XX
Al llegar a la casa seguía temblando sin poder creer lo que acababa de suceder, las imágenes aparecían en mi cabeza una y otra vez, al igual que los sentimientos y el estómago revuelto, sentía como si aún me encontrara ahí.
La sonrisa no se quitaba al igual que mi mirada de enamorada, solo que me encontraba un poco nerviosa, ya que después de que ambos estuviéramos abrazados llegó el entrenador por sorpresa y nos envió a todos a correr, ninguno de los dos nos pudimos decir algo, después de eso no podía concentrarme muy bien (por suerte solo fue hacer ejercicio y no practica) y al terminar ese entrenamiento los tres subimos al auto en un gran silencio metidos en nuestros pensamientos, pero quería escuchar algo, necesitaba saber que pensaba Johan al respecto.
Pensé que Elliot empezaría a entrevistarme en cuanto estuviéramos solos, pero no fue así, actuó de lo más normal posible, ignorando por completo lo extraño que había sido ese día, comimos algo juntos platicando de cualquier cosa, me sentía tan bien con ese comportamiento de mi hermano que antes de que nos fuéramos a nuestra habitación me lancé a abrazarlo y darle un enorme beso en la mejilla tomándolo por sorpresa pero me pego a su pecho con fuerza, ninguno dijo nada y nos dirigimos a nuestras recámaras.
Con solo tocar las delicadas sabanas todo mi cuerpo se relajó por completo queriendo dormir, pero mi mente tenía pensado solo concentrarme en lo que podría suceder mañana, porque existían miles de posibilidades, buenas como malas, logrando que tuviera demasiados nervios.
• • • •
Los tres bajamos del auto y empezamos a caminar hacia dentro de la escuela con la mirada de todos puestas en nosotros y los murmullos de lo que sucedió el día anterior en toda la escuela.
Llevaba dos años yendo en ese colegio, siendo popular, llevando de buena manera chismes y todo lo que conllevaba, pero jamás me había sentido tan incomoda como esa vez, no podía controlar nada de lo que decían porque ni si quiera sabía que éramos Johan y yo, si para mis compañeros era complicado entender lo que sucedía, para mí era lo doble.
Con solo llegar a mi salón entré sin mirar atrás, no me despedí de ninguno de los dos, no tenía el valor para hacerlo, caminé decidida hasta mi lugar intentando ignorar por completo lo que sucedía a mi alrededor y para mí mala suerte Katherine aún no llegaba, la necesitaba mas que nada en esos momentos.
Saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y empecé a enviarle demasiados mensajes a Kat para apresurarla, la quería a mi lado de inmediato, no sabía cuando mas iba a soportar lo extraño e incómodo que estaba la situación.
—Explícame lo que sucedió ayer, ahora. —salté un poco de mi lugar asustada al escuchar esas palabras, levanté mi rostro del móvil para encontrarme con mi amiga que me miraba enojada y con sus brazos en la cadera exigiendo respuestas.
Le di una sonrisa sin mostrar los dientes intentando hacer que se le quitara un poco lo molesta, no fue así, tomó asiento de inmediato a mi lado.
—Cuando entré al gimnasio vi a Johan con Sonia, haciendo que me molestara, así que fui hasta ellos diciéndole toda la verdad y ya. —dije mirándola pensativa.
—¿Y ya? ¿Acaso no te dijo Jema cásate conmigo y tengamos veinte hijos? —habló desesperada tomándome por lo hombros para sacudirme frustrada.
Reí nerviosa por lo que acababa de suceder, eso era lo que más deseaba que él hiciera.
—No, no hemos hablado de eso desde que "me le declaré" —respondí elevando los hombros intentando quitarle la mayor importancia posible a algo imposible.
Todo terminó ahí en cuanto el profesor entró al aula dando indicaciones de lo que haríamos en la clase. Rodeé los ojos, porque no quería hacer nada, aún así en cuanto dio las indicaciones de la actividad de ese día me puse a hacerlo, no quería ningún problema, las cosas no iban mal como para que yo las arruinara, ese día estaba decidida a dejar que todo sucediera como tenía que ser, si iba a suceder algo con Johan pasaría, pero si no era así ya no podía hacer nada.
Estaba demasiado feliz que en la clase de Química intentaba poner atención a la maestra y con ayuda de mi amiga logré terminar el primer trabajo de esa materia, no fui la única que se sorprendió de verlo logrado sino que también lo hicieron mis compañeros de clase y la propia profesora.
Sentí como el aire quería irse de mí cuando salí del aula por que había empezado el receso, volví a sentirme un poco valiente cuando Kat colocó su mano en mi hombro dándome apoyo y de esa manera empezamos a caminar hacia la cafetería donde no me sorprendí para nada cuando entré y que varias personas me miraran con intensas ganas de preguntarme si era algo de Johan aparte de ser su amiga.
Tomé una bocanada de aire para ir a formarme a la fila con todo mi autocontrol de no buscar al chico y ver si estaría con nosotros.
—Esta sentado con Elliot donde siempre. —susurró Katherine para que la pudiera escuchar y sentí un enorme alivio y la emoción me inundó al saber eso.
Compré unas galletas e intente caminar lo mas normal posible y rápido para llegar a la mesa, que en cuanto me senté quede paralizada por no saber que decir, todos intentábamos actuar lo más normal posible.
Johan empezó a buscar algo en su mochila, hasta que sacó una caja no tan grande y me la entregó, lo miré sin entender nada pidiendo explicaciones, solo dijo que la abriera y en cuanto lo hice pude ver que era un rompecabezas, yo los amaba por completo, pero no entendía la razón de porque me lo había dado, levanté el rostro para encontrarme con la mirada de los tres exigiendo que lo armara, eso no era algo tan difícil porque era demasiado buena haciéndolo y las piezas eran grandes.
Pasó a lo mucho treinta segundos cuando lo vi terminado arriba de la mesa, leyendo una y otra vez lo que decía.
No podía respirar, tenía mis manos cubriendo mi boca de la sorpresa, después me levanté de la mesa para ver todo desde ahí, sentía que iba a desmayarme en cualquier momento y miraba a los lados para que alguien dijera que era una broma o despertara en mi cama porque había sido un sueño, pero ninguna de esas dos cosas sucedieron.
Entró un chico por la parte trasera de la cafetería con un gran ramo de girasoles que entregó a Johan, este caminó a donde yo me encontraba sin poder articular ninguna palabra y se colocó frente a mí.
Teníamos las miradas de todos frente a nosotros, sorprendidos por lo que veían.
—Me has gustado desde la vez que fui el primer día a tu casa ¿por que crees que Elliot te dejo jugar con nosotros? —reí un poco al escuchar eso intentando no llorar— , pero eres hermana de mi mejor amigo... Le conté a Elliot que me gustabas y al principio casi me mata, por eso un día ambos estábamos demasiados golpeados... Al final de todo lo aceptó y ayer que dijiste que fuiste tú quien me envió las diecinueve notas no podía creerlo, por eso en estos momentos, como lo acabas de leer, te pido que seas mi novia.
Empecé a llorar al escuchar lo que me había dicho y sin decirle nada abrí mi mochila buscando la última nota para entregársela, porque aunque deseara con todo mi ser decir que si, mi boca no articulaba palabra alguna, había olvidado por completo como se hablaba.
En cuando encontré la carta la tomé y se le entregué intentando quitarme las lágrimas que caían por las mejillas.
Johan:
Ayer fue un día en que estuve pensando si decirte quien era yo, pero cuando te vi con Sonia en el entrenamiento no pude más y lo dije, pensé que iba arrepentirme en decírtelo, pero después de diez años de esconderlo me siento demasiado bien.
Razón No. 20
Por todo lo que te hace ser tú, por ser tan alegre, cariñoso, respetuoso, porque ayudas a los demás, aceptas tus errores, me escuchas, absolutamente por todo lo que te conforma y te hace ser Johan Miller, el chico del cual estoy perdidamente enamorada y que siempre lo estaré.
Cuando terminó de leer todo, levantó su rostro para encontrarse con mi mirada y una enorme sonrisa que era imposible de ocultar.
—¿Eso es un si? —preguntó acercándose tanto a donde estaba que sólo nos separaba unos poco centímetros.
—¿Me conoces tan bien como crees? —hablé y no entendí como pude pronuncia eso al tener sus labios rozando con los míos.
—Lo hago. —Fue lo último que dijo para después besarme y escuchar como el lugar se llenaba de aplausos y gritos.
Encontrarme de esa manera con el chico de mis sueños me hizo recordar cuando una vez jugando a las escondidas nos dimos un pequeño beso por accidente.
Yo corría intentando salvarme, pero por estar ocupada viendo detrás no me percaté de que Johan estaba parado a unos metros de mí observando hacia otro lado, caí arriba de él logrando que nuestros labios chocaran y ambos nos miraramos sin saber que hacer, estaba paralizada del miedo, porque había dado mi primer beso con el niño que me gustaba, pero por accidente, a los diez años no estaba madura para saber como actuar al respecto, lo único que hice fue levantarme de inmediato y salir corriendo a los columpios para gritar un tembloroso "Uno, dos, tres por mí y por todos mis amigos " y luego los niños salieron emocionados, mientras que solo sonreía intentando actuar como si nada hubiera pasado, en cambio Johan no quitaba su mirada de mí confundido.
Fue extraño recordar ese momento, pero es que después de siete años volví a sentir sus labios sobre los míos y fue muchísimo mejor que la primera vez, ya que no fue un accidente, él me tenía sujetada del rostro con delicadeza y mi mano derecha estaba tomando con fuerza la suya.
—¿Ahora no saldrás corriendo? —preguntó riéndose, tomé el ramo de la mesa y le sonreí con los ojos brillosos de la emoción.
—No, no lo haré.
Y aunque todo el lugar estaba demasiado lleno y teníamos muchísimos ojos mirándonos, no los sentía, ese momento eramos Johan y yo, dos pequeños niños que desde que se conocieron se gustaron y ninguno logró decirse algo hasta diez años después y lo mejor de todo era que nadie nos entendía, habíamos creado nuestro propio idioma sin darnos cuenta de eso, teníamos algo asombroso, algo que nadie nos podía quitar y aunque uno de los dos quisiera alejarse del otro no podría ya que los recuerdos seguirían haciéndonos compañía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro