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19.


(  CHAPTER NINETEN ! )
" el primer fin. "


—Hyung no puedes echarlo así, al menos escucha lo que tenemos que decirte. —exclamó Jimin con desesperación, mientras lo seguía hasta la cocina.

—No me interesa que tiene que decirme ese patan. —replicó Jin sacando el pan quemado del horno para dejarlo con brusquedad sobre el lava platos—. Y tú... me tienes decepcionado —miró a su hermano con ojos despectivos y el ceño fruncido—. No puedo creer que al primer miserable perdón que te pide lo hayas perdonado y le hayas abierto las piernas como si...

—Por favor cálmate —le rogó—. Las cosas no son como tú crees, tú me conoces más que nadie en este mundo y sabes que no soy tan fácil de persuadir y menos en este tipo de situaciones.

—¡Entonces dime que te sucedió esta vez! —exclamó angustiado—. ¿Qué tiene ese tipo que te tiene tan... idiotizado? Ni siquiera son una pareja real, ese hombre solo te utiliza Jimin ¡ya despierta! No te das cuenta que te ve como todos en el club, para él solo eres esto, sexo y diversión.

Sus palabras lograron que los ojos del chico se llenaran de lágrimas.

—No... eso no es cierto —objeto con la voz temblorosa.

—¡Si lo es Jimin! Ese hombre te ha estado mintiendo todo este tiempo, jamás te tomará enserio, ni mucho menos te logrará amar, porque si él realmente lo hiciera...

—¡Basta ya, Seokjin! —la voz dura de Jungkook se integró—. No voy a permitir que me difames ni me insultes de esta forma, y mucho menos voy a dejar que sigas hiriendo a Jimin con tus palabras.

—Hipócrita, mira quien habla de herir a Jimin —miró al hombre con furia y comprimió una risa sin gracia—. Tú eres la principal persona que lo ha hecho infeliz, desde que tú llegaste a su vida no hay día en que sus sentimientos no sean maldito un desastre. No tú no lo quieres, tú solo...

—Tienes razón, no lo quiero... yo amo a Jimin —afirmó mirando a Seokjin fijamente a los ojos—. No sé desde cuando comenzaste a odiarme con tanta convicción, pero tienes que parar Jin, no soy la basura de persona que crees que soy, no fue hace mucho que me creías un buen hombre... y es porque lo soy, sé que hubieron situaciones deshonrosas, tal vez las mismas que seguramente deformaron tú perspectiva de mí pero, puedes estar confiado en que voy a cuidar y amar mucho a tu hermano... por eso vine a rogarle su perdón, porque mi vida solo esta completa si él está en ella, yo estaría incluso dispuesto a dar hasta mi propia mi vida por él.

Jin miró a Jimin, quien con la mirada llena de lágrimas que escurrían por su mejillas le imploró causando que un nudo se formara en su garganta, entonces volvió a ver al otro hombre y tragó saliva para hablar.

—¿Qué hay de tú divorcio? —le preguntó—. Ese fue el verdadero problema desde el principio, primero porque no se lo dijiste desde un principio y segundo porque lo has estado haciendo esperar demasiado y él no se merece eso. Si tanto lo amas entonces entrega esa demanda de una vez por todas y tal vez... todo empiece a cambiar. —dijo para luego sin más caminar hacia su habitación.

—Jin, espera... —Jimin lo detuvo.

—No te preocupes, puede quedarse, tampoco soy tan hijo de puta como para lanzarlo afuera con esta tormenta, pero no pueden dormir juntos, hasta mañana. —respondió para luego entrar a su habitación cerrando la puerta.

—Lo siento, Jungkook... —soltó Jimin en un hilo de voz con más lágrimas atacándolo.

—¿Qué? ¿Por qué te estás disculpando? Amor no lo hagas, para. —lo tomó de los hombros y lo miró angustiado—. ¿Qué sucede?...

—Jin tiene una pasado duro, pero eso no significa que puede tratar a las personas así... no tienes porqué apresurar nada, ambos sabemos cuánto te ha costado conseguir ese divorcio y si aún no lo tienes...

—No te preocupes más por eso, mañana las cosas van a cambiar y para bien, te lo prometo. —le brindó una cálida sonrisa mirándolo con los ojos relajados—. Hay cosas que ese día que discutimos no te dije, pero solo espera un poco más amor.

—Claro —le respondió entre lágrimas y una sonrisa—. Te amo.

—Y yo te amo a ti.

Unieron sus labios en un tierno beso para después juntar sus frentes encontrando un poco de paz en el sonido de sus respiraciones.

—Te daré una almohada y cobijas para que puedas dormir en el sofá. —murmuró el rosado.

—¿Y qué hay de ti? ¿Dónde dormirás si tu cama está estropeada? —preguntó volviendo a mirar a su chico.

—¿Acaso no viste la otra cama allí? Es de mi otro hermano, Hoseok, dormiré ahí gracias a que él tiene guardia en su trabajo esta noche. —respondió.

—¿Otro hermano? ¿Y ese otro me odia también?

—Solo un poquito, pero fue por esta última discusión. Antes era el único que me apoyaba, así que no será tan difícil de persuadir. —le hizo saber.

Jungkook soltó un suspiro de alivio.

—Por lo menos.

—Te traeré las cobijas y la almohada, y también alguna pijama que te pueda quedar, espera aquí.

—No iré a ningún lado.

Por la madrugada, cuando todos estaban sumergidos en el más profundo sueño, Jimin se asomó por su puerta para mirar hacia el sofá donde dormía Jungkook tan placido, y le sorprendió que con tantos sentimientos fuertes pudiera dormir de esa manera, pues al menos para él fue demasiado difícil conciliar un par de minutos de sueño, hasta que se dio por vencido y terminó por irlo a buscar a lado de su amado.

En total silencio y con mucho cuidado se metió entre las cobijas y sus brazos sin despertarlo, se acurrucó cubriéndose con el calor de su piel, sonrió al percibir el agradable olor de su hombre, e incluso la tormenta que era una de las cosas que no lo habían dejado dormir, estando allí hasta le pareció relajante, entonces solo de esa forma logró rápidamente conciliar el sueño.

Hasta que se hizo de mañana, los rayos de Sol entraron por las ventanas y fue inevitable que la brillante luz despertara a Jungkook, quien sintió un peso y un calor adicional a lado, entonces con los ojos medio abiertos enfocó a su encantador chico de cabello rosado allí dormido, con el rostro sereno, los labios abultados y con uno de sus brazos alrededor de su torso.

Entonces sonrió «sus labios siempre sobresalen más que su nariz» apreció y le pasó suavemente los dedos por la mejilla logrando con ese simple toque despertarlo.

—Buenos días, no sé porque, pero gracias por decidir cambiar de dormitorio. —susurró Jeon con la voz ronca.

Jimin sonrió.

—No podía dormir sabiendo que estabas tan cerca mío, necesitaba abrazarte. —respondió—. Buenos días a ti también —le dio un besito sin esforzarse pues estaban casi pegados—. ¿Quieres café o té?.

—Cualquier cosa esta bien solo si lo haces tú. —le sonrió también—. ¿Puedo hacer una llamada?

—Claro, el teléfono está en la mesita de la esquina, yo iré encender la tetera. —volvió a darle otro rápido beso antes de levantarse.

[...]

Cuando Jungkook terminó con la llamada se trasladó hacia la cocina donde yacía Jimin preparado las bebidas calientes, y este último cuando lo vio ir hacia él se lo comió con la mirada, ya que solo usaba unos pans de chandal y tenía el torso completamente descubierto dejando ver sus pectorales bien formados, su abdomen marcado y esas venas debajo de su ombligo que sobresalían.

—Wow, amo esta imagen —mencionó el pelinegro sentado en un banquillo de la barra, frente a su chico a quien miraba con su mejilla recargada sobre su mano, embobado.

—Si a mi también me gusta la vista —pensó en voz alta mordiéndose el labio inferior.

—¿Qué?

—Que solo sirvo café tonto —respondió con una risita tímida y las mejillas sonrojadas.

—Y eso es todo lo que necesito para ser feliz, tú preparándome el café por la mañana. —sonrió tiernamente.

—Aquí tienes, ten cuidado está un poco caliente. —se lo colocó frente suyo junto a su taza, entonces rodeó la barra para poderse sentar junto a él pero de pronto...

—Ven aquí —sujetó su cintura y lo atrajo hacia él—. Mmm, veamos que hay por aquí —le deshizo el nudo del cinturón de la bata que traía puesta junto solo un pantalón de pijama dejando ver su perfecto y grácil torso—. Que delicia —lo tomó de las caderas y lo pegó más para poder pasarle la lengua por las costillas causándole una risita baja.

—Jungkook, me haces cosquillas —le dijo mirando como su hombre se concentraba en lamer y besar su abdomen—. Basta ¿hasta dónde quieres llegar? ¡Jajaja!.

La puerta principal se abrió y una cabellera roja se asomó, pero los tórtolos estaban tan ensimismados y en sus caricias que no lo notaron.

—¿Jimin? —exclamó el pelirojo llamado la atención de aquellos dos quienes inmediatamente se separaron.

—¡Hobi! —enseguida Jimin se volvió a cerrar la bata avergonzado al igual que su amante—. Estás en casa... quiero decir ¿cómo te fue? ¿Quieres café?.

—¿Ese hombre es Jungkook? —miró al susodicho con el ceño fruncido y hasta que su hermano asintió su ceño enseguida se fruncido—. ¡Oye tú! ¿Cómo te atreves a venir aquí luego de que...?

—Hoseok —otra voz. Esta vez era Jin—. ¿Acabas de llegar? ¿Te fue bien?.

—Hyung ¿cómo puedes dejar que ese hombre esté aquí luego de que hizo sufrir tanto a Minie? —protestó.

—Lograron arreglarlo al final, creo que él corrió bajo la lluvia para pedir perdón o algo así, e incluso rompieron la cama de Jimin ¿puedes creerlo? —le respondió Jin.

—¿Es así Minie? —le preguntó y aquel encogió los hombros culpable—. Oh pues... que bien ¿no? Y ahora que todo está arreglado, que romántico de tu parte correr bajo la lluvia Junkook. —se acercó al hombre con esa brillante sonrisa que lo distinguía—. Ya tenía ganas de conocerte, mi hombre es Jung Hoseok y siempre fui de tu equipo.

—Hola Hoseok, es un placer conocerte —estrechó su mano con la del menor junto una sonrisa algo tímido.

—Pero que educado y distinguido, aunque no esperaba más de usted señor fiscal.

—No es nada.

—Suficiente, hay algo que Jungkook tiene que entregarle a Jimin y tenemos que ser testigos de ello ¿cierto?. —agregó Jin parándose junto a ellos con los brazos cruzados, serio.

De pronto alguien tocó la puerta.

—Justo a tiempo —murmuró Jungkook con una sonrisa, teniendo la certeza de quién era.

Hoseok fue el encargado de abrir la puerta encontrado detrás de ella a un hombre moreno, alto y de hoyuelos de nombre Namjoon que llevaba un sobre amarillo en las manos.

—¿Joonie? ¿Qué haces aquí tan temprano? —le preguntó su novio confundido viéndolo entrar sonriente.

—Buenos días, que bueno que están todos. —hizo una pequeña reverencia saludándolos—. Traje algo que Jungkook me pidió, aquí tienes amigo todo está en orden al fin. —le entregó el sobre y el otro lo miró lleno de gratitud.

Entonces Jungkook se levantó de su asiento, tenía a todos confundidos y en suspenso. Abrió el sobre, sacó de él una hoja y entonces se la entregó a Jimin con una sonrisa.

—Fue un largo camino, pero al fin, aquí tienes amor..

El pelirosa confundido leyó la hoja con el ceño fruncido, pero pronto su expresión cambió para una llena de sorpresa y emoción.

—Esto es... ¡Jungkook, amor! —se lanzó a abrazarlo henchido de felicidad dejando caer la hoja al suelo sin mayor importancia.

—Lo ves, te dije que iba a lograrlo, finalmente mi amor, ya podemos estar juntos para siempre. —respondió él con la misma felicidad y regresándole el abrazo.

—¿Pero... qué? —Jin confundido levantó la hoja y también la leyó, entonces también estuvo igual de sorprendido—. Esto es... la demanda de divorcio, firmada por los dos y sellada por el juez... no puedo creerlo —se llevó la mano a la boca impresionado—. Eso quiere decir que...

—Si Jin... —hablo Jungkook abrazando a su amado por los hombros—. Oficialmente estoy divorciado y listo para entregarme enteramente a tu hermano, te dije que soy un buen hombre que jamás sería capaz de herir a la persona que amaba —miro a Jimin y se besaron con dulzura.

—Fue un proceso demasiado largo pero lo logramos —dijo Namjoon—. Te lo dije, Jungkook es bueno solo necesitaba un poco de paciencia —le preguntó a su novio.

—Es que yo pensé...

—Se lo que pensaste pero tranquilo, al final todo se solucionó y lo único que importa ahora es la felicidad de esos dos. —lo tomó de la mejilla y le brindó una sonrisa que mostró sus hoyuelos.

—¡Esto tenemos que festejarlo! ¿Unos tragos? —sugirió emocionado Hoseok llamando la atención—. Aunque primero dejemos que duerma ocho horas y que sea fin de semana, porque acabo de llegar de una guardia y siento que me pudro en vida.

Todos se miraron entre sí y soltaron una carcajada al unísono finalmente todos felices y en paz.

Aunque... ¿por cuánto tiempo?.

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