Me encontraba llorando en aquella cama, tenia tanto miedo por culpa de este imbécil.

-Deja de llorar que no te hice nada.-bufo.

Y si era verdad, se río cuando noto que comenzaba a llorar, solo me dijo "para que sepas ahora quien es el que manda aquí".

-Te odio.-susurré.

No pude ni siquiera cambiarme el vestido, no quería seguir aquí, mañana mismo cuando el se fuera a trabajar me escaparía de su casa, buscaría a Mike y nunca mas volvería a saber de mi.
Senti que se acostó junto a mi lado, me levante rápido ¿Cree que dormiría con el?

-¿Que te pasa?

-Quiero mi propia habitación.

-No sera posible.

-¿Por que? No entiendes que no me interesa estar junto a ti.

-Ahora lo que quiero es dormir, así qué deja quejarte y duerme.

Camine a la puerta pero estaba cerrada, quise quitarle el seguro pero al parecer solo se abre con llave.

-No soy tu prisionera.-me apoye de la puerta, apenas pude escuchar lo que había dicho.

-¿Que?

-Que no soy tu prisionera, exijo que me dejes salir.

-Eres mi esposa y tu deber es dormir conmigo.

-No puedes obligarme.-sentía que mis lágrimas estaban a punto de salir, tenia tanto coraje por todo lo que había escuchado. Voltee para verlo, se levanto de la cama y caminó hasta mí.

-¿Te vas a dormir por las buenas o por las malas?

-No me das miedo.

-No me provoques, que puedo ser muy malo.

-Intenta hacerme algo, que yo voy a la policía y te acusó de traficar con personas.-nos retamos con la mirada, no estaba dispuesta a ceder.

-No se de que hablas.

-¡Me compraste! Le pagaste dinero a mi madre para que yo me casara contigo, y la muy desgraciada me mintió para que no arruinara sus planes.

-¿Y alguien te va a creer?

-Claro que si.

-No tienes prueba alguna de eso, no existe algún contrato que hiciera con tu madre, ni siquiera hay testigos.

-Mi madre puede declarar en tu contra.

-¿Y dónde está? Ella se fue y nunca va a volver Eileen, qué ingenua eres, ella no te quiere, estaba feliz por deshacerse de ti. Ya no te queda nada.

Comencé a llorar, me dolia lo que acababa de decir, pero era la verdad, ya no tenía nada.

-¿Ya no eres tan valiente?

-Te odio...-sollocé.-Me arruinaste la vida, te odio.-me inque en el suelo, escuché que abría la puerta, lo vi salir de la habitación.

Juro odiarte el resto de mi vida James Brightwell.

(...)

Me desperté a causa de que había mucho ruido, trate de abrir la puerta pero me había dejado encerrada. Camine hasta el baño, me quite el incómodo vestido para darme un ducha, envolví mi cuerpo en una toalla y sali.

-Al fin despertaste.-dijo de mala gana.-te traje una de tus maletas para que te vistas.

-¿Por que hay tanto ruido?

-Nos vamos.

¿A donde?

-A otra casa, me quedara más cerca de mi empresa, asi que no mas preguntas y apurate que nos iremos en 10 minutos.

Salio de la habitacion, tome mi maleta y busque algo para ponerme, tome una blusa blanca que se pegaba a mi cintura, unos jeans y unos vans. Empuje la puerta y al parecer no había puesto de nuevo la llave o se le olvido, baje las escaleras, varias personas se movían de un lado a otro, algunos muebles estaban cubiertos por sábanas blancas.

-Amor.-voltee a verlo.-Ya nos vamos cariño.-me tomo de la mano.

-¿Que te sucede?

-¿Sigues molesta por lo de la luna de miel? Te prometo que eso será después.

Lo mire mal, no entendía porque estaba actuando de esa manera, me guió hasta el auto, condujo un rato y después paramos en un lugar para desayunar algo, no hablamos de nada, al menos no tuve que oír su voz molesta todo el camino, llegamos a una enorme casa, muy linda, me baje del auto, entramos juntos tomados de la mano, como si realmente fuéramos una feliz pareja, ya había algunas personas ordenando, limpiando.

-¿Estas cansada?

-No.

-¿Quieres algo de tomar?.-asenti.

Le hablo a una empleada para que me dieran agua, pero yo lo que necesito en estos momentos es una copa de vino.

-¿Te gusta?

-Tu casa es linda.-tome de mi vaso.

-Nuestra casa.

-Esta no es mi casa.

-Por favor deja de discutir conmigo.

-Tu me compraste, atente a las consecuencias.

Comencé a subir las escaleras, no soportaba estar junto a él.