15
―¿Cómo van las cosas con Soobin? ―Felix pregunta mientras mete una cuchara al bote de helado de fresa y lleva un poco de éste a su boca, mirando inquisitivo al omega.
Yeonjun encoge sus hombros. —Ha estado gruñón últimamente.
—¿Alguna razón en especial?
―Consiguió un nuevo trabajo, por la noche. No duerme bien y eso le pone de mal humor ―comenta en un suspiro, recordar las pocas veces que tuvo que lidiar con su actitud de fuego y terminar en disculpas apesadumbradas por parte del alfa le provocaban dolor de cabeza.
―Me imagino.
―Además, ayer llegaron los resultados de la Universidad en la que aplicó... ―tuerce los labios, y el menor comprende de inmediato.
―¿No fue aceptado?
―Pasó el examen pero, no le dieron un lugar porque estaban excediendo el límite de alumnos. Fue una mierda, eso lo dejó peor.
―Lo siento por él.
―Está triste, aunque diga lo contrario.
Habían transcurrido tres semanas desde que salieron de vacaciones. TaeHyun, BeomGyu y kai estaban en el viaje de graduación para ese entonces, así que el único amigo que tenía a disposición era Felix, el cual ese día fue a visitarlo y ahora se encontraban juntos en la sala de su hogar. Su compañía era agradable y a Yeonjun le divertía lo inusual que podía ser éste en ciertas ocasiones.
―¿Qué harán para vacaciones?
―Probablemente nada. Soobin seguro trabajará todos los días.
―¿Y tú? ―quiere saber mientras lo apunta con la cuchara, frunciendo el ceño luego cuando Yeonjun se la arrebata y come el helado de en ella.
―Me quedaré aquí, con él. No quiero salir de paseo mientras él trabaja día y noche, literalmente. No es justo.
―¿Aún sigue con la idea de que no trabajes? ―blanquea los ojos.
―Ahora si no puedo hacerlo. Casi no aguanto mucho tiempo en una posición, me cansó mucho y la espalda me mata.
―Oh, lo siento.
―Está bien. Valdrá la pena.
―Mierda, esto debería ser sorpresa pero... El tío Choi está organizándote un Baby Shower con mi familia. Si te dicen algo, actúa sorprendido y no digas que la cagué.
―¿De verdad? ―su sonrisa es tan grande que le duelen las mejillas, apreciaba demasiado al padre de Soobin por ser quien más lo apoyaba en todo, y escuchar aquello lo llenaba de felicidad―. Que lindo de su parte.
―Él es así.
Ellos continúan hablando de diferentes cosas, Felix le cuenta sus planes para las vacaciones y le dice que si gusta, se puede unir a él. El sol se ha ocultado cuando Soobin llega finalmente, luciendo un rostro agotado y hastiado de todo.
―¿Qué haces aquí? ―es anexo a saludar en un gesto cordial cuando Soobin nota la presencia de Felix, sólo absteniéndose a dirigirle una pregunta hostil a su primo, quien no se ve turbado ante la actitud.
―Haciéndole compañía a Yeonjun y mi sobrino, nada más.
―Ya puedes irte, entonces.
―Soobin, no tienes que ser grosero ―el castaño le dice, regañándolo.
Sin prestar atención, Soobin se encamina hacia la cocina para prepararse de cenar.
―Bueno, te dejo, hyung. Nos vemos después ―lo abraza cortamente en despedida, para después salir de la casa e irse.
Suspirando, Yeonjun va a donde el azabache con los pies hinchados y masajeando su estómago cuando siente al bebé moverse un poco fuerte.
―No tienes por qué ser así con Felix ―comienza, viendo a Soobin de espaldas maniobrar entre utensilios y alimentos para cocinarse algo.
―¿Qué hacía aquí?
―Él te dijo, sólo me acompañaba.
―No quiero que venga cuando no estoy ―gruñó, girando sólo para mirarlo un segundo y que su descontento se hiciese notar en su expresión.
―Soobin, mira... No me gusta Felix, ¿bien? Me gustas tú.
―Ya lo sé.
―¿Entonces por qué eres así? ―eleva la voz y su entrecejo se hunde―. Acepté ser tu omega, acepté que ataras la flor en mi muñeca. Soobin, ¿por qué dudas de mí?
―No dudo de ti.
―¡No confías en mí!
―¡No se trata si confío o no!
―¡¿Entonces de qué mierda se trata?!
El alfa suspira, agarrándose de la encimera, ve el movimiento de sus músculos al tensarse y Yeonjun sabe que está conteniéndose, intentando guardar la calma.
―Iré a dormir ―guarda las cosas que antes estaba usando y lo poco que logró cocinar, el apetito esfumándose de su sistema tan rápido a cómo llegó.
―Se acabaron las vitaminas.
El azabache saca dinero de su bolsillo y lo pone en la mesa, yéndose al mismo instante.
Yeonjun hace un ruido exasperado con los labios apretados mientras toma el dinero. Va por su abrigo que está en la sala, antes de salir. Necesitaba distraerse.
En el supermercado toma un carrito para apoyarse ahí y caminar con comodidad. Dentro de éste pone algunos jugos de soya, helados de sabores para Soobin y un poco de pan para sándwiches. Es suficiente. Con todo listo, va a la caja a pagar. Dejando todo en la cinta negra de la caja para que sea registrado, un carrito choca con el de él y se voltea sorprendido ante el estruendo.
―Perdón, fue un accidente ―una omega de cabello oscuro y piel blanquecina dice, reverenciando cortas veces, apenada. Parece tener la misma edad que él, o tal vez unos cuantos meses más grandes.
―Está bien, no te preocupes ―le devuelve el gesto, sonriente.
―Oh, Dios ―se acerca un poco más a él, abriendo sus labios y sus ojos bonitos rasgados―, estás embarazado.
―Eso me temo.
―Es encantador. ¿De cuánto estás?
A Yeonjun, lejos de incomodarle o extrañarle la emoción con la que la joven curosea, se muestra a gusto. ―Casi siete meses.
―Es niño, ¿verdad? Puedo olerlo. Yo tengo una niña.
―Debe ser linda ―asiente, sonriéndole de nueva cuenta.
―Son 2.418 con 21 wones, amigo ―la cajera avisa, interrumpiendo.
Yeonjun paga la cantidad justa y espera por el cambio, girando a mirar a la omega antes de poder irse.
―Nos vemos por ahí...
―Yeji ―dice ella, estirando su mano para que el otro la tomara.
El castaño la sostiene, agitándola suavemente.
―Yeonjun ―hace saber como despedida, agarrando sus bolsas y yéndose a su hogar.
— ♡︎ —
Cuando ya ha tomado sus vitaminas y se ha cambiado por una muda de ropa para dormir, entra a la cama, acostándose al lado de Soobin, quien parece despertarse algo desconcertado y con su largo cabello cayendo por su rostro.
―¿Yeonjun?
―Sigue durmiendo, Soobin. Todavía es de noche ―abre los brazos del alfa para envolverse entre ellos, quien no duda en recibirlo gustoso.
Se mueve un poco buscando una mejor posición, el calor y el sutil aroma que desprende el cuerpo de Soobin lo arrullan cómodamente y suspira. Ama dormir así con él. Cuando por fin el sueño comienza a pesar en sus párpados, un sollozo irrumpe el silencio en la habitación y, mierda, es Soobin.
―¿Soobin? ¿Estás bien, amor?
―N-No... ―la voz entrecortada causa estragos en Yeonjun, sus manos se dirigen a correr los mechones de cabello que no le permiten ver bien a Soobin y su pecho se aprieta cuando encuentra sólo los ojos apretados fuertemente y el fantasma de algunas lágrimas recorriendo la piel de su rostro.
―¿Qué está mal? ―se asegura de que su voz sea suave y cariñosa, acariciando sus mejillas―. Habla conmigo, Soobinie.
―Es que, siempre soy un idiota contigo y tú sólo... E-Eres muy bueno.
―Tranquilo, alfa. Ya estabas bien, el trabajo y lo de la universidad te tienen así.
Soobin sorbe su nariz, asintiendo.
―Aún así, perdón.
―Está bien, Soobin, no estoy molesto.
―Y sobre lo de Felix...
―Después hablaremos de eso. Ahora necesitas descansar, ¿sí?
―Bien ―las manos de Yeonjun borran cualquier rastro de lágrimas bajo sus orbes, y él lo agradece en silencio, abrazándolo un poco más fuerte.
―¿Por qué no trabajaste hoy, sin embargo?
—Están fumigando el bar. Volveré hasta en dos días más.
—Mejor. Mereces descansar.
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