003
JungKook peinó su cabello, la lechuza que supuestamente debía llegar ayer no lo hizo, su primer reporte había sido obviado.
Hoy iba a ir al lugar de entrenamiento de los pilares, y para eso tenía que seguir al omega de ayer.
Ayer en la cafetería no había podido sacarle información a TaeHyung, el omega parecía ser muy cuidadoso con la información que brindaba. Por supuesto, la taza de chocolate fue majestuosa, no lo iba a negar.
Cuando estuvo vestido salió de su casa, compraría alguna fruta en el camino.
─ Ahora, ¿cómo podría encontrarlo? ─ el alfa pensó, mientras tomaba su morral. Ahí recordó, en el recorrido de ayer, el omega había mencionado algunas fincas de familias importantes.
Apellidos y más apellidos, los que recordaba era, Edevane, Lefebvre, Philippe, y Weber. Esas eran los clanes más extensos y cada uno con un poder especial (que no había memorizado ni prestado atención).
Salió de su casa, alzando la vista para ver como un sonriente chico peli-rosa jugaba con los niños. A ese lo recordaba, era el omega de ayer que también era parte de los pilares.
Se acercó cuidadoso, tratando de no parecer un acosador, simplemente tratando de parecer un alfa normal que solo quería ver a los niños jugar.
─ ¡JiMin, JiMin! ─ Uno de los niños quiso llamar la atención del joven omega, que consiguió exitosamente cuando el peli-rosado presto toda su atención en él. ─ ¡Mire el nuevo hechizo que aprendí!
El cachorro movió su dedito en círculos, creando un suave y débil remolino de aire.
JungKook quiso reír, ¿cuántos años tenía ese niño? ¿Siete? A esa edad él ya estaba en la tercera fase de ese hechizo.
─ ¡Muy bien! Si sigues practicando posiblemente lo domines, eso es bueno. ─ La dulce voz de aquel chico lo tentó a rodar los ojos.
El pelirrojo jamás había sido una persona paciente, tal vez por eso le desesperaba que aquel chico se quedara mucho tiempo jugando con los cachorros, estaba a punto de irse a buscar por su cuenta, pero el joven se levantó, despidiéndose de los cachorros.
─ Bueno preciosuras, yo ya me marcho, los demás han de estar esperándome. ─ El peli-rosa empezaba a mover su mano derecha en modo de despedida, mientras se daba la vuelta, caminando hasta un lugar desconocido para él.
Los niños se despedían a lo lejos, mientras él esperaba a que se aleje cierta distancia. Cuando se cercioró de que estaba a una distancia prudente, empezó a seguirlo cuidadosamente.
El joven se detenía de vez en cuando, mirando algunas plantas en su trayecto. Pronto llegaron a un bosque, y aquello lo desconcertó por un momento.
¿El lugar de entrenamiento se encontraba en un bosque?
Pese a todas las suposiciones que empezaba a tener, no se percató de cuando el omega desapareció de su campo de visión. ¿Qué demonios?
─ ¿Por qué me seguías? ─ JungKook se sobresaltó ante la voz tan cercana en su oído.
Volteo rápidamente a la defensiva, encontrando al chico detrás de él.
─ No te estaba siguiendo. ─ Se defendió, pero el joven solo empezó a reír, nada sarcástico, al parecer de verdad le divertía la situación. ─ ¿Qué resulta tan gracioso?
─ ¿Piensas que soy idiota? Es obvio que me seguías, desde el parque.
─ Solo quería conocer el lugar.
─ Estas detrás de mío desde hace quince minutos, y para confirmar entré a este bosque y de verdad me seguías, no eres de aquí, ¿verdad? Tu rostro no se me es familiar.
JungKook apretó sus labios, podría sincerarse un poco, y de esa manera generarle un poco de lástima, eso siempre servía en personas sentimentales, y el joven frente a él parecía serlo.
─ Sí, soy nuevo por este lugar. Lamento haberte seguido, de verdad quería conocer este lugar y me gustaría ser tu amigo, se te ve muy amable, y yo... solo quería acompañarte.
El peli-rosa pareció entenderlo, mientras lo miraba cuidadosamente.
─ Ya veo, empecemos de nuevo entonces, mucho gusto, soy JiMin Lefebvre.
─ JungKook Leone. ─ Se presentó, extendiendo su mano para estrecharla con las de JiMin, quien gustoso correspondió el saludo.
Perfecto, ahora tenía dos identidades, le faltaban otras dos y habría terminado la primera fase.
─ Pues mucho gusto, ahora me dirigía a entrenar, nos vemos más tarde.
El omega ya se estaba despidiendo cuando el pelirrojo pudo hablar de nuevo.
─ ¡Puedo acompañarte! ─ El menor volteo a verlo confundido. ─ E-es decir, no tengo nada por hacer después de todo.
Hacerse la persona inocente parecía tan fácil. Y en cierta parte lo era, pero no le gustaba mostrarse tan vulnerable cuando no era así.
Su lobo quiso gruñir en desacuerdo también, no le gustaba ser visto como alguien "tímido" e "indefenso" cuando era obvio que no lo era. Ellos eran capaces de muchas cosas que no aprovechaban para su desgracia.
─ Mmm, bueno, no sería tan malo, supongo. Vamos.
JiMin volvió a caminar, esta vez fuera del bosque. JungKook mordió su labio inferior, ¿cómo iniciar una conversación natural cuando ni un amigo había tenido en su vida?
─ Entonces, ¿normalmente como entrenas? ─ Se atrevió a preguntar, procurando guardar bien la información que probablemente obtendría.
JungKook noto como el omega parecía divagar la mirada, pensando bien en su respuesta.
─ Umh, si te soy sincero, mayormente entreno con TaeHyung, él me ayuda a mejorar mi esgrima, es lo que mayormente hago, también medito, meditar ayuda a mejorar mi salud mental.
─ ¿Solo salud mental?
No lo entendía, ¿ver por su salud mental en lugar de su mejora en otras habilidades? O es que era muy bueno, o es que era un idiota.
─ Sí, es tan importante como la salud física si deseas mi opinión, aunque tal vez tengas opiniones diferentes a las mías. ─ JiMin alzó sus hombros sin interés, a la vez que se detenía frente a una enorme finca. ─ Aquí está, la finca peristéri, lugar de entrenamiento de los pilares.
JungKook examinó bien el lugar desde afuera, la finca era blanca en su mayoría, era grande, lo suficiente para entrenar a su parecer.
─ Vamos, entremos. ─ Animo el peli-rosado, mientras abría la puerta para entrar al lugar, seguido del pelirrojo.
El alfa estuvo alerta todo el tiempo, examinando su estructura y memorizándola lo mejor que pudo.
─ ¡TaeHyung! ─ Gritó el omega, corriendo hacia el rubio quien llevaba unas cajas con quien sabe qué.
JungKook alzó una ceja al ver al rubio voltear con una sonrisa.
─ Buenos días JiMin... y compañía. ─ Añadió después de un momento. ─ ¿Ya desayunaron?
─ Vengo en ayuno, así que mi estómago pide algo rico. ─ JiMin sobo su barriga, con una expresión de pena.
Cuando TaeHyung se cercioró de que el forastero no estaba lo suficientemente cerca como para escucharle susurró a JiMin.
─ ¿Qué hace el forastero aquí?
JiMin alzó las cejas con inocencia.
─ Bueno, no tenía nada mejor que hacer y no le veo lo malo, no se ve mala persona. ─ Le restó importancia, mirando por todo el lugar. ─ ¿YoonGi todavía no llega? ¿Y SeokJin?
─ SeokJin está adentró, va a traer las fresas, y YoonGi se quedó hablando de un tema con nuestros padres, ya sabes, futuro heredero. ─ El rubio suspiro, y JiMin noto de inmediato como el ánimo de su amigo decaía, aunque este intentara sonreír.
─ Ya sabes cómo son tus padres solecito, pero que eso no te quite los ánimos, hoy comeremos fresas, es tu fruta favorita. ─ Le dijo con voz dulce.
Mientras tanto SeokJin salía de la finca acomodando sus hebras moradas, necesitaba verse presentable aunque posiblemente más adelante se volvería a despeinar. Mientras sus manos peinaban su cabello, con su magia sostenía la caja de fresas.
Sin embargo, su ánimo decayó en cuanto vio a cierto pelirrojo observando todo.
─ Eh forastero, ¿tú qué haces aquí? ─ gritó, dejando la caja a un lado, llamando la atención de los tres presentes.
─ Para tu información, mi nombre no es forastero, es JungKook Leone. ─ Le dijo, no queriendo decir el "idiota" que iba acompañado en la oración. ─ Y estoy aquí porque...
─ ¡Yo lo invité! ─ Dijo rápidamente JiMin. ─ Además, podemos ir acomodando todo, tengo hambre y YoonGi de seguro no tarda en llegar.
SeokJin gruño, asintiendo, muy a su pesar.
─ Bien. Eh, chico Leone, ayuda un poco, ¿no?
JungKook chasqueo la lengua, asintiendo mientras se acercaba.
─ ¿Cuál es tu nombre? ─ Preguntó JungKook, poniendo sus manos en sus bolsillos.
─ Que te importa. ─ Murmuro, lo suficientemente alto como para ser escuchado.
─ ¡SeokJin! ─ Regaño TaeHyung, acercándose a ambos alfas.
El peli-morado relajo su cuerpo, volteando a ver al omega, quien lucía algo molesto por ese trato.
─ ¿Qué? ─ Contestó, no sonando brusco ni nada, más bien en un tono más relajado e incluso dulce.
El pelirrojo quiso sonreír orgulloso, había algunas personas que no disimulaban para nada.
─ Trata de ser más amable, JungKook trae la mesa para aquí por favor, es la que está en la esquina a la izquierda. ─ Ordenó con amabilidad el rubio, tomando la muñeca del alfa de hombros anchos para llevarlo donde las cajas.
JungKook suspiró, con su mano derecha haciendo uso de la telequinesis para atraer la mesa.
Mientras acercaba la mesa pensaba en un plan. Solo faltaba conocer aunque sea el nombre del último pilar, esperaba que al menos la lechuza de hoy si llegara, no como ayer.
─ Disculpen la tardanza. ─ JungKook se tensó inevitablemente ante aquella voz, volteando a ver de reojo al chico.
Aquel era el mismo que había visto ayer. Un chico rubio con ojos azules y piel pálida, sus ojos eran decididos y tenía un aura dominante y algo aterradora.
─ ¡YoonGi, buenos días! ─ Saludó JiMin, sonriente.
─ Buenos días a todos, ¿ya está todo listo?
─ Falta la mesa, pero de ahí todo listo. ─ Explico TaeHyung.
El alfa rubio recorrió el lugar con la mirada encontrando a cierto intruso.
─ Antes de que preguntes, yo lo invité. ─ Se apresuró a decir JiMin a lo que el alfa se alzó de hombros.
─ Como sea, ¿cuál es tu nombre?
─ JungKook Leone. ─ Respondió, directo y tratando de verse valiente.
─ Bien, soy YoonGi Edevane, apresúrate con la mesa.
JungKook asintió, viendo de reojo como el peli-rosado se acercaba con un poco de fresas al alfa rubio.
─ ¿Quieres un poco de fresas YoonGi?
─ Estoy bien así, ocupémonos de preparar el desayuno de todos.
JungKook empujó su lengua contra su mejilla, acomodando la mesa en el lugar indicado.
─ ¡Perfecto! Muchas gracias, ¿tú ya comiste JungKook? ─ El pelirrojo negó ante la pregunta del omega rubio.─ Acompáñanos entonces.
Iba a negarse, sin embargo, el crujir de su estómago impidió aquello.
─ Gracias. ─ Susurro, viendo como sacaban fresas y duraznos de ambas cajas.
Supuso que después de comer vendría el verdadero entrenamiento.
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