𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑋 - ⭐𝐸𝑙 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜́𝑛 𝑙𝑎𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜⭐
La tarde había caído sobre la ciudad de Oxford, mi vuelo salía en media hora, Nora había empacado todo lo necesario para mi estancia en el lugar, incluso aquel atuendo que era un regalo misterioso.
Ir a Bristol me emocionaba, sin embargo, no había cosa en el mundo que odiara más que a mis padres dejándome plantada.
Lo hicieron de nuevo, llegaran tarde.
Cuando mi madre mencionó el viaje creí que en parte serían vacaciones familiares pero la realidad era otra, ellos de hecho estaban sumamente interesados en qué continuara el linaje de la empresa Bowen, pero en mis planes no se encontraba ese objetivo.
Yo quería mucho a mi madre, pero a su vez juraba cada día de mi existencia en no convertirme en lo que ella era, una mujer adicta al trabajo, un día era la mujer más encantadora del mundo y al otro la podías encontrar una muy alterada con miles de pendientes de la empresa.
Por otro lado, mi padre era un amor conmigo y hasta cierto punto me consentía más que ella, de pronto sentía que me comprendía, pero al darse la vuelta me mantenía vigilada las veinticuatro horas del día, y no exactamente él.
La inseguridad que sentían en dejarme sola en parte era consecuencia de que en anteriores ocasiones habíamos sido amenazados y tal hecho generaba cierta preocupación.
Era la misma rutina, mi madre en su pequeña sala de estar con el teléfono pegado al oído mientras anotaba en su agenda, reuniones y citas con clientes.
Mi padre en su oficina revisando expedientes, charlando y dando asesorías a cada una de las personas que venían a su despacho. En tercer plano me encontraba yo... la hija de los empresarios, la que siempre estaba perdida en sus asuntos académicos, ellos casi siempre estaban irritados y agobiados que lo que menos quería ser era una carga más.
El problema era que tanta ausencia en casa me deprimía, ¿qué puede tener de emocionante un viaje si irás sola? Casi podía verlo venir, lo más seguro era que yo terminaría dando la cara en el círculo de los inversionistas asesorada por Katy, la asistente personal de mi padre.
Aunque no había tantas opciones, era eso o ir a la escuela, y cómo prefería evitar el acoso de mis compañeros optaba por envolverme en los negocios, aunque no tuviera ningún interés en ellos.
Justo ahora era cuando necesitaba a Nora, un sentimiento egoísta de mi parte, ya había arreglado todo para que tuviera una salida con Robert, no podía arruinar la ocasión.
Además al final del día estar mayormente sola era normal, lo único que me atemorizaba era no cumplir de manera exacta las tareas que seguramente Katy me asignaría. Socializar con los hijos de los inversionistas, iba de ley entre mis actividades, sobre todo porque creían que abriría puertas nuevas para continuar con el legado. Hacer una actuación de diez con el violín, era otra de las cosas que debía hacer. Mantenerme sonriente y elegante para las fotos de los periodistas que habría en el lugar, incluso debía cuidar mi manera de comer...
¿Quién carajos soy? ¿Una tipa que aparenta una vida refinada ante cámaras y come pollo frito con los dedos oculta en su habitación? Sí, esa soy yo, dos vidas a la vez.
Prontamente Nora terminó de hacer la maleta, y me tendió en la cama la ropa que llevaría puesta. Era una bonita gabardina estilo militar color azul marino, los puños eran rectos y con doble abotonadura, tenía pequeños detalles rojos que lo hacían especial y elegante. Nora había dejado un jersey de cuello alto blanco y una falda de cintura alta del mismo color que el saco. También había unas medias lisas negras y un bolso tipo maletín de mano que era de charol. Era un atuendo muy formal y elegante, justo lo que ocupaba para aparentar una mayor edad.
Una vez que me puse el conjunto tomé mis botas de gamuza negras que eran altas, metí en mi bolso documentos importantes, mis auriculares inalámbricos, y otras cosillas de utilidad. Tomé el maletín donde llevaba mi violín y lo colgué a mi hombro, guardé de último momento un sombrerito blanco junto con unas gafas de sol y mi protector solar.
Llegandoal aeropuerto he presentado mi documentación, la cual estaba en orden, sinproblemas. Me despedí de Nora y también le devolví el dinero que le habíapedido prestado a Dante
Cuando ya estoy en la fila recuerdo la cita que he arreglado para Nora así que regreso rápido para abrazarla y decirle al oído: "No te niegues a nada de lo que en este fin de semana pueda sucederte, te quiero mucho mi bella Nora".
Después de ello me volví a la formación corriendo pues ya algunos pasajeros estaban abordando el avión. Katy iba conmigo, no me sentía tan insegura al tenerla a mi lado, aunque sentía algo de estrés.
En una hora exacta llegamos a Bristol, un auto de renta nos recogió en el lugar, el chofer amablemente se encargó de nuestro equipaje, y llegamos al gran hotel de Marriot Royal, me llamaba la atención la arquitectura de este, era un estilo tan elitista y en cierta forma le encontraba mucho de mi esencia. Cuando entrabas una bella música de fondo te recibía, y para mi suerte tenían la de Its bee long, long time, amaba esa música, era de mis favoritas. En un momento sentí el aroma del pan recién horneado que salía por uno de los pasillos que conducían al restaurante del hotel.
Me he acercado a la recepción, para completar el registro de las habitaciones ya reservadas, Katy se ha adelantado para reunirse con uno de los jefes del proyecto por el cuál estábamos en dicho lugar.
―Hola buenas tardes―saludé a la señorita que se encargaba de los registros y previas reservas.
―Hola señorita, feliz tarde. ¿Tiene reservación previa o desea hacer alguna?―contesto de manera amable.
―Oh... tengo ya una reservación.
―Estupendo, necesito me proporcione sus datos.
―Claro―contesté rápidamente.
De pronto un joven como de unos veinte años se ha acercado a la otra chica que se encontraba en recepción. Él desprende un aura muy resaltante, y debo admitir que la fragancia que trae puesta es un aroma agradable, aunque para alguien como yo que es alérgica a lo mínimo, me desató un ataque de estornudos.
―Salud niña―ha contestado él.
«¿Niña? Ubicas que puedo tener casi tu misma edad, por favor...».
―¿Cuál es su nombre? ―ha preguntado la recepcionista
―Stella Bowen Kent―contesté.
―¿Ciudad y número de celular?
―Oxford, mi número es 1865098765.
―Lo tengo, Es una reservación de tres habitaciones, una matrimonial en la habitación 300 y dos habitaciones individuales en el ala Vip con número 354 y 356.
Cuando la chica mencionó aquella información su amiga que se encontraba dándole la información al joven que había llegado segundos después de mí, se sorprendió al escuchar el número de habitaciones y dijo:
―Lissa, ¿has mencionado la habitación 354 Vip? No es posible eso.
―Si Miranda, es lo que he dicho, de hecho, aquí en el sistema está el registro, mira.―La acercó para que vea la información del registro.
Mientras ellas dialogaban sobre el registro duplicado, el chico y yo solo cruzábamos algunas miradas. Se me hacía muy apuesto, y de hecho puedo decir que es muy sonriente ya que no sé si solo ha sido un efecto de nervios, pero ha sonreído mucho cada que me mira.
―Así que de Oxford...―dijo el mientras metía sus manos en los bolsillos de su pantalón.
―Sí... ¿Usted también? ―hablé tímida.
―Oh, sí... y oye solo tengo veintitrés años, no soy tan viejo.―Mostró una leve sonrisa y sus mejillas se sonrojaron―. Puedes decirme Adán, ¿cuántos años tienes tú?
―Diecinueve―contesté, y sí, era mentira, pero después de todo, solo era un desconocido y en realidad solo faltaba un día para mi cumpleaños diecisiete.
―Oh vaya, te ves con un rostro incluso de veintiuno―dijo él.
No supe si sentirme halagada u ofendida.
―Caramba, el ácido hialuronico ya no me es efectivo―contesté y seguido de eso él se rió, era encantador mientras lo hacía.
―¿Y estás de vacaciones aquí?
Estaba a punto de inventar algo cuando Katy llegó de repente con uno de los inversionistas.
―Stella, mira, es el Sr. Nicolás Rowgling, con quien tendremos el evento el día de hoy―presentó Katy sonriente, mientras el Sr. Nicolás de manera amable y caballerosa me saludó estrechándome la mano.
—Mucho gusto Sr. Nicolás, he escuchado mucho de usted.
―Por favor, el gusto es mío, tuve el placer de escuchar tu presentación en Europa hace un año, y mi hijo quedó fascinado con la interpretación que hiciste. Tienes una manera muy limpia y elegante de tocar el violin.
―Muchas gracias, no me considero aun una estupenda violinista, pero lo hago con mucha entrega y trato de hacer lo mejor en mis presentaciones.
Antes de que el señor Nicolás pudiera decirme algo más ha mirado detenidamente al joven de hace un momento y ha sonreído.
—¿Adán, eres tú?—le preguntó.
―Señor Rowgling, que placer verle.
Parecían conocerse muy bien. ¿Acaso Adán era su hijo?, ¿su sobrino quizá...?
―Muchacho ¿por qué no me has visitado? Si no organizamos este evento no te dignas a verme―señalo molesto el Sr.
―Disculpe, la verdad que después de...la muerte de mi abuelo, me he ocupado casi de todo y la verdad es que apenas he podido hacer un espacio, pero estoy muy contento de verlo de nuevo.
―¿Dónde está ese muchacho tan reservado? ¿Ha venido contigo?
―Sí, pero ha ido a una tienda, cercana, pronto estará aquí.
Después de la breve charla consideró que era momento de dejarnos.
―Chicos nos vemos en una hora―dijo mientras veía su reloj―. Stella por favor deléitanos con ese don tuyo que tienes para tocar el piano y violin mientras que yo le he respondido asintiendo con mi cabeza.
―¿Así que eres hija de uno de los inversionistas? ―indagó Adán cuando el otro hombre ya no estuvo.
Pero antes de poder contestar, Katy terminó los arreglos de la habitación y dijo:
―Vamos Stella, estamos sobre el tiempo, El señor Mark está pidiéndome informes y tenemos varias cosas que hacer.
Solo pude decirle "adiós" con mi mano y he ido junto a Katy casi corriendo.
ADÁN.
Así que Mark... claro, ella debe ser la hija del gran inversionista, de otro modo el Sr. Nicolás no hubiera elogiado tanto a la chica, es día de suerte.
De pronto Tobías llegó, la señorita nos ha asignado nuevas habitaciones en la misma ala donde estaría Stella. No podía negar que era una chica sumamente bella, tenía elegancia y una chispa de frescura en su rostro. Si no hubiese sido por aquella chica que entró momentos atrás con un aura tan triunfal por la gran puerta de arco al hotel, quizá... incluso me hubiera sentido fascinado por Stella, pero nadie sabe en qué momento alguien te pondrá en duda la cabeza.
La chica aquella que vi en el principio, era una joven no tan alta, quizá llegaba al 1.60. Era delgada pero sin exagerar, entró portando unas gafas con mucha onda y un vestido rojo que le quedaba perfecto a su tono de piel. Su corte de cabello era poco común y casi nunca había visto que ese estilo le asentara a todas. Cuando bajó sus gafas pude descubrir aquella mirada profunda. En efecto, no había mejor palabra para definir su persona, era una mujer sofisticada y llameante.
¿Por qué carajos estaba tan distraido? No podía permitirlo, estaba aquí por negocios, no para dejarme tentar...
―¿En qué piensas tanto?
Una voz conocida me sacó de mi letargo.
―Tobías... en la menor cosa. Tenemos un pequeño cambio con las habitaciones, pero seguimos en un piso Vip.
El gesto inquisitivo de Tobías parecía mostrar lo mucho que dudaba de mi respuesta.
―Te has quedado un rato ido... ¿Todo bien?
―Sí, todo está perfecto.
―Esa mirada...―empezó a decir—, la he visto pocas veces en ti.
—¿Ah sí? Te aseguro que no es nada de lo que te imaginas.—Busqué una forma de cambiar el tema rápidamente—. Tengo noticias.
―¿De verdad? ¿Y sobre qué?
―Ya conocí a la hija del Sr. Mark, tú te vas a encargar de ella.
―¿Dónde la viste?
―Fue más sencillo de lo que yo esperaba, la encontré justo cuando culminaba el registro de habitaciones y resulta que, a ambos nos habían dado la misma habitación... ¿Qué loco no?
―Bien, entonces... vamos a transformarnos, tenemos negocios que arreglar.
STELLA.
Entré a la Habitación y Katy a la suya, me tumbé en la cama mientras cerraba los ojos, sabía que solo tenía una hora, estaba tan casada que tenía flojera incluso de bañarme y arreglar mi cabello. Justo ahora me daba cuenta del terrible mal que tenía al no tener a Nora conmigo, y saber eso me hacía sentir algo incompetente.
«Ok, vamos a concentrarnos y arreglemos este desastre».
Di un suspiro y me levanté de un tirón, necesitaba subirme el ánimo. Abrí mi maleta y saqué mi pequeña bocina shower, la vinculo a mi celular y pongo la canción de Night Drive de Ari Lennox para tenerla una hora completa, amaba esa canción.
Entré al baño y abrí la regadera, el agua era muy fría, pero no era algo que me molestara, a pesar de que el hotel contaba con todo lo básico de higiene personal, yo siempre llevaba conmigo un shampoo de miel.
Mi cabello era una de las cosas que más cuidaba, nunca había usado otro, me masajeaba el cabello con las yemas de mis dedos mientras el agua de la regadera caía sobre mí. Solía tardar mucho en la ducha pero esta vez no me podía dar ese lujo ya que el evento iba a comenzar muy puntual, seguramente los que no iban a estar a la hora dicha iban a ser mis padres, así que alguien tenía que dar la cara por ellos.
Terminé pronto la ducha y enseguida me puse las pantuflas rosadas de oso. Sí, muy infantil de mi parte, ¿verdad?, pero me disculparán, así soy yo.
Mientras seguía en mi bata de baño y ropa interior, abrí el cierre de la funda porta vestidos, allí venía la obra maestra de la Sra. Azul Traynor. Un vestido muy elegante, asatinado color rojo y corrugado con un escote cuadrado que le daba un toque sexy, pero a su vez este no era tan pronunciado, era ajustado al cuerpo lo cual le hacía remarcar muy bien su silueta, las mangas eran tipo obispo, el largo era por debajo de la rodilla.
Ni siquiera me atrevía a ponérmelo, era muy diferente a lo que yo había usado, y para mi desgracia no había otro atuendo el cual pudiera usar para la ocasión, ya que lo que había en la maleta era informal. Suspiré mientras lo veía, era casi un desafío para mí, evidentemente mi madre quería darme un cambio y lo estaba logrando.
Me di la vuelta y abrí mi cofre plateado donde venía todo mi material de maquillaje, conecté la tenaza y comencé a realizarme unas ondas, las dejé sujetas con horquillas mientras me maquillaba. Yo era inútil para el maquillaje, pero justo cuando estaba por solamente ponerme polvo para disimular y un gloss, ha tocado alguien a mi puerta.
―Un momento―contesté, y rápidamente tomé un short de mezclilla y me he puesto una sudadera negra que me queda muy grande, después de ello me aproximo a la puerta para abrirla.
―¡Stella!, ¿no estás lista aun?
―Katy pasa, ayúdame por favor.
―Stella faltan veinte minutos y no estás ni maquillada.
―Creo que no usaré maquillaje, soy un desastre no he aprendido a hacerlo―me resigné frustrada.
―Oye... ¿Cómo es qué pareces tan inexperta en esmerarte por resaltar tu belleza y hay dos enormes cuadros de ti en la gran sala de exposiciones?
Cuando Katy ha dicho aquello me he quedado estupefacta, lo único que he hecho es tragar saliva.
―¿Cuadros... de qué me estás hablando?
Sacó su celular del pequeño bolso que usa y me mostró una foto donde hay muchas obras artísticas y justo en medio han colocado el cuadro que Julieth ha pintado de mí.
―Debo admitir que te ves preciosa.
—No es posible...Julieth está también en este evento...―susurré.
― ¿Has dicho algo?
―No puedo bajar así, voy arruinar la obra de Julieth, mírame, yo solo soy... no soy nada de lo que ella ha pintado. Me veo fatal, todo ha sido obra de ella, pero en la vida real no soy así.
―Tonterías, claro que lo eres, lo que pasa qué no muestras esa belleza con confianza, a ver, voy a darte una ayudad, trae acá todo eso―señaló el cofre de maquillaje junto con otros utensilios.
Parecía una profesional en el asunto de la belleza, que en un tiempo de quince minutos hizo maravillas en mi rostro. Cada vez que alguien me arreglaba de esta manera me sentía como la cenicienta, encantada y soñada. Sentía que solo así era capaz de brillar mejor, aunque la magia al día siguiente desapareciera.
Me ayudó con el vestido, me puse unas zapatillas plateadas de brazalete muy elegantes, eran de tacón alto y me estilizaban muy bien. Por último se ha ayudado de la secadora de cabello para fijar mis ondas en temperatura caliente, fijándolo luego con un aerosol de cabello.
Cuando me vi finalmente en el espejo, quedé totalmente sorprendida del trabajo que había hecho Katy.
―Wow...pocas veces me veo así.
―En realidad solo he puesto un labial rojo que se acomoda bien por tu tono de piel, un buen delineado, polvo, rubor y sombras. Simples decoraciones, porque en realidad eres muy linda. Quizá necesitas soltarte más, dejar esas expresión frágil de siempre, la misma coleta alta... lucir tus atuendos y caminar con confianza ante tus amigos y enemigos, el mundo nunca se conforma cielo.
Tenía razón, pero buscaba encontrar algo con lo que yo me quisiera conformar.
―Gracias en verdad...―sonreí.
―Te espero abajo, llevaré tu violín de una vez. Y... por cierto, ¿tocarás primero el piano o el violín?
― ¿No hay un maestro que pueda acompañarme con el piano?
―Ay, creo que no... por ello pregunto porque hasta donde sé lo han preparado para ti más no veo nadie más en el programa―decía mientras le daba un vistazo al programa en su agenda.
―No podré interpretar Sarabande, ni Hauster Adagio, la que mi padre me ha indicado, necesito a alguien en el piano.
―No te estreses, yo lo arreglo, ahora por favor apúrate y baja pronto, tus padres ya habían tomado el vuelo, fue lo que me escribió tu madre por mensaje.
―Seguro.
Terminé de ponerme perfume y suspiré profundo mientras mi pecho se elevaba, las manos me estaban sudando de nervios. Tomé un pequeño bolso plateado que hacía juego con mis zapatillas y metí allí mi inhalador, debía llevarlo siempre conmigo.
Mientras caminaba a mi destino me decía: «Tranquila Stella... todo va a salir bien».
"Cada ser, es cómo un sol, desde que aprendemos a desarrollar cada una de nuestras habilidades y talentos nos convertimos en un sol lleno de destellos, pero a veces, las tormentas llegan y los miedos se quedan arraigados a nuestro ser, tenemos miedo de dejar al descubierto la esencia mágica que se oculta en nuestra alma, somos soles brillando tras el enorme velo de cada uno de nuestros miedos"
-Gab's
¿Ya tienen frases Favoritas de Veleros y estrellas?
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