Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Samanta.


—Llámalo.

—No.

—Llámalo, o juro por lo más sagrado que lo llamaré yo.

—No voy a llamarlo, Emi.

—Por supuesto que sí, el tipo obviamente tiene cierto interés en ti y está como quieren. Lo vas a llamar, haciéndote la indignada y exigiéndole saber por qué ese repentino interés en ti.

—No puedo —gimo y Emi me arrebata el teléfono. Trato de tomarlo de él, pero su altura y fuerza me lo impide.

No debí decirle nada, lo mejor hubiera sido permanecer callada y simplemente hacer de cuenta que no está pasando absolutamente nada. Pero no, tuve que abrir la boca y llamar a Emiliano para contarle lo sucedido. De por sí mi amigo es fan del oficial Allen, específicamente de su "muy apetitoso culo enfundando en ese uniforme" como lo describió. Por lo que sin dudarlo se apareció en mi casa inmediatamente después de terminar la llamada, para exigirme que me comunique con Gabriel y le pregunte si "quiere un poco de mi pastel", sus palabras no mías.

—No responde —gruñe y cuelga el teléfono.

—Ves, no nos conviene llamarle —argumento para ganar esta, pero Emi sieno Emi, no lo deja tan fácil.

—Claro que no, él va a responder.

Me muerdo las uñas mientras veo como Emi llama tres veces, cuando creo que por fin va a rendirse, lo veo teclear en mi teléfono y temo lo peor.

—¿Qué haces?

—Envío un texto. —Lo envía antes de que pueda decir "mu" y la respuesta no se hace esperar—. Oh, aquí vamos —murmura y me extiende el teléfono. Leo la repuesta de Gabriel y me congelo—. Responde, tonta.

Lo hago, escuchando a Emi decir que sea exigente cuando él me llame, lo cual es tonto ya que dudo mucho que me llame puesto que no respondió an...

Mi teléfono suena.

—Es él —chillo en pánico. Emi toma mi mano y responde a la vez que pone el altavoz.

¿Samanta?

Abro mucho mis ojos y me gano un pellizco de Emi, me señala el teléfono y frunce en ceño. Oh sí, ser exigente.

—¿Estás acosándome? —pregunto. Emi se palmea la frente y niega. Miro la pantalla de mi teléfono viendo que la llamada sigue conectada, pero él no responde. A lo lejos se escucha un poco de música y estoy segura de que el pequeño siseo que escuché fue de él.

. —Su vos es firme, clara y poderosa. Esa simple respuesta hace que una corriente me sacuda de pies a cabeza.

¿Qué me está pasando?

—¿Por qué?

No puedo evitarlo, es la única manera de calmar las ansias que me abruman por saber de ti.

Abro muchos mis ojos mientras Emi bate sus manos frente a su rostro y se muerde el labio.

—Pero... ¿por qué? No entiendo qué razones tienes para querer conocerme.

Porque sé que hay mucho más allá de aquello que has dejado ver, eres más que eso a lo que te dedicas y estoy seguro de que eso que escondes es valioso y hermoso. Lo que escondes es a ti misma y quiero descubrirla.

Muda. Así quedo. Emi se deja caer dramáticamente en mi cama, lo que resulta un tanto gracioso gracias a su estatura y corpulencia.

Lamento si el haber interceptado a tu madre hoy te haya asustado, es lo último que quiero, Samanta. —Me encanta oír mi nombre de su boca—. Pero necesitaba entenderte, acercarme un poco a ti, a lo que eres. No termino de entenderlo, pero tengo la plena seguridad de que necesito conocerte.

—Yo... yo no puedo hacer eso. No soy una chica normal, yo no valgo el tiempo de una persona como tú.

¿Y qué clase de persona soy?

Una persona de bien, correcta, digna. Que le aporta algo a la sociedad y ayuda en ella. Eres un policía, un héroe, yo soy... soy una prostituta.

Permanece callado por unos segundos y creo que ha entendido mi punto, lo cual me entristece un poco, pero ¿quién dijo que la verdad no duele?

¿Has robado, herido o matado a alguien?, ¿Has visto a alguien en necesidad y has volteado tu rostro y has sido indiferente?, ¿Has dejado que un pequeño se enfrente a su agresivo padre por no querer abrirle la puerta? ¿Has dejado a tu madre abandonada porque no puedes cuidar de ella y la condición en la que se encuentra?

—Gabriel...

No, no lo has hecho. Todo lo contrario, has ayudado a ese niño cuando su padre intentó golpearlo, lo cuidas y le ayudas en sus responsabilidades escolares, le brindas un refugio seguro. Cuidas de tu madre que se encuentra en una penosa condición, la amas y te esfuerzas por darle lo mejor, no has robado nada, jamás has golpeado a alguien y estoy completamente seguro de que no has enterrado un cuerpo por ahí —hace una pausa y suspira—. Sé en lo que trabajas, Samanta, y aun sabiendo eso no puedo dejar de pensar en ti y de imaginar quien eres realmente, tu trabajo puede decirme una cosa, pero lo que haces, dices y das a quienes te rodean me dice otra cosa.

Tratando de contener las lagrimas y disimulando mi sorpresa, murmuro—: Creo que Margot habló demasiado hoy.

Se ríe por lo bajo y eso hace que las ya despiertas mariposas de mi estomago y mi ilusionado corazón revoloteen feliz.

Creo que estaba emocionada por hablar de una gran persona. Alguien que estima y respeta.

—Ella no sabe a qué me dedico.

Una vez más, Samanta, dudo que a lo que te dedicas defina realmente quien eres.

—¿Estás hablando con ella? Cristo Gabe, te mueves rápido. Salúdala por mí y dile que me encantaron sus fotos.

—¿Quién es ese y de qué está hablando?

Es sólo el imbécil de mi compañero, estamos tomando unas cervezas y el muy idiota ya bebió lo suficiente.

—Oh, lamento haber interrumpido tu tiempo con tus amigos.

Yo no. Puedes llamarme cuando quieras, creo que escuchar tu voz es mucho mejor que beber una agria cerveza y escuchar al quejica de mi compañero.

—¡Oye! No soy una puta llorona. Además, el mendigo de amor aquí eres tú, deja de dar tantas vueltas e invita a la chica a salir, por amor de Dios, tantas cursilerías me dan más ganas de vomitar que el alcohol en mi jodido sistema.

Ambos nos reímos de su amigo, aunque la mía es más una risa nerviosa. Lo que su amigo insinúa me deja fuera de base. Emi sonríe y suspira como si estuviera viendo una película romántica de esas que tanto le gustan.

Ya que Julio no tiene filtro alguno hoy y por primera vez en su vida ha dicho algo coherente. ¿Aceptarías que te invitará a salir para poder conocerte?

Oh. Mi. Dios

—No creo que sea buena idea. —Esa respuesta me gana un codazo de Emi.

Yo estoy seguro de que sí lo es.

—No puedo.

Vale, hagamos esto, veámonos ahí en el parque frente a donde vives, te invito a ti, a Margot y a tu madre a un batido.

—Realmente esto no es correcto.

¿Por qué? ¿Por qué soy un policía?

—Por que soy una prostituta, Gabriel, por eso.

¡Auch! Muerdo mi labio para evitar llorar alto debido al fuerte pellizco de Emiliano. Sus ojos se estrechan hacia mí y me hace señas para que acepte.

—Me gusta que me llames Gabriel.

—Eso no es importante —Aunque voy a agendar esa pequeña información en mi cerebro para siempre llamarlo así.

¿Cuándo podemos ir por ese batido?

—No he dicho que sí.

Y yo no dejaré de preguntar.

—¿Estás ebrio como tu amigo?

No. Bueno, tal vez un poco.

—Ves, no eres tú hablando ahora mismo.

—Claro que soy yo, ¿quién más podría ser? Aunque si es otra persona debo decir que es muy apuesto.

Me río y lo escucho a él también al otro lado del teléfono.

¿Vas a hacer rogarte mucho? Porque créeme cuando te digo que soy un experto en rogar. Aunque muy en el fondo me gusta que me rueguen. Vamos, tomémonos un delicioso batido y charlemos un rato, como amigos.

Suspiro y muerdo mi labio. —Lo pensaré.

—Bueno, eso por lo menos no es un "No". —gruñe algo a supongo que su amigo y vuelve a hablarme—. Espero que no lo pienses por mucho tiempo. De igual forma voy a esperar por tu respuesta.

Gracias.

Sin embargo, eso no quiere decir que deje de acosarte, ¿vale? Lo siento, pero eres adictiva y aquí entre nos, no puedo dejar de pensar en ti.

Jesús -—susurra Emi a mi lado. Un poco impactada por sus palabras, murmuro un rápido adiós y le cuelgo. Miro a Emi que sonríe como idiota—. Eso fue tan..., ojalá y le gustaran los Emilianos y no las Samantas. Yo en tu lugar hubiera saltado a la primera oportunidad de salir con él. ¿Acaso no recuerdas ese exquisito trasero?

—Sí, buenas, ¿acaso olvidas a lo que me dedico? No puedo tener una relación con alguien sabiendo en lo que trabajo.

—Por tercera vez, Sam, en lo que trabajas no define lo que eres. Él lo tiene muy claro.

—Eso es lo que dicen ahora, pero dudo mucho que más adelante acepten de buena gana que siga haciendo lo que hago para vivir.

—Bueno, puede que sea cierto, como puede que el decida ocuparse de ti para sacarte de este mundo.

—No estoy buscando un hombre que me mantenga, Emi, ya sabes lo bien que le fue a mi madre en eso.

Suspira y pasa su brazo sobre mis hombros. —Sí, algunos hombres nos joden totalmente. Aunque yo me dejaría joder del apuesto oficial sin pensarlo dos veces.

Jadeo y le lanzo una almohada. —¡Emi! No me des ideas.

—¡Ahhh! Acéptalo, ese oficial te mueve el piso.

—No quiero hablar de eso. Ahora, vamos a comer algo, hoy tuve que saltarme el almuerzo.

Mi mejor amigo me codea y menea las cejas a la vez que deja a su boca libre de filtros.

—Sabes que hay un rollito de carne que cierto policía quiere darte a probar.

—¡Emiliano Gutiérrez! Para ya con eso —gruño, pero no puedo evitar negar que la imagen de Gabriel queriendo alimentarme, y no precisamente de comida, se cuela en mis pensamientos.

Dios santo. Lo tengo mal. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro