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9.


( CHAPTER NINE ! )
" el tiempo contigo. "

El fin de semana había llegado después de una horrible semana para Jungkook, y lo único que logro gratificarlo luego tantas amargas situaciones fue regresar a esa habitación de nombre "suit paraíso" para volver a ver al hermoso bailarín que había logrado poner en su rostro una sonrisa desde esa mañana.

—Baby J... —murmuró levantándose rápidamente luego de que el ya mencionado cruzará la puerta de la habitación, luciendo como siempre precioso—. Buenas noches. Como puedes ver cumplí la promesa que te hice sobre volver a vernos. —sonrió mostrando sus dientes que era similares a los de un conejo.

—Señor fiscal, buenas noches. —el pelirosa le contestó, y fue bastante notable que forzó esa pequeña sonrisa que le dio.

Jungkook logró darse cuenta, no tenía el mismo ánimo de la noche pasada, su actitud era sin duda diferente y rara, inclusive en su aura que era siempre diligente y seductora podía notarse.

—¿Pasa algo malo? Esta noche te noto particularmente... ¿incómodo? Tal vez —le preguntó Jungkook tomando ambos asiento.

—En lo absoluto ¿cómo podría darme el lujo de sentirme incómodo con un cliente? Es solo que... —debía ser cuidadoso al preguntar sobre el tema, no quería dar la impresión de estar molesto o algo por estilo, eso sería extraño para la naturaleza de su "relación"—. No es algo que debería incumbirme, si quiere incluso puede negarse a contestarme...

—Dime lo que sea.

—Pues... es mera curiosidad eh —aclaró antes, mirándose las uñas—. Creo que se le olvidó mencionarme que usted es casado. —soltó volteando a verlo para poder observar su reacción la cual fue como de película.

Jeon abrió los ojos de par en par completamente sorprendido, sabía que en algún momento se enteraría pero no tan pronto, y era seguro que quien le había dicho había sido Seokjin.

—Déjame explicarte. —aclaró su garganta y comenzó, a lo que el bailarín cruzó su pierna y le miró con el ceño levemente fruncido—. Si, aún estoy casado, y digo aún porque... estoy en trámites para divorciarme, deja te muestro.

Jungkook alcanzó su portafolios para poder sacar el sobre amarillo que contenía la demanda, pero dudo por un momento; no quería mentirle pero esa era la única opción que tenía, él estaba allí esperando, si no lo hacía podría perderlo todo. Jungkook nunca fue capaz de mentir, ni siquiera de dar mentiras piadosas, y eso era lo que hacía tan reconocido en su trabajo, la honestidad con la que se conducía, por eso fue muy difícil darle ese documento al bailarín.

—Lo ves, allí está la demanda firmada por mi, esta noche voy a dársela cuando me vaya de aquí. —mencionó mirando como el chico veía el documento con asombro.

—¿Es verdad esto? —preguntó él sin poder creerlo, y cuando el azabache asintió, una sonrisa genuina apareció en todo su rostro—. Me alegro mucho... po-por usted claro —aclaró devolviéndole el sobre—. ¿Y si no es indiscreción? ¿Por qué se está divorciando?
¿Será porque se acabó el amor, o tal vez ya no hay conexión sexual, o es porque dejó de parecerle hermosa?.

—Ni una ni la otra —suspiró con pesadez al traer todos los recuerdos amargos de su matrimonio—. Amor... eso desde el principio solo hubo de mi parte, sobre la conexión sexual bueno... fueron contadas las veces en que tuvimos intimidad, y si dejó de parecerme hermosa, bueno... ella sin duda es un mujer bella pero, sus actos y su actitud la hacen parecer la mujer más horrible.

—¿Entonces que es...? —inquirió el bailarín frunciéndole levemente el ceño.

—Si tan solo supieras todas las cosas crueles que me hizo no me lo creerías. —respondió afligido, mirando sus pies.

—Pues cuénteme y ya yo decidiré.

—Es una larga historia y además no quiero perder el poco tiempo que tenemos con mis desdichas maritales, vine para verte a ti, para saber sobre ti, no para hablar de esa mujer que tanto daño me ha hecho. —dijo mirando los bonitos orbes avellana de chico pelirosado—. No quiero darte la impresión de que ella todavía me importa, porque no es así.

—¿Por qué me dice eso? ¿Hasta donde desea llegar conmigo señor fiscal? —inclinó su rostro dejándolo muy cerca del del ya mencionado, unos cuantos centímetros de distancia que les permitían mezclar sus respiraciones.

—Deseo tantas cosa contigo Baby J —le respondió en un murmuro—. Pero por el momento me concentro en cautivar tu corazón para poder lograr ser alguien importante para ti.

Al escuchar esas tiernas palabras un escalofrío recorrió su columna vertebral y la piel se le puso de gallina, el bailarín quedó sorprendido ante su declaración.

—Veamos cuánta convicción tiene, fiscal. —sonrió pasional—. Comencemos con charlas, seguramente eso nos llevará a algún lugar, aunque una hora no nos bastará.

—Por eso no te preocupes, arreglaré más encuentros y pagaré horas extras si es necesario.

—Bien entonces ¿qué quieres saber?

El suspiro lleno de ilusión que Baby J soltó resonó por todo el vestidor, y la sonrisa tonta que se dibujaba en su rostro era imposible de ocultar. Todos se percataron de lo embobado que había salido después de su privado. Jin se acercó a él de inmediato, ya que esa actitud no le agradaba en absoluto. No debería lucir tan ilusionado después de haber tenido una conversación privada con un hombre que había confesado ser casado.

—¿Y esa sonrisa, y ese suspiro? ¿Qué sucedió en esa suit?. —cuestionó sentándose junto a él.

—Hablé mucho con Jungkook, me contó algunas cosas sobre él que me parecieron encantadoras, ese hombre es... particular. —respondió.

—No cabe duda que verbo mata todo. Te dije que esta casado ¿lo olvidaste?. —le recordó.

—Se va a divorciar, incluso me mostró la demanda de divorcio con su firma en ella. —explicó.

—Ajá y tú le crees ¿desde cuando eres tan ingenuo?.

—Pues... tal vez no, pero realmente no me importa, me la paso muy bien con él, no me pide bailes ni desnudarme como los otros asquerosos, además tenemos una buena conexión al hablar y hay algo más que su grandioso físico que me tiene muy interesado en él. —mencionó jugando con su rosado cabello mientras seguía sonriendo.

—Ten cuidado no te vayas a enamorar, ya sabes cómo son esa clase de hombres casados o apunto de divorciarse, nos buscan por lo que somos y luego por eso mismo nos dejan. —le advirtió Jin—. Luego no digas que no te lo dije.

No es que estuviera dejándose llevar por la marea, por supuesto que no, no quería terminar ahogado, y menos teniendo esa basta experiencia en hombres, pero es por eso mismo que le estaba dando el beneficio de la duda a Jungkook, él no era como todos los que había conocido, tenía algo, mejor dicho tenía todo diferente a los demás. Era capaz de descifrar si le estaban mintiendo o si estaban fingiendo, pero cuando busco esto en el fiscal no encontró nada, eso fue lo primero que llamó su atención... la honestidad que le daba.

El hombre era por completo su tipo ideal, no podía negar que le encantaba ese alto, fuerte y guapo hombre que vestía trajes de diseñador a la medida, olía a colonia cara y usaba relojes que seguro cuestan un ojo de la cara, pero aunque todos pensaran que solo por eso también estaba dándole la oportunidad, no era así, podía ser ojo alegre pero no estúpido. Era la forma en que le hablaba y lo miraba cuando lo hacía, tan real, tan devota, tan nueva. Muchos otros también le hablaron de esa forma pero por supuesto que no cayó, al final solo buscaban sacarlo de allí para tener una noche sin pagar, y eso también era algo que Jungkook tenía de diferente, en su mirada no se había ningún deseo carnal, ni malas intenciones... solo se veía emocionado y cautivado.

La conexión entre ellos era palpable y mutua. Sin resistirse a la atracción y el interés creciente, decidieron seguir profundizando en su relación. Durante dos meses, se vieron en la suit, compartiendo momentos íntimos y tranquilos.

En estas visitas, el juego de preguntas se convirtió en una constante. Aprendieron los detalles más insignificantes y significativos del otro: fechas de cumpleaños, colores y comidas favoritas, y aquellas peculiaridades que les arrancaban sonrisas.

La comodidad y confianza crecieron con el tiempo. Noches enteras se pasaban sentados, conversando sin prisas, hasta que finalmente se soltaron y se abrieron aún más. La conexión se fortalecía con cada encuentro, tejiendo un lazo invisible que los unía.

Una noche el pelirosa le rogó para poder hacerle un pequeño baile.

—Anda, déjame hacerlo te encantará. —insistió subiéndose a la mesilla de baile que había en medio de la habitación.

—Claro que va a encantarme, verte bailar para mí es un deleite visual, pero no quiero incomodarte o hacerte pensar cosas equivocadas. —objeto Jungkook.

—No harás nada de eso, solo tu forma de mirarme cuando bailo me gusta, las otras prefiero ignorarlas o hacer que no existen, la tuya es diferente a eso. —mencionó sacándole una sonrisa al contrario.

—¿Estás seguro?. —le preguntó.

—Vamos que pasa con usted señor fiscal. Antes venias cada fin de semana para verme bailar y más de una vez puedo asegurarte que no te vi parpadear. —agregó burlesco—. Di solo que si ¿si?.

—Está bien, pero solo porque ya no te he visto bailar últimamente. —aceptó y entonces el bailarín festejó y fue hacia el sistema de sonido para colocar una canción y después volver a lo que sería su escenario—. Dime si te incomodo y enseguida dejaré de verte.

—Shh, solo mira y disfruta, imagínate que estoy en el escenario de afuera. —dijo para entonces comenzar.

La canción que comenzó a reproducirse fue "Temptation" El rostro del bailarín cambió, fue como si se pusiera otro filtro para bailar, entonces se comenzó a mover de forma lenta tomado del tubo, hizo algunos pasos sensuales moviendo su cintura y su cadera mientras miraba a los ojos a Jungkook quien no lo perdía de vista, y estaba como siempre hipnotizado. Corde la música fue avanzando el bailarín se fue moviendo más, haciendo sus acrobacias y pasos en el tubo, daba vueltas y las protagonistas eran sus tonificadas y largas piernas.

Se notaba que amaba hacer eso, bailar sin duda era una de sus grandes pasiones, aún no llegaban a la parte donde le contaba cómo es que aprendió a bailar, pero era notable y predecible que era parte de sus sueños.

Al final del baile se quitó ese filtro de bailarín experto y miró con una sonrisa y la respiración agitada al pelinegro que se levantó de su asiento para aplaudirle con entusiasmo, poniéndolo por primera vez tímido.

Pero así como hubo esa primera vez, hubo una segunda vez donde el pelirosa le bailó a Jungkook, y esa segunda vez no fue tan difícil convencerlo, pues esa noche había llegado vestido con un vestuario hecho en su totalidad perlas, su piel estaba más expuesta que nunca, y era un deleite para la vista del fiscal, incluso fue imposible mantener su boca cerrada y la baba dentro cuando estaba bailándole "Can't get you out of my head" ese baile fue demasiado coqueto, fue como cuando bailó dentro de la copa gigante de martini, se comportó igual, juguetón y descarado, incluso se bajó de la mesilla y le bailó metiéndose entre sus piernas y subiéndose al sofá.

Ese día fue el día en que Jeon Jungkook descubrió lo que realmente es tener autocontrol.

Hasta esa penúltima semana todo había ido de maravilla, sin embargo, no todo iba ser siempre color de rosa. En la última semana del segundo mes el bailarín de cabello rosa llegó a la suit con una preocupación, o mejor dicho con una queja para su acompañante.

—Han pasado dos meses ¿qué hay de nuestras pláticas y de lo que me dijiste? ¿Fue solo una pérdida de tiempo? Dime por qué entonces haces todo esto. —había desesperación en sus palabras.

—Lo hago para estar contigo...

—¿Por cuánto tiempo? ¿De qué manera? Yo no te pido nada, pero tampoco quiero esperar nada. —suspiro—. Quiero que me respondas una cosas Jungkook... ¿quieres que sea tu amante? —le preguntó con angustia.

—¿Qué? No por puesto que no, no tienes idea de cuánto significa todo esto para mí, pero te lo dije, esa mujer es tan cruel que se niega a firmar el divorcio solo para molestarme. —respondió Jeon mirándolo a los ojos sinceramente. Y es que todo era verdad, ella siempre se ha negado a firmar esa hoja—. Seguramente ya debe saber que estoy viendo a alguien y por eso no quiere dejarme ser libre.

—¿Qué tal si ella al final nunca lo firma? ¿Qué pasará conmigo Jungkook? Estoy tratando de confiar en ti pero no me estás dando nada. —exclamó.

—Tranquilo, eso no pasará ella firmará en algún momento, solo necesito un poco más de tiempo.

—¿Cuánto?.

Esos meses había estado más que pendiente del avance de Namjoon con las pruebas, y por suerte todo iba viento en popa, así que fue fácil descifrar una fecha.

—Un mes, solo dame un mes más y todo se habrá terminado, te lo prometo. —le pidió mirándolo a los ojos con ruego.

—No lo sé Jungkook... —por supuesto y con razón el pelirosa se sentía inseguro.

—Escúchame, sé que no es el momento pero... acepta tener en una cita conmigo, quiero explicarte todo fuera de estas cuatro paredes, lejos de las cámaras y de todo esto que tantas inseguridad te ha causado y que sé que por eso mismo no crees en mí. —Jungkook lo invitó dándole una mirada socorra—. Quiero saber más sobre tus sueños, quiero que sepas absolutamente todo sobre mi, incluso las cosas que no te dije sobre mi matrimonio, quiero... quiero al menos saber tu nombre real.

Y antes de que el bailarín pudiera responder la puerta fue abierta abruptamente.

—J, se acabó el tiempo. Hay otra habitación donde te requieren. —avisó uno de los hombres de seguridad.

—Tengo que irme. —el rosado se levantó con el rostro decepcionado, de pronto sintió la mano de Jungkook sostener la suya deteniéndolo.

—Señor no puede tocar al bailarín, le pido por favor que lo suelte antes de que tengamos que sacarlo por la fuerza. —advirtió el hombre y entonces Jeon soltó dolorosamente la mano del pelirosa.

—Pagaré horas extra, quédate un momento más, por favor. —suplicó mirándolo con ojos socorros, el bailarín bajo la mirada indispuesto.

—Lo siento señor, si requiere horas extras con el bailarín tiene que pagarlas con al menos una hora de anticipación. —replicó el guardia—. Tengo que llevarme al bailarín, con su permiso. ¿J? —abrió por completo la puerta para él.

—Me tengo que ir, hasta luego Jungkook. —se despidió y con un semblante afligido se dirigió a la puerta.

—¡Por favor piensa en mi propuesta!

Jungkook se quedó muy preocupado por lo que estaría rondando en su cabeza, no quería que se alejara de él por miedo a ser lastimado, porque eso es lo que menos quería, pero sabía que ese momento llegaría, el momento donde le exigiría repuestas y él solo le pediría más tiempo que no debería darle, aunque ahora más que nunca tiene que hacer pasar el segundo plan, no iba a esperar más, no iba a esperar a que su felicidad se le volviera a escapar de las manos.

Aunque también otra cosa lo tenía sumamente preocupado. Jamás había pasado que su privado había sido interrumpido porque querían a Baby J en otra suit, y muy dentro de si Jungkook tenía la certeza de quien había sido la persona que le arrebató al bailarín.

Hace algunas semanas que había escuchado de él y sus intenciones con el pelirosa, otro hombre más o menos de su edad, guapo, rico y sobre todo peligroso, aquel hombre que conoció hace un par de meses en el baño y lleva por nombre Kim Taehyung, el hombre del puesto número uno en la lista de espera. Lo raro es que nunca había venido en ese horario para tener su privado ¿acaso lo había hecho para molestarlo? Para nadie era un secreto que estaba tan interesado en el bailarín como Jungkook, y que llevaba viéndole mucho más meses que él, e incluso había pagado el triple solo para poder salir con él en horas laborales, aunque Baby J siempre se negaba.

La pregunta es... ¿acaso buscará algo más que un par de horas de placer? ¿Sentirá lo que siente Jungkook por aquel hermoso joven? No tenía idea, de lo único que estaba seguro es que ese hombre se había convertido en su rival.

—Escúchame con atención Baby J —le habló Taehyung al pelirosa luego de aventarlo bruscamente al sofá y lanzarle una mortífera mirada, teniéndolo asustado—. En este mismo instante me vas a decir que tanto te traes entre manos con ese hombre o de lo contrario... —hizo a un lado el saco de su traje mostrándole en el cinturón de su pantalón una pistola, amenazándolo. El bailarín palideció y comenzó a temblar aterrado—... tendré que terminar para siempre con lo nuestro aquí, tu eliges, hablas o hablas.

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