𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑋𝑋𝐼- ⭐¿𝑃𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑠𝑒𝑟 𝑡𝑢 𝑐𝑜𝑚𝑝𝑎𝑛̃𝑖́𝑎?⭐
Ciertamente tener una buena compañía puede ser placentero, y no exactamente por que pretendas estar con alguien en un sentido sexual, si no por que esta persona te transmite esa paz que has estado buscando por tanto tiempo.
Creo que deberíamos entender que las compañías reales no son solamente esas que salen contigo de viaje, o las que van a la fiesta y te ayudan a verte bien, en realidad hay compañías que son como una curita al alma.
Aquellas que llegan a tu vida para hacerte compañía aún cuando estás en un fango de frustración y de perdición.
No lo entendía de esta forma, hasta que conocí a mi pequeña Vangoh, la chica fría, madura y tenaz que era capaz de crear arte solo hablando, sonriendo, y haciendo una calida compañía, pero prohibida para mi.
"Ojalá puedas pintarme en tu vida y no solo en tus bocetos"
Capitulo 21
—Stella!!
—Ok, aquí fuimos ya—dije susurrando mientras arrugaba la frente esperando lo peor, me doy la vuelta y esperando ver a mi madre furiosa o quizá a Nora me encuentro con el rostro de Hanna. La verdad es que por un momento me había olvidado incluso del como había conocido a Tobías en un inicio, pero la razón si estaba vinculada a Hanna, pero no era a como pudiera parecer.
—¿Cómo te has atrevido?—ella reflejaba mucha ira en su semblante que incluso tenías sus manos empuñadas y el ceño rojo.
—Hanna, no es lo que parece, puedo explicarlo—contesté asustada, y no exactamente de ella, pero miedo a la situación y a que no sabía si en realidad había obrado bien o mal de mi parte.
—No necesito que me expliques nada, te besaste con Tobías, cuando sabías que me gusta, él y yo estuvimos saliendo y sabes, a penas hace unos cuantos días el muy imbécil dijo que el no estaría con ninguna chica por qué no las ama, y eras tan estúpida que te has dejado envolver por él, ¿enserio te sentiste bonita y suficiente para ser adecuada ante sus ojos? por favor Stella, no eres nada sin tu maldito dinero.
No podía reprocharle nada a Hanna, sabía que en parte era mi culpa, las cosas se habían dado de una manera tan extraña, y me dolía tanto ver esta parte de Hanna hacia mi, por qué a Hanna no solo la había conocido en ese campamento, a ella la conocía desde más tiempo por qué su padre trabaja para la revista de mi madre y son muy cercanos, en realidad el afecto que yo le tenía era sincero, y creía que el de ella también, no sé si ha dicho todo eso por la ira, pero a veces en un arranque de enojo nuestro subconsciente puede traicionarnos y decir lo que realmente siempre hemos sentido.
—¿Qué haces tú aquí?—dijo con gran molestia Tobías a Hanna.
—Ah, ya veo, al menos si tienes lengua para hablar, por qué me has estado evadiendo, después de la humillación, pero sabes algo, tú solo eres un imbécil reprimido y ahogado, dependiente de psicólogos y terapeutas—las palabras de Hanna eran firmes y al expresarlas se sentían tan quemantes que podía ver el semblante de inseguridad en Tobías a pesar de que el siempre se veía fuerte.
—Basta!!—exclamé interponiéndome entre ambos.
—Stella, estás cometiendo un grave, no uno no, dos graves errores—esta vez la voz de Hanna parecía quebrada y frustrada.
El ambiente se estaba tornando más tenso cuando muchos de los que estaban allí empezaron a murmurar y a interesarse en saber detalles, y justo en aquella noche que era tan fría y oscura las luces de relámpagos aparecieron en el cielo, la señal de que la tormenta se aproximaba estaba justo sobre nosotros, pero la tormenta interna sería peor.
—Así que te escudaste todo este tiempo detrás de la personalidad de amiga mientras envidiabas la vida de Stella, que hipócrita resultaste Hanna, por qué debo decir que también planeaste que la expusieran en el periódico por haber subido conmigo a ese globo, mientras qué a ti te pagaban por la nota y decías a los periodistas que estábamos en una relación para luego venir a este lugar y hacerla sentir mal por lo ocurrido, mientras que por el frente la llamabas mejor amiga—Cuando Tobías decía aquello mi corazón se encogía, y muchos pensamientos de decepción invadieron mi mente, aunque quizá tampoco me quedaba muy bien el papel de victima, pues en parte había actuado mal.
—Eres un imbécil, pero sabes qué puede que yo igual sea una mala amiga, si, no lo voy a negar, nunca me has caído bien Stella, de hecho sabes por qué te humillaron en tu cena a la cuál fuiste con tanta ilusión, por que yo misma me encargué de que pasaras un mal momento.
—¿Qué? eres una desgraciada—Aquello provino de labios de Abril, que al parecer nunca se marchó y estuvo esperando allí.—¿Cómo pudiste hacerle esto a Stella? ella que tantos favores te hizo—Exclamó con enojo.
Tantas noticias, y altibajos en un mismo lugar parecían hasta premeditados, pero en realidad así es la vida, cuando menos te lo esperas y de quien menos lo crees que sea posible es el que primero te apuñala.
—Lo mejor es que te largues ahora mismo y nunca más vuelvas a buscar a Stella—esta vez el tono de Tobías estaba al borde de la ira, se veía muy molesto que incluso sentía miedo de que el no pudiera tener control de sus impulsos.
—Si, si resulté ser mala amiga Hanna, pero creo que tú resultaste ser aún peor que yo—dije con tristeza, mientras contenía las ganas de llorar y le miraba firme.
—No existe un mundo color rosas, no hay felices para siempre, y si, siempre envidie que fueras la consentida, la niña llena de lujos, la que acaparaba la atención de todos, pero sabes algo, hoy me doy cuenta que tu vida es más miserable que la mía.
Siempre había sido prudente, incluso en momentos como estos, pero en realidad no sé de donde provino la fuerza que me ayudó a levantar el rostro y darle una bofetada a Hanna.
—Vete ya Hanna, eres una decepción—resonó Abril.
—Al fin sacaste las uñas Estrellita—una risa se formó en su boca en forma de burla—Te voy a dar mi bendición por los caso 10 años de amistad—agregó Hanna mientras se reponía de la bofetada que le había dado, se acercó a Tobías con una sonrisa desquiciada y los ojos llorosos—Él es perfecto para cualquier chica Stella, pero tiene un defecto, yo sé que ahorita probablemente te bajó la luna y las estrellas, pero...no es lo que el parece ser.
—Basta!—contestó furioso Tobías frunciendo el ceño mientras la miraba
—¿Qué pasa Tob, tienes miedo de que sepan cuales son tus fobias?—ella comenzó a reírse para luego mirarme.—Stella, si las feas tienen algún poder especial, espero saber si pueden lidiar con los fantasmas del corazón de Tobías.
En realidad yo no comprendía lo que ella decía pues incluso parecía sentirse frustrada cuando lo mencionaba, como si fuera un suceso tormentoso.
—Si tu propósito es seguir aquí causando más problemas hazlo sola, nosotros nos vamos—Tobías me tomó de la mano para irnos del sitio, aunque en verdad tenía gran curiosidad de saber a que se refería Hanna, pero no tuve tiempo, Abril salió junto con nosotros de aquel lugar para entrar a la camioneta de él.
Durante el camino a casa el silencio se apoderó entre nosotros, Tobías no apartó ni un segundo la mirada del frente, Abril solo venía pensativa en la parte trasera mientras recargaba su cabeza en el cristal de la ventana del auto, por mi parte mis manos se quedaron aferradas al cinturón de seguridad, justo frente a mi pecho sin decir palabra alguna, mi mente solo divagaba en todo lo sucedido, parecía estar predestinada a finales como estos, mis noches de cenicienta eran puntuales, nunca finalizaban con un final feliz.
"Obstinada vida mía que te empeñas en darme giros inesperados, cuando aún soy novato"-Gab's
12:15 AM Inglaterra, Noches de Café-Bar Karaoke- Ingnauración.
Adán
Y si...aquí estoy nuevamente, en un nuevo bar, sentado en una de las mesas más lejanas, mientras observo el bullicio de la gente aglomerada, las luces parpadeantes, las parejas que bailan, los que se sientan en la barra para ahogar sus penas mientras esperan sus bebidas, el dueño del local decidido a derrochar por qué es un día especial, y nada más importa que el que todos conozcan su nuevo emprendimiento, luego estamos los clientes fantasmas, los que fuimos invitados por ser una personalidad importante en la sociedad, a pesar de que solo es un título que nos hemos ganado por herencia, y venimos para "socializar".
Pero sabemos que eso no es real, al menos no en mi caso, arrastro muchas cargas que me pesan, y la realidad es que acudo a estos lugares por que dicen que las penas se van con un buen vino, pero mi abuelo está en contra de esa opinión y un día de estos puede internarme en un psiquiatra si no dejo este tonto vicio desenfrenado.
Sé que me estoy perdiendo y no soy lo que solía ser, incluso beber una botella no es suficiente para hacerme olvidar, aunque no es algo que suela hacer, en realidad mi debilidad son 2 copas de vino al día, aunque si a sido un día muy malo, pierdo la cuenta de cuantas me tomo.
Si, hoy fue un mal día, más no son mis intenciones tomar, ya que no hay nada que un buen café no pueda solucionar, el viejo está dormido a esta hora para investigarme si estoy o no en casa, estar en un bar no necesariamente es para tomar, mis abuelos exageran.
Y en realidad no es que quieran internarme por tomar, más bien es por qué soy el joven millonario del año que está hundido en problemas de salud mental, y creo que eso es más jodido que ser un adicto al vino, por qué a parte padezco insomnio y llevo dos años sin poder conciliar el sueño, estoy propenso a una gastritis muy severa y mis abuelos organizan citas a ciegas para mi en las cuales siempre termino bateando a todos mis partidos.
Muchos los juzgan, pero la realidad es que mis abuelos creen que sentaré cabeza y olvidaré todo mi pasado el día que me case y vuelva a sentir ese amor que algún día tuve en mis manos, pero se esfumó de la misma manera espontanea en la que llegó.
Yo creo que nunca podré enamorarme de nuevo, o al menos no ahora, a veces siento que ni yo mismo me amo lo suficiente, que incluso me dejo dar palizas por mis propias enfermedades.
Pero si algo es cierto, es que desde que conocí a la señorita Julieth, ella pareciera ser un ángel que vino a socorrerme en el momento más preciso, pero...en realidad no estoy listo para destruirla, por qué es lo único que sé hacer con los que hay a mi alrededor.
—Hey hermano, que bueno verte aquí, te ves muy bien—dijo Dereck palmeando mi hombro con una gran sonrisa, mientras que en su mano izquierda sostenía una bebida.
—Dereck, que bueno verte bro!—dije con una sonrisa fingida, seguido de que Dereck se acercara a mi, mi antiguo grupo de amigos con el que convivía se acercaron a nuestra mesa. Entre ellos estaba Andrés, el primo de Isabella.
—Es bueno verte Adán, te vez mejor que la última vez—acotó Dereck rascándose el cuello.
—Bueno, supongo que es efecto de la vida adulta.—dije disimulando mi ansiedad de que en realidad ya no me era tan normal estar rodeado de mis ex amigos de fiestas, pues sentía que ante sus ojos solo era un vulnerable chico rico que fue dejado por quien juraba que sería su "Para siempre" pero ya saben, no todos tuvieron un Feliz para siempre. incluso los villanos conocen esas frustrantes versiones.
—Me alegra verte, hacía un buen que no te veíamos por estos lugares—agregó Andrés.
—Bueno, ya saben, manejo dos empresas, y lidiar con ellas no es facil, por lo que me tuve que limitar.
—Así que Adán se volvió un chico responsable—dijo en sarcasmo William otro de mis viejos amigos.
—La vida de las personas visionarias es así hermano—contesté con una leve sonrisa de lado
—¿Todo bien?—Cuestionó Dereck directamente.
—¿Por qué no habría de estarlo?
—Sabemos que estás en recuperación psicológica después de lo sucedido...
—Wow, es sorprendente que ustedes sepan más de mi vida que yo mismo—contesté con molestia al comentario que había hecho William.
—Oye hermano no fue mi intención es solo que, realmente nos preocupas, sabemos que te has aislado mucho, en verdad extrañamos a tu antiguo Adán.
—¿Así? bueno en realidad si, si llego al psicologo, por qué el estrés de la empresa me ha provocado insomnio y no puedo conciliar el sueño.—mi molestia se dejaba notar demasiado, que incluso me he tomado de golpe un shot.
—Lamento de verdad lo que mi prima te hizo, ella en realidad...—antes de que Andrés pudiera decir algo más lo interrumpí.
—Mira Andrés, en verdad Isabela ya no es tema de conversación para mi, de verdad, así que si no les molesta, me gustaría que me dejaran solo—solté un suspiro y los miré.
—Adán no te cierres nuevamente, en verdad queremos ayudarte—replicó Dereck.
—Ok, señores, fue un placer verles, pero necesito mover mis pies de aquí por qué mi doctor me dijo que también sufro de calambres frecuentes por estrés—dije con una cara de pocos amigos y burla, para enseguida levantarme de aquel sofá.
Decidí mezclarme entre las personas que estaban allí bailando para pasar desapercibido ante ellos, segundos después llegué hasta la barra y me senté en uno de los bancos.
—Un whiskie por favor—ordené con mi rostro en dirección a la pantalla de mi celular donde estaba viendo algunas publicaciones de amigos en instagram.
—¿Alguno en especial, o prefiere el que la casa está ofreciendo hoy?—cuestionó la chica a la cuál no había visto al rostro de no ser por qué aquella voz me era familiar de alguna parte, levanto mi cara y en seguida direcciono mis ojos a la chica y me encuentro con la gran sorpresa de la noche.
—¿Adán?—exclamó ella con un semblante de asombro pero a su vez como si verme le hiciera feliz o quizá solo era imaginación y conjetura mía.
—¿Julieth? ¿Qué haces aquí?—pregunté muy confundido, ya que ella traía puesto el uniforme de una bartender, pero no podía creer que ella fuese algo así.
—Trabajo Señor Brescott—contestó muy tranquila y con una mirada muy atractiva.
—Creí que tu trabajo era ser una artista de día y noche.
—Adán que mente tan pequeña, me esperaba eso de todos menos de ti.—negó con la cabeza mientras limpiaba una de las copas de cristal con mucho cuidado.
—Bueno, es que en realidad no esperaba verte en un lugar de este tipo y siendo la bartender, pero está bien, no juzgaré más.
—En realidad la Bartender es mi amiga, ella está en su casa cuidando a su hijo que se a enfermado así que me he ofrecido a reemplazarla para que no le descontaran dinero y también conservara su trabajo.
—Oh, comprendo—dije algo nervioso pero disimulaba.
—y... dime Brescot, ¿Que haces tú aquí?—preguntó con mucha intriga y levantando una de sus cejas que era bien formadas.
—He venido a distraerme un poco, el dueño del bar es amigo mío, ah por cierto, sirveme lo que tú quieras.
—Vale—contestó para luego decir—¿Te has distraído ya lo suficiente?
—En realidad no, pero es bueno estar fuera de casa un rato
Mientras ella preparaba la bebida me pasó una hoja y un lapiz, era muy extraña realmente.
—Dibuja algo—ordenó ella con una sonrisa.
—¿Qué?—cuestioné muy desconcertado ante lo que me pedía.—Oye yo...yo no sé dibujar, soy un asco.
—Está bien, solo dibuja lo que sea, no te he pedido que hagas un retrato.
—No, no lo haré, es muy difícil, no es mi don.
—Entonces...—Levantó una taza de café la cual puso frente a mi—Tome esto, y yo dibujaré por usted.
—¿Café? es enserio que me has dado café, ¿Es una broma?
—El bar se abrió a las 6:00 esta tarde, y de los caso 800 clientes que hemos recibido, ninguno ordenó café, entonces que sentido tiene que el lugar se llame "Noches de Café" si nadie consume uno.
Si, allí está, una vez más con ese jugueteo encantador de palabras, con su hechizo de frases tan sabías que solo puedo quedarme pasmado mientras la veo hablar, como si de su boca saliera arte.
—Entonces...aprovechas la oportunidad de vender un café conmigo—dije antes de darle el primer sorbo.
—Así es, además usted no es un buen bebedor, y podría dañar su imagen—aquello lo dijo casi en un susurro, mientras dibujaba detrás de la barra.
—¿Qué estás dibujando ahora?—pregunté con curiosidad.
—Pronto lo verás, ahora disfruta de tu café, y cuéntame algo interesante, prohibido hablar de negocios.
Cuando ella dijo eso, no pude evitar que una sonrisa se me escapara.
—Ok... eh, pues, no sé, en realidad no me pasan cosas muy interesantes, no me dicen Juliet la chica que está en todas partes.
Ella inmediatamente sonrió mientras encogió levemente sus hombros para luego mirarme, con aquella mirada que en realidad era muy encantadora.
—Pues parece ser que frecuentamos lugares en común, que extraño no haberle visto antes, bueno solo la vida sabe en que momento acomoda cada uno de los sucesos que acontecen.
—La verdad Señorita Juliet para mi, usted es como un ser especial que se aparece en los momentos oportunos, sé que a sido grosero de mi parte...
—Ok, no necesitas decir más—interrumpió ella mirándome—toma—me pasó la hoja nuevamente con un dibujo, era un papalote sujetado de un chico en un campo.
—Ju...—sí, en ese momento, me quedé pasmado al ver el dibujo, en realidad no era un dibujo muy profesional como lo que ella solía hacer por lo visto en sus anteriores obras en la galería pero era algo que no recordaba haberle contado a nadie...al menos qué....—Julieth, ¿de donde has sacado esto?
Ella sonrió y bajó la mirada
—Adán, todos de niños tuvimos alguna pasión, y está bien realizarlas algún día, nunca es tarde para seguir nuestros sueños y darnos una nueva oportunidad de vida, no necesitas huir todo el tiempo, mejor sigue un lindo papalote que te lleve a campos mágicos.
—¿Quién te dijo esto?—pregunté insistente mientras fruncía el ceño.
—Veo que lo has olvidado, está bien Adán—suspiré— tu secreto está a salvo conmigo—dijo por último y tomó una bandeja de bebidas para llevarlas a una mesa.
En verdad trataba de hacer memoria pero parecía que mis neuronas habían dejado de funcionar, hasta que de pronto un recuerdo muy vago vino a mi mente, era justo aquella noche de los globos, la noche en que lloré e hice mi espectáculo pero la cual olvidé por el efecto del alcohol.
Flashback.
—Hey Julieth Vangoh, ven acá—dije con rostro gruño y voz mandona.
—Adán, tienes que quedarte aquí, debo irme a mi habitación, te excediste de alcohol—susurró Julieth.
—No, tú no te vas a ir, hasta que me escuches—me levanté de la cama y me puse en la puerta para impedir que se fuera, mientras ella se reía de mi—hey, prohibido reírse ¿ok?— decía con una voz muy idiota, si, en efecto, estaba borracho.
—Ok, ven aquí siéntate y hablemos.
—No, no vamos a sentarnos, vamos a llorar, hay que llorar juntos—comencé a reírme mientras abría una botella de champagne
—Adán, ya has tomado mucho, vuelve acá.
—Sh, no hable, es usted muy mandona señorita Vangoh.
—¿Vangoh? ¿y ahora, resulta que soy nieta de un pintor?
—No, de nadie, usted es mi Vangoh, solo mío, ¿ok?
Ella se reía de mi, y solo negaba con la cabeza y trataba de hacerme ir a la cama, aunque el estado en el que yo estaba era totalmente un asco.
—Adán, necesitas calmarte e ir a la cama.
—No, yo no iré, estoy mal, por qué sabes algo, el 25 será mi cumpleaños, y ella no estará—dije mientras empezaba a llorar como un niño de 5 años.
—Ay Adán, en realidad estás muy ebrio necesitas dormir, y mañana seguro que te arrepientes de todo esto.
—No!!, Julieth tú tienes que volar papalotes conmigo ¿ok? ¿si irás verdad?
—¿Papalotes? Adán ya ven a dormir, estás muy mal, ya no somos niños
—Iremos a volar papalotes, por qué mi madre, ella mi madre—comencé a quejarme nuevamente mientras me sentaba en el suelo—ella me ha dicho—Adán, no vas a jugar, pero mamá, no! sh, no vas a jugar con ellos, pero madre y el papalote, no es juego de niños, ella, es un ogro, no, un monstruo—saqué la lengua y me desmayé de sueño.
Fin del Flashback.
"Ay no, ¿yo hice ese show? Dios, como ha sido esto posible"—me auto cuestionaba mentalmente pero en realidad lo único que quería era borrar aquello de la mente de Julieth, en realidad fui un idiota la otra noche, yo solo venía a disculparme por lo del globo y resulta que el idiota de Tobías no me a dicho esto.
Ahora tiene sentido el dibujo, en realidad no pensé que se tomara las cosas muy enserio, pero por lo visto si, por puro impulso le doy la vuelta a la hoja y me encuentro con algo escrito:
¿Puedo ser tu compañía el 25?
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Saludos mis bellas estrellas, espero disfruten este capítulo, no olviden votar y ayudarme comentando que tal les a parecido este capitulo :3
¿Se esperaban eso de Hanna?
¿Que shippeo les gusta más el de Stella y Tobías o el de Julieth y Adán?
❤#Juldan o #stebias❤
Los estaré leyendo❤
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