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𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝐼𝐼𝐼- ⭐𝐿𝑎𝑠 𝑠𝑜𝑚𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝐴𝑙𝑚𝑎.⭐

"Mis más temidos miedos, se transformaron en las sombras, que agobían día y noche, mi alma"

Tobías.

Los destellos de luz que provienen del radiante sol, logran filtrarse por las persianas de mi habitación, forjandome a despertar, aún mis ojos aguardan gran pesadez.

El televisor de la habitación de mi madre, puede escucharse con claridad, y como siempre, lo ha puesto en el noticiero matutino de las 7:30 am.

Y sí, hay razón en lo que se emite esta mañana en el televisor, sin duda alguna, hoy será un día frezco, con un radiante sol. Raro, pero común, el clima indeciso de nuestra calida ciudad Inglesa nos abraza con sol y lluvia a la vez.

Al terminar de despertarme y restregar un poco mis ojos, caigo en cuenta de que hoy tengo una reunión con Adán, y aunque ayer no estábamos en muy buenos terminos, es un nuevo día, y no puedo andar por la vida arrastrando estos problemas.

Aún siento el aroma del vino impregnado en mí. He olvidado cambiarme de ropa anoche.

Me pongo en pie, y desabrocho los botones de mi camisa, hasta llegar al último, para retirarla de mí. Copo aún sigue durmiendo, es un flojo consentido.

Finalmente me desajusto mi pantalon formal que aún llevo puesto, y antes de entrar al baño me detengo sobre el tocador negro que hay frente a mi armario. Donde puedo mirar mi desnudez superior.

No me considero un ser tan vanidoso, pero no puedo evitar mirarme en el espejo, y aunque en efecto, mi marcado abdomen sigue intacto, luzco mal, pareciera que me dieron una paliza.

Efecto de mis anteriores noches de imsomnio acompañadas de alcohol.

Obtengo mi toalla, y entro a la regadera dejando caer sobre mí la fría agua que surge de la ducha, me relajo un poco hasta sentirme más sobrio.

Más tarde salgo con la toalla envuelta en mi cintura, me dirijo a mi guardarropa.

Repaso con mis dedos cada una de las camisas que hay acomodadas en la sección de tonos oscuros, y termino eligiendo una camisa negra, que he decidido acompañar con un traje del mismo color.

Mientras termino de alistarme, me decido por una corbata gris oscura, y unas mancuernillas plateadas.

Posteriormente abro la cajonera que aguarda todos mis relojes y elijo  un Chopard que es del mismo color de mis mancuernas, suelo usarlo cuando estoy en casa, pues fue un regalo de mi madre en mi pasado cumpleaños, agrego una fragancia fina en puntos estrategicos, me termino de colocar los zapatos y finalmente alcanzo mi portafolio, para dirigirme a la oficina.

Y aunque ya he intentado a toda costa, seguir los consejos de mi terapeuta personal, había olvidado terminar de sacar todo aquello que aún me lastimaba de esta habitación.

Cuando he querido tomar las llaves de mi auto, caí en mi perturbante agobio, pues  incluso el tomar las malditas llaves de aquel perchero que se posaba frente a mí, me la recordaban, y no podía evitarlo.

Flashback-Nueva Jersey, 2013

―¡Mira! Es lindo, el color es sobrio. ―decía mientras señalaba el pequeño llavero.

Sí, ahí estaba ella, una vez más, sujeta a mis recuerdos.

―A pesar de que es un llavero serio tiene un bonito diseño. ―Agregó mientras sonreía y sujetaba mi mano, poniendo esa carita a la que no le podía decir nunca un; no por respuesta.

―No me convence del todo, es muy serio, creo que hay mejores, pero si a ti te gusta, ese será.―Sugerí con una pequeña sonrisa.

―Si llevas este, prometo en un futuro colgar mis llaves junto a las tuyas, así tendremos un lindo recuerdo de cuando elegimos nuestro primer llavero―Sonrió entusiasmada esperando una respuesta positiva de mi parte.

― Dime Lía West, ¿Qué debo hacer si no cumples esa promesa pronto? ―enuncié con una mirada profunda que repasaba sus delicados labios. ―Te recuerdo que solo nos queda un año de universidad.

―Mmm que tal; darte un beso, puedo reponer mi mal ¿así? ―Dijo dándome un repentino beso en la mejilla.

"Me dejaste en pedazos y aun cuando ya te has ido sigues torturando mi alma y mis recuerdos"

Fin del flashback.

Tome el llavero mientras una lagrima se escurrió por mi rostro y quite todo lo que había en él dejándolos en la mesa y con mucho resentimiento lo lleve conmigo afuera, cerrando de un portazo, mi habitación.

Si, aún no he aprendido a controlar mis emociones e impulsos explosivos.

―Tobías, ¿Que ha sido eso? acaso pretendes derrumabar la casa conmigo dentro―es la voz de mi madre detrás de mí quién ha salido al pasillo depués de mi reciente acción.

―Perdón madre, he jalado muy fuerte, sin querer la puerta, solo es eso―dije con arrepentimiento y molestia.

―¿No vas ni siquiera a saludarme?

Mi madre es muy sentida, cuando estoy en casa, y me sumerjo tanto en mi mundo, y aunque a veces siento pena por mí mismo y por sentirme como una basura con una madre tan buena como ella, me sigue costando volver a ser la misma persona que era antes.

―Perdoname, solo he tenido un mal inicio del día―retorné hacia ella y le dí un beso en su frente―Te amo.

Volví a mi camino, hasta que salí de la casa, me dirigí al contenedor de basura y justo allí, deposite con rabia, aquel llavero.

―No sigas torturando más mi vida, y deja de ser la sombra de mi alma―<<Pensé al mirar por última vez aquel llavero con algo de odio atrapado en mí>>

Finalmente me dirijo a la cochera, donde se encuentran los autos de mis padres, íncluidos los míos, tomo mi camioneta, es un modelo de Land Rover, la pongo en marcha para dirigirme a la oficina.

Conforme los años han ido pasando en mí, a su vez he adquirido una personalidad más desalmada, sabía que no podía usar como excusa de por vida a Lía, pero no estaba dispuesto a nuevamente amar, no ahora, pues tenía metas fijas, que me harían gozar, de todo el mal que Lía dejó en mí.

Y si hay algo que detesto y con lo que más lidio comunmente, es con aquellas chicas que aspiraran a metros mi dinero y a fuerzas quieren entablar una relación conmigo.

Así que en mi defensa personal, no creo que escudarme para cuidar de mí, sea un pecado.

Llevo un par de meses lidiando con una compañera de mi pasantía. Al principio creí que era una buena candidata para poner en marcha mi plan, pero la realidad es que ella era igual que el resto.

Para mi mala fortuna, ella me tenía atado a causa de un descuido mío, y por beneficios laborales en la empresa en la que estábamos haciendo la pasantía. Sin embargo no podía ofrecerle nada, el dinero es abrir una puerta sin fin, y sabía que el beso de la otra noche era la firma de mi hundimiento con ella.

No íba fingir más. Por esa misma razón, desde hace una semana solicité mi cambio a una de las empresas de mi padre, que también tenían convenio con la empresa anterior, en la cuál me encontraba compartiendo área con ella.

Al llegar a mi destino me quedé un momento en el auto pensando, hasta que me decido en enviarle un mensaje.

Mensaje para: Hanna Compañera de Trabajo.

―Hola, ¿Cómo estás? ¿Tienes algo de tiempo esta tarde? Quiero que nos reunamos aquí en Oxford.

Nuevo mensaje recibido de: Tobías mi crush <3

―¡Hola! muy bien,¿Y tú? de hecho estoy libre esta tarde, ¿Ocurre algo? Justo estaba por enviarte mensaje, este lugar se siente extraño sin tu compañía, detesto que te hayan removido. El detalle por ahora es que no creo encontrar un viaje rápido.

Nuevo mensaje de: Hanna Compañera de Trabajo.

―Ah, ya. No, no ocurre nada, necesito hablar sobre algo urgente contigo. Podríamos vernos en el café, el que está cerca del mirador de la ciudad, enviaré a Otoniel, para que vaya por tí, ya que saldré algo tarde hoy, me sería imposible ir a Berkshire y llegar a tiempo.

Nuevo mensaje recibido de: Tobías mi crush <3

―Oh, vale si es así el caso, estará perfecto. Está bien en ese café, es muy lindo, nos vemos ahí entonces.

...Nuevo mensaje recibido de: Hanna Compañera de Trabajo.

―Otoniel te recogerá a las 5:00pm, te veo allí a las 6:00pm

...Nuevo mensaje recibido de: Tobías mi crush <3

―Perfecto, ten un lindo día, recuerda tomar tus pastillas para la migraña <3

Fin de la conversación.

Solté un suspiro con más ligereza, pues qué sabía que al menos me quitaría un peso más de encima.

Seguía en el auto, cuando mi vista se enfocó en la silueta de una delicada mujer quién cruzaba por la avenida, llevaba un lindo atuendo blanco y el cabello suelto, los rayos del sol chocaban con aquellos mechones castaños y dorados que se oleaban con la fuerza proviniente del aire, que nos inundaba esta mañana.

Es su rostro quién me hace reconocerla, a pesar de estar a una distancia lejana, que íncluso entre el bullicio de la ciudad, y el tráfico aglomerado, aquel rostro tan dócil y sereno sigue brillando, por qué es única, y es realmente bella.

―Dios que es lo que estoy pensando―sacudo mi cabeza hacia los lados y tomo mi protafolio― <<Dejemos de pensar en ella>>

Cuando vuelvo mi vista al frente, ella ha desaparecido, me he bajado del auto intentando localizarla con la mirada, pero ha sido inutil, es Marck un compañero del trabajo quien me regresa a mi juicio.

―Hermano, ¿Que haces allí, el Jefe envió rosquillas y chocolate caliente?

―Ah sí, es que... había creído ver a un viejo compañero por aquí―digo ocultando mi verdad.

Me aproximo a la oficina en compañía de Marck, aún pensando en aquella chica, la misma del cementerio.

<<¿Que especie de ser eres realmente>>

Extra del Capítulo Anterior:

Señora De Bowker-Madre de Tobías.

―Copo ¿Que te tiene tan inquieto?―cuestioné mientras preparaba un té, y veía como iba y venía jugueteando para el mismo.

Termino de preparar mi té y me siento en el sofá de la sala, mientras que él me sigue. Sin embargo desde que regresamos ha estado algo imperativo, suele ser travieso, pero hoy me parece que se trata de algo más.

―Ven aquí Copito, déjame revisarte ¿Si?

Es entonces cuando sujeto su cabeza para detallarla hasta que llego a su hocico y encuentro que alguien ha tomado un pequeño broche azul, y lo ha traido todo este tiempo entre dientes.

―¡Copo!―te acusaré con tu padre― ya te hemos dicho que no puedes andar tomando todo aquello que sea azul, solo por que a tí te guste ese color, podrías tomar una infección.

Pero como era de esperarse, ya se ha puesto llorón mientras que me pone esa cara de victima fragil.

―No Copo, no es bueno lo que has hecho hoy. Necesitas mano dura.

No hace más que tirarse al suelo y cubrir sus ojos con sus patas delanteras, forma habitual en la que copo pide perdon.

―Así que te ha gustado mucho este prendedor ¿No? está bien, le diremos a tu querido Tobías que es un regalo de la abuela ¿Ok? Pero usted y yo tendremos que hacer negocios.

Termino colocandolo en su coyar y le sirvo su platon de croquetas.

"Las almas destinadas a ser, siempre se encontrarán"

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Nuevo capítulo, espero que les guste mucho y sigan apoyando a esta novata escritora.

Os quiero, recuerden dejar vuestros votos, y platicarme que les está pareciendo esta historia.

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