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XVII




    Cuando decidí poner mi canción favorita de hombres G de alarma jamás imaginé que terminaría odiándola por completo. Al principio pensé que era una magnífica idea, me despertaría feliz cantándola y en efecto, los cinco primeros días así fueron,  pero después cada que sonaba esa canción quería lanzar el celular a la pared o si la llegaba escuchar en otro lugar solo la quería apagar, así que mi canción favorita terminó siendo la odiada.

Toda la casa se encontraba en silencio algo normal porque eran las seis de la mañana, hasta que escuché voces en la sala, Johan y Elliot parecía que estaban discutiendo, estaba por ignorar eso y empezar a arreglarme para ir a la escuela, pero la curiosidad me ganó.

—Todos los chicos se mueren por ella, pero nadie se atreve a hablarle hasta que llegó él y no se que se le cruzó por la mente para invitarla a salir. —Johan se escuchaba alterado y un poco molesto, logrando que pusiera mucha más atención a la platica.
Me levanté de la cama en silencio para caminar hasta la puerta y sin abrirla me recargué en ella para ver si podía escuchar mejor.

—Pero a ella no le gusta, estoy seguro de eso...

—Elliot, tiene diecisiete años claro que le gusta alguien, solo que no te lo ha dicho porque la proteges de más. —Me lo imaginé desacomodandose el cabello, ya que eso era lo que siempre hacía al encontrarse frustrado.

—No me vengas a decir como debo cuidarla cuando tú eres un idiota total que decidiste ir tras Sonia en vez de estar con ella, cuando eres al único chico que acepto en su vida. —Le respondió mi hermano del mismo tono que le habló su amigo.

Mi cerebro funcionaba a mil por hora intentando pensar de que hablaban y mi corazón latía demasiado por los nervios a causa de la pregunta que se encontraba molestándome una y otra vez desde que se formuló en mi cabeza.

—Es demasiado complicado...

—¿Demasiado complicado? —Lo interrumpió Elliot en tono burlón— Él único que se complica las cosas eres tú, desde pequeño lo haz hecho, tienes millones de oportunidades y no tomas ninguna, no entiendo la razón de porque lo haces si te mueres por ella ¡actúa y deja de quejarte!

En ese momento ya me encontraba paralizada, no podía mover nada, estaba perdida uniendo cabos de lo que hablaban, pero aunque intentaba encontrar distintas salidas, siempre llegaba a la misma, hablaban de mí, pero es que eso era demasiado imposible, era tan imposible como que yo fuera buena en Química, no existía ninguna probabilidad de eso, las cosas no eran tan perfectas en la vida real y lo parecían en ese instante, logrando que apareciera una gigantesca sonrisa en mi rostro la cual quitaba en cualquier momento que me decía alguna tontería para no ilusionarme, existía una oportunidad de un millón que yo le gustara a Johan.

—Soy su amigo ¿acaso vez que me mira de otra manera? Siento que si le digo y ella me rechaza nada va a ser lo mismo, aunque ella lo intente no lo será. —guardó silencio.

—Entonces muérete de celos cada vez que un chico la invite a salir, hablen excelente de ella y cuando llegue a tener novio, tendrás que soportar cuando nos lo presente, verla siempre de cariñosa con él, ese chico tendrá por completo la atención de Jema, por ahora lo eres tú y yo, pero tenlo por seguro que cuando ese momento llegue te querrás morir de celos e ir a golpearlo.

Mi hermano terminó de hablar y ya no pude seguir escuchando nada porque me perdí en mi mundo. Me levanté del suelo como si estuviera sonámbula, sentía como si ese fuera un sueño y es que lo era, tenía que serlo.
Volví a acostarme en mi cama intentando dormir y despertar en la vida real, en la vida donde tenía un hermano de sangre y otro que no lo era, pero lo conocía de casi toda mi vida y del cual estaba perdidamente enamorada de él, pero jamás me hará caso y viviría de esa manera por siempre.

Cerré los ojos, pero la conversación se seguía escuchando a la perfección, sentía como si estuvieran hablando a mi lado. Estiré mi brazo para poder tomar los audífonos junto a mi celular que tenía en mi buró pegado a la cama y en cuanto lo tuve puse la primera canción que me encontré para intentar centrar toda mi atención solo en ella.

La puerta se abrió y escuché el grito de mi hermano haciendo que me asustara demasiado y me sentara de un golpe en la cama mirando hacia los lados con el corazón acelerado.

—Es demasiado tarde, tienes quince minutos para arreglarte o nos vamos sin ti. —ordenó para ir con su amigo a donde sea que se encontraba.
Lo que menos quería en ese momento era ir a la escuela, quería quedarme en la casa pensando la conversación que escuché, pero estaba muy claro que eso no iba a poder hacerlo.

Aún sin encontrarme cuerda del todo, tomé mi uniforme y entré a la ducha.
Fue la primera vez que no tarde ni si quiera los quince minutos que me dio Elliot para arreglarme, en diez ya estaba lista con mi mochila en mis hombros.

Al llegar a la sala no me atreví a mirar a los chicos y fui directo al carro, donde me subí en la parte trasera colocándome mis audífonos para perderme porque aunque me bañé con agua fría seguía sin reaccionar.
En cuanto Johan y Elliot subieron al auto seguí sin mirarlos, haciendo que fuera más que notorio que algo me sucedía, algo grave.

• • • •

En ninguna clase lograba reaccionar, ni si quiera en mi favorita, donde al terminarla la profesora habló conmigo para ver si me encontraba bien, le dije que si y fui directo a la siguiente.
Parecía un total robot, pero lo más raro era que Katherine no me pregunta que me sucedía o intentaba ver si me encontraba bien, actuaba como si yo estuviera de lo más normal.

Seguía sin creer que mi mejor amiga no se percatara de como me encontraba, todos los alumnos se habían dado cuenta y ya hasta escuchaba algunos chismes de mi comportamiento, cosa que en ese momento era lo que menos me importaba de mis preocupaciones.
Kat platicaba conmigo animadamente, mientras que yo intentaba seguirle la platica cada vez que se me olvidaba lo que escuché.
Por suerte ese día no tendría ningún examen y podía encontrarme como Zombie todo el horario de clases sin ningún problema.

—Suficiente. —habló mi amiga cansada cubriéndose el rostro con las manos— ¿Cómo te enteraste?

Sacudí mi cabeza confundida por su pregunta.

—¿Qué?

—¿Cómo te enteraste que le gustas a Johan? —preguntó susurrando intentando esconderse con la mochila mientras reaccionaba y procesaba sus palabras.

Tardé varios segundos para entender que es lo que había dicho y en cuanto lo logré me levanté del asiento llamando la atención de todos.

—¿Tú lo sabias? —dije sin poder creer nada, me encontraba en un sueño, en un enorme sueño que no sabía si quería seguir en el o salir de una vez.

Hacer eso logró que me sacaran de la clase junto con mi amiga.
Ni si quiera sabía lo que sentía en ese momento, tenía tanta impotencia, emoción, confusión, todo estaba revuelto atormentándome y más aún porque mi mejor amiga al parecer me había ocultado algo demasiado importante para mí.

Iba casi corriendo para llegar a las canchas, donde iba poder hacer mis escándalo sin ningún problema, en ese momento no me importaba nada, quería aclarar todo de una vez, todo era demasiado extraño, tanto que ni si quiera sabía si ya había despertado.

—¡¿Lo sabías?! ¡¿Yo le gustó a Johan?! —grité sin importarme que alguien me escuchara y aún así nadie lo iba a hacer, ya que los salones que se encontraban cerca aún no estaban en funcionamiento.

Kat no quería hablar, no sabía cómo hacerlo y solo miraba hacia los lados pidiendo ayuda, arrepintiéndose de decirme que ella lo sabía mucho antes que yo.
Volví a gritarle lo mismo haciendo que se rindiera y empezara a hablar de una vez por todas, no tenía otra salida más que esa.

—Si —sentí como me desmoronaba por completo, ni si quiera sabía como actuar— . Le gustas a Johan y yo ya lo sabía. Cuando me hice novia de Elliot él me lo dijo días después para intentar sacarte información acerca de Johan, pero me hizo jurar que no te diría nada nunca...

—¡Por eso estuviste diciéndome que le dijera que yo le enviaba las notas, por eso me molestabas en que le dijera que me gustaba! —grité sentándome en el piso.

—Si, perdón, en verdad el día del cine quería decírtelo, quería decirte que tú eras la chica la cual le gusta, pero se lo juré a Elliot...

—Así que me viste llorar, morirme de celos porque pensaba que era otra chica —la miré con una sonrisa en el rostro y las lágrimas resbalándose por mis mejillas— . Eres la peor amiga que uno pueda tener.

En cuanto esas palabras salieron de mi boca me levanté del suelo para lanzarme a los brazos de Kat donde lloraba de alegría, seguía sin creer por completo lo que sucedía.
En cuanto sintió mi cuerpo contra el suyo se quedó sorprendida por como actué, pero segundos después nos envolvimos en un enorme abrazo.

—Tienes que decirle que a ti también te gusta. —dijo cuando empezamos a caminar hacia el gimnasio, donde empezaría el entrenamiento de fútbol.
Ese día no me cambiaría el uniforme porque por suerte me tocaba el deportivo, aunque ya me habían mandando a pedir el uniforme del equipo para llevarlo a todos los entrenamientos.

—Lo haré, tengo que hacerlo. —respondí demasiado animada, nada ni nadie podía arruinarla.

A partir de ese momento en que vi a los chicos caminar hacia nosotras intenté comportarme lo más natural posible e hice lo que todos los días hacia.
Guardar la carta en la mochila sin que nadie me viera y salir a jugar fútbol, pero ese día era demasiado distinto a todos. Lo que le dije a Katherine lo iba a hacer, pero primero tenía que verificar que no estaba soñando.

Al llegar la noche y que mi hermano se fuera a su habitación para dormir y yo a la mía fui directo a la computadora para escribir la carta del siguiente día, me sentía mucho más cómoda haciéndola una noche antes.

Johan:
Ni si quiera se si está carta será la que recibirás porque mientras la escribo siento que aún sigo durmiendo, hoy a sido uno de los días más extraños de mi vida, pero a la vez el mejor de todos.
Razón No. 17
Tus sorpresas son maravillosas, cuando te propones sorprender a alguien lo haces y de manera extraordinaria, toda persona ama tus sorpresas, ya sea que tengas algo asombroso que contarle o hasta un regalo.
Yo soy una de esas personas que las ama con todo su ser y siempre lo haré Johan, siempre.
Esa es una de las 20 razones por las cuales te amo.

Releí una y otra vez la nota con la enorme sonrisa que había tenido desde que hablé con mi mejor amiga, guardé el archivo y fui acostarme porque mañana me daría cuenta si era real ese día.

Estaba por quedarme dormida cuando mi celular vibró indicando que tenía un nuevo mensaje, estiré el brazo para ver si era importante y en cuanto vi el remitente me senté en la cama emocionada por ver quien era.
Seguimos platicando durante toda la noche, haciendo que nos termináramos durmiendo como a las tres, solo teníamos otras tres horas para dormir porque teníamos clases, pero nadie iba a poder quitar esa hermosa charla que tuve con Johan y aún más sabiendo que le gustaba, le gustaba al chico que jamás pensé que iba a gustarle, al que pensé que solo me miraba con ojos de hermana menor, pero los diez años que llevaba conociéndolo estuve demasiado equivocada.

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Esto está más cerca de terminar y si este capítulo les pareció interesante esperen al siguiente.

¡Gracias por leer!

-Sujey-

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