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NOTAS DE AUTORA;
(IMPORTANTE Y URGENTE) Chicos, estoy arreglando la historia porque de verdad tiene muchas fallas y quiero que ustedes la disfruten al máximo, así que me estoy reformando y he decido arreglarla, por lo cual, necesitare de su comprensión, gracias.
La guerra Turca-Alemana contra los Rusos estaba a luz viva, creando terror en toda partes, pues se decían cosas horribles sobre los hechos que sucedían en campo de batalla. Todo había comenzado por un conflicto entre las primeras potencias mundiales, Alemania y Rusia, quien habían tenido una disputa por el control de Europa. Todo eso había creado miles de muertes y tragedias a las personas de todo el mundo, pues cuando se pensaba que las cosas se iban a arreglar, Turquía y los países árabes entraron en la guerra, creando un conflicto todavía mayor, y aunque no se sabía muy bien el porqué se habían integrado a la guerra, si se sabía con certeza que habían agravado el problema. Muchas familias que habían logrado sobrevivido a ambos bandos, estaban asustados y no tenían a donde ir, pues la guerra terminaba con sus hogares y con sus familiares, dejándolos en la miseria y en el constante sufrimiento.
En un pequeño pueblo a las afueras de Rusia, vivía la joven Marinette de apenas 19 años. Marinette era una joven amable y hermosa de cabellos azules, ojos azules y piel blanca, muchos le solían apodar la muñeca de Rusia, ya que era una verdadera belleza. Marinette vivía tranquilamente con toda su familia, su madre Sabine Scharasgh era la costurera del pueblo, su padre Tom Xarayur era el panadero, conocido por todos por su delicioso pan, su hermano Robert y su pequeña hermana Louisa. Para esta familia, la alegría desbordaba por todos lados, pues la familia estaba celebrando el siguiente compromiso de la familia, la boda de Marinette con su novio Nathaniel de 20 años, de quien ella estaba enamorada desde los 18 años.
—¡Estoy tan feliz! Por fin podremos casarnos Nat— la joven de cabellos azules abrazó a su novio mientras él le daba un dulce beso en la cabeza, la felicidad radiaba en sus rostros —Dentro de algunos meses, nosotros estaremos en el altar, seremos felices y formaremos una hermosa familia como la tuya y la mía, seremos muy felices—
—Así es Mari, dentro de poco seremos una pareja real. Nos casaremos y te haré hermosas pinturas a diario, te haré muy feliz, te lo prometo—
—Me alegro mucho por ustedes dos. ¡Felicidades!—dijo su hermana menor mientras corría a darle un abrazo a los dos, llena de alegría por su hermana mayor —¡Espero que pronto tengan hijos para tener una amiga con quien jugar!—
Marinette y Nathaniel comenzaron a reír.
—Muchas graci...— entonces la puerta principal azotó con fuerza en el suelo mientras muchos soldados entraban a la casa interrumpiendo la celebración, destruyendo el hermoso momento que la familia y los futuros novios estaban viviendo —¿Qué está pasando?—
—¿Qué es esto?— dijo Nathaniel mientras gritaba —¿Quiénes son ustedes y qué hacen aquí?—
De repente, la hermana menor de Marinette se fijo en uno de los hombres armados y notó algo que la perturbó, en su uniforme, el hombre llevaba aquella bandera simbólica que aterrizaba a todo el mundo, el símbolo Nazi.
—¡Soldados Alemanes!— dijo mientras comenzaba a correr y se empezaba a asustar —¡Es el símbolo Nazi!—
—¡Corran!— gritó el pelirrojo en busca de salvar la vida de los que más pudiera —¡Avisen a todo el mundo que estamos siendo atacados por soldados alemanes!—
Los soldados empezaron a llevarse a todos, en especial a las jovencitas, pero mientras los soldados perseguían a todos los demás, Marinette corrió desesperadamente al ver como un soldado se llevaba a su hermana pequeña, Louisa, de tan solo 6 años. Había escuchado horribles historias de mujeres siendo esclavizadas por soldados, siendo humilladas, maltratadas y hasta violadas. No podía permitir que eso le sucediera a su hermana menor.
—¡Marinette!— su mano pequeña estaba intentando alcanzar la de Marinette, pero aún había mucha distancia entre ellas, haciendo que Marinette se comenzara a desesperar —¡Ayúdame, pro favor!—
—¡Louisa!— Marinette golpeó al soldado en la cabeza y logró que él soltara a su hermana pequeña —¿Estás bien, Lu?— preguntó Marinette al tener a su hermana en sus brazos, la pequeña se refugió en los brazos de su hermana, cubriendo sus lágrimas de terror —Vamonos de aquí—
Desafortunadamente para Marinette, un soldado alemán llegó por atrás.
—¡Marinette, cuidado!— gritó Nathaniel a Marinette, pero cuando ella se percató del soldado, ya era demasiado tarde. El soldado la golpeó en la cabeza, dejándola inconsciente en el suelo. Nathaniel se dispuso a rescatar a su prometida y a la hermana de Marinette, pero antes de poder llegar hasta donde estaban las dos, el soldado sacó un arma de fuego y le apuntó a la cabeza a Louisa, haciendo que la madre de Louisa abriera los ojos aterrada, mientras que el padre de la niña corría hacia ellos, intentando detenerlos —¡Louisa!— gritó Nathaniel en un intento como de frenar el tiempo y salvar a la niña que se encrontaba en el suelo asustada, atenta a aquella arma que apuntaba a su propia cabeza.
—Tranquila, no te dolerá, te lo garantizo— Louisa miró a sus padres, les sonrió y con las lagrimas brotando de sus ojos color azul, cerró sus ojos, esperando la muerte —Adiós— el disparo y un grito desgarrador se escucharon en toda la habitación, parecía que el tiempo se había detenido, pues mientras la bala perforaba la cabeza de la niña y su sangre era esparcida por el suelo anunciando su muerte inmediata, el grito de dolor de su madre y las lágrimas perdidas de sus familiares también parecían eternas.
—¡Maldito!— Tom se acercó con los ojos empapados de dolor, pero antes de siquiera tocar al soldado, una bala le atravesó el estómago, haciéndolo caer al suelo —Desgraciado...— Tom intentó arrastrarse hasta su hija, quien había muerto con una sonrisa en su rostro, quería verla por última vez en esta vida —Perdóname hija mía, tu padre te ha fallado... pe— antes de poder terminar, otra bala impacto su cabeza, matándolo.
—¡Eres un mal nacido!— gritó Nathaniel acercándose al soldado.
—¿Acaso no lo entienden? Ustedes no son competencia para mi— por tercera vez, el gatillo disparó y otra bala fue disparada —¿Los tendré que matar a todos? No me digas eso— la increíble frialdad del soldado le daba miedo al ahora herido de bala, Nathaniel —¿Lo ves? No tienes escapatoria—
Nathaniel había sido herido en la pierna, por lo cual estaba en el suelo sujetando la herida, tratando de poder volver a pararse y tomar venganza por la muerte de sus seres queridos.
Sabine, quien había logrado acercarse al soldado sin ser descubierta, lo golpeó fuertemente en la cabeza, habiendo que el soldado se cayera al suelo inmediatamente. Sabine dejó el pedazo de madera y se acercó a Nathaniel.
—¡Rápido, toma a Marinette y salgan de aquí por la pu— la cara de Nathaniel se llenó de sangre de quien sería su suegra.
—¡Sabine!— gritó desesperado Nathaniel al ver como el cadáver de Sabine caía al suelo.
—Ahora, te toca a ti, maldito— el soldado tenía una herida en la cabeza y estaba sangrando, pero definitivamente se encontraba en mejores situaciones que Nathaniel, quien ya se estaba desmayando por la perdida de sangre —Te veré en el infierno— el soldado levantó su arma y apuntó hacia Nathaniel, quien solo podía ver a su amada tirada en el suelo, sangrando de la cabeza e inconsciente.
Su mente nublada se despejó por segundos, le costaba respirar y sentía pesadez por doquier, sus ojos azules voltearon en busca de su novio, pero cuando lo encontró, deseo no haber recobrado la conciencia, pues en cámara lenta, vio como una bala le perforaba la garganta, quedando muerto al instante.
—Te amo, Mari— esas fueron las últimas palabras que él pronunció antes de su muerte, haciéndola gritar desconsoladamente.
Marinette se levantó del suelo y corrió desesperada a su novio, quien ya se encontraba en el suelo desangrandose, pero el soldado no se lo permitió, ya que mientras ella ya casi llegaba hasta donde estaba él, el soldado la volvió a golpear con el mismo pedazo de madera con el que la madre de la chica lo había golpeado anteriormente, valiéndola a dejar inconsciente.
—Mmm, veamos— Marinette había caído de boca al suelo, por lo cual el soldado la tuvo que mover para poder verla bien —Te me hiciste muy hermosa, y para tu buena suerte, si lo eres. Pagarán un buen precio por ti en el mercado— el soldado tomó en brazos a Marinette y después se marchó de aquella casa, donde hace apenas algunos minutos todo eran risas y alegrías, y ahora, era un cementerio, lleno de dolor y amargos recuerdos —O aún mejor, serás mi boleto de salida, querida—
Los soldados alemanes destruyeron el pequeño pero acogedor hogar de Marinette, y ella no podía hacer nada la respecto. Todo su hogar, su vida y su mente estaban destruidas, las habían destruido en tan poco tiempo que le costaba creerlo.
El soldado que la capturó la llevó al muelle donde se encontraban sus compañeros y su general de ejército, el capitán , con quien debía presentarse y anunciarle sus logros y sus grandes hazañas de conquista. Pues muchos barcos estaban llenos de oro y personas, premios para la nación Alemana por su reciente conquista victoriosa. El soldado llegó al barco de su general y avisó a los esclavos que anunciaran su presencia a su jefe, quien no tardó en recibirlo con gran amabilidad y entusiasmo.
—El general Couffaine lo espera, soldado Kurths— un esclavo de unos 16 años se acercó al soldado, quien lo miró con superioridad, haciendo temblar al muchacho —Estaré a sus órdenes durante su estancia en el barco—
—Oye, escoria— el soldado se acercó amenazantemente al muchacho, el pobre tenía su mirada en el suelo, las manos encadenadas a la otra y por supuesto que él portaba ropas de esclavo y en el pie tenía un número tatuado, indicando su número de pertenencia a algún campo de concentración —Abajo se encuentra una muchacha atada a un mastil caído, quiero que la subas al barco y cuando te lo ordene, la lleves adentro de la cabina del general— el soldado estaba a punto de entrar a la cabina de su general, pero el esclavo se puso delante de él, provocándole asco inmediato.
—Perdóneme señor, pero no puedo hacer eso— el soldado se comenzó a irritar —El general Couffaine me dio la orden de no subir a ninguna mujer a su barco a menos que él mismo nos de la orden—
El soldado tomó de la camisa al esclavo, quien inmediatamente apartó la cara y cerró sus ojos, esperando un golpe o algún acto violento en su contra, pero no pasó nada.
—Escúchame bien maldito esclavo— el soldado acercó su blanquecino rostro al del muchacho, quien ya estaba temblando de miedo —Si no quieres que te corte los dedos de los pies, me vas a obedecer. ¿Quedó claro?— asustado, el esclavo accedió y el soldado aventó al muchacho al suelo y después se dispuso a entrar a ver a su general.
En la cabina del general, se escuchó como alguien desde afuera tocaba la puerta de acero inoxidable, por lo cual, un joven de unos 21 años se vio obligado a detener su lectura.
—Adelante— la voz gruesa del muchacho resonó en toda la cabina. Cuando el general se dio cuenta de que uno de sus hombres había regresado, no dudó en levantarse de su asiento y recibirlo con ansias de escuchar todo lo que había sucedido —¡Kurths!—
El soldado se quitó su sombrero y dio un saludo cordial a su superior, quien tomó una posición más relajada al verlo sonreír.
—Mi general, vengo con excelentes noticias del plan "R-Con 12"— el general se acercó a él.
—Tienes mi permiso para hablar, estoy ansioso de escuchar todos tus logros, Kurths. Tengo la confianza de que no me decepcionarás— el general se dirigió a una pequeña sala ensueño cabina —Por favor siéntate— dijo mientras él tomaba asiento y se ponía más cómodo.
—Muchas gracias señor, pero prefiero estar así— dijo el soldado agitando la cabeza en señal de agradecimiento.
—Bueno, como quieras— el muchacho extendió su mano a una pequeña mesa enfrente de él y tomó un poco del licor que se encontraba servido en un vaso de vidrio —Bueno, tienes mi atención—
El soldado tragó saliva, si bien había triunfado en su misión, no había podido hacer algo más para subir de rango, por lo cual no podía beber un poco de un buen licor con el general.
—Mi general, exterminamos 12 pueblos rusos tal y como usted lo ordenó— una sonrisa se formó en los labios del general —Mis hombres y yo saqueamos todos los hogares y conseguimos toneladas de recursos para la construcción de barcos y estaciones provisionales. También conseguimos oro y plata, al igual que provisiones para las tropas— el general le dio un sorbo a su bebida —Y mi general—
—Luka, llámame Luka. Después de todo, hiciste un excelente trabajo, Kurths—
—Luka— corrigió el soldado nervioso, pues no sabía como se tomaría su siguiente acto —Como usted bien sabe, logramos capturar 570 esclavos, entre ellos adultos y adolescentes— Luka dejó de sonreír, no le empezaba a gustar como sonaba eso —En uno de los pueblos que encontramos, había una chica que yo mismo elegí para usted, señor—
—¿Acaso te tengo que repetir lo mismo de la otra vez, Dominic Kurths?— la tensión del momento asustó al soldado, Luka lo había llamado por su nombre, y eso siempre significaba peligro. Y es que Luka Couffaine era conocido por su gusto refinado en las mujeres, él era muy peculiar, las que estaban en su cama eran bellezas, eran intocables y según las mujeres alemanas, eran las más privilegiadas. Si en alguna conquista había esclavas, Luka no tenía interés en cualquiera, por lo cual, odiaba aquellos "regalos" de sus hombres, pues generalmente no solían estar a su nivel, o simplemente no las encontraba atractivas, y él odiaba todo aquello que no era reluciente o extravagante, él odiaba lo común —Sabes que yo odio que hagan esto, Dominic—
—Luka—
—General para ti, Dominic— corrigió Luka enojado.
—General, por favor no me malinterprete— se excusó el soldado asustado —Yo sé que sus gustos son muy refinados, por eso— Dominic se acercó a la puerta y tocó tres veces la puerta, haciendo que esta se abriera por el mismo esclavo que él había amenazado anteriormente —Le traje un joya, general—
Luka mantuvo una mirada desinteresada cuando el esclavo abrió la puerta, se esperaba una mujer común y corriente, y así fue. Una mujer con la cabeza tapada por un saco de papás y los pies atados al igual que las manos entró siendo cargada por un hombre mayor, también esclavo. El esclavo la dejó en el suelo y esperó ordenes de sus superiores.
—¿Esta mujer es una joya, Dominic Kurths?— preguntó más que molesto Luka al verla tendida en su suelo, de verdad estaba muy molesto.
—Largo— ordenó el soldado a los esclavos, quienes se fueron inmediatamente —Por favor general, acérquese un poco más, observe bien—
Luka se lavantó del asiento furibundo. ¿Acaso ese miserable ser estaba cuestionando su juicio?
—Si no me gusta lo que veo— Luka se acercó al soldado, quien se encontraba delante de la chica —Te cortaré el cuello— Dominic tragó saliva, aunque sabía que si no salía bien, el precio a pagar sería muy costoso, pero si a Luka le gustaba la chica, su lugar en la sociedad iba a aumentar mares infinitos.
Luka se acercó a la chica, quien parecía muerta. Su ropa blanca estaba rasgada y tenía sangre. "Lo más probable es que luchó para evitar ser capturada" pensó Luka. Sus pies estaban lastimados al igual que sus rodillas y sus muñecas, pues las cuerdas estaban de verdad ajustadas, se notaba por el color morado en su blanquecina piel.
Al acercarse más a ella, notó que tenía un mejor cuerpo del que aparentaba, su piel blanca de verdad combinaba muy bien con el color de la sangre, por unos segundos, su curiosidad por ella aumentó cantidades exageradas. ¿Qué se encontraría debajo de ese saco? Luka hizo algo que jamás creyó hacer, tocó a una esclava sin estar limpia. La sostuvo entre sus brazos y se dio cuneta de algo, parecía que esa mujer estaba hecha para él, su cuerpo encajaba a la perfección entre sus brazos. ¿Qué estaba pasando?
Después de observarla por unos segundos, por fin se decidió a descubrir quien estaba detrás de ese horrible saco. Al sacarle el saco de la cabeza, el saco se le cayó de las manos.
Un hermoso cabello azulado cayó como una hermosa cascada sobre un blanquecino rostro que se veía triste, unos hermosos labios carnosos estaban entre abiertos esperando a ser devorados por alguien, unos ojos grandes con una pestañas que eran negras como la noche y un sonrojo hermoso por la falta de oxígeno estaban presentes en su rostro, en su hermoso rostro, que por cierto, estaba manchado de su propia sangre.
—Dominic— Luka se levantó y dejó a la chica en el suelo, haciendo temblar al soldado —¿Qué quieres?— el soldado hizo un gesto de confusión, pues no podía ver el rostro de su superior, solo le podía ver la impotente espalda —Te he hecho una pregunta—
—Perdón, no entiendo— dijo nervioso.
—Puedes pedirme lo que quieras, Dominic— Luka giró su rostro para ver el de Dominic, quien tragó saliva —Me has complacido con este regalo, así que lo tomaré y te daré una recompensa. Ahora, dime lo que deseas, yo haré que se cumpla—
El soldado sonrió internamente, su objetivo se había cumplido a la perfección.
—Señor, que usted acepté mi regalo es mi recompensa— dijo mientras daba una pequeña reverencia ante Luka.
—Sé lo que quieres, está bien— Dominic alzó la cabeza —Serás promovido, tenlo por seguro. De eso me encargo yo—
—Mi general, muchas gracias—
—Ahora vete, tengo cosas que necesito atender— la mirada penetrante de Luka se posó en los ojos cerrados de la chica que se encontraba en el suelo.
—Como usted ordene— el soldado dio una despedida con la cabeza y después se retiró victorioso —Mi general— dijo antes de cerrar la puerta y esfumarse por completo.
—14-07— gritó Luka, haciendo que inmediatamente el mismo muchacho esclavo de antes apareciera. Primero tocó tres veces para pedir permiso para poder ingresar a la cabina del general —Adelante 14-07— dijo Luka, haciendo que el esclavo ingresara a la cabina con la cabeza baja, sin mirar a su superior.
—¿Necesita algo, mi señor?— preguntó el esclavo.
—Quiero que llames a mi criada personal y la traigas hasta aquí— ordenó mientras se dirigía a su escritorio y se sentaba en la silla. El esclavo accedió, pero por accidente miró por un par de segundos el rostro de la mujer que se encontraba en le suelo, era hermosa, y sin querer, sonrió al ver una cara tan hermosa y amigable —¿Quién te crees que eres para atreverte a mirar algo que me pertenece?— el tono de voz de su amo asustó al muchacho —¿Acaso quieres recibir un castigo?—
—No, perdóneme señor, no e—
—Cállate— interrumpió Luka mientras ponía sus codos en la escritorio —Ahora lárgate y haz los que te dije, y hazlo pronto o te daré una golpiza que no olvidarás—
El esclavo accedió y salió corriendo del lugar en busca de aquella criada personal del general, pues bien sabía que el general hablaba muy enserio con lo de la golpiza de su vida, había escuchado rumores de anteriores esclavos suyos y la verdad no los quería comprar o negar. ¿Cortar dedos? ¿Arrancar dientes? ¿Quemarlos? ¿Romperles huesos? No gracias, él ya había tenido suficiente con algunos latigazos y puñetazos, no tenía la necesidad de probar otro tipo de castigos, y como nunca había conocido los castigos del general, la verdad si le tenía mucho miedo a esos rumores.
—Serás mía, mujer— dijo Luka mientras la veía desde su escritorio. De solo mirarla tan frágil y tan débil, le deban ganas de hacerla suya en ese mismo momento, pero no, tenía que ser paciente, pronto la tendría debajo de él, no había porque apresurarse.
Después de unos minutos, la puerta volvió a sonar, alguien estaba afuera.
—Adelante— dijo en un tono muy calmado.
Una joven de unos 25 años entró por la puerta, llevaba puesto un vestido rojo con mantel negro, tenaz el cabello rojo oscuro y unos ojos azules bastante grandes, muy bonita muchacha.
—¿Me ha usted llamado, mi señor?— como cualquier persona más, ella dio una reverencia ante su superior.
—Tikki, quiero que hagas algo muy importante. ¿Entiendes?— Tikki alzó la mirada para conectar con esos ojos azules que a veces le daban miedo, pero al ver que él seguía leyendo unos papeles que sostenía en su mano, se tranquilizó —¿Ves a la chica que está en el sillón?— sí, Luka había movido a la chica al sillón.
—Sí, señor. ¿Qué necesita que haga por usted?— Tikki tenía miedo a la respuesta, no quería oírla. ¿Acaso la mataría? ¿La vendería? ¿La tiraría al mar? ¿La haría su esclava? Miles de preguntas rodeaban su mente.
—Desde hoy, serás la criada personal de esa chica. ¿Entiendes?— Tikki se sorprendió muchísimo, ¿criada personal de la chica? Luka nunca haría algo como eso, era casi imposible, ¿acaso se había vuelto loco? —Una vez que la hayas limpiado y que la arregles, quiero que la lleves a mi camarote y que después te vayas ¿Lo entiendes?— no hubo respuesta, por lo cual Luka se vio en la obligación de dejar de leer los papeles que estaban en su mano para mirar a la esclava —¿Lo entiendes?— dijo en un tono más rudo, haciendo que Tikki saliera de su mundo.
—Sí, señor— dijo rápidamente al darse cuenta de su error.
—Bien, ya puedes irte, avísame cuando esté lista— Luka regresó a observar y leer los papeles.
Tikki se dio la vuelta y estaba dispuesta a marcharse para pedir ayuda para transportar a la chica al baño y luego al camerino del general, pero la duda la invadió y no pude resistirse.
—Señor— llamó ella, haciendo que Luka se distrajera por segunda vez en su corta estancia —Puedo preguntar, ¿qué planea hacer con ella?—la cara de la chica demostraba tristeza y sufrimiento, probablemente le habían arrebatado a su familia o a sus seres queridos, también había probabilidades de que la pobre había sido golpeada sin razón, pues había mucha sangre en su ropa y en su cuerpo, pero aún así, su cara se veía amable, se veía una pequeña chica en busca de protección de todo lo malo, y le daba pena por ella.
—No es de tu incumbencia, ahora vete— dijo Luka volviendo a su trabajo —Por cierto, quiero que te encargues de lo de siempre, ahora si retírate— después de decir eso, hizo una señal con la mano, obligando a Tikki a salir de ahí y a obedecer sus reglas.
Después de una horas, el muelle se preparaba para partir y dirigirse hacia Alemania, todos estaban muy emocionados por el regreso a su patria con la victoriosa conquista que habían tenido.
En un parte del muelle, el general y el encargado de la operación, Luka Couffaine, estaba dando un discurso a sus aproximadamente 500 soldados alemanes, quienes se habían encargado de facilitar la conquista al general. Todos los soldados escuchaban atentos a su general con mucha alegría y orgullo.
—¡Atención soldados!— un hombre a lado del general observó a todos los soldados que se encontraban alineados en filas —Hoy como hemos ganado, también hemos perdido 120 hombres, cuyos nombres sonarán en la historia de la gran guerra— todos los soldados hicieron su muestra de respeto por los hombres caídos —Ahora, un minuto de silencio por nuestros compañeros quienes dieron su vida por nuestra victoria—
Después de un minuto, todos los soldados recobraron su postura formal para escuchar lo siguiente del discurso del general Couffaine.
—Pero mis queridos soldados, no hay que estar tristes. Ellos junto con ustedes nos brindaron oro, plata, madera, provisiones y exactamente 730 esclavos, que en su mayoría fueron capturados por Dominic Khurts, quien estaba a cargo de la misión "R-Con12"— el soldado levantó la mano para ser reconocido, siendo aplaudido por todos los demás soldados —Ahora seremos los conquistadores del mundo, empezamos con este pequeño territorio, pero pronto conquistaremos toda Rusia— las miradas de todos eran orgullosas, deseaban reinar, deseaba poder, deseaban imponerse ante todos, y Luka Couffaine, era la perfecta descripción de esas palabras. Su porte, su voz, su forma de hablar, su rudeza, todo de el imponía —¡Partiremos con las manos llenas y nuestros corazones llenos de orgullo!— todos los soldados aplaudieron y sonrieron victoriosos, estaban felices —Ahora, vayamos a nuestra patria con una gran sonrisa y con la cabeza bien en alto—
Todos los soldados se distorsionaron para marcharse a sus respectivos barcos y marcar lo antes posible, pero claro, todos los barcos tenían un orden especifico para salir, tres barcos para proteger al general de ataques, luego el general y luego todos los demás barcos podían zarpar.
Luka se retiró del muelle y se dirigió a su barco, donde un soldado de rango inferior a él lo esperaba en la subida del barco, estaba parado fumando un cigarrillo. Cuando Luka lo vio, el hombre se acercó a él, evitando que subiera al barco.
—Ragnar, ¿qué haces aquí?— Luka abrazó a su viejo amigo, quien correspondió al abrazo con mucho gusto —No creí verte por aquí hoy—
—Te tengo una buena noticia, mi Luka— el hombre era de unos 37 años, alto y robusto, un verdadero soldado imponente. Este hombre era un vendedor de esclavos, y un buen amigo de Luka debido a que siempre le conseguía las mejores mujeres —Te gustará, lo juro. Ahora sígueme, será mejor que lo veas tu mismo—
—¿De qué hablas, Ragnar?— preguntó confundido mientras volvía a salir de su barco para dirigirse a un barco mucho más pequeño y lleno de soldados —¿A dónde vamos? Sabes que odio las sorpresas— habló desinteresado mientras seguía caminando a lado del hombre.
—Tu cállate y espera— al cabo de unos cuantos minutos, ambos llegaron a una habitación en las mazmorras del barco, cosa que asqueó a Luka, como odiaba esos lugares, pues había tenido que pasar por algunos calabazos repletos de esclavos. Y es que los calabazos le causaban repulsión, estaban repletos de enfermos, muertos, suciedad, hongos y enfermedades. ¡Repugnante! —Llegamos, Luka—
—¿Por qué esta habitación está aislada de los esclavos?— preguntó confuso.
—¿Acaso no sabes que las mujeres rusas son extremadamente hermosas? Dicen que su belleza es anormal, por eso vine a comprobarlo yo mismo— el hombre abrió la puerta y Luka se encontró com 25 mujeres encadenadas, listas para ser escogidas y vendidas —Puedes elegir a la que tu quieras, es un regalo de mi parte por ser mi fiel comprador—
—No me interesa— Luka ni si quiera las miró una sola vez, solo se dio la vuelta y se dispuso a marcharse, pero el hombre le puso una mano en el hombro, deteniéndolo por completo.
—¿Qué?— preguntó incrédulo el hombre rubio de 1.90 —Luka, son lo mejor de lo mejor, rubias, ojos azules, verdes, hermosa figura— pero Luka lo interrumpió.
—¿Vírgenes?— preguntó, haciendo que el hombre pusiera una cara fea.
—Exiges demasiado, Luka— Luka retiró la mano del hombre de su hombro —Nunca me habías pedido algo así... ¿A que viene eso? ¿Acaso no te gustan estas bellezas?—
—No me interesan, no les encuentro nada impresionante, se ven comunes, se ven aburridas, simplemente no me... intrigan— Luka suspiró —Además, ya encontré lo que busco Ragnar, pero si dinero quieres, está bien, dinero tendrás— Ragnar sonrió de oreja a oreja, su palabra favorita era la placara "dinero" —Elige la que más te guste y envíasela a Dominic de mi parte, dile que es un regalo por su excelente gusto—
—¿Dominic? ¿Dominic Kurths?— volvió a preguntar incrédulo —¿No es para ti?—
—Ya te lo dije, Ragnar— dijo volteándolo a ver —Ya encontré lo que he buscado todos esos años, así que no tengo interés en nadie más— su sonrisa se volvió visible, pero en cuestión de segundos, él despareció del lugar, dejando a un medio molesto Ragnar.
—¿Qué diablos le pasa?— se preguntó extrañado mientras veía a las mujeres para elegir a una y mandársela al tal Dominic.
Luka ya se encontraba en su barco, pues hace apenas unos 17 minutos que el barco ya había zarpado y se encontraban rumbo a la capital de Alemania.
Luka caminaba sobre la cubierta en dirección a su propio camarote, estaba tan ansioso que podía escuchar su propia respiración agitada en su oído, su corazón palpitaba con fuerza, sentía que explotaría y que no podría contenerse, pero aún debía comprobar una cosita que lo tenía intrigado.
Al llegar a su camarote, abrió la puerta y tal y como él lo había ordenado, la muchacha se encontraba dormida en su cama, recién bañada y arreglada. Luka se acercó un poco más a la enorme cama donde estaba la chica durmiendo tan tranquilamente. Se veía aún más hermosa que antes, la luz natural que entraba al camarote la hacían lucir aún mas bella, aún más pura.
—Señor, hice lo que me pidió— Tikki dio el saludo cordial y estaba lista para marcharse —Si no necesita nada más, me retiraré—
—Detente— Tikki se detuvo en seco y esperaba con todo su corazón que no le preguntara lo que pensaba que le iba a preguntar, porque eso significaría que solo había un destino para esa pobre chica —Quiero saberlo, dímelo— no hubo respuesta, un nudo en su garganta se hizo, decirle la verdad arruinaría la vida de la chica, pero mentirle y descubrir la verdad sería mucho peor —Motas, quiero saber la jodida verdad—
—Sí— susurró tan quedito y bajito que era difícil entenderle.
—Joder Tikki Motas, ¿es o no es?— preguntó impaciente.
—Lo es— dijo cerrando los ojos —La chica aún es vírgen, Luka—
Una sonrisa de oreja a oreja apareció en el rostro del pelinegro. Sus sospechas eran ciertas, esa hermosa criatura no había sido tocada por algún hombre nunca, era tan pura y perfecta como un diamante en bruto. Luka se desabrochó el primer botón de su camisa beige, al mismo tiempo que se desabrochaba los botones que estaban en sus muñequeras.
—Bien, puedes retirarte— Tikki sintió que el mundo le estaba jugando una jugada muy asquerosa —Mañana no vengas a las 9:00, si te requiero te llamaré—
"Lo siento"
—Sí señor, descanse— al cerrar la puerta, una lágrima se le escapó, de verdad se sentía mal por la pobre chica, quien al despertar de su infierno, entraría en otro del cual no tendría escapatoria alguna.
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