La luz entraba por la enorme ventana, anunciando la llegada de un nuevo día y con eso traía la agonía.

Se estiró entre las sábanas para alejar el sueño por completo, frotando sus manos sobre sus ojos pudo abrirlos adaptándose a la luz. Parecía que estaba en trance pues su rostro no demostraba ninguna emoción más que la profunda melancolía que sentía en ese momento.

Otro día que pasaba, y aún a su rutina no se acostumbraba.

Se levantó con pereza para tomar una ducha, se arreglo y maquillo ligeramente luciendo elegante, se recogió el cabello en una coleta alta, tomó su bolsa con su celular para bajar a desayunar.

—Cariño.—una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Buen día papá.

Desayunaban, comían y cenaban juntos, era algo que a él señor Naylor le agradaba: pasar tiempo con su hija, con esa hija que le habían quitado y robado su tiempo.

Normalmente Eileen era la primera en irse a la oficina, como futura dueña tenía que acostumbrarse a las que serían sus nuevas responsabilidades.

En Nueva Orleans la gente era agradable, aunque había cosas a las que no se acostumbraba; el clima por ejemplo. En ocasiones el calor solía ser insoportable provocando así que tuviera que encender el aire acondicionado en cualquier lugar que fuera, ya sea el carro o en la oficina.

Una vez que charlo con su padre terminado de desayunar se encaminó al trabajo, estaba un poco preocupada debido a que su padre había estado sintiéndose mal y los doctores aunque aseguraban que no era grave siempre estaba cansado, en ocasiones ni fuerzas tenía para levantarse de la cama.

Entro al edificio con la frente en alto, al principio varios creyeron que era una manipuladora al comenzar a hacerse cargo de los negocios de su padre, los empleados dudaban que fueran parientes.

Pero Eileen mostró sus conocimientos que le trajo reconocimiento por la mayoría de los socios, aunque sabía que había algunas personas que esperaban su caída, algo común en el mundo de los negocios.

—Helen pásame los contratos pendientes a mi oficina, y avisas a los directores de China que la mercancía ya está en camino.

—Enseguida señorita.

Se adentró a la oficina principal dejando su bolsa en el escritorio, se sentó en la silla negra de cuero giratoria, encendió la computadora y comenzó a revisar los encargos de exportación.

Con la empresa que había dejado su madre había adquirido más responsabilidad así que designó a una persona que se encargará de ella, no podía estar viajando constantemente además: no quería regresar a ese lugar.

—Debido a los informes del mes pasado me temo que las ganancias disminuyeron un considerable 4%, además el departamento de contabilidad tiene ciertas irregularidades con lo que respecta a los balances generales. Los accionistas están pidiendo una auditoría y han dicho que no tolerarán más pérdidas.

Miro nuevamente el informe y luego a su secretaria, suspiró pesadamente recargándose en su silla.

—¿Crees que puedas ir allá y resolverlo?

—Con gusto lo haría señorita, pero los accionistas también exigieron una junta con usted para que les de respuestas sobre lo que está pasando y como va a solucionarlo.

Frotó sus ojos con evidente frustración.—Pide 2 boletos saldremos mañana mismo y regresaremos inmediatamente en cuanto acabe la junta.

Eileen

Cuando recién me mudé aquí, me prometí a mí misma olvidar mi pasado. Para todos yo era la hija perdida del dueño que encontró milagrosamente, esa era toda mi historia ya que no quería que viejos dolores me invadieran nuevamente.

El hecho de tener que volver, sabía que tarde o temprano sería inevitable y con mi padre próximo a retirarse era mi deber dar la cara ante cualquier problema pero realmente no quería resolver este.

La empresa que mi madre casi había dejado en la ruina creció enormemente, tanto que varias personas quisieron invertir en los negocios de exportación y repartición de productos de primera necesidad, pero ahora había irregularidades que aunque no quisiera requería mi completa atención.

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No hubo ningún contratiempo al llegar todo parecía ir bien, el plan era muy simple para mí, aunque era más una fantasía, sabía que sería difícil irme sino se resolvía el problema, si me marchaba sin darles una respuesta entonces pensarían que no me interesaba la empresa en lo mas mínimo, por lo que ellos optarían por destituirla o llegar a un acuerdo donde la empresa tendría que venderse.

Y eso para mí significaba una derrota.

—Buenos días, señorita Eileen, nos alegra que haya podido reunirse con nosotros.

Salude a la junta directiva conformada por los socios y socias en total de 9 personas incluyéndome, me senté a la cabeza como accionista principal, me presentaron los libros de contabilidad, las ventas durante los últimos tres años, el como bajaron las ventas en algunas zonas, las estrategias que no habían sido de utilidad, las preocupantes perdidas, escuchaba todo atentamente quería saber cuanto fuera posible para saber que decisiones tomaría.

—Gracias George, tengo mas claro nuestro siguiente movimiento,—aquel pasante me sonrió cortésmente y tomo asiento después de apagar el proyector y encender la luz.—Lo único que se me ocurre en estos momentos es una expansión, los locales mas afectados son los pequeños, tal vez hacerlos mas grandes, o buscar nuevas localidades, estudiar correctamente el nivel de vida de los lugares donde se encuentran nuestros establecimientos.

—Algo muy riesgoso, pero podría funcionar.

Estuvimos un par de horas discutiendo el plan que se llevaría a cabo, después de eso me reuniría con el equipo de mercadotecnia para que me ayudaran a saber los alcances de mi idea, eran un estudio que llevaría un par de días, después de eso me fui al hotel donde Helen me había hecho la reservación, cada una fue a su respectiva habitación, me tiré en la cama para descansar un poco; estaba mentalmente agotada.

Revise unos cuantos papeles, realice algunas propuestas por correo, revise futuros contratos posibles, me asegure de organizar las futuras reuniones a las que no podría asistir por estar aquí, si todo salía bien solo serian un par de días o una semana, pero en el mejor de los casos regresaría a casa pronto.

Hable un rato con mi padre antes de dormir, me mostro su preocupación al estar aquí de nuevo, incluso intento convencerme de que viniera aquí para ayudarme pero le dije que no se preocupara, debía aprender a cuidarme sola.

El hecho de que su salud no fuera tan buena en estos momentos era lo que me preocupaba, por lo que trataba de que tenga el menor estrés posible, aun así me da miedo perderlo, es todo lo que tengo, todo lo que me queda.

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Esta historia la escribí hace 8 años y nunca pensé que tendría tanto impacto en esta plataforma, me di cuenta que había muchas cosas inconclusas y creo que es momento de aclararlas, gracias por leer 💜