superior. No lo habría tomado como algo extraño sino fuese el sonido característico de los tacones.
Kim había mencionado en algún momento que solo ellos dos y tres obreros masculinos más tenía permitido bajar a las cavas, pues las mujeres solían preferir el sol del día, o tener que lidiar con los animales del establo o caballerizas.
Y aun así, no había visto a ninguna usar tacones, no en ese viñedo.
Se mantuvo observando el estrecho espacio que podía visualizar del piso superior, esperando a ver algo, pero de pronto, los pasos se detuvieron y no se volvieron a escuchar.
Su lobo se inquietó con aquel inusual suceso, pero Jungkook prefirió concentrarse en su trabajo, aunque tuviera una extraña sensación instalada en su pecho.
Ni siquiera él podía explicarlo correctamente.
— ¿Qué ha sido eso?
¡Finalmente se han confesado!
Un aplauso para este par de bobos preciosos.
¿Disfrutaron de la clase de elaboración del vino que les dí? Esta información la necesitarán en los próximos capítulos ;)
Yo solo digo que se vienen cosas interesantes...
¡Los amo, nos leemos luego!
MiaGarrettA
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro