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Cap 01.


Nayeon revuelve el ramen dentro de la olla para que no se pegara. Suelta un suspiro alto, tocando la parte baja de su espalda. Apenas tiene 4 meses de embarazo, pero no es eso lo que le lastima la espalda. Hoy, después de clases, tuvo que volver a pie desde la preparatoria, que está en el centro y ella vive en su pequeña casa del norte.

Niega con la cabeza, echándole un poquito le agua a la mezcla. Recuerda como era su vida hace 3 semanas, antes de venirse a vivir con una alfa que gracias y sabe su nombre. Cuando vivía con sus padres, todo era diferente. No eran ricos, vivían bien, pero como era hijo único, todos los regalos iban para él. Cuando le dijo a su madre-beta que estaba en espera, ella dijo que estaba bien, que él tenía la última decisión, sobre quedarse o irse con el alfa responsable.

En Sangil Dong era así, como una costumbre. Cuando un alfa dejaba en estado a un omega, el debía llevárselo y arreglárselas solas. Nayeon estaba decidida a quedarse con sus padres, y disfrutar de las comodidades que ellos le darían a ella y su bebé. Pero no, Mina llegó una noche diciendo que la Omega -ni siquiera se acordaba de su nombre- se iría con ella, porque el cachorro que llevaba dentro era suyo. Los padres de Nayeon la vieron confiable y dejaron a su hija ir con ella. La omega nunca se quejó.

Ahora desea haberse quejado, pero estaba tan aturdida que nada salió de sus labios, sólo empacó su ropa en una pequeña maleta y con la misma, bajó.

Nayeon sabe que Mina se la trajo a su casa por una razón. Y no era por el bebé o porque ella sea su omega, no. La simple razón por la que estaba aquí, ahora, era porque si la alfa no lo hubiese hecho, su ego de dominante hubiese sido dañado, y se hubiera sentido humillada.

Vuelve a negar, no pudiendo creer que tan tonta fue. O sea, el cortejo de Mina fue el más vergonzoso. Un día, la puerta de la casa de sus padres fue tocada, Nayeon la abrió, encontrándose con cierta alfa ahí parada, con la cara seria y mirada sin titubear.

"¿Puedo ayudarte en algo?" Nayeon había preguntado, con medio cuerpo escondido detrás de la puerta, sólo viendo como la más alta asentía.

"Quiero que me ayudes en mi próximo celo" dijo, tendiendo una caja de chicles de menta. Los ojos de Nayeon brillaron. Eran sus favoritos. Ella amaba los chicles.

"Está bien, creo. ¿Cuándo es?" Preguntó, tomando la caja entre sus manos.

"El próximo sábado" y con eso, se dio la vuelta, caminando lejos de la casa.

Mina era una alfa que estudiaba en la misma escuela que ella. Compartían clases, pero Nayeon nunca creyó que supiera de su existencia porque, bueno, nunca volteaba a verla. Sólo hablaba con sus dos amigas Tzuyu, una alfa, y Dahyun, una beta. Ella era una alfa muy cerrada, sólo con sus cercanos podía entenderse bien. Ellas duermen en la misma cama, porque en realidad no hay otra. Hay noches en las que Mina se va a la sala o simplemente se queda lo más alejada de ella.

Y, mierda. Nayeon es una omega embarazada, necesita el calor de un alfa más que nunca, de su alfa. Ni siquiera sabía si Mina era su alfa en verdad.

Cuando ve que el ramen está lista, apaga la hornilla. Toma un cucharón y sirve un poco en su plato hondo. Se sienta en su silla y suspira. Está otra vez sola, pero no se queja, porque Mina estaba trabajando. O al menos es lo que ella dijo.

Ocupa los palillos para llevar un poco del ramen a su boca, quemando su lengua. Rápidamente, para aliviar el dolor, toma un sorbo de su jugo de uvas, natural. Porque a Mina no le gustaba que tomara cosas sintéticas, por el bebé.

Oye la puerta abrirse, el tintineo de las llaves siendo colgadas en su lugar y unos pasos firmes. La figura grande de Mina aparece por el umbral, con el cabello algo húmedo y la sudadera manchada... sangre.

"¡Mina!" La castaña se para de su silla, yendo hasta la alfa. Intenta tomar su rostro para ver de donde provenía la sangre pero la azabache se aleja.

"Estoy bien. Sólo es un pequeño corte en la ceja" se abre paso a donde está la olla de sopa. Gruñe al verla.

"¿Quieres cenar?" Ve a la azabache asentir.

Mina va caminando fuera de la cocina mientras dice:

"Sírvelo. Iré al baño"

Nayeon pone el ramen en otro plato hondo, haciendo que ahora la olla quede vacía. Rebusca entre los cajones un poco de pan que su madre le trajo por la tarde. Es dulce y algunos son de chocolate. También los pone en la mesa, y sirve el refresco de uvas. Mina vuelve, se ha cambiado la ropa y su moño luce más peinado. Se sienta y Nayeon la imita, tomando su antiguo lugar.

"Y... ¿Cómo te pasó lo de la ceja?"

Mina encoge sus hombros, decidida a no contestar.

"Okay" dice Nayeon, jugando con la cuchara.

Ya no tiene hambre. Mina le da nervios, no sabe como tratarlo y eso la pone incómoda. Juega con los palillos y el ramen, aburrida y sin saber que más decir o hacer. Estaba harta de que todos los días sea lo mismo. Ella iba a la escuela, sólo, porque la alfa se levantaba muy temprano y se iba. Por la tarde, cuando tenía algo de dinero, venía a su casa en camión. Descansaba un rato, luego se paraba a hacer sus tareas y preparar su almuerzo. Comía sola. Para más tarde, casi las 7, hacía o salía a comprar lo que sería la cena. La mayoría de veces cenaba sola, otras con Mina. Aunque era lo mismo, ya que la más alta no hablaba. A Nayeon le hartaba estar todo el día sola.

"No juegues con la comida. Tienes 19, no 5" la rasposa voz de Mina resuena, sacándola de sus pensamientos.

La alfa toma un pan, lo parte y se da cuenta que es pegajoso y de dulce, así que lo deja en su lugar nuevamente.

"Éste pan no lo compraste tú" dice, mirándola por primera vez en toda la noche, o semana quizás.

"Eh, no. Mi mamá lo trajo"

"Yo no quiero que comas nada de lo que tu mamá te da. Para eso estoy yo, para mantenerte y darte de comer, con lo mucho o poco que tenga"

"Pero ella sólo quería-"

"No importa, Nayeon. No vas a comer nada que no sea comprado con mi dinero"

Y una vez terminada su cena, Mina deja todo en el lavatrastes y se va a tomar un baño. Nayeon suspira, parándose para lavar todo. Lo hace rápido y sin ganas. Odiaba que Mina sea así, era una pesada y orgullosa de lo peor. Seca sus manos, caminando con pesadez a la habitación. La única que había y la misma que compartía con la alfa.

"¿De qué lado vas a dormir hoy?" Mina entra, con un short colgando por sus caderas, sin nada más encima que un sujetador y secando su largo cabello azabache con una toalla. "¿O prefieres que duerma en la sala? Estoy cansada y no quiero que molestes"

Los labios de Nayeon se tuercen. Con molestar se refería a estar acercándose a ella, para sentir su calor. Porque la necesita, su omega y su cachorro lloran por sentir a la alfa azabache cerca.

"¡No! Digo, no. Duerme aquí. ¿Por favor?"

Mina asiente, yendo al armario por una camiseta. Rebusca entre los cajones hasta encontrar una, y sin decir más se mete dentro de las sábanas.

"Cuando termines de hacer tus cosas apagas la luz, y no hagas ruido" pone un brazo sobre sus ojos, tapando la claridad.

La castaña asiente por más que sabe que no la está viendo. Se cambia la ropa con cuidado de no ser torpe y chocar con algo, pero no puede. Su rodilla choca contra un mueble y Mina gruñe. Cuidadosamente, busca entre la ropa de la alfa por una camisa o suéter para dormir bien. Quita su propia camisa, pasándose la de Mina por sobre su cabeza.

Aspira fuerte, sonriendo. Huele a Mina, mucho. Es totalmente el olor de ella y muy fuerte. El olor de una auténtica alfa terca y obstinada. Nayeon se ríe -muy bajo- de su pensamiento.

Apaga las luces, yendo a su lugar de la cama. Se acuesta, frente a la espalda de Mina.

"Mina..." le habla en un susurro. La alfa sólo gruñe en respuesta. "Mina"

"¿Que mierda, Nayeon? Te dije que estaba cansada y que no fastidiaras"

"Lo sé, pero quiero pedirte algo"

"¿Estás enferma?"

"Ah, no"

"Entonces cállate y deja dormir"

"Estoy enferma"

"Acabas de decir que no. No seas niña y duérmete"

"¡Pero quiero abrazarte!" Tapa su boca, sintiendo como la espalda de Mina se ponía rígida.

"... Ya que" dice, aceptando.

Con morosidad, Nayeon se acerca a Mina, pasando un brazo por la cintura de la otra. Ella, junto con su omega, ronronean de gusto al sentir el olor y calor que la alfa les está dando. Huele a menta y un poco a humo de tabaco, se siente bien. Es un olor de protección. Nayeon cierra los ojos, aspirando una vez más, para recordarse de que estaba ahí, con su posible alfa.

Y Mina, ella nunca va a aceptar que una sonrisa se atravesó por su rostro cuando sintió el, apenas hinchado vientre de la omega, chocar con su dura espalda.

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