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Capítulo diez

Hyeri acomoda su blusa para que su escote luciera más. Arregla su cabello (lo alació hoy por la mañana) frente al pequeño espejo que tiene dentro de su casillero. Se aplica brillo labial por último y cierra la puerta, dirigiéndose a donde está cierta alfa castaña, acomodando sus cosas.

—Hola, Jennie —pasa sus manos por sus pantalones ceñidos y sonríe.

La contraria la mira, pasando su vista por todo su cuerpo, luego parpadea un par de veces y vuelve a su tarea de ordenar sus libros. Su rostro es neutro, sin ninguna expresión especial, pero su mandíbula está apretada fuertemente.

—Mi celo se acerca... Y me preguntaba si-

—No —cierra su casillero, poniéndose la mochila sobre el hombro.

—Pero-

—Muévete, necesito resolver algo —habla grueso y ella, asustada, se hace hace un lado.

Jennie camina con humo saliendo de sus orejas, gruñe internamente cuando su alfa también lo hace, celosa ante la escena frente a sus ojos. Lisa está abrazando a Nayeon, ella desconoce la razón, no la quiere conocer. Pero lo que si quiere es que se suelten en éste mismo instante.

—¡Jennie! —Lisa chilla cuando es jalada hacia atrás. La reconoce por su olor y brutalidad.

—Mierda, Jennie, puedes lastimarla así, o al bebé —su prima dice, alarmada.

—Nunca le haría daño a mi cachorro —olfatea el cabello de Manoban, lo más discreta que puede.

En los últimos días su olor se había intensificado, volviéndose más dulce y adictivo. Era eso o que cada vez su celo estaba más cerca.

—Como digas —la omega se aparta, arreglando su cabello—. Estaba hablando con Nabong de su cumpleaños.

—Haré una fiesta el viernes de la próxima semana, daré invitaciones y eso.

—¿Por qué te abrazaba?

—Porque quise —cruza sus brazos, desafiante. En realidad parecía más un gatito rogando por caricias que algo intimidante.

—Ajá, sí, vamos, Lalisa —Jennie toma de la mano a la rubia, comenzando a caminar

—¡Nos vemos después, Nayeon, para la asesoría! —le grita, siendo arrastrada por el pasillo—. Me lastimas el brazo —se suelta del agarre fuerte de la alfa.

—Lo siento.

—Eres muy brusca, no quiero que seas así con el bebé.

—No lo seré.

Lisa hace un ruido, no muy segura.

—¿Por qué te molesta verme con tu prima?, es mi amiga —soba su brazo.

—Porque no me gusta.

—Pero no es-

—Me pone celosa, ¿ya? —revela, con los ojos oscurecidos.

—No tienes por que. Tu misma dijiste que no soy tu omega, entonces yo tengo que buscar una alfa.

—No buscarás ninguna alfa.

—Entonces... ¿soy tu omega? —pregunta, esperanzada.

—No. Pero no lo harás al menos hasta que el bebé no haya nacido.

—Okay —juega con el borde del suéter de la mayor, ese que era su favorito y le dio en su casa.

Jennie aclara su garganta, cambiando de tema.

—Quería pedirte que-

—¿Vaya al baile contigo?

—¿Qué?, no. Quería pedirte que me acompañaras a la feria del pastel que llegó.

—¿Cómo una cita?

Rueda los ojos.

—¿Quieres que lo sea?

—Sí, por favor —junta sus manos, moviendo su cuerpo de lado a lado.

—Está bien, entonces.

—¿Cuándo?

—El sábado está bien.

Jennie toca la puerta y Lisa abre lo más rápido que pudo. Está muy emocionada, tendría una cita con la alfa y eso le daba esperanzas.

—Hola, Nini —susurra, con las mejillas rojas—. ¡Adivina que!

—No sé, ¿es malo?

—No, pero si vergonzoso —alza su camisa, mostrando la orilla de sus pantalones, es un elástico que le da soporte a su panza de casi 6 meses.

—Pero son más cómodos, ¿no?

—Sí, no aprietan y no le hacen daño al bebé.

—Te quedan bien. Ahora vamos, o no alcanzaremos entradas para el show.

—Iré a avisarle a mamá.

Va con su madre a decirle que Kim había llegado por ella. Jieun le dice a su hija que se cuide de las malas personas, la omega deja la casa prometiendo que lo hará.

El viaje en auto es callado, pero Lisa se muestra particularmente emocionada. Nunca dejó de sonreír o chillar. A su diferencia, Jennie estaba nerviosa. Esperaba que la idiota que Jisoo estuviese haciendo las cosas bien. Oh, por cierto, el auto era de Sehun, y felizmente se lo prestó a su hija cuando escuchó que era para darle un paseo a la omega. También le dio un poco de dinero, pero eso nadie debe saberlo.

Compran las entradas y son muy baratas. Hay muchos puestos donde venden pasteles, hay platos con pedacitos de éstos para probar. A la tailandesa le brillan los ojos al ver tanto dulce junto.

—¡Quiero probar todos! —aplaude, mirando al rededor, decidiendo cual iría primero.

Jennie suspira, tocando sus sienes, pensando si esto había sido buena idea.

—Vamos por aquí —la alfa indica, camiando a un puesto de pasteles de chocolate.

Un beta muy amable les recibe, dándole muestras para probar. Lisa gime al sentir los sabores en su boca, él les da una pequeña explicación sobre como son elaborados, la omega oye todo, bastante interesada en el tema. Jennie sólo mira su reloj, repetidas veces.

—Mira, Jen. Ahí dice que si ganas el juego te dan un gran pedazo de cheesecake.

—Que bueno —contesta, desinteresada.

—Quiero que juegues para mi —la empuja hasta el puesto.

—No lo haré, mejor te lo compro.

—Así no es divertido —patea el piso—. Así es romántico.

—No quiero que sea romántico.

Un puchero se forma en los labios de la chica, haciendo que la alfa rodara los ojos.

—Eres una maldita chantajista —paga un boleto para el juego.

Ella aplaude feliz.

Para su buena o mala suerte, Jennie gana. Le entregan su premio, y sí, era un gran pedazo de pastel. Es pesado y la menor apenas puede sostenerlo.

La castaña mira su reloj, alarmada. Las 8PM.

—Vamos o llegaremos tarde.

La lleva hasta una carpa que dice "La historia del origen del pastel" y Lisa bufa.

—No quiero ver eso, es aburrido, quiero conseguir más pruebas.

—Cállate y entra que no me prestaron el lugar para más.

Abren las cortinas y entran, el lugar está oscuro y las luces se prenden, apuntando a la pantalla. No hay nadie más que ellas y todos los lugares están vacíos.

—¿Ya? —Jennie grita y pregunta a la vez.

Una pancarta, pintada a mano cae sobre la gran pantalla, y en ella está escrito "Perdón por ser idiota, no puedo evitarlo", Lisa se ríe sin entender.

—¡Nayeon! —grita, enojada y pronto la risa de esta se escucha.

Ahora sí, otra pancarta cae. Ésta es mejor y la letra es más bonita. Se lee: "¿Quieres ir al baile conmigo?"

Abre sus labios, llevando sus manos a sus mejillas. ¿En verdad Jennie había hecho eso para ella?, ¿para impresionarla?

—Dijiste que dirías que sí.

La rubia asiente, feliz y sintiendo las pataditas de su bebé. Abraza a Jennie y un poco incómoda, la alfa también se lo devuelve. Detrás de las cortinas, puede ver a su prima contando unos billetes y dándoselos a Taehyung, quien sonríe gustoso.

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