
𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑋𝑋𝑋𝐼𝐼𝐼- ⭐️𝑆𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜𝑠 𝑦 𝐴𝑙𝑔𝑢𝑛𝑜𝑠 𝑅𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠.⭐️
𝐶𝑎́𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑐𝑖𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝐴𝑑𝑎́𝑛 𝑦 𝐽𝑢𝑙𝑖𝑒𝑡𝘩...
Continuación.
Dicen que cuando el cielo es tranquilo, una tormenta inesperada podría robarse la paz, pero hay quienes dicen que un cielo tranquilo, también anuncia nuevos comienzos, confieso que a veces me atemoriza un poco el hecho de qué yo pudiese estar ignorando la tempestad, y qué esa vieja leyenda urbana solo fuese eso, un mito, y no una realidad.
Casi toda la vida he huido de mis tormentos, empezando por aquella pesadilla que ocurrió en Italia, mis monstruos mentales son dueños de mis noches, quizá deba considerar que en algún momento Adán necesite conocer esta parte tan obscura de mi vida.
Pero tengo miedo de que huya, más no lo juzgaría, hay secretos que pueden ser aterradores.
Aunque en verdad, una parte de mi, se niega a dar este paso, por qué no sé si verdaderamente estoy lista para descubrir cuales son sus pesadillas qué el esconde, y me sentiría tan culpable de no poder protegerlo, por parecer un monstruo frente a él.
Un ruido al exterior de la habitación es quién me hace salir de mis profundos pensamientos, guardo nuevamente la sortija que sostenía entre mis manos, la guardo nuevamente en la pequeña caja donde estaba.
Me siento como un ladrón de media noche, pero trato de dejar todo en su lugar, salgo de la habitación con cautela. O al menos eso es lo que yo creía, pero confieso, no tengo habilidades de ladrona, esta vez es Adán quién casi me mata del susto al aparecer justo frente a mí.
—¡Adán!—Un gesto espontaneo surge de mi rostro al mirarlo.
—Así que aquí es donde se ocultaba usted señorita Vangoh.
—Lo siento—Declaro. Y termino de cerrar la puerta con un leve golpe.
—¿Por qué te disculpas?—Frunce levemente el ceño.
—No debería andar tan libremente recorriendo los pasillos de tu casa.
—Bueno, no había pensado en ello, dime; ¿Cómo vas a saldar esto?
—¿Negociamos a esta hora?—Una sonrisa pícara surge de mis labios.
De su parte es una sonrisa suave la que se esboza de su rostro.
—¿Qué voy a hacer contigo Vangoh?
Y antes de poder emitir palabra es él quién nuevamente se pronuncia:
— ¿Te gusta ese libro?
He salido tan aturdida qué no me he fijado qué traía en el bolsillo del saco de Adán un Libro. "Sentido y sensibilidad"
—Considero que es una obra de arte, y cuando lo vi, no pude evitar leerlo, hacía tanto que no lo veía, me quedé un rato embobada con él.
—No sabía que te gustaba este tipo de lectura.
—Mi madre era una empedernida amante de los libros de Jane Austen, recuerdo que cuando era muy pequeña, se encargaba de crear algunos pequeños escenarios con títeres para mí y cada día que pasaba descubría una nueva parte de las historias, era mi momento favorito del día.
—Qué bonito suena eso, en realidad yo no tengo recuerdos así, creo que deberías quedártelo, solo alguien como tú podría apreciar el arte de este libro de una forma tan bonita.
—Oh no, Adán esto es demasiado, esta es la primer versión de 1811, no puedo aceptarlo.
—Escucha; quiero que sepas que ese libro ya es tuyo, desde ahora. Si no quieres que salga de aquí está bien, puedes venir a leerlo las veces que quieras, no necesitas sentirlo como demasiado—Deposita un cálido beso en mi frente para luego mirarme—Me encantaría darte el mundo entero Vangoh, pero a decir verdad justo ahora, puedo ofrecerte un buen café—una sonrisa con picardía se escapa de sus labios.
Esta sensación de plenitud, justamente es la que me hace temer, sentirme segura nuevamente, y no poder desprenderme fácilmente, Adán me muestra esa versión inocente que lleva guardada en el alma, mientras qué en mí solo existe un abismo infernal.
Asiento al pedido de Adán y volvemos por el pasillo para dirigirnos a la cocina.
Me fijo en el reloj que justo acaba de emitir sonido y me percato que son las 6:00 am, he tardado más de una hora allí dentro, pero es qué pareciera que allí no pasan las horas.
—Wow, qué rápido pasan las horas, ¿A que hora es la cita con los socios?
—Es a las 11 de la mañana.
—A las 8:00 am debo recoger a Stella en el hospital, supongo que a las 9:00am estaremos en casa para la bienvenida, si nos vamos a las 10:00 am estamos a tiempo.
—¿Te parece si nos vamos juntos de casa de Stella?, Así Tobías puede quedarse sin pendientes.
—Claro, me parece bien. ¿Alguna sugerencia de atuendo para hoy?
En verdad es una acción muy ajena a mí personalidad preguntar esto, siento que casi siempre tengo el control, pero esta reunión es muy importante y no sé si mi toque personal va mucho con este tipo de cosas.
—Me encanta como luce el escarlata en ti—pronuncia con mucha seguridad y una mirada de picardía—Pero no quiero que los socios se pierdan en ti, eso me causaría verdaderamente algo de celos, pero un azul rey, con una gabardina, de esas que van muy con tu toque personal, estarían perfectas.
—No pensé que tuvieses tan buen gusto, pero me agrada la idea, aunque prefiero una gabardina gris.
—Lo que usted diga Vangoh.—levanta las manos demostrando estar deslindado de la situación.
El tiempo se pasó tan rápido que pronto dejé el pequeño escondite de Adán para dirigirme al Hospital y recoger a Stella, durante el camino me percato de que tengo algunos mensajes en mi móvil sin abrir, entre ellos hay uno que llama mi atención y es justo el de mi asistente.
En el mensaje me informa, que han logrado abrir el pequeño baúl que había llegado misteriosamente como un envió de Italia para mí entre el resto de la mudanza.
Adjunta algunas fotos de lo que había dentro, y justo al mirar las imágenes, mi corazón se detiene, como si algo me paralizara, siento como segundo tras segundo la piel se me eriza por completo, mis manos se vuelven temblorosas ante la conmoción de lo que yace ante mis ojos, ella agregó dos mensajes más donde dice que dentro también había una caja la cual contiene cosas que se ha negado a ver por privacidad.
Pero en este justo momento me siento observada, como si aquella pesadilla estuviese de regreso, es el claxon de un auto detrás de mí quién me hace recobrar sentido, y avanzar.
No lo niego, hay muchas teorías en mi cabeza, pero lo que más me preocupa ahora mismo, es qué esto no es un recordatorio, es una protesta, de alguien que pretende lastimarme, o buscar venganza.
Trato de mantener mis emociones contenidas, conduzco intranquila pero serena, lo que menos quiero es transmitirle inseguridad a Stella, tampoco quiero que Adán tenga conocimiento de lo que está ocurriendo, pero sobre llevarlo será complicado.
Al llegar al estacionamiento, me quedo un rato pensativa en quién podría estar detrás de todo lo que está sucediendo, y no puedo evitar mirar esas imágenes en mi cabeza, los retratos con manchas de sangre, y en especial... sus pertenencias.
Trato de concentrarme, pero me es casi imposible, con poco valor bajo del auto, y después de una breve charla y jugueteo dentro del hospital con Stella, nos dirigimos a casa, sus padres le tenían preparada una sorpresa especial de Bienvenida, me supongo qué el que había hecho más méritos para estar allí era Tobías, aunque la pobre Stella no recuerde absolutamente nada sobre él, aunque quizá por ahora sea lo mejor.
Al llegar a su casa Stella es bien recibida por todos, Tobías tiene una sonrisa tan espectacularmente idiota ante la presencia de Stella, y al final está Adán, él es casi un niño tratando de encontrar luz en alguien qué en verdad solo es noche por dentro y un poco de sol por fuera.
Trato de ser discreta con todo lo que me ocurre, aunque no puedo ocultar que una parte de mí está enfocada en lo que he recibido, y otra está centrada en Stella, en Adán, y en la reunión, es cómo si en este momento todo se sintiera como una terrible carga.
Minutos después Adán y yo nos escabullimos de la celebración para marcharnos, aquí estoy, una vez más enfrentando mis problemas mientras el mundo me observa sonreír.
Adán ha notado mi nerviosismo más el supone qué es una preocupación derivada a la reunión, lo qué el no sabe es qué estoy perturbada, solo sobrevivo por qué él me obliga a flotar, pero toda la mañana he sentido que estoy naufragando.
Al llegar, Adán toma delantera, como el caballero qué es, abre la puerta del coche, me extiende su mano con cortesía para ayudarme a bajar, esta vez, estoy usando un vestido Blazer perla, me corto pero sobrio, le he agregado una mascada azul, unas zapatillas de puntilla cerrada en el mismo tono de mi mascada, un bolso discreto y un recogido algo despeinado con ondas.
Adán no se cansa de hacerme elogios, él no sabe como en estos momentos me está salvando de una explosión interna que no cesará fácilmente.
Entramos al restaurante de Condés Bornú, un elegante y fino lugar de cómida Inglesa, pronto nos conducen a nuestra mesa reservada, allí se encuentran dos hombres, puedo calcular qué el mayor debe tener unos 55 años, y el otro unos 35 años, Adán se presenta con mucho respeto y elegancia, Antonio Trelles es el mayor, es el Presidente de Company Crystal Angels, compañía que lleva el nombre de su primer ejemplar en el mundo de las joyas. Adán me presenta con orgullo ante ellos, al parecer aún faltan algunos más por llegar.
Nuestro objetivo principal es lograr la colaboración entre la compañía de los Brescot, con los Angels, mientras qué la academia Inglesa recibe los fondos obtenidos de un lanzamiento colaborativo entre estas compañías, por otro lado está el pacto de los Margeriets, Dorothys, Kligh, Bowker, y los Cavaliers, en realizar la mayor inversión y llegar a un buen acuerdo para desarrollar una campaña sustentable de talentos, con los jóvenes herederos que asisten a la academia donde estudia Stella.
Desarrollando así un buen punto de atracción ante las grandes bestias del campo financiero, y generar las alianzas y ocupar más campo geográfico con la marca de los Brescot.
Al paso de unos cuantos minutos, los jugadores que serán la pieza esencial en el tablero, llegan a la reunión, en este ambiente somos 3 mujeres, a diferencia de mí, ellas son las esposas de los inversores.
Recién han traído la champagne, estamos a punto de realizar un brindis para iniciar nuestro gran juego de palabras y persuasión, pero somos interrumpidos por la presencia de una mujer, por alguna extraña razón su aura es fuerte, extrapola tanto en una sola mirada qué casi podría jurar qué me mira fijamente, como si conociera más de lo que pudiese yo misma saber de mí.
—Buenos días señores, lamento la tardanza, estoy aquí en representación de los Cavaliers, será un honor intercambiar opiniones con ustedes—una sonrisa quisquillosa surge de su rostro que derrocha coquetería con inocencia.
Adán muestra un semblante neutral, pareciera que incluso es indiferente, a diferencia del resto, podría decir qué los hermanos Kligh, se han vislumbrado con su belleza. Su vestido Azul Rey le resalta incluso con su cabello rubio, y sus labios rojos carmesí. Que bueno que no he usado el vestido Azul, sería un tanto incomodo.
—¿No me saludará CEO Brescot?—Esta vez es una ceja levantada con la que le desafía.
—Por supuesto, Bienvenida, creo que ahora sí estamos completos.—Nuevamente su indiferencia en el tono de sus palabras se hace un tanto notoria.
¿A caso su presencia le molesta, o es por qué puede causar tensión con tan solo sonreír y mirar, es su belleza la que intimida?
El señor Margerieth es quién rompe el hielo, con un comentario de elogio.
—Con todo el respeto que mi esposa se merece, quiero brindar por la belleza de nuestras apreciables damas que hoy nos acompañan, siempre es bueno tener ideas empoderadas por mujeres eficientes y capaces.
¿Debería sentirme elogiada? o solo es un comentario al aire pero con un destinatario específico.
Me limito a pensar de más, pero justo a mitad de reunión, una llamada en mi celular es la qué me interrumpe, Adán insiste en que conteste, por lo qué después de disculparme, me levanto de la mesa, para atender la llamada.
El número es completamente, desconocido, pero junto al mismo, está la voz enigmática de una mujer, quién habla antes que yo, diciendo:
"Nadie tiene el control, cuando cerca estoy, y si de mí no quieres saber, un precio debes conocer, mucha coincidencia que uses algo azul, detesto tanto sus traumas con el azul, pero al final, todos estamos hechos de algún secreto, en especial Adán Brescot"
Mi vista inmediatamente se posa sobre la mujer que llegó al final, la misma que durante toda la conversación me transmitió un aura de qué me ha retado toda la mañana. Más luce tan inocente e incapaz que me hace dudar.
En un movimiento ligero ella cruza mirada conmigo, es una sonrisa con malevolidad la que me ofrece, para volverse hacia el rostro de los inversionistas. Pero es su semblante quién la delata.
Por mi cabeza solo se cruza una cuestión: "¿Quién demonios eres?"
Vuelvo a la mesa, guardo la serenidad, y nuestras miradas han estado en un constante duelo, afortunadamente los acuerdos han sido exitosos, prontamente todos comienzan a retirarse poco a poco, y finalmente estamos sobre la mesa, ella, Adán y yo, pero es una llamada de él quién nos hace quedar solas.
Su mirada filosa sobre la mía no deja de posarse, hasta qué decido ponerle fin.
—Disculpa el atrevimiento ¿Por qué no has mencionado tu nombre durante nuestra charla?
—No lo vi necesario Señorita Vincel, todos me conocen en este campo, creo que la qué es nueva aquí es usted.
Esto no era una coincidencia, ella conocía incluso mi apellido sin ni siquiera yo haberlo mencionado.
—Bueno, tal vez no soy ampliamente preparada en esta rama, pero algo qué es de sentido común es la presentación, me sentiré muy ofendida si usted conoce incluso mi apellido mientras qué lo único que yo sé de usted es qué es la secretaria de los Cavalier.
—Muy astuta de tu parte, pero será un honor presentarme—una sonrisa de lado surge en su rostro—Es un gusto Julieth Vincel, mi nombre es Lía West, y estaba ansiosa por conocerte.
Por más que intento, su nombre no me suena familiar, pero es justo cuando me extiende su mano para estrecharla con la mía cuando miro detalladamente la pequeña sortija que cuelga de su cuello, idéntica a la de Adán, es allí cuando siento como si el alma se me hubiese congelado, y es esa misma reacción la que me hace soltar su mano de inmediato.
—Ahora ya me conoces, y será un gusto estarnos viendo las caras. Lindo día.
He sentido recorrer por mi cuerpo su vibra tan desquiciada, ni siquiera puedo esperar más para enfrentar a Adán quién se acerca minutos después de terminar la llamada.
—¿Quién demonios es Lía West?—mi mirada solo puede expresar el disgusto que ahora mismo siento.
Noto la tensión de su rostro en cuanto le hablo de ella.
—No hay nada importante que contar de esa mujer.
—Si ese es el caso, ¿Por qué entonces ella trae la misma sortija qué tu guardas en tu pequeño escondite?
Esta vez su semblante da un cambio total, y puedo sentir como se hiela ante mi declaración.
—Te pido que no me cuestiones sobre eso, todo tiene una explicación pero no te la daré ahora.
—Entonces es cierto... Tienes muchos secretos, pero nunca hablas de ellos.
—¡Carajo! no estoy listo aún para que conozcas esta parte de mi vida Julieth, no tienes una maldita idea de lo duro que ha sido.—El baja su mirada y suelta su rabia como si aquello fuera caótico.
Siento que aquello me ha lastimado pero aún intento soportarlo.
—Adán...Todos estamos hechos de secretos y también de algunos recuerdos, pero si aún no lo sabes, el precio a pagar es que nos acompañaran siempre, pero me temo que lo tuyo no es solo un recuerdo del pasado, si no un presente que aún no has soltado.
No soy capaz de describir las emociones que internamente se desatan en mí como tormenta, pero si de algo tengo certeza es que no puedo estar con alguien que guarda una sortija, y me trae consigo a un lugar mientras me sugiere usar el mismo color que una mujer qué se supone ya está en el pasado.
Adán por su parte no refuta lo último que he dicho, así que su silencio es suficiente.
Salgo del lugar, él me sigue y solo insiste en que me quede, pero no soy capaz, por qué el abismo que me abate ahora, tal vez es mayor que el suyo, y mis secretos ahora yacen en manos de una desquiciada y obsesionada loca.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro