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𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝐼-⭐𝑀𝑒𝑙𝑜𝑑𝑖́𝑎 𝑀𝑎́𝑔𝑖𝑐𝑎⭐

Música sugerida para leer este cap: Fourth of July- Sufjan Stevens.

Oxford, Inglaterra.

Abril, 2016

La tarde se encontraba lluviosa y el trafico que embargaba las calles era característico de un día invadido de paraguas coloridos que inundaban la vista de la avenida Street.

Amarillos, Azules, y transparentes paraguas, son los que protagonizaban la avenida, por mi derecha; algunos niños corriendo entre los charcos, mientras la misión es no tirar las bolsas de pan recién horneadas.

Otros se cubren con sus mochilas mientras intentan llegar al autobus que los llevará a su destino.

A mi izquierda se posa una enorme fila de personas, todos en espera del pan recién horneado de Odette, y a un lado su complemento; el café Londinense, clásico de un día lluvioso.

Muchas personas, íncluida mi madre, odian estos cambios espontaneos de nuestra ciudad inglesa, ella piensa que los días lluviosos, atrasan un poco el transito, hay más resfriados y el alaciado no es duradero, pero a mí, StellaBowen, me gusta y es una excusa perfecta para no salir de casa.

La lluvia es el toque especial en Oxford. Pero no todos podemos encajar en pensamientos.

Para mí, el poder tener este pequeño espacio entre mi regreso del colegio a la casa, es el momento más especial para volar la imaginación.

Mientras Dante nuestro chofer, trata de salir del agobiante tráfico, recuesto mi cabeza sobre la ventana del auto, reproduzco Fourth of July, acompañada de la melodía en mis oídos, decido crear un par de historias mentales, que nunca me pasarán, pero que se valen soñar mientras llegamos a casa.

No lo entenderían, pero es mi momento más top del día.

Después de unos cuantos minutos. Finalmente estamos en casa.

―Estoy de vuelta― es lo que emito, al entrar a casa, el horno desprende un exquisito aroma, probablemente mamá está cocinando, ese aroma es distinguible en ella dentro de la cocina.

―Que bueno cielo, ve a cambiarte para que bajes a comer―Es mi madre quién me recibe, ofreciendome una sonrisa, desde el marco de la cocina.

Mi madre no es muy buena en la cocina, pero lo intenta, lo suyo es defender los derechos de los inocentes pero es difícil lidiar con padres abogados, principalmente; su ritmo de vida que es acelerado, pero después de todo, son mis padres, y hay que entender sus pasiones.

―En realidad...no tengo mucha hambre ahora mismo—Miento.

―¿Todo bien?―cuestionó mi madre, acercándose a mi para tomar mi gabardina.

―Oh sí, solo estoy un tanto cansada, pero todo bien, bajaré en un rato, no me perdería la oportunidad de probar tus patatas quemadas—digo como broma escapando una pequeña risa burlona.

Aunque eso no debió suceder por qué mamá se indigna fácilmente.

―¡Stella!―sus ojos se abren como platos, con indignación, típico juego entre ella y yo.

―¡Horneadas! esa era la palabra―interrumpo soltando la risa que ya no podía retener.—No tardaré, ya sabes que amo comer tus patatas fundidas en el horno.

―Ahora, no tendrás derecho a porción extra―Saca su lengua en burla, sí, un gesto infantil, pero gracioso.

Una llamada que proviene desde su movil es quién rompe nuestra charla, mientras me indica en un susurro que suba a cambiarme, para ella irse nuevamente a la cocina, mientras  atiende su movil.

Realmente es un privilegio que mamá cocine de vez en cuando, ya que casi siempre está ocupada en el trabajo, así que no suele hacer los platillos del almuerzo.

Sin embargo, mis días, casi siempre están llenos de imprevistos y algunos que otros agobios escolares, así que siempre necesito venir y darme un respiro antes de cualquier otra cosa, íncluso tratándose de las patatas horneadas de mamá.

Dormir y escuchar música tumbada en el sofá, mientras aleteo mis pequeños pies de minion y observo el ambiente que la lluvia crea, me hace sentir relajada, me da la oportunidad de dialogar conmigo misma y pensar cosas con o sin sentido.

Por ejemplo, siempre he tenido la pequeña corazonada de que el clima de Oxford, es un sujeto bipolar, por eso a veces llueve en plena luz del del día, pero, siendo optimista, la lluvia siempre es una excusa para un buen café, unos churros de cajeta y mirar algo en el televisor.

Pero sigo eligiendo más; estar en el sofá, con mi reproductor mp3 y la habitación impregnada del aroma que se desprende de la cafetera que borbotonea, desde mi pequeña mesa de noche.

Amo estar así, amo la melodía que surge incluso del silencio. Me encanta crear romances falsos, o soñar que viajo por el mundo, de manera mental, claro, pero al final, este es mi momento de total tranquilidad.

Lastima que vuelvo a la realidad, cada que una canción termina, ¿me considero alguien normal?claro que sí. Sin embargo para mis compañeros soy una especie de balón de futbool metaforicamente.

Las personas son muy obstinadas, quieren que tengas malas notas para ser parte del "club" y finalmente ser aceptada en un circulo social de cabezas huecas, nunca fue una opción.

Así que ir contra la corriente, es mi máximo pecado, pero no podemos ser buenos ante los ojos de todos.

Ya suficiente tengo con el maestro de música, Dios, ese hombre me hace la vida imposible, al igual que el de matemáticas. Si al menos lo recaudado de los conciertos realmente fueran usados limpiamente, me motivaría, pero ya saben, íncluso los reyes tienen secretos oscuros mientras el mundo los venera.

Tal vez es necesario atravesar facetas que nos agobien un poco el alma, para enseñarnos a florecer ante la adversidad, ya que después de todo; eso es bueno, aunque no todos florecemos de la misma forma.

Después de casi 30 minutos, la lluvia finalmente calma, me levanto del sofá aún con mis audífonos. Me acerco a la ventana y decido abrirla para observar el ambiente que había quedado después del gran chubasco.

Saco mi rostro por la misma y percibo ese rico aroma a tierra mojada, mientras las ráfagas de viento fresco van y vienen y acarician suavemente mi rostro enfríando mis mejillas, que me transmite una paz, indescriptible.

Más que admirar, es un momento de absoluto placer. Es una de las cosas más terapéuticas que amo realizar.

Aunque si Nora, mi nana-enfermera o mi madre observaran lo que estoy haciendo ahora mismo, seguro que ya estarían alarmadas, por que el asma es el trauma principal aquí.

Mi celular que había estado vibrando por un largo tiempo, me hizo salir de mis pensamientos al provocar un liviano ruido al caer del pequeño buró donde lo había dejado al entrar.

―¡Mi...Ercoles!

—¡Ash! a penas y tiene un mes—hice una mueca y finalmente lo levanté.

Apagué lo que estaba reproduciendo y entré a mirar cuál era el motivo de tantos mensajes en mi bandeja.

Cuando finalmente lo revisé, pude ver treinta y cinco mensajes recibidos, todos provenían de un grupo de amigas que hice en un pasado verano.

Eran chicas mayores que yo, ninguna era de mi edad, a excepción de Abril, a quién ya conocía y era mi compañera, pues la conocí en el colegio.

Luego está Hanna, la hija de uno de los compañeros de negocios de papá, la conozco desde los 10 años, en este reciente encuentro logramos sintonizar más en amistad, siempre había sentido que era un poco falsa conmigo, pero ha demostrado ser todo lo contrario.

El resto, íncluida Hanna son universitarias, algunas incluso inicián este mes su pasantía, básicamente el polluelo del grupo somos Abril y yo.

El alboroto en los mensajes, es por Hanna.

Me apresuré a ponerme al día con los mensajes. Pero la verdad es que soy muy inexperta en los temas sentimentales, y el tema príncipal aquí precisamente se debía aun nuevo amorío de parte de Hanna.

Sin embargo la noticia me flipa un poco, y creo que en parte es por la reciente serie de sentimientos que se han despertado en mí.

En el campamento entablé una convivencia linda con Lucas, sus padres y los míos son amigos desde que eran muy jovenes, no asistimos al mismo colegio, pero sí al mismo conservatorio de música.

Pero en nuestras clases, solo somos compañeros enfocados en la ejecución correcta de nuestros instrumentos.

Elaine, quién es una de mis nuevas amigas, se lleva con él, y me ha dicho que Lucas le ha confesado qué le gusta mucho mi forma de ser, por qué piensa que soy distinta al resto de las niñas que mueren por el.

Es curioso que él también sienta algo similar a lo que yo pienso de él.

Admito que antes me sentía temerosa en enfrentar estos temas, pero ahora que tengo casi diecisiete años, me gusta ir conociendo más estas nuevas facetas fe mi vida.

Pero debo confesar que cuando quiero ser distinta, mi filosofía de vida me reprocha diciendo en mi subconsciente:

"No tienes que ser como el resto para encajar en su mundo, tú ya posees tu propio universo, y más de una estrella te buscará por tu esencia"

Los mensajes en el chat seguían llegando, Hanna envió una foto, en ella se lograba percibir solo un poco del rostro del chico, a penas y se lograba ver.

Pero con eso bastaba para decir que: "Realmente es atractivo" y por alguna razón sentía que su rostro me era familiar, o quizá no.

"Como puedo pensar de esta forma."― Sacudí mi cabeza y me concentré en el resto de los mensajes.

―"Tobías es el prodigio de los Brescot "—escribió Abril.

Así qué... ese es su nombre, Tobías.

Los mensajes seguían llegando como una especie de bombardeo.

―Y pronto Stella puede que nos presuma a alguien—Agregó Elaine.

Nada era seguro, pero me hacía sentir nerviosa la razón por la que Elaine decía aquello, y es que el jueves habrá una cena organizada por el colegio con fin de recaudaciones para los estudiantes becados.

Al evento asisten invitados de otros colegios, incluso universidades, y entre ellos está el de Lucas, desde el momento en que les he platicado a mis amigas sobre esto, ellas han insistido en que vaya con él.

―"Lucas, me ha invitado hace unos días, y he dicho que sí."―Escribí.

Tardé más escribiendo el mensaje, que lo que Elaine tardó en hacer la videollamada grupal.

―¡Niña! pero como es que te has guardado ese secreto tan importante.

―No es para tanto―dije ruborizada

―Pero por supuesto que sí―afirmó con entusiasmo.

―Ayy que feliz que estoy por ti―acotó Abril haciendo un corazón con sus dedos.

―Por alguna extraña razón aunque me siento ilusionada, siento que no estoy tan emocionada, o tal vez sea miedo.

―Tonterías, no comprendo tus inseguridades Stella―comentó Adelina, mientras seguía escribiendo en su laptop.―Eres guapa, tienes dinero, habilidades, dones, tienes todo para ser un partidazo para ese chico.

―Es que ella es como un diamante y lo que hay en su interior vale mucho, pero aún es un diamante en bruto. así queno logra ver más allá, pero nosotras ayudaremos a que nuestro pequeño diamante, se vuelva uno fino y elegante que todos anhelen―agregó Abril.

―Aparte de ser fino y elegante debe ser demasiado resistente, porque solo siendo duro podrá brillar y mirar sus cualidades―finalizó Helen.

―Yo estaré en tu ciudad mañana, puedo quedarme en tu casa y ayudarte ―me animó Adelina.

―Eso estaría genial, de verdad aprecio sus motivaciones.

Las chicas se anotaban a colaborar y venir a mi casa, a excepción de Hanna que al parecer estaba llena de ocupaciones, la licenciatura en comercio internacional no era tan fácil como parecía, así que sería la única que no vendría.

Después de un rato, finalizamos la video llamada.

Más Noche.

―¿Se puede?―enunció mi madre desde afuera, al tocar levemente a mi puerta.

―Está abierto―Contesté desde mi Balcón.

Ella traía entre sus manos una caja de regalo.

―¿Es navidad?―pregunté en broma, me sorprendía el regalo en un día cualquiera.

―Tontis es para tí―hizo un gesto de que me iba a fulminar si hacía otra bromita.

Mi madre siempre ha buscado jugar el rol de ser mi amiga, mi madre y a la vez mi consejera, y lo logra, aunque no suelo contarle todo al cien por ciento, ya saben, hay un cinco por ciento que te reservas, y no solo con ella, sino con cualquier persona, simplemente no puedes permitirte mostrar completamente todo.

Dentro de la caja había un vestido, era precioso, rojo, el color del poder, remarcaba mi silueta muy bien.

―Te queda lindo.―enunció mi madre mientras me miraba.

Y sí, ella tenía mucha razón, a como también un buen gusto para la moda, admito que me sentía muy bonita en este vestido, el rojo siempre te da una personalidad muy destacada en definitiva.

―Mañana es la cena, ¿no?―cuestionó mi madre, y sí ya sabía por donde iba esta charla.

―Ajá, sí, mañana.―dije fingiendo estar despistada.

― Tu maestra de música me ha dicho que tocaras el violín, ¿por qué no me lo has contado? pensé que no teníamos secretos.

―Mamá no hay ningún secreto, de igual forma pensaba decirtelo cuando estuviera segura de ir, pero ya ví que ni los periodistas son tan rápidos como los maestros de la escuela, a como dijo Katniss Everdeen una vez: Mi vida ya parece un libro abierto―emití con molestia.

―No seas tan gruñona. No dramatices la situación, sabes que me molesta que hagas eso.

―Odio tener que participar obligada, no estaba tan emocionada en verdad de ir, hasta ayer que las cosas cambiaron.

―¿Hay algo más que no me has contado? o ¿qué es lo que te incomoda tanto?―preguntó mi madre tratando de que le contara qué era lo que me tenía tan malhumorada..

Quería hacerlo, quería decirle que mi vida en estos últimos meses estaba teniendo un tremendo problema de emociones en montañas rusas, y que casi todo el salón estaba haciéndome sentir mal, pero no me atrevía a decirle todo, por lo que he terminado diciendo:

―No es nada, solo estoy algo nerviosa y confundida, debe ser por qué acabo de estar en mis días. Pero mira te contaré un buen chisme.

—A ver eso si me llama la atención.

—¿Recuerdas el hijo de tu amigo Andres el Fránces?

—Claro, su hijo Lucas, es como un sobrino para mí ¿Le ocurrio algo?―su gesto cambió a uno de preocupación.

—No, para nada, el está bien, es solo que yo... he estado un poco, bueno, no sé, creo que es; lindo, ah, es más no deberías tratarlo como un sobrino.

—Ah, bueno es algo de cortesía. ¿Pero por qué no debería?

—Me han confesado que yo le gusto y de repente siento que me gusta también—confesé con vergüenza.

Mi voz al relatar todo sonaba peor que una de esas aves de crianza que me siguió una vez por todo el patio de la señora Gardenia cuando tenía 8 años.

Siendo exacta, una gallina.

He pasado casi dos años de locutora y jamás había tenido problemas para hablar, pero cualquiera que me hubiera escuchado en ese momento habría dicho que tenia la voz más horrible y que era tartamuda.

―Oh ya, wow, que impactante todo―Sonrío mi madre, ya me estaba haciendo el típico: "Uy, te gusta ese niño" ―Es un joven lindísimo y caballeroso, su madre y yo somos muy buenas amigas.

― ¿Entonces no te molesta que me guste? Se supone que deberías estar como un ogro ahora mismo mientras dices que me enviarás a México o a Perú o a donde quieras para que me deje de gustar ¿no?

―No, para nada, es normal— empezó a reír con mucha serenidad.—Stella, yo no te voy a reprimir, estás iniciando una etapa donde sientes atracción por chicos, pero eso sí, con mucho cuidado, no me gustaría que te ilusionaras tanto con un chico.

Hizo un espacio para acercarse más a mi.

—Mi abuela decía que las rodillas raspadas siempre duelen menos que un corazón roto, y tú eres mi pequeña, te amo y no me gustaría verte sufrir, es hora de brillar que vean tu belleza, tu potencial y los grandes talentos que tienes, pero sin permitir que otros te dañen.

Dibujé una sonrisa en mi rostro, aunque no estaba segura del todo.

Después de la charla con mi madre, me sentí aliviada, al menos eso era un buen inicio, cuando la noche finalmente oscureció la vista de mi cuarto, salí a mi columpio sillón que estaba en el balcón y allí me quedé mirando el gran espectáculo nocturno, un cielo estrellado con mucha paz.

Tomé mi diario, y pluma que ya estaba algo desgastada y escribí mientras escuchaba: New Romantics de Taylor Swift, amaba oír a todo volumen con mis auriculares mientras me balanceaba dejando sentir la textura del aire frio que me envolvía en la noche.

Momento ideal para disfrutar el dulce aroma del café recién salido de la cafetera y panecillos hechos por mí.

La vista de mi balcón siempre me ha relajado, quizá por qué mi habitación está en el tercer piso y puedo sentir la brisa y el movimiento de los pinos que pasan por detrás de mi casa.

Siempre que escribo, me imagino corriendo por una vereda que existe en ese bosque que se refleja ante mi vista, sintiéndome libre, feliz, sonriendo y viviendo una vida tranquila sin tanto artificio.

Solo siendo yo.

Por qué quizá detrás de cada uno de mis miedos exista alguna maravilla oculta en los horizontes, que me haga escuchar melodías mágicas entre silencios fecundos y mirar galaxias donde solo hay una vida ansiosa por iluminarse.

"Espero encontrar alguien que comprenda el idioma extraño y en bruto de mi alma, y lo logre descifrar".Gab's.

🌟🌟🌟Bienvenidos al club de las Estrellitas. 🌟🌟🌟

Gracias por darle una oportunidad, a este primer capitulo, espero os guste mucho, y lo disfruten y me apoyen dejando sus votos y comentarios al respecto

Pd: Visita la Playlist que he creado para Veleros y Estrellas, allí encontrarás algunas de las canciones que se narran en este capítulo.❤

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