CAPITULO 2
Jungkook no quería bajarse del auto y Taehyung no iba a sacarlo de allí a la fuerza, no quería asustarlo, así que simplemente salió del auto y le lanzó las llaves.
— Sal cuando quieras y cierra el auto con llave — le dijo encaminándose hacia el edificio.
Jungkook al darse cuanta que aquel hombre vivía en un edificio decidió salir porque luego no lo encontraría. Cerró el auto y fue detrás de Taehyung, manteniendo la distancia, tenía miedo de que lo tocara, de que le hiciera cosas malas como tanto había oído de bocas ajenas.
Jungkook había cumplido 17 años la semana pasada, era tan solo un niño comparado con ese hombre que tenía delante. El menor todavía no podía creer que su padre lo hubiera vendido como si fuera una baratija, algo que no era importante.
Taehyung entró al elevador del costoso edificio y Jungkook lo siguió a paso lento. Cuando las puertas del elevador se cerraron al menor le dieron ganas de cavar un hoyo en el techo y escapar de allí a como diera lugar.
Jungkook cargaba con una maleta de cosas improvisadas: sus cosas de clase, su laptop destartalada y solo diez mangas de su colección de 150 que tenía en su cuarto de su verdadera casa.
El menor no podía creer que solo había podido llevarse 10 mangas de su colección. Había elegido los más caros y los que no se conseguían por ninguna otra parte, porque sabía que su padre seria capaz de vender todos los que quedaban.
Taehyung salió del elevador y sostuvo la puerta para que Jungkook saliera.
Pero el menor no se movía. Estaba abrazando su mochila en donde tenía los mangas. Ante eso Taehyung suspiró y agarró la maleta que estaba en el suelo.
—Ya, sal. — le pidió suspirando.
Jungkook le gruñó y salió dando pisotones cuando de pronto se dio cuenta que el suelo era transparente y podía ver el corredor de abajo. Perdió el equilibrio por un momento más que nada por la sorpresa y Taehyung lo sostuvo del codo.
El menor pensó que el mayor de verdad tenía mucho dinero como para vivir en un lugar así. Taehyung lo guio hasta el departamento.
Mas que departamento era un Pent House.
El menor se quedó mirando el lugar por un segundo en el que su cerebro hacia cortocircuito.
— Supongo que este lugar no es un prostíbulo — masculló.
Taehyung lo miró con cara rara.
— ¿Acaso crees que estoy en la mafia o algo así? Chico, por Dios, claro que no. Esta es mi casa.
Taehyung le hizo un ademan con la mano libre mientras llevaba su maleta dentro del lugar. Le pidió al robot "Siri" que encendiera las luces del lugar, todo quedó iluminado por una luz cálida. Jungkook pasó y Tae cerró la puerta detrás de él, pero el menor se quedó parado en el medio del recibidor.
La decoración del lugar era minimalista, pero había un televisor de plasma de cien pulgadas frente a un sillón con dos parlantes verticales enormes. Y como si fuera poco, al lado del televisor se hallaba una mesa blanca con una maquina para hacer palomitas. Eso era lo más destacable del lugar, pues todo lo demás eran estanterías llenas de carpetas con papeles perfectamente acomodados, Jungkook supuso que eran los papeles de la empresa de Taehyung. Había una estantería con libros pero eran todos de administración de empresas, no había novelas ni comics.
Eran todas cosas de un adulto con una vida perfectamente acomodada.
Jungkook se sintió mal al instante ¿Qué rayos estaba haciendo en ese lugar? Esa vida no le pertenecía a él.
— Ven te mostraré la casa.
— Quiero irme — le contestó.
Tae suspiró y se acercó a él.
— Nos soy malo.
— ¿Cómo quieres que confié en ti? antes dijiste que la crueldad era la solución a los problemas.
—No soy lo que crees —le dijo algo dolido.
Jungkook volvió a gruñir y lo siguió. Taehyung le mostró la cocina. Era una cocina bastante grande.
— Aquí están las galletas y las provisiones — resultaba que Taehyung le llamaba "provisiones" a frascos llenos de dulces y chocolates para ver maratones de películas. — hay comida enlatada y en la heladera tienes todo lo demás. El congelador está lleno de cosas para freír, no te recomiendo comer eso todos los días o terminarás como una bola rodante.
Taehyung le mostró la terraza y resultaba que allí había una pileta tapada por ser invierno y un jacuzzi vacío, pero con las luces encendidas. Las vistas de la ciudad de Seúl eran impresionantes: al ser de noche se veían todos los edificios con las luces prendidas y los autos en las calles pasaban como flases de luces a toda velocidad.
— ¿En serio vives aquí? — preguntó acercándose a la barandilla para ver mejor. Las estrellas todavía no se veían.
— ¿Esperabas que viviera debajo de un puente?
Jungkook puso los ojos en blanco y lo siguió dentro de la casa, Taehyung lo hizo subir escaleras arriba hasta el cuarto.
— Este es tu nuevo cuarto.
— ¿Qué hay al otro lado del pasillo?
— Los demás cuartos — dijo sin importancia.
— ¿De quién?
— Están vacíos. Vivo solo. Uno de esos cuartos tenia pensado ser una sala de video juegos, pero dejé el proyecto a la mitad por falta de tiempo. Así que está en remodelación.
—Entonces vives solo en una casa con seis cuartos que no sirven para nada.
—Cinco cuartos - lo corrigió Tae — ahora tú ocuparás uno de ellos.
Jungkook miró el cuarto que tenía delante.
—¿Acaso uno de estos es tu cuarto de tortura?
Taehyung le hizo una mueca.
—Están vacíos te estoy diciendo - le dijo abriendo la puerta de otro de los cuartos, luego abrió otra tras otra. Efectivamente no había nada allí. — ¿Eso te deja tranquilo por ahora?
— La verdad no.
Taehyung se alzó de hombros.
—Bien, instálate. Iré a preparar cena.
—Mejor compra una pizza, no quiero morir envenenado.
Taehyung no le contestó nada y bajó las escaleras negando con la cabeza, cuando llegó abajo le dijo:
— No soy un ogro, Jungkook.
—Sí, si lo eres.
—Ni siquiera me parezco a uno— dijo irónico con los hombros alzados.
— No, tienes razón: te pareces a los Orcos del señor de los anillos.
Eso sí que hizo reír a Taehyung, pero a juzgar por la cara de seriedad con la que lo miraba Jungkook arriba en las escaleras, algo le decía que se lo había dicho muy enserio.
Taehyung: 29 años.
Jungkook: 17 años
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