Capítulo 12
—Solo te has roto el dedo medio y anular de la mano izquierda—comentó WheeIn, la doctora beta del pueblo—Y en tu mano derecha solo te has doblado el meñique.
— ¿Cuánto tardaré en recuperarme?—Jungkook mantenía sentado con su espalda recargada en la pared, mientras dejaba que la chica revisara sus manos. Taehyung estaba sentado a su lado, pendiente de las palabras de la doctora.
—Un par de días si se mantiene en su forma humana—explicó con voz tranquilizadora y suave, como los pétalos de las rosas. Jungkook no podía evitar hacer esa analogía considerando vestía un vestido bastante hogareño con imágenes de ellas. —Aunque si cambias a tu forma lobuna, podrías recuperarte en algunas horas. Por el momento las enyesaré y vendaré, será mejor que trates de no moverlas.
—Está bien. —aceptó, y de inmediato, su mente vagó hacia temas más importantes, como descubrir la manera más segura de tomar una ducha urgentemente sin morir en el intento.
WheeIn cubrió sus manos entre vendas con supremo cuidado, no sin antes colocar algunos ungüentos en sus raspones y moretones, y al finalizar recetó unas pastillas para mitigar el dolor que comenzaba a hacerse presente en esos momentos.
La doctora se marchó después de eso, prometiendo regresar dos días después. El alfa se levantó de pronto, y se dirigió a la cómoda de madera oscura que se encontraba frente a él, bajo la atenta mirada de cierto omega castaño.
— ¿Qué haces? Deberías guardar reposo en lo que te traen comida. —preguntó el omega con el ceño fruncido.
—Necesito un baño urgente, no puedo soportar un segundo más con este olor encima—refunfuñó sacando una muda limpia y se dirigió al cuarto de baño.
—Cuando salgas la comida ya estará aquí, más te vale que guardes reposo. —ordenó antes de salir y darle privacidad al alfa.
Caminó por los pasillos de la gran casa, antes de encontrarse a Jin en la cocina de la misma, moviéndose de un lado a otro con velocidad y destreza. Le acompañaban un par de mujeres que también se encontraban un poco atareadas debido a que la comida debía de estar lista pronto.
—Hola Jin. —Saludó al chico cuando entró. El otro par de mujeres tan solo detuvieron sus labores por unos pocos segundos, para brindarle una respetuosa reverencia al omega.
—Hola, Tae. ¿Necesitas algo?—cuestionó mientras picaba algunas especias.
— ¿Podrías mandar a alguien para que lleve la comida a la habitación de Jungkook? Por favor. —respondió con la voz más suave que tenía.
— ¿Por qué él no va al comedor y come con nosotros?—Devolvió con una casi imperceptible molestia. —Deberías dejar de consentirlo tanto, es un desconocido.
Taehyung suspiró decepcionado, sabía que algo así sucedería.
—WheeIn ha ordenado que guarde reposo, pues se ha herido en la mañana y lo mejor es que...—explicó.
—Vale, vale. Mandaré a alguien. —Cedió finalmente. —Pero déjale claro que será la última vez. No es como si estuviera inválido.
Taehyung asintió satisfecho, y se despidió amablemente. Salió de la casa y se dirigió a las caballerizas. Desde antes de llegar pudo notar que había más jaleo del habitual, así que se adentró en el edificio de madera y piedra con el ceño fruncido.
No tardó mucho en encontrar a Namjoon y Yugyeom completamente sudados y jadeantes, relativamente cerca del cubículo que pertenecía a Luna.
— ¡Tae! ¡Necesitamos tu ayuda!—Vociferó Yugyeom llegando frente a él en cuestión de segundos.—El veterinario la está examinando justo ahora, pero no dejará pasar a nadie más que no seas tú.—reportó refiriéndose a la yegua.—Ni siquiera Nam puede entrar.
— ¿Es muy grave?—preguntó alarmándose por el tono que el alfa empleaba y la expresión que el capataz mantenía en su rostro a unos metros de ellos.
—No tenemos ni la menor idea. —Taehyung no necesitó más palabras para entrar en el pequeño cubículo que había sido designado para la yegua azabache.
Al entrar, se encontró con Wonho, un chico Gamma que trabajaba en la finca como veterinario, velando siempre por el bienestar de cada animal que en aquellos terrenos se encontrara. Se ubicaba a un costado de Luna quien estaba echada sobre la paja, y con unos guantes de látex acariciaba su lomo, tranquilizándola.
—Wonho—Saludó cortésmente, inclinando su cabeza leve y rápidamente en una reverencia, la cual fue respondida unos minutos después por el sonriente gamma.
—Hola Tae. —cuando la yegua reconoció el olor de Tae, levantó su cabeza mientras le observaba fijamente. «Tan inteligente. A veces me pregunto qué pasará por su cabeza»—Te tengo buenas noticias.
— ¿Qué sucede?—inquirió acercándose también y poniéndose en cuclillas a su lado. — ¿Por qué ha estado tan inquieta?
—Porque su primer celo acaba de comenzar. —resolvió. Taehyung alzó las cejas sorprendido y también confundido.
Taehyung la observó fijamente, a diferencia de otras ocasiones, parecía que en esos momentos había optado por mantener un comportamiento amigable, con las orejas atentas, tranquila y además, estaba bastante quieta.
—Pero casi no falta nada para que se termine el verano.
—Sigue siendo completamente normal, aunque un poco tardío, a juzgar por su edad. —explicó con voz suave. —A partir de aquí, creo que ya saben cómo proceder con ella ¿No es así?
—Por supuesto. —Taehyung se desplomó en la paja y adoptó una posición india mientras soltaba un suspiro aliviado. —Creí que sería algo más grave.
— ¿Por qué?
—Alguien me asustó cuando apenas entraba aquí. —masculló. Wonho soltó una risa divertida y se levantó sacudiéndose la suciedad de sus pantalones.
—Estaré pasando más seguido por aquí entonces. Es la única yegua en celo en estos momentos y ten seguro que llamará la atención. —comentó. —Sin embargo, no puedo descuidar a los animales que tengo en mi consultorio del pueblo. Ayer me trajeron a un conejo al borde de la muerte.
— ¿Qué le pasó?—preguntó sinceramente preocupado mientras se levantaba también.
—Cazadores. —Pronunció con molestia. —Tenía una flecha incrustada cerca del corazón. Un cachorro lo encontró y lo trajo lo antes posible. Supongo que a los cazadores se les olvidó recoger su "recompensa".
Ambos salieron de ahí y los ojos preocupados de dos alfas los recibieron al otro lado. Wonho se limitó a despedirse sin decir algo y Taehyung se quedó a solas con aquel par.
— ¿Y bien?—se animó a preguntar Namjoon.
—No tiene nada grave, solo acaba de entrar en celo. —Namjoon levantó las cejas confundido. Era normal que fuese un poco difícil detectar el celo en una yegua, pero habían desechado aquella idea horas atrás cuando casi pateaba a un macho que para su mala suerte, se encontraba cerca de ella.
—Vaya—exclamó Yugyeom.
—Será mejor que el día de hoy y mañana tenerla aislada de los demás, conociendo el carácter de Luna, es posible que patee a cualquier semental que se le acerque. —Comentó Namjoon, mientras paseaba sus dedos por su barbilla, pareciendo que pensaba en voz alta.
—También habrá que decidir si exponerla para que quede preñada o no. —Agregó Taehyung, adquiriendo la misma postura de Namjoon. —Por lo mientras debería de traerle algo de comer, de preferencia que sea algún beta el que entre.
Ambos alfas asintieron de inmediato y regresaron a su trabajo. Taehyung acarició su nuca cerrando los ojos en el proceso. Todo lo que había postergado el día de ayer se había juntado para hoy, y sabía que cuando la Luna se alzara sobre el firmamento, él se encontraría completamente exhausto.
Jimin sostenía entre sus manos una bandeja con comida mientras caminaba por los pasillos de la casa. Había un plato relleno de Bulgogi y un vaso con agua de pepino con limón.
Tocó la puerta antes de entrar y espere pacientemente a escuchar el "Adelante" por parte del alfa para poder ingresar.
—Taehyung mencionó algo sobre que debías guardar reposo, así que te envían esto desde la cocina. —indicó el omega mientras dejaba la bandeja a un costado de las cómodas mantas en las que estaba tendido Jeon.
—Gracias. —susurró en voz baja.
Jimin asintió a pesar de dirigirle una mirada filosa. No confiaba para nada en aquel hombre, pero al parecer su hermano había tomado especial cariño hacia él, lo cual lo hacía de cierta forma, intocable.
—No te caigo anda bien, ¿No es cierto?—curioseó aburrido.
—En lo absoluto—aceptó sin ningún tipo de miramientos.
Jungkook tomó el plato de Bulgogi y antes de comenzar a devorarlo, sus ojos se concentraron en el vaso que contenía un líquido verde.
— ¿Qué es esto?—indagó desconfiado.
—Agua de pepino con limón. Pruébala, te aseguro que no te matará. —mencionó con burla, divertido por la extrañeza que el alfa poseía en cada facción.
Jungkook asintió poco convencido antes de tomar un pequeño sorbo de la bebida, notando entonces que no sabía tan mal. Jimin se levantó y se dispuso a retirarse cuando vio que su tarea había sido completada.
—Jimin—llamó antes de que el omega desapareciera detrás de la puerta. El aludido se detuvo y le miró con el ceño fruncido. — ¿Podrías prestarme tu celular un momento?
—Si dices "por favor" quizá lo considere. —se deleitó mudamente. Entró nuevamente en la habitación y espero a que las palabras salieran de la boca del alfa.
Jungkook le observó ceñudo, pero decidió desistir de comenzar una pelea. No tenía ni ánimos ni energías en esos momentos como para llevarle la contraria a alguien.
—Por favor. —susurró desviando la mirada.
—Disculpa, no te escuché ¿Qué dijiste?—colocó una mano cerca de su oreja, haciendo aquel ademán con mofa.
—Jimin—recriminó. Cualquier alfa sabía que obedecer las órdenes de cualquier omega era un golpe a su gigantesco ego, y parecía que el chico se estaba regocijando al escuchar justo lo que había pedido. —Por favor—dijo en voz alta después de unos minutos.
Jimin sonrió encantado, y se sentó cruzando sus piernas antes de sacar su celular desde el bolsillo de su pantalón y tendérselo al azabache.
Jeon lo tomó y de inmediato comenzó a teclear una serie de números a baja velocidad. Realmente no estaba seguro de que ese fuera el número de teléfono correcto, es decir ¿Quién se aprende los números de teléfono hoy en día? Pero después de haber marcado a esa persona tantas veces antes, al menos podía recordar medianamente las teclas correctas.
Presionó el botón verde y la llamada fue enviada. Escuchó la primer nota de espera y también el olor de Jimin acercarse demasiado a él.
Volteó levemente en su dirección notando qué el chico miraba con detenimiento la pantalla del celular.
— ¿Qué? ¿Nunca has hecho una llamada? —preguntó tratando de alejar el teléfono de él. Jimin le dirigió una mirada furibunda antes de regresar a su antigua posición.
—Tan solo quería ver el número. Por si llegaban a regresar la llamada en lo que tardas en marcharte de aquí. —comentó cruzando los brazos. Jungkook soltó el aire de los pulmones cuando la su llamada fue llevada al buzón.
Marcó nuevamente y esperó pacientemente.
— ¿No te vas a ir un momento? Quizá necesite privacidad ¿No crees? —cuestionó Jungkook incomodándose por tener la mirada del omega fija en su persona, aunque lo que realmente le incomodaba era que fuera tan hostil.
—Es mi teléfono, no hay nada de lo que no puedas hablar que sea secreto en este lugar. —se encogió de hombros y desvió su mirada al techo mientras comenzaba a tararear alguna canción casi inaudiblemente.
Jungkook tuvo la intención de replicar pero su atención fue llevada por completo al celular cuando la llamada fue respondida.
— ¿Hola? —escuchó la somnolienta voz de Yoongi al otro lado, y no pudo evitar sonreír. Hasta ese momento no había sido totalmente consciente de como extrañaba a ese chico. Incluso su lobo se mantuvo expectante mientras movía la cola con entusiasmo.
— ¿Yoongi? —escuchó algún cristal romperse desde el otro lado de la línea, seguido de un prolongado silencio. Casi podía ver la expresión de sorpresa del pálido.
— ¿J-Jungkook? —La voz era casi inaudible— ¡Jungkook! —Gritó— ¡Por una mierda! ¡Te creíamos muerto! ¿Dónde carajos estas? ¡Nos has tenido a todos comiéndonos las uñas! Juro que en cuanto te tenga frente a mí te daré un golpe qué recordarás hasta tu muerte por hacernos esto.
Jungkook soltó una carcajada divertida.
—Tranquilo, estoy bien. —aclaró risueño.
—Pero, ¿En dónde?—cuestionó—Casi estábamos seguros que Baek te había secuestrado o algo por el estilo.
Jungkook estuvo a nada de dar su ubicación, pero un gruñido de su lobo hizo que su cabeza evocara la gloriosa imagen de cierto omega, y sus ganas de marcharse se fueron a freír espárragos. No solo era su lobo, sino que había algo más en su interior que le decía, no, ordenaba que se quedara. Al menos unos días más.
¿Qué era aquel susurro demandante en su interior? ¿Qué era ese hálito nocturno que le envolvía cada vez que pensaba en regresar a su vida anterior?
No lo sabía. Realmente no tenía ni idea. Y le sorprendía de sobremanera lo poco que le importaba.
—Estoy bien, Suga. Eso es lo que importa. —evadió. —Tan solo me sentía demasiado sobrepasado por todo lo que sucedía allá y necesitaba urgentemente despejarme.
Escuchó al alfa exhalar aire retenido, y después de unos minutos volvió a oír su voz, está vez más relajada.
—Quizá no sea buena idea que regreses justo ahora. —« ¿Qué?»—La situación con tu hermano se encuentra bastante tensa. Si tú llegaras justo en estos momentos a reclamar lo que por derecho te pertenece y cuando él se está adueñando de cuanta propiedad puede ser que los inversionistas que necesitas de tu lado lo consideren como una confirmación a la razón que dio Baekhyun por tu desaparición. —explicó con pesar.
— ¿Qué fue lo dijo?—frunció el ceño. Algo le decía que ha de haber soltado calumnia tras calumnia en su nombre.
—Resumiéndolo, que eras demasiado cobarde como para aceptar un cargo como el que deberías de tener. —resumió. Jungkook apretó el celular en su mano con tanta fuerza, que los nudillos se habían tornado blancos. Estaba a punto de explotar.
¡Él no era ningún cobarde! Un hijo de puta, quizás. Pero nunca cobarde.
De pronto, la fragancia de la fresa y el chocolate se extendieron dentro de la habitación, llegando hasta las fosas nasales de Jeon, quien se tranquilizó por el aroma del omega.
Jimin lo observaba confundido, pero sabía que lo que sea que Jungkook estuviera escuchando, no era de su agrado. Él era de espíritu abnegado, y si con su olor podía evitar que la peste de la molestia se esparciera y lo ahogara, haría lo que fuera necesario para ayudar.
Jungkook pudo centrar su mente, y de inmediato, nuevas preguntas lo abordaron.
—Ni Hoseok ni yo estamos de acuerdo con él. —prosiguió Yoongi—Sabemos perfectamente que tú no eres así, y que él tan solo quiere manchar tu imagen y acabar con tu reputación.
—Deja que hable Yoongi, llegará el momento donde toda aquella porquería que sale de su boca se le regrese. —comentó, para gran asombro del pálido, quien no recordaba cuándo había sido la última ocasión en la que el menor se portaba de una forma tan madura en lo que respecta a los actos de su hermano en contra suya.—Pero, si no es conveniente que regrese ahora, entonces ¿Cuándo será el momento indicado?
—Cuando nosotros hayamos podido despejar la situación a tu favor.
—Sabes que eso podría tardar años. —reclamó—Años donde me podría dar por muerto.
—Trataremos que no tarde demasiado Kook. No más de un mes. Lo prometo. —garantizó con seguridad.
— ¿¡Un mes!?—Bramó incrédulo.
—Es el tiempo mínimo que pido Kook. —Respondió con voz cansada. —Incluso Soyeon y Solar no están ayudando, lo cual ha agilizado en gran medida llegar a nuestro objetivo.
— ¿Y cuál es ese objetivo?
—Queremos inculpar a Baekhyun por todos los delitos que ha hecho. Las chicas han encontrado información suficiente para hacerlo, pero aún no la forma de ligarlo a él.—aclaró tomando una postura más seria.—Es realmente bueno haciendo las cosas, es excesivamente meticuloso con cada movimiento que da, no deja cabos sueltos.
—Yoongi...
—Jungkook, tan solo un mes. —Pidió—Puedo escucharte perfectamente, y saber que estás fuera de peligro. Nosotros deseamos que regreses lo más pronto posible, pero también que cuando lo hagas, puedas tener las herramientas necesarias para dar pelea. ¿Lo entiendes?
Jungkook suspiró resignado, dándose por vencido.
—Está bien. —aceptó.
—Vale, es posible que te vuelva a llamar a este teléfono así que no estaremos tan alejados, después de todo. —Jungkook se despidió y terminó la llamada después de esas palabras.
Sus ojos se perdieron en la pantalla oscura que le mostraba el objeto en su mano, la cual reposaba en su rodilla.
«Así que un mes» Reflexionó para sus adentros. «No será mucho. El tiempo se pasa rápido, así que ni siquiera sentirás cuando ya estés de nuevo en tu departamento.» Trató de consolarse.
— ¿E-Estás bien?—preguntó Jimin, no estando seguro si era adecuado hablarle. Había visto de primera mano aquella transición de furia a melancolía en menos de diez minutos, y quería ser lo más amable posible, aunque teniendo en cuenta que el alfa le seguía sin caer muy bien.
—Sí, lo estoy. —musitó sin voltearlo a ver. Le entregó el teléfono y Jimin lo tomó de inmediato.
—Deberías de comer; necesitas recuperarte pronto. —Invitó discretamente. El azabache observó la comida sin muchas ganas, pero reconociendo que tenía hambre. —Vendré cada hora para supervisar que estés descansando. ¿Vale?—Jimin se levantó y se dirigió de nueva cuenta a la puerta de la habitación.
—No es necesario. Saldré un rato al bosque.
—Pero debes descansar.
—Me recuperaré más rápido en mi forma lobuna. —El omega aceptó aquello y desapareció entre los pasillos de la casa, dejando a Jeon solo.
Aún faltaban un par de horas para el atardecer cuando Jungkook se adentró una vez más en la espesura del bosque. Comenzaba a aprender un poco de él, por lo que si se adentraba tan solo unos metros dentro de él, no se perdería.
Tomó el mismo sendero por el que camino hace dos noches, y se sorprendió cuando vislumbró a lo lejos la muda que tenía en ese entonces, y que, al encontrarse con Tae, había olvidado por completo.
Se acercó al mismo árbol y se despojó de sus prendas, dejándolas bien dobladas a un lado de las otras, prometiendo regresar por ellas una vez que termine su recorrido.
En esa ocasión, le costó menor esfuerzo tomar su forma lobuna, lo cual fue agradecido por su precaria barra de energía.
De inmediato, sintió sus heridas curarse, y al cabo de unos minutos, ya no sentía el dolor que éstas le había provocado. Fue entonces cuando sus patas comenzaron a moverse con velocidad y su pelaje comenzó a sacudirse al ritmo del viento.
Se había enamorado de aquella libertad que nunca antes había experimentado en su forma lobuna. Le era increíblemente complicado concebir la idea de una vida sin su lobo a su lado, como en tiempos anteriores.
¿Cómo era posible que una persona cambiara preferencias, gustos y prioridades de un momento a otro? Quizá era necesario que las situaciones le obligaran a hacerlo.
Pero había algo que era seguro: A lo largo de la vida, necesitas de ciertas sacudidas que destruyan el mundo que por fin habías logrado, para que de esa forma, puedas salir de tu zona de confort y no quedarte estancado en una vida aburrida y rutinaria.
¿Qué haría cuando regresara a la ciudad? ¿Qué era lo que le deparaba el futuro? ¿Qué sería de él sabiendo que nunca jamás volvería a ver a ninguno de los que en aquel lugar se molestaban en acogerlo bajo su techo? ¿Cómo sería la última vez que viera a Taehyung? ¿Cómo sería su despedida?
Porque estaba seguro de que cuando colocara un pie fuera de ese lugar, no habría retorno. Jamás regresaría.
Su lobo alentó sus pasos hasta detenerse completamente, mientras respiraba aceleradamente por sus fosas nasales.
¿Qué sería lo que extrañaría de ese lugar? ¿Cuándo podría volver a experimentar la libertad que ahora sentía? ¿Cuándo podría volver a oír el arrullo de los árboles y poder oler la característica frescura de un bosque?
Porque aunque viajara a los lugares más inhóspitos y despampanantes, ya no sería lo mismo.
Ya no podía ser lo mismo.
Porque el bosque le recordaba a Taehyung, a ese omega libre, valiente y bondadoso con el que se había encariñado sin darse cuenta, sin planearlo.
Sacudió su cabeza tratando de alejar aquellos pensamientos de su cabeza, antes de emprender un trote moderado mientras olfateaba su alrededor. Quería memorizar cada fragancia, por mínima que fuera: el dulce olor de las flores, el penetrante de los árboles y los apetecibles como los de los animales que rondaban sin miedo.
Su lobo no quería irse, y se negaba con todas sus fuerzas. Ni siquiera llevaba medio mes en el viñedo y ya se aferraba con sus garras a aquel lugar con todas sus fuerzas.
Encontró el caudaloso río poco después y dejó su monólogo para otro momento. Buscó un lugar cómodo, disfrutando de la privacidad que le proporcionaba el cálido ambiente. Se topó con una pequeña porción del rio que quedaba semi estancada creando un minúsculo lago en su interior. Jungkook aprovechó la oportunidad y se zambulló en su interior.
Pronto notó que no era muy hondo, pues la parte más profunda apenas le llegaba al estómago.
Chapoteo encantado entre el agua como un pequeño cachorro, retorciéndose con energía mientras trataba de atrapar algunos peces pequeños que lograba ver, aunque sin éxito alguno.
Jungkook, como humado, le habría fastidiado aquello y lo habría olvidado hace mucho. No obstante, a su juguetón alfa parecía importarle más el nivel de diversión que el resultado final, porque realmente no tenía mayor objetivo que divertirse un rato poniendo en alerta todos sus sentidos mientras mojaba y ensuciaba con lodo su pelaje y sus patas sin mayor remordimiento.
Salió exhausto del agua un par de horas después cuando no quedaba ni un poco de energía en su cuerpo. Caminó hacia el suave pasto y se echó sobre él tratando de regular su respiración.
Sintió su cuerpo completamente pesado y unas inmensas ganas de dormir ahí mismo. Pero debía regresar antes de que se hiciera más tarde.
Se levantó decidido, pero un fuerte calambre en su estómago casi lo tira al piso de nuevo. Soltó un chillido de dolor que nadie escuchó y respiró asustado, temiendo que fuese lo que creía que significaba aquel dolor.
Pronto, su temperatura comenzó a subir, y Jungkook corrió desesperado al lugar donde había dejado sus prendas, mientras sentía su olor se intensificaba a cada segundo y sus patas se debilitaban peligrosamente.
Un nuevo cólico le atacó sin piedad y confirmó, para su inmensa desgracia, sus sospechas.
Estaba entrando en celo.
MiaGarrettA
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