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Capítulo diez

     Jeongyeon-Omega, acomoda su blusa para que su escote se notara más. Acomoda su cabello -que planchó hoy por la mañana- frente al pequeño espejo que tiene dentro de su casillero. Se aplica un poco de brillo labial por último y cierra la puerta, dirigiéndose a donde está cierto Alfa azabache, acomodando sus cosas.

     —Hola, Johnny —pasa sus manos por sus pantalones ceñidos y sonríe.

     El azabache voltea hacia la chica, pasando su vista por todo su cuerpo, luego parpadea un par de veces y vuelve a su tarea de ordenar sus libros. Su rostro es neutro, sin ninguna expresión especial, pero su mandíbula está apretada fuertemente.

     —Mi celo se acerca... y me preguntaba si-

     —No —cierra su casillero, colocando su mochila sobre su hombro.

     —Pero-

     —Muévete, necesito resolver algo —su voz sale muy gruesa y ella, asustada, se hace a un lado.

     Johnny camina con humo saliendo de sus orejas, gruñe internamente cuando su Alfa también lo hace, celoso ante la escena frente a sus ojos. Mark está abrazando a Yuta, él desconoce la razón y tampoco la desea saber. Pero lo que sí quiere es que se suelten en ese mismo instante.

     —¡Johnny! —Mark chilla cuando es jalado hacia atrás. Lo reconoce por su olor y brutalidad.

     —Mierda, Johnny, puedes lastimarlo así, o al bebé —su primo dice, alarmado.

     —Nunca le haría daño a mi cachorro —olfatea el cabello de Mark lo más discreto que puede.

     En los últimos días su olor se había intensificado volviéndose más dulce y adictivo. Era eso o que cada vez su celo estaba más cerca.

     —Como digas —el Omega se aparta, arreglando su cabello—. Estaba hablando con Yuta de su cumpleaños.

     —Haré una fiesta el viernes de la próxima semana, daré invitaciones y eso.

     —¿Por qué te abrazaba?

     —Porque quise —cruza sus brazos, desafiante. En realidad, parecía un gatito pidiendo caricias que algo intimidante.

     —Ajá, sí. Vamos, Mark —Johnny toma la mano del rubio, comenzando a caminar.

     —Nos vemos después, Yuta. ¡Para la asesoría! —le grita, siendo arrastrado por el pasillo—. Ugh, me lastimas el brazo —se suelta del agarre fuerte del Alfa.

     —Lo siento.

     —Eres muy brusco, no quiero que seas así con el bebé.

     —No lo seré.

     Mark hace un ruido, no muy seguro.

     —¿Por qué te molesta verme con tu primo? Es mi amigo —soba su brazo.

     —Porque no me gusta.

     —Pero no es-

     —Me pone celoso, ¿está bien? —suelta, con los ojos oscurecidos.

     —No hay razón para que lo estés. Tú mismo dijiste que no soy tu Omega, entonces yo tengo que buscar un Alfa.

     —No buscarás ningún Alfa.

     —Entonces... ¿Soy tu Omega? —Pregunta, esperanzado.

     —No. Pero no lo harás al menos hasta que el bebé no haya nacido.

     —Lo que digas, jefe —susurra, jugando con el borde del suéter del Alfa, ese que era su favorito y le dio en su casa.

     Johnny aclara su garganta, cambiando de tema, sin tomarle atención al comentario del menor.

     —Quería pedirte que-

     —¿Vaya al baile contigo?

     —¿Qué? No. Quería pedirte que me acompañes a la feria del pastel que acaba de llegar.

     —¿Cómo una cita?

     Johnny rueda los ojos.

     —¿Quieres que lo sea?

     —Sí, por favor —junta sus manos, moviendo su cuerpo de lado a lado.

     —Está bien, entonces.

     —¿Cuándo?

     —El sábado está bien.

.

.

.

     Johnny toca la puerta y Mark abre lo más rápido que pudo. Está muy emocionado, tendría una cita con el Alfa y eso le daba esperanzas.

     —Hola, Johnny —susurra con las mejillas rojas. —¡Adivina qué!

     —No lo sé, ¿es algo malo?

     —No, pero sí vergonzoso —alza su camisa, mostrando la orilla de sus pantalones, es un elástico que le da soporte a su pancita de casi 6 meses.

     —Pero son más cómodos, ¿no?

     —Sí, no aprietan y no le hacen daño al bebé.

     —Te quedan bien. Ahora vamos, o no alcanzaremos entradas para la función.

     —Iré a avisarle a mi mamá.

     Mark va con su madre a decirle que Johnny había llegado por él. Sooyoung le dice a su hijo que se cuide de las malas personas, el Omega deja la casa prometiendo que lo hará.

     El viaje en auto es callado, pero Mark se muestra particularmente emocionado. Nunca dejó de sonreír o chillar. A su diferencia, Johnny estaba nervioso. Esperaba que el idiota de Jaehyun estuviese haciendo las cosas bien. Oh, por cierto, el auto era de Kibum y felizmente se lo prestó a su hijo cuando escuchó que era para darle un paseo al Omega -también le dio un poco de dinero, pero eso nadie debe saberlo-.

     Compran las entradas y son muy baratas. Hay muchos puestos donde venden pasteles, hay platos con pedacitos de éstos para probar. A Mark le brillan los ojos al ver tanto dulce junto.

     —¡Quiero probar todos! —Aplaude, mirando alrededor, decidiendo a cuál iría primero.

     Johnny suspira, tocando sus sienes, pensando si esto había sido buena idea.

     —Vamos por aquí —el Alfa indica, caminando a un puesto de pasteles de chocolate.

     Una Beta muy amable los recibe, dándole muestras para probar. Mark gime al sentir los sabores en su boca, ella les da una pequeña explicación sobre como ellos son elaborados; el Omega oye todo, bastante interesado en el tema. Johnny sólo mira su reloj repetidas veces.

     —Mira, Johnny. Ahí dice que: si ganas el juego, te dan un gran pedazo de cheesecake.

     —Qué bueno —contesta, desinteresado.

     —Quiero que juegues para mí —lo empuja hasta el puesto.

     —No lo haré, mejor te lo compro.

     —Así no es divertido —patea el piso—. Así es romántico.

     —No quiero que sea romántico.

     Un puchero se forma en los labios del más bajo, haciendo que el Alfa rodara los ojos.

     —Eres un puto chantajista —paga un boleto para el juego.

     Mark aplaude contento.

     Para su buena, o mala suerte, Johnny gana. Le entregan su premio y sí, era un gran pedazo de pastel. Es pesado y Mark apenas puede sostenerlo. El Alfa mira su reloj, alarmado. Las 8 p.m..

     —Vamos o llegaremos tarde.

     Lo lleva hasta una carpa que dice "La historia del origen del pastel" y Mark bufa.

     —No quiero ver eso, es aburrido, quiero conseguir más pruebas.

     —Cállate y entra que no me prestaron el lugar para más.

     Abren las cortinas y entran, el lugar está oscuro y las luces se prenden, apuntando a la pantalla. No hay nadie más que ellos y todos los lugares están vacíos.

     —¿Ya? —Johnny pregunta en un grito.

     Una pancarta pintada a mano cae sobre la gran pantalla y en ella está escrito "Perdón por ser tan idiota, no puedo evitarlo". Mark ríe, sin entender.

     —¡Yuta! —Grita, enojado y pronto la risa de éste se escucha.

     Ahora sí, otra pancarta cae. Ésta es mejor y la letra es más bonita, se puede leer: —¿Quieres ir al baile conmigo?

     Mark abre sus labios, llevando sus manos a sus mejillas. ¿En verdad John Suh había hecho eso para él? ¿Para impresionarlo?

     —Dijiste que dirías que sí.

     Mark asiente, feliz y sintiendo las pataditas de su bebé. Abraza a Johnny y un poco incómodo, el Alfa también se lo devuelve. Detrás de las cortinas, puede ver a su primo contando unos billetes y dándoselos a Ten, quien sonríe gustoso.

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