Jungkook estaba agachado contra la puerta, con las rodillas alzadas y la cabeza escondida. Su maleta estaba a un lado y su mochila había quedado a sus pies.

Aquella habitación era el doble de grande que la que había en su casa. Allí podrían entrar muchas estanterías. Incluso esa habitación contaba con un armario vacio y una cajonera blanca también vacía.

Él ni siquiera tenia tanta ropa como para llenar esos cajones.

Habia una cama de plaza y media. Era grande incluso para él que estaba acostumbrado a dormir en una cama de metal y no de madera.

La familia de Jungkook tenia un sueldo promedio y él había aprendido a trabajar desde que tenia once años. Normalmente hacia recados a las personas mayores del barrio o entregaba diarios. Últimamente había estado trabajando cuatro horas por día como repartidos de pizza, lo cual le dejaba un gran sueldo a comparación de todos los demás trabajos que había tenido.

A Jungkook le había costado mucho comprar su gran colección de mangas y su ropa bonita... y ahora había dejado todo ese esfuerzo atrás.

Ya no había nada. Y lo peor era que estaría más solo de lo que jamás había estado.

"Te iras de casa esta noche" le había dicho su papa "por fin podre pagar las cosas" había dicho con alegría.

Pero Jungkook sabia que no iba a pagar las deudas y que posiblemente continuará endeudado.

— ¡Ya está la cena! — le aviso Tae desde el piso de abajo.

Jungkook tragó saliva con fuerza y salió del cuarto. Bien si Taehyung lo envenenaba le haría un gran favor.

Quizás su vida sería un completo infierno desde ahora, o quizás sería todo lo contrario.

Jungkook bajo y se sentó en la mesa. Apenas percibió el olor de la comida se le hizo agua la boca.

Taehyung había cocinado papas al horno con cheddar y carne.

—Será un placer morir envenenado— susurró Jungkook al ver la comida.

Taehyung puso los ojos en blanco otra vez.

—No te acostumbres, que casi nunca soy quien hace la comida.

—¿Y quien la hace?

— Compro comida hecha. Por algo tengo tantas congelados — le dijo señalando el refrigerador al tiempo que dejaba una coca cola en la mesa y se sentaba frente a Jungkook — ¿Quieres escuchar música?

— No.

Jungkook se sirvió las papas y un gran pedazo de carne. Si esa seria su última cena pues comería como un cerdo.

Taehyung en cambio se sirvió una cantidad moderada. Quizás la comida no estaba envenenada después de todo.

—Si no dejas de mirarme tus papas se enfriaran — le dijo Tae mientras cortaba la carne.

Jungkook gruñó y comenzó a comer.

Y sí que estaba rico.

—Mañana si quieres puedo comprar la pizza.

Jungkook no le contestó nada. No quería hablar con él, después de todo no sabia qué iba a hacerle. Mientras menos vínculo tuviera con él, las cosas serían mejores.

—La próxima semana continuarás las clases en el instituto que esta a unas cuadras

Jungkook no le contestó tampoco.

— Yeonjun se encargara de llevarte.

— ¿Quién es él?

—Vive en el primer piso del edificio.

—¿Él también es un chico vendido?

—Si, hace ya varios años de hecho.

—¿Y quien lo compró?

Taehyung bebió de su vaso de Coca cola y Jungkook sin darse cuenta también bebió.

—Park Jimin.

Al oír eso Jungkook casi que escupe la cosa cola sobre las papas.

— ¿Cómo qué Park Jimin? ¿Estamos hablando del idol Park Jimin que yo conozco? — preguntó alarmado con los ojos exagerado— ¿El que canta Filter?

—El mismísimo.

— Wow...

—Y es mi primo.

— ¡TU PRIMO!

Taehyung se rio.

—Lo es.

Jungkook casi se cae de la silla.

Antes de volver a comer recuperó su compostura y le dijo:

— Si me consigues un autógrafo dejaré que me mates en más.

Taehyung se llevó la palma a la frente.

—Jungkook, no soy un asesino, ni un demente, ni acosador ni torturador. Solo soy el dueño de siete empresas que pasa demasiado tiempo encerrado aquí a solas haciendo su maldito trabajo.

— Pero eres una basura por haberme comprado. Todos los que compran a loa hijos de alguien más son una basura.

Taehyung sobre dejó los cubiertos sobre el plato con un sonoro ruido.

— Bien, piensa lo que quieras —se levantó de la mesa y desapareció por la puerta de su habitación — lava tu plato cuando acabes.