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25#: En el amor no hay nada escrito.

Hay pocas razones para decir la verdad, pero para mentir el número es infinito.-

Y e l l o w.-

Si me pagasen por todas las veces en las cuales me he sentido confundido o desorientado sería mas millonario de lo que fueron alguna vez mis padres, el cielo anuncia la llegada del atardecer con unas pequeñas nubes pintadas color carmesí y se supone que ya debería estar en casa.

Mi papi siempre dice.

"—es común que a tu edad sucedan todos estos problemas —."

Por Dios que estafa, se supone que a esta edad deberíamos ser felices y no preocuparnos por otras cosas, trato de mantenerme apartado de todo lo sucedido aquella mañana y es que con todo lo que ocurrió ¿como no quererlo?.

Me ha llevado horas y horas de reventarme la cabeza pensando en que hacer ¡es mucha presión para un chico de 17 años!, me siento cerca del río donde cosechan el arroz, la brisa hace que mis cabellos se desordenen y se llenen de hojas secas, ya estamos en otoño, mi estación favorita aún así eso no ayuda mucho, no importa que haga mi mente no se puede aclarar, me siento disperso como si estuviera flotando en la estratosfera.

Todo comenzó hace un tiempo, en ese entonces comencé a sentir extraña a Emily, hace un par de meses yo estaba seguro de mis sentimientos hacia ella, estaba totalmente enamorado de la chica y es que con su personalidad y con su belleza ¿como diablos no enamorarse?.

Fui cauteloso y me mantuve silenciado a través de los años, pero después de noches y noches preguntándome a mi mismo, no le encontraba sentido a seguir escondiendo este sentimiento que llevaba tan en mi interior

El día en que todo se volvió extraño fue cuando estábamos ella y yo en su habitación, habíamos terminado de hacer unos deberes, ese día estaba decidido a contarle todo lo que sentía en el fondo de mi corazón, quería liberar ese sentimiento, ese malestar que había guardado por años cada vez que la veía con otro chico... ese agitado palpitar cada vez que me dedicaba una de sus bellas sonrisas, ese inmenso dolor que sentía cuando lloraba porque alguien le llamaba gorda.

Es verdad que está subida de peso pero así es perfecta para mí no quiero ni quisiera que cambiara nunca por nadie si no es por sí misma.

La tomé de su mano fijando la mirada al suelo, con su mano levantó mi mentón hasta que nuestros ojos pudieran encontrarse.

—¿Sucede algo Yellow? —preguntó inocente.

Para mirarla a ella debías tener una mirada antibalas, era tan profunda...

Me quité mi abrigo de preocupaciones y miré por mi felicidad, tome sus dos manos y las posé en donde se encontraba mi corazón, mis labios se movieron por si solos soltando la verdad.

Ella, tirando fuertemente de mis manos me sacó de la habitación y las últimas palabras que escuche de ella por semanas fueron las que mas me hirieron.

—Déjame tranquila, no quiero verte en un tiempo.

—¡¿P-por qué?! —pregunté entristecido.

—Porque me haces mal. —con un gran portazo dio termino a la conversación.

Me llevó un tiempo superar esas malditas palabras, no entendía ni en ese momento ni hasta ahora el porque de lo que dijo, yo nunca le traté mal ¿por que dijo eso?.

Fue en esas mismas semanas en las cuales todo se enredó y mi mente explotó como si se tratara de un examen de matemática.

Llevaba días llorando sin que nadie me hubiera visto los ojos hinchados, le decía a mis padres que solo me gustaba salir a respirar cuando lo que en realidad hacía era insultarme a mi mismo por haberme confesado y que todo terminara de esa manera.

Esa amistad que habíamos mantenido desde tan pequeños... No quería, no debía terminar de esa manera.

Pero en uno de los días en los cuales me encontraba ensimismado, tan sumergido en mis pensamientos alguien se acercó y tocó mi hombro.

—¿me has llamado no? . —Su cálida sonrisa me hizo sentir aliviado, a pesar de ser el menor de todos los chicos (Emily, Aya y yo) es realmente el más maduro incluso siendo hijo del tío Pink.

En realidad no lo había llamado, bueno al menos físicamente no, pero ahí está la clave.

—¿Como lo sentiste tan rápido?.

—Por Dios Yellow, ya no soy ese niño pequeño que no podía controlar sus habilidades, ya tengo 15 años puedo controlarlas de maravilla.

Matt tenía habilidades psíquicas, cuando alguien le necesitaba le llamaba solo diciendo su nombre en la mente y el llegaría a donde tú estás. Además de que puede sentir el aura cuando una persona está triste y seguirla para darle consejos.

Matt y yo pasamos semanas en ese lugar, sin duda era un chico muy tierno y sabía escuchar muy bien lamentablemente le llamaban fenómeno por lo que podía hacer y eso me dañaba un poco pues me dolía verlo triste.

Pero esta mañana cambió todo, cuando iba saliendo de la escuela me fui al mismo lugar donde siempre nos encontrábamos, le lleve un poco de sus dulces favoritos después de todo el pobre tenía que escuchar todos mis problemas e inseguridades.

Esperé una, dos tres horas pero aún así no llegaba comencé a preocuparme un poco así que volví al instituto para preguntar por el, los chicos de su clase solo se reían cuando les pregunté.

Corrí a todos los lugares posibles, en definitiva le estaban haciendo algo al pequeño, de pronto en medio de la desesperación algo resonó en mi mente.

—A-ayuda... —era tenue casi inaudible pero aún asi lo seguía escuchando —en la cabaña abandonada...

¡La cabaña! A las afuera del pueblo por medio del bosque había una cabaña abandonada porque en invierno se llenaba de nieve y las puertas no se podían abrir.

Corrí lo más rápido que pude al lugar pero cuando llegué pude ver como los chicos, riendo se escabulleron por los árboles, la rabia comenzó a invadir mi cuerpo, sentía como podría despedazar a cada uno de aquellos chicos, pero aclaré mi mente y entré rápidamente al lugar.

Se encontraba Matt atado a una silla, lleno de pintura en toda su ropa y rostro, además de tener dardos enterrados en todo su cuerpo, habían jugado como si se tratara de un muñeco, que clase de imbéciles harían eso con una persona.

Apresurado, lo desaté lo más suave posible y tomándolo el brazos lo saqué del lugar, nos dirigimos a mi casa pero lamentablemente no había nadie por lo cual tuve que dejarlo un momento para saltarme adentro.

Podía sentir su respiración agitada, debía tratar pronto aquellas heridas causadas por los dardos antes de que fuera más seria.

Lo recosté en mi cama y comencé a sacar uno a uno los dardos.

—D-duele, para por favor —una pequeña mano se posó en mi brazo tratando de detenerme, pude ver como brotaban lágrimas de sus ojos.

—Vamos, no seas llorón... ¿No quieres que se infecte o si?.

Demoró, pero finalmente logramos sacar todos los malditos dardos, el chico se encontraba un poco agotado, había estado llorando mucho.

—Gracias... —la voz en mi cabeza sonaba mucho más fuerte que cuando lo tenían amarrado.

—De nada... —respondí un poco agotado.

Me tomó con real sorpresa, llenando de calidez mi cuerpo, aún así  no la solté, su mano encajaba asombrosamente con la mía, tan pequeña y frágil, no quería soltarla por ningún motivo.

—eres un chico asombroso, no sé porque Emily te rechazó.

—Lo de asombroso no lo sé, pero también me pregunto porque me rechazó. —el rechazo era lo que menos me importaba en aquel momento, lo que me importaba era porque estaba arrastrando las palabras, porque este momento se sentía tan... Mágico.

—Yo no te rechazaría...—sus palabras resonaron en mi mente.

—¿esto es un tipo de confesión Matt? —pregunté calmado sin soltarle de la mano.

—Se podría tomar como una. —dijo un poco asustado.

No lo pensé dos veces, y rápidamente le di un suave beso, uno el cual llevó al segundo, luego al tercero y sin darme cuenta ya estaba sin camiseta.

—Yellow... N-no sabes cuanto te amo, todo este tiempo...

Puse un dedo en su boca, el pobre debió de quererme desde hace mucho y yo no me había dado cuenta, seguí besándole el cuello.

Los besos se volvieron más y más intensos pero... Emily se vino a mi mente, luego Matt, después Emily, después Matt, me había enamorado de los dos...

¡Me había enamorado de los dos!, ¡de un chico y una chica! Por ningún motivo permitiría que uno de los dos saliera herido, nunca me lo perdonaría.

Matt se detuvo, y se bajó de encima de mí, con una mano en mi pecho me pidió que le abrazara.

—Has lo que tu corazón te diga Yellow, no tienes que obligarte a nada.

—Pero Matt, no era necesario que leyeras mi mente.

—No puedo leerla idiota —Rió —solo puedo escuchar cuando un alma o corazón pide ayuda, no necesito leer mentes para saber que te sucede, eres el hombre con quiero estar el resto de mi vida, te conozco bastante bien.

No pude evitar que mi corazón latiera fuertemente con sus palabras.

—¿estás seguro?.

asintió —he esperado por años, puedo esperar un tiempo más, cuando tengas la mente clara puedes.

Le besé por un largo tiempo.

—ya me gustaría tener la mitad de la madurez y paciencia de la que tienes tu.

Rió sonrojado.

Me vestí y salí hacia el mismo lugar dónde voy siempre a pensar, y pues aquí estoy ahora, sin poder aclararme todavía, ya han pasado varias horas desde que he salido de casa.

Algo llama mi atención.

—¡Yellow!

Me atraganto con el jugo que estoy tomando, enfrente mío estaba las dos personas de las cuales me había enamorado.

—Tanto tiempo ¿no? —sonrió felizmente Emily.

Asentí totalmente sonrojado, venía de la mano de Matt.

—Será mejor que nos sentemos —dijo con dulce voz el chico.

Y así fue, nos sentamos en la hierba, Matt a mi izquierda, Emily a mi derecha.

—Siento haberte tratado de esa manera aquel día, sabes como es mi carácter, debía de pensar bien las cosas

Asentí.

—¿y que piensas ahora? —pregunté listo para recibir cualquier respuesta.

—Que siento lo mismo por ti . —dijo sonriendo.

Me sorprendí, esto era mucho por hoy.

—y ahora Yellow ¿a quien eliges? —Emily como siempre tan impaciente.

—el que pierda estará feliz de la pareja final —asintieron los dos al mismo tiempo.

—No es como si fuera un Dios o algo por el estilo, me ha costado mucho decidir esto, pero lo siento yo estoy enamorado de...

Sentía como mi corazón se destruía al pronunciar el nombre de la persona.

—Emily.

Matt agachó la cabeza entristecido, luego la levantó dando una cálida sonrisa.

—no me gustas... El que me gusta es Matt.

Los dos pusieron una cara de sorpresas enorme, pero es la verdad, en los meses en los cuales me encontraba terrible, el estuvo para mí siempre.

—Es el día mas feliz de mi vida —el chico rompió en llanto.

—Que bien por los dos, hacen una preciosa pareja —Emily sonrió, era una sonrisa verdadera.

—Gracias, sabía que comprenderías.

Tomé la mano del chico y comenzamos a caminar por el sendero alfombrado de hojas marchitas por el otoño.

—Te amo... Aunque seas un indeciso rubio tontito.

—Te amo... Aunque seas un llorón, médium enano.

¡Capítulo 25  fin!


#Bonus:

Matt tenia los ojos llorosos

—Mételo rápido  Yellow, me duele mucho.

—Eso intento —dije con voz raposa, podía sentir como el sudor recorría mi frente. —Pero se ve tan apretado... ¿Seguro que no te dañaré?

—Seguro... Aunque sea tan grande —dijo lloroso.

Rápidamente lo metí dentro, pude sentir un grito de Matt mientras apretaba fuertemente mi mano.

—¡entró! —grité victorioso.

Matt dio un suspiro.

—Pensé que ese aro nunca entraría en mi oreja.

N/A: Holaaaaa c: ... Lo sé lo sé me demoré bastante pero aquí les traigo el especial, muchísimas gracias por seguir esta historia día a día ustedes siempre me llenan de amor n-n ❤️.

—inserten aquí el tema sobre el cual les gustaría que escribiera el próximo especial.

Dejen estrellitas y comentarios, los loveo y quiero mucho, Bye bye~! ❤️ nos vemos!!!!

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