Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Límite

—Ranpo.

El menor reaccionó al llamado de su hermano y ese agarre que se ejercía en su brazo, acciones que buscaron prevenirle antes que pudiera avanzar más.
Ranpo retrocedió devolviendo hacia atrás el paso que estuvo por dar hacia la calle sin percatarse siquiera de la señal de alto en el semáforo para peatones.

—Ten cuidado, por favor.—Pidió deslizando el contacto hacia la mano del azabache, asegurándose de mantenerlo cerca para vigilar su andar descuidado.

El otro se quejó al principio pero realmente no objetó nada al respecto de aquel gesto, en cambio enlazó ambas manos con firmeza mientras cruzaban a la cera del frente.

—¿Está todo bien?—Se atrevió a cuestionar Edgar.—Has estado algo extraño desde que pase por ti a casa.

—Tardaste mucho.—Prefiriendo evitar recordar la discusión con Fukuzawa utilizó esa excusa para explicarse. Haciendo un puchero se pegó al costado del más alto enfatizando su berrinche.—No voy a acabar a tiempo mi tarea.

—Te ayudaré en lo que pueda, ya lo sabes.—Aseguró creyéndose por completo esa pequeña fachada que encubría su situación real.

Llegaron a la biblioteca después de algunos minutos, Edgar fue quien se encargó de la búsqueda del libro que su hermano necesitaba y acudieron ambos a una de las mesas libres de la sala de lectura.

—Este autor tiene varias obras, creo que conozco algunas de ellas.—Comentó el de cabello rizado.—¿Te pidieron leer alguna en específico?

—Podía elegir la que quisiera.—Respondió el menor mientras descansaba los brazos sobre la superficie de mesa.—¿Hay alguna que parezca interesante?

—En mi opinión podría ser cualquiera.—Abrió el libro buscando el sumario.—¿Quieres dejarlo al azar? Escoge un número.

—Dos.—Murmuró  sin gran interés, curioso luego por la sonrisa de su hermano mayor.

—Has tenido suerte, es uno bastante bueno.

—Bien, ¿Entonces puedes leerlo por mí?  Lo entenderé mejor.

Suspirando rendido tras la petición que ya veía venir sólo aclaró su garganta antes de iniciar.
Ranpo por su parte descansó su cabeza sobre los brazos que había apoyado en aquella mesa, centrándose en el mayor y tomando de él cada palabra de esa narración justo como en algún lejano tiempo lo hiciera también.

Uno de los matices más hermosos de la voz de su amado era precisamente aquella que florecía con la lectura, le relajaba tanto que muchas veces le arrullo hasta un sueño profundo y aunque fuera increíble siempre se lamentaba si no podía llegar a escuchar el final de la historia pidiendo que le fuera contado de nuevo.

Aunque el encanto de dicho momento no se limitaba sólo en su voz, era todo él, su manera de leer cada línea y hacerla de disfrute tanto propio como para quienes la escucharan.

Además de la bella expresión en su rostro.

Levantó un poco la mirada para apreciar le la apariencia de su querido Edgar, no distaba mucho de lo que fue en aquel entonces aunque al conocerle aquel discípulo de la iglesia tenía poco más de veinticinco años.

Sea como sea jamás dejaría de parecerle encantador.

—¿Estás prestando atención Ranpo?

Apenas logró disimular su sobresalto ante aquel llamado y utilizó los brazos para cubrir el rostro pues podía sentir claramente el rubor de sus mejillas.

—Lo estoy.—Alargó un quejido infantil mientras intentaba controlar los latidos de su corazón.

Cuánto odiaba tener que reprimirse siempre.

Su tiempo en la biblioteca terminó y al salir del edificio un oscuro cielo nublado fue lo que fue lo primero que notaron ambos. No habían pensado que el clima cambiaría tan rápido así que, buscando evitar que la lluvia venidera les encontrara en su camino a pie prefirieron apresurarse a la estación.
Debido a la hora del día y el clima desfavorable no tuvieron mucha suerte para subir a un vagón que tuviera asientos libres, Ranpo renegó un poco al respecto pero al final sólo suspiró apoyándose contra su hermano para descansar.

Durante algunos minutos le habló a Edgar sobre uno de los juegos que acababa de instalar en su teléfono mostrando también con orgullo el alto puntaje alcanzado en éste y consiguiendo así su total atención durante el trayecto.
Al menos así fue hasta que las puertas se abrieron anunciando la llegada a una de las paradas del tren.
El ingreso de personas fue menor a lo que imaginaron por lo que prácticamente no tuvieron que moverse de su sitio para hacer espacio, estaba por continuar su explicación sobre el uso de las nuevas cartas obtenidas en el evento más reciente de su juego cuando un sonido de algo golpeándose contra las puertas en proceso de cerrado llamó su atención, así como la de otras personas cercanas a esa zona del vagón.

—¡A tiempo! Eso estuvo cerca.—Con un suspiro de alivio ese chico de cabellos rojizos se sujetó de uno de los tubos de metal que encontró a su lado, acomodándose la mochila sobre uno de los hombros y cambiando también el peso de la bolsa de compras que había estado cargando.

Sobó un momento el brazo golpeado por la puerta debido a su ingreso de última hora y la mirada vagó sin interés por su alrededor hasta reparar en una presencia conocida.

—¡Ey, Edgar!—La sonrisa animada siguió al descuidado cambió de lugar que buscó alcanzar a Poe, llegando a su lado de una manera un tanto brusca que no fue del agrado de Ranpo.—Gracias por lo de esta mañana, me salvaste en serio.

—N-No fue nada.—Respondió todavía incapaz de sostener una conversación casual.

—¿Nada? Vamos, eres realmente bueno explicando. No esperaría menos del hijo del profesor fukuzawa.—El halago sincero y enérgico dejó al más alto sin saber qué decir y es el otro quién decide aprovechar ese momento.—¿Has pensado en dar asesorías? Les he contado a algunos amigos sobre lo de hoy y me preguntaron si querías ayudar a un par de compañeros más la próxima vez.

—¿U-Un grupo de estudio o algo así?—Cuestionó nervioso.—No creo tener la capacidad de hacer eso, yo...

—Son todos de nuestra misma clase, las conoces.—Insistió.—Tendríamos a John, Margaret y tal vez otro más aparte de mí, por supuesto.

Calmando un poco su efusividad recibió una señal de alerta a través de cierto calofrío y pudo notar el recelo en la mirada de cierto chico de ojos verdes que acababa de reforzar el agarre que mantenía sobre el brazo de Allan.

Edgar reaccionó entonces a su olvido después de mirar la confusión de su compañero, anticipándose a las posibles preguntas que tendría.

—Lo siento.—Habló Edgar a ambos, nervioso por su olvido.—Ranpo, él es el compañero de clase que te mencioné esta mañana.

—Ya lo imaginaba.—Respondió sin interés devolviendo la vista a la pantalla de su teléfono donde había comenzado a jugar.

—Mark, él es mi hermano menor.—Se dirigió entonces al de cabello rojo quién inclino el rostro en una muestra de conflicto por aquella información.

—Espera, espera.—Intervino sin borrar aquella expresión contrariada.—¿En verdad es él? ¿Ese hermanito que sueles mencionar tanto?

—Sí, ¿Por qué?—La respuesta simple es lo que más sorprendió a Twain y sólo movió su mano libre buscando cómo explicarse.

—Bueno, yo supongo que pensé demasiado en mis hermanos menores y asumí que tal vez era de la misma edad que ellos.—Comentó en medio de una risa nerviosa.

—¿Los mellizos? ¿No están en primaria?

Ranpo se tensó al escucharle, reprimiendo el reclamo ofendido que estuvo por salir ante aquella ridícula comparación pero también se pregunto seriamente el tipo de cosas que Edgar podría hablar de él como para generar esa impresión.

—Lo están.—Asintió riendo aún.—No suelo hablar mucho de ellos como tú lo haces de tu hermano y creo que me había hecho una idea equivocada.

En realidad todos solían hacerlo.

Mark se desvío del tema rápidamente a diferencia de muchas otras personas que solían cuestionar y entrometerse en sus asuntos familiares, Ranpo agradeció eso de algún modo ya que odiaba el hecho de que se le señalara de formas tan diversas la extraña relación tan cercana que ambos tenían a pesar de su edad. Porque si alguna vez el cariño desbordante y apego hacia su hermano mayor fue visto con normalidad e incluso ternura por los mayores, en un período reciente era tomado con extrañeza e incluso un desagrado camuflado en consejos amables para corregir su conducta.

—Puedes pensar sobre la idea que te dije.—Sugirió de nuevo el de cabello rojo poco después que se anunciara la llegada al punto donde debía descender.—Avísame si quieres hacerlo, en verdad nos ayudarías mucho.

Por un momento a Ranpo le pareció que ese chico quería decir algo más pero acabo desistiendo sin una razón aparente, luego de eso se apresuró a abandonar el tren diciendo que debía llegar pronto a casa con los materiales para el trabajo escolar de sus hermanos.

Fue en aquella parada donde subieron más personas al vagón y al estar ambos cerca de una de las vías de acceso tuvieron que moverse un poco para brindar espacio a quiénes ingresaban, esta fuerte corriente en contra ya les había causado problemas en otras ocasiones y cuándo Poe sintió a Ranpo ser arrastrado hacia atrás debido a aquel avancé no dudo en rodearlo con uno de sus brazos para mantenerlo cerca.

—¿Quieres cambiar de lugar conmigo?—Ofreció al ver a su hermanito un poco tenso, suponiendo que la falta de espacio le incomodaba y recibió del menor apenas un leve asentimiento como respuesta mientras parecía esforzarse en no levantar el rostro en ese momento.

Ranpo se quedó entonces junto a la puerta lateral del vagón, distrayéndose en su teléfono mientras su rostro caliente intentaba recobrar la temperatura habitual.

Al salir de la estación la lluvia había disminuido pero aún así ninguno de los dos estaba seguro de querer caminar lo que restaba del trayecto sin un paraguas, objeto que nunca creyeron necesitar cuándo dejaron su hogar un par de horas antes.

—Si no llegamos a tiempo para la cena papá va a preocuparse.—Señaló Edgar.—¿Deberíamos irnos con este clima?

—Siempre es tan exagerado.—Resopló el más bajo.—Debería darse cuenta de una vez que ya no somos unos niños.

—Es tan atrevido de tu parte asegurar eso cuando te preocupa caminar bajo un poco de lluvia.—Murmuró su hermano, riendo luego por el quejido infantil que escuchara de Ranpo.

—Odio correr, lo sabes.

—¿Quieres que nos quedemos aquí entonces? Esto puede continuar así e incluso empeorar si no tenemos suerte, además estoy seguro que dentro de poco te dará hambre y comenzarás a quejarte por no habernos decidido cuando tuvimos oportunidad.

Ranpo se quejó de nuevo, aceptando que el otro tenía razón pero negándose a decirlo

—No me gusta correr.—Insistió sin terminar de ceder por completo.

—Es eso o esperar que nuestro padre sobreprotector venga a buscarnos por su cuenta.—Habló mientras se quitaba el abrigo y lo sacudía un poco.—Puedes elegir lo que quieras.

Luego de decir aquello vio a su hermano suspirar rendido y con claras intenciones de abandonar el lugar por lo que le dio alcance antes de que pudiera salir al exterior completamente, colocó su abrigo sobre él para protegerlo del agua y cuando estuvo seguro que el menor había sujetado la aprenda le tomó de la mano para adentrarse ambos hacia las lluviosas calles por las que debían ir hasta llegar a casa.

Algunos minutos después la puerta de su hogar fue abierta por Edgar dando paso al cansado Ranpo que no tardó en apoyarse de la pared del estrecho pasillo que conducía a la sala, luchando por recuperar el aliento.
El azabache se prometió firmemente no volver a dejarse convencer para algo como eso de nuevo, escuchando luego a su hermano mayor comenzar a reír mientras sacudía la humedad de su propia camisa.

—¿Qué?—Reclamó el más bajo.

—Perdón.—Se disculpó Allan intentando calmarse.—Es que realmente no puedo recordar cuándo fue la última vez qué te vi tan agitado, no es para nada mi culpa que me  llame tanto la atención ahora.

Ranpo reaccionó a sus palabras con una repentina tos como producto del aliento interrumpido de forma involuntaria y las mejillas teñidas de rojo debido al cansancio aumentaron todavía más su color. Desvío la vista aferrándose a la prenda del mayor que aún sostenía entre sus manos y dejando salir un débil quejido de su garganta irritada por el aire frío que respiró durante el ajetreado trayecto, ganándose con ello un gesto curioso por parte de su hermano mayor.

—¿Qué pasa?—Extrañado al no recibir respuesta alguna se acercó al más bajo y antes de que pudiera alcanzar a tocarle su abrigo le fue lanzado a la cara.—¿Ranpo? ¡Espera! ¿Por qué estás molesto de repente? ¡Oye!

El azabache no respondió sino que se apresuró para subir las escaleras y entrar a su habitación cerrando la puerta de golpe. Estando ahí no tardo en dejarse caer sobre la cama desahogando su frustración con un gruñido aferrándose a una de las almohadas.

—Tonto...—Susurró débil enterrando el rostro en la mullida tela.

Cuánto odiaba todo eso.

Si seguía diciendo esas cosas.

Si seguía mirándolo y sonriendo así...

¿Como esperaba que pudiera contenerse?

Quería besarlo, quería tocarlo y dejar de aparentar ser sólo un hermano menor demasiado apegado a él. Lamentablemente no podría hacerlo mientras Edgar siguiera sin poder recordar nada, sería arriesgarse a asustarlo con cosas que no entendería y arruinar todo.

La situación estaba superándolo por completo y cada vez se sentía menos capaz de soportarlo.

.

.

.

No esperaba poder acabar esto para hoy pero lo hice. 🎉
Bien, parece que al final conseguí dar un poco más de mí para esta fecha.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro