05
Arroz, verduras al vapor y trozos de carne. Yeonjun mira su plato, suspirando. Tomó los papillos y cogió algo de arroz, llevándolo a su boca y masticando lentamente. Soobin está hablando con sus padres, quisiera saber que es pero no está prestando mucha atención. Los palillos revuelven un poco su comida, apenas ve lo que toma y se lo lleva a la boca. Tenía hambre, sí, pero prefería dormir y no pasar tanta incomodidad. En el transcurso de la cena puede notar que Irene no es tan dura con su hijo, le habla con cariño e incluso cuando le regaña es dulce. Todo lo contrario cuando se trataba de él.
—¿No tienes hambre? —El padre Soobin le pregunta susurrando. Está sentando justo a su lado.
—No, no mucha... —sonríe de lado.
―No tienes que comer si no quieres. O también puedo decirle a Soobin que te compre otra cosa.
―Gracias, pero estoy bien, de verdad.
―Y... Yeonjun, ¿cierto? ―el omega desvía su atención del padre de Soobin cuando escucha ser nombrado y asiente hacia la alfa, sentada en un extremo de la mesa―. ¿Piensas seguir estudiando después de que el bebé nazca? ―pregunta, apoyando sus codos en la mesa.
―Creo que sí, espero poder hacerlo.
―¿Alguna universidad en especial?
―Aún no he pensando que estudiar.
―Te queda poco tiempo.
―Mamá, no presiones.
―Si, Irene, deja al niño un rato.
―No, está bien ―niega, removiendose en su asiento, se siente tan pequeño bajo la mirada de los demás―, tiene razón, pero primero quiero acabar mis estudios con buenas calificaciones.
―Soobin me comentó que eres de los mejores ―el padre del alfa dice, sonriendo―. ¿Es eso verdad?
Los ojitos de Yeonjun brillan un poco y una sensación cálida se instala en su pecho, ¿Soobin ha hablado de él con su papá? ¿es eso bueno?
―Eh, si. Podría decirse que sí.
―Diles que si y ya ―La mirada de todos en la mesa cae en Soobin, quien suena aburrido, y Yeonjun cree romperse un poco―. Es el puto cerebro de la escuela, ¿bien?
―¡Soobin! ―Su padre golpea su brazo―. Eres un grosero.
―No tanto así, pero sí, me gusta tener buenas calificaciones.
―¿Para qué? ―El alfa lo mira, interesado.
―Me hace sentir bien, creo.
―Raro ―susurra y recibe otro golpe.
―Y... Soobin también nos contó sobre tus padres betas, ¿no?
―Sí. Los dos lo son.
Puede ver de reojo a Irene sonreír.
―¿Quién es tu madre?
―Lee Yejin.
―Si, la conozco un poco.
Soobin no vuelve a dirigirle palabra alguna durante toda la noche. Termina su cena con mucho trabajo, pero en realidad, sabía muy bien. Los padres del pelinegro se van cuando el sol se ha ocultado, diciendo que volverían pronto. Yeonjun espera que no, o al menos sin Irene.
―Me ducharé ―el alfa avisa quitándose la camiseta, y Yeonjun muerde sus labios.
―Soobinnie...
―¿Qué?
―¿De dónde sacaste el dinero para comprar la cena?
―No importa. El caso es que ya comiste, y deberíase estar feliz por eso.
— Yo... ¿no estás haciendo nada malo, verdad?
El alfa lo mira incrédulo.
―Si crees que soy un puto vendedor de crack o algo, estás muy equivocado. Y de ser así, no viviríamos aquí.
―Entonces, ¿no es nada malo?
―No, y ya deja de preguntar. Duerme o algo, no fastidies.
El omega asiente y entra en la cama. Ha prendido el aire acondicionado ―gracias y tienen uno― para sentirse bien. Al principio Soobin se quejó pero lo dejó cuando le dijo que no podía controlar su calor. Escucha la puerta del baño ser cerrada. No sabe que hacer, para dormir ya era tarde y temprano a la vez. No tenía saldo para enviar mensajes a BeomGyu o revisar alguna red social, y en la televisión no siempre habían cosas entretenidas. Aún así, la enciende y como supuso, nada bueno había. La regadera para y la puerta de baño se abre, así que se pone de pie para ir y lavarse los dientes.
Abre la puerta y el alfa está sentando en el retrete, viendo algo de en su pierna. Yeonjun se sobresalta y cierra rápido, tapando sus ojos.
―¡Perdón! ―Grita desde afuera.
―Estoy vestido, Yeonjun, no jodas ―la voz de Soobin suena divertida―. Puedes pasar.
El omega entra despacio. Toma su cepillo y la pasta dental, unta un poco de ésta sobre el objeto, luego lo remoja bajo el agua y comienza a cepillar sus dientes con cuidado. Todo lo hace bajo la mirada atenta del alfa.
―¿Qué te pasó ahí? ―Pregunta una vez termina de cepillarse sus dientes y secar sus labios con una toalla blanca, notando ahora que el lugar donde el alfa miraba minutos antes de interrumpirlo en el baño, se encontraba una línea roja.
―Me corté ―encoge sus hombros.
―¿Con qué?
―Un vaso de cristal.
―¿No te duele?
―No.
―¿Te dolió?
Soobin alza la mirada, asintiendo. ―Un poco, sí.
―¿Lo has curado ya?
―Cuando me bañé, con el jabón y eso.
El omega asiente y se da vuelta, dispuesto a salir.
―Yeonjun, ven aquí ―muerde su labio inferior al escuchar su nombre, y al girar sobre sus pies, encuentra al alfa mirándolo de una manera que no sabe descifrar y palmea su regazo.
―Pero yo-
―Ven aquí.
El omega obedece, sentándose con recelo frente al alfa, en su regazo. Casi gime cuando el brazo de Soobin se enrolla en su cintura para que no cayera. Una mano se presiona y acaricia su estómago con delicadeza sobre la ropa y luego alza su camisa, para hacer contacto con la piel. La mano de Soobin se siente caliente, parece quemarle, pero es una quemazón agradable.
―¿Todavía es muy pequeña? ―Susurra, pasando la yema de su dedo al rededor.
―No lo sé... creo que está bien para el tiempo que tengo.
—¿Cuánto tienes?
A Yeonjun no le sorprende ni un poco que no supiese de cuánto estaba, pero eso no evita que se sienta un poco mal.
―Un poco más de 16 semanas. 17 quizás.
―Dímelo en meses.
Yeonjun se contuvo para no rodar los ojos.
―Cuatro meses.
Soobin asiente. Ahora su mirada se dirige hacia arriba y sus cejas de juntan cuando analiza el rostro del omega.
―¿Es lo de la mañana?
―¿Qué?
―Mueve la cabeza para un lado.
Yeonjun mira hacia la izquierda y los dedos que antes estuvieron en su estómago, ahora están trazando un camino en su mandíbula. Soobin presiona leve sobre las marcas rojizas y Yeonjun sisea por lo bajo.
―Mi padre me regañó cuando fuiste al baño. No creas que no las vieron, sólo se hicieron los tontos para no hacerte sentir mal.
Los ojos del castaño se nublan un poco.
―Dijo que debía pedirte perdón. ¿Quieres que lo haga?
Yeonjun, con trabajo, mueve su cabeza de arriba a abajo, con miedo a la reacción que el alfa tendrá. Su corazón se detiene y su respiración falla cuando siente la nariz del alfa moverse lentamente contra su mandíbula magullada, casi como una caricia que lo hace estremecer. Siente como inhala profundamente repetidas veces y tiembla.
―Perdón, entonces.
―Pero no... no cuenta, porque es obligado. Debes sentirlo de verdad ―su voz en un susurro se quiebra en la última oración.
―¿Cómo sabes que no lo hago de verdad? ―Aprieta su agarre en la cintura del omega, acercándolo más.
Más. Su alfa ronronea de gusto al sentir al omega tan cerca y como el dulce aroma a coco con vainilla aumenta un poco. Yeonjun mueve su rostro para mirarlo de frente y puede asegurar que sus mejillas están rosadas por la poca distancia que los separa. Sus narices chocan y los ojos de Soobin están cerrados, degustándo y embriagandose con el aroma del omega. El alfa balancea levemente su cabeza de lado a lado para rozarlas, y de pronto sus ojos se abren, pupilas dilatadas y brillantes en su dirección.
―Deberías ir a dormir, mañana tenemos clases ―suspira y hace que el omega ponga los pies en el piso, su alfa gruñendo por la lejanía.
Decepcionado, Yeonjun sale del baño.
Vaya rechazo, piensa, sintiendo su pecho oprimido y su corazón estrujado.
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Para la siguiente semana, Yeonjun se encuentra preparando mentalmente sentando en una de mesas que hay en el patio de su escuela. Hoy empezaba sus asesorías con Felix, el primo de Soobin.
Soobin... Con él no ha hablado casi nada después de aquel momento íntimo en el baño, había vuelto a ignorarlo y ahora con más frecuencia. Yeonjun odiaba tanto el rechazo y sus cambios de humor repentinos, no sabía por qué su actitud era tan arisca con contra él. Pero ahora debía concentrarse en otras cosas, como por ejemplo, enseñarle lo más que sabe a su primo.
Agradece que el día esté fresco y la temperatura de su cuerpo haya vuelto a la normalidad. Tiene puesto un suéter de Soobin, él mismo se lo había dado hoy por la mañana para sorpresa de Yeonjun, no sabe la razón pero él y su lobo están feliz por eso. Sus suéteres eran bastante anchos y cómodos. El de hoy es uno gris, y parece estar tejido a mano. Lleva puesto también unos pantalones negros y duda que le sigan quedando para el próximo mes, o semana, tal vez. Sus pies están enfundados en unos tenis, también negros. Arregla su cabello que el viento fuerte ha despeinado y puede ver de reojo como alguien toma asiento a su lado.
No necesitó encarar a la persona para saber de quién se trataba.
―¿Qué haces aquí?
―Estar ―Soobin contesta, tirando de su cabello hacia atrás mientras deja un vaso de —lo que él cree que sería— café en la mesa.
―¿No podrías 'estar' en otro lado? ―Pide, haciendo comillas con sus dedos―. Tengo que darle asesorías a tu primo.
―Por eso estoy aquí, tengo que cuidar que no le haga nada a mi cachorro.
―No le hará nada. Es tu primo, Soobin, no creo que sea una amenaza para el bebé.
―¿No has notado como te mira? No dudo que también te pida pasar su celo contigo.
―Aunque quiera ayudarle no puedo —apunta su panza con una sonrisa sarcástica―. Además, no me mira de ninguna manera. Soy un omega embarazado, nadie quiere a uno así.
―A él parece no importarle, creo que es como un fetiche o algo ―murmura con su semblante serio y bebe de su café.
―No me mira de ninguna manera, deja de hablar así ―lo regaña―. De todos modos, creo que todos los alfas miran a todos los omegas de la misma manera.
―Yo no.
―Tú no miras a nadie, eso es diferente.
―¿Cómo que no miro a nadie? ―Soobin luce verdaderamente ofendido―. Yo si miro, y mucho.
―¿Ah, si? ¿a quién, tu reflejo en el espejo?
―No te hagas al gracioso conmigo, Yeonjun ―su mirada volvió a endurecerse cuando ve a Felix caminar en dirección a ellos, sonriente.
—Hola, hyung. Hola, Soobin—les saluda, sentándose y sacando sus libretas.
El alfa pelinegro mira la sonrisa que el omega tiene en su cara y gruñe muy alto, acercándose más a él inconscientemente.
Yeonjun sabe que será una tarde larga y para nada agradable.
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Perdón por la hora pero, ¿ya vieron la nueva portada?. Esta hermosa y no pude resistir así que actualice para que la vieran. ¿Les gusto?, yo la ame.
Si algo está mal con los nombres me pueden decir. Chau 💌
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