CAPÍTULO 10
La noche había sido una catástrofe. Jungkook no había conseguido dormir y para colmo le habían dado ganas de comerse el refrigerado entero, por lo que a media noche bajó las escaleras silenciosamente y se robó un paquete de galletitas.
El resto de la noche había transcurrido igual de intranquila. Ahora era temprano por la mañana y Jungkook miraba su nuevo IPhone en busca de que sus padres le hubiesen enviado aunque sea un solo mensaje.
Pero no había nada. El WhatsApp estaba completamente vacío. Hasta el grupo escolar lo había echado del grupo, a Jungkook no le quedaban chats porque él no tenía amigos, en su anterior escuela no hablaba con nadie. Nunca se había preocupado por eso, pero era recién ahora que se se daba cuenta de que él no había sido importante para nadie.
Jungkook fue a cambiarse el pijama por una camiseta blanca y unos pantalones grises y luego bajo a la cocina y se preparó un té, también aprovechó para sacar otro paquete de galletas. Después de todo Taehyung era millonario, no se enojaría si se comía sus provisiones. Mientras esperaba a que su té se hiciera se apoyó en la encima y bajó la cabeza soltando un suspiro. ¿Algún día su vida volvería a ser la de antes?
¿Acaso quería que volviera a ser la de antes?
Jungkook no lo sabía. No era capaz de darse cuenta que antes sufría muchas cosas, de hecho ni siquiera se percataba de la tranquilidad que había en el Pent House de Taehyung.
Taehyung no le pegaba, no le gritaba, no le decía que no era un inservible y no lo regañaba por estar descansando más de la cuenta o por estar leyendo sus mangas... Taehyung le cocinaba e intentaba ser amigable a pesar de tener ciertas intenciones escondidas.
Jungkook no sabía como superar lo que sucedía. ¿Y si solo dejaba de pensar en eso y seguía con su vida?
Mierda, se sentía tan abandonado.
En realidad se santa como un juguete y en cuestión de dos días sería marcado para siempre con las iniciales de Taehyung.
¿Y si se escapaba? Todavía estaba a tiempo de irse de ese condenado lugar, pero había un problema ¿a donde rayos iría? las autoridades lo devolverían a Taehyung como si se tratase de un objeto perdido.
Aunque técnicamente eso era, nada más vacío y mundano que un objeto.
Jungkook maldecía el día en el que al gobierno se le ocurrió legalizar la compra y venta de personas, mayormente de hijos.
El menor le dio un puñetazo a la encimera y provocó que un poco de agua se saliera de la taza del té.
—¿No crees que es muy temprano para rezongar? — preguntó una voz adormilada a sus espaldas. Taehyung estaba levantado con el torso medio desnudo y un pantalón negro que no ayudaba a las vistas.
— ¿Y tú no tienes frío? — dijo de mala gana el menor mientras se llevaba su té y sus galletas a la mesa del living.
Taehyung se frotó los ojos y fue por una remera y un suéter a su cuarto. Se sentó en el sillón mientras miraba a Jungkook desayunar con cara de dormido y el pelo revuelto. Jungkook desayunó en silencio y pausadamente, no quería hablar con Taehyung.
— Si quieres a eso de las once podemos irnos al centro comercial — propuso Tae con voz ronca.
— Como sea —Jungkook esquivó su mirada como siempre hacía.
Taehyung ahora se había acostado en su sillón y le estaba haciendo una seña a Jungkook para que se acercara. El menor obedeció a regañadientes y se acercó a él.
— ¿Qué? — soltó despectivo.
— Ven, acuéstate conmigo — dijo palmeando su pecho con los ojos un poco cerrados.
Jugnkook soltó un resoplido y luego de pensarlo varias veces y sacar la conclusión de que a esa hora de la mañana Taehyung era completamente inofensivo, se acostó a su lado. El sillón era largo y había el suficiente espacio para ambos, pero Tae lo atrajo hacia su cuerpo y lo rodeó con los brazos. Jungkook se vio obligado a utilizar el pecho del mayor como almohada.
— Quédate así y duerme un poco — le pidió y al tiempo que él se quedaba dormido dejó un beso en su cabeza.
Jungkook se aferró al cuerpo del mayor y ocultó su cabeza entre su hombro y su cuello, parecía un niñito asustado y en realidad lo estaba. Todas las cosas parecían ser inciertas desde que él se lo había llevado de su hogar.
Taehyung se había dormido mientras Jungkook volvía a llorar en silencio.
Quizás esa sería la ultima vez que lloraría, era hora de dejar pasar el tiempo y que las heridas se curaran solas.
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