XV
Mis pies tocaron el suelo de mi casa y me lancé al sillón, Elliot me aventó el control para que encendiera el televisor mientras tomaba asiento al igual que su amigo.
Durante el camino no le dirigí la palabra en ningún momento, también traté de evitar mirarlo a los ojos, pero estar molesta con él por mucho tiempo jamás funcionó.
Si seguía sentada a un lado de ellos explotaría y empezaría a hablar con los chicos, volteé a verlos, tomé aire armándome de valor y salí directo a mi habitación, con la mirada de Elliot y Johan en mi espalda, preguntándose porque hacía eso, tal vez la reacción de mi hermano no había sido tan exagerada ya que él era demasiado celoso, pero me molestó demasiado como trató a Dante.
Escuché como alguien iba subiendo las escaleras, mientras apretaba más mi rostro con la almohada. Estaba acostada en la cama teniendo todo mi autocontrol para seguir enfurecida y lo lograba cada vez que recordaba el comportamiento de Elliot.
—¿Podemos hablar? —preguntó sin entrar a la recámara. Negué con la cabeza sin mirarlo.
No le importó mi respuesta, caminó hasta sentarse en mi cama y empezar a acariciar mi cabellera. Él sabía que haciendo eso me iba a tranquilizar e iba a acceder hablar con él.
Decidí sentarme en la cama cruzando mis piernas como indio, solo observando las uñas de mis manos, incitándolo a hablar.
—Perdón por comportarme así, pero sabes que no quiero que tengas novio a alguien que no te merece y solo te vaya a herir, no deseo que vuelvas a sufrir, ya es mucho con lo de papás. —habló con un nudo en la garganta, intentando ocultar las lágrimas que querían escaparse, eso logró que cualquier molestia que tenía se esfumara con rapidez.
Coloqué mi mano arriba de la suya apretándola, para después enredarnos en un abrazo.
Elliot decía la verdad, antes de que nos quedáramos solo, él me apoyaba hasta con los chicos que me gustaba (claro que con mis novios primero los amenazaba), y yo a él con las chicas, ambos éramos el complemento ideal para conseguir pareja, aunque a mí papá no le gustara mucho esa idea seguíamos haciéndolo, pero cuando ocurrió el accidente mi hermano decidió encerrarme en una burbuja donde nadie pudiera hacerme daño, protegiéndome de todo a mi alrededor, porque no quería que sufriera, ya era suficiente con la perdida de nuestros padres, sin rechistar accedí a entrar a esa burbuja de perfección, si él se encontraba mejor con ello, estaría bien para mí, el problema que nunca vi fue que iba a llegar un momento en el que tenía que salir para poder vivir la vida sin la protección de nadie, tendría que aprender de mis errores y sufrir para llegar a mis metas, yo lo entendí un año después, pero él aún no se daba cuenta de eso.
—Se que quieres lo mejor para mí, siempre ha sido así, pero yo debo aprender a elegir sin tu ayuda, porque aunque ninguno de los dos lo quiera va a llegar un momento en que eso deberé hacer. —dije tranquila, me observó dándome una sonrisa sin mostrar su dentadura, enseñándome lo orgulloso que se encontraba de mí, levantó su mano y despeinó mi cabello en forma de cariño, a lo cual reí.
—Está bien, intentaré no matar a todo chico que se te acerque...
—¿Entonces puedo ir al cine con Dante? —pregunté riendo y con una pizca de esperanza de que accediera.
—No, él sigue sin caerme bien, pero iremos al cine los cuatro. —habló emocionado, gritó el nombre de Johan para que subiera hasta mi habitación.
Era extraño que después de conocerlo tanto tiempo aún seguía provocando nerviosismo al saber que estaba por verlo.
—Ya se arreglaron. —dijo en cuanto me vio que ya no tenía ganas de matar a Elliot, observé su mano y traía mi nota, haciendo que me diera un vuelco el corazón.
Los tres estábamos en la cama leyendo la carta, en realidad odiaba hacer eso, lo único que me gustaba era ver como se iluminaba el rostro de Johan mientras pasaba su vista por la hoja.
• • • •
Nadie se ponía de acuerdo por la película que veríamos, cada una quería ver una distinta, aunque Elliot como era claro apoyaba a Kat, así que me encontraba peleando sola por ver Jumanji.
No iba a rendirme en esa pelea, porque la que ellos querían ver la había visto por Facebook (el problema de ser pobre), así que si decidían que esa era la elegida yo estaba lista para arruinarles el final y no les quedará otra opción más que entrar a ver la mía.
Después de media hora de discusión mi hermano y Kat entrarían a la que querían, Johan y yo iríamos a ver la película de mi elección, no podía estar más feliz por ello, era demasiado asombroso.
Nos formamos todos juntos en la fila para comprar las palomitas. Johan no me dejó pagar nada, mientras discutíamos un poco, solo me encontraba intentando no gritar de la emoción por lo que él estaba haciendo, por supuesto que terminé aceptando y cuando lo hice giré a ver a mi amiga, la que se encontraba igual o más emocionada por ver eso.
Nos fuimos en dirección contraria a Katherine y su novio, pero aún no me cabía en la cabeza todo lo que estaba sucediendo en esos momentos. En cuando entramos a la sala, localizamos de inmediato nuestros asientos, aún no había mucha gente, así que empezamos a platicar, tenía que saber que opinaba Johan acerca de la chica de las notas, si aún seguía decidido a encontrarla.
—No sé si sea lo mejor descubrir quien es ella, si es anónima debe ser por algo ¿no? —preguntó metiéndose una palomita a la boca. Quedé muda al escuchar lo que me dijo, unos días anteriores había dicho todo lo contrario y ahora decía que no, la emoción se esfumó tan rápido a como llegó.
—Pe-pero ¿no te gusta lo que escribe, ya no te importa o que sucedió? —tartamudeé evitando empezar a temblar por los nervios.
—Claro que me gusta lo que escribe, es algo maravilloso que piense todo eso de mí y aún más que se tome el tiempo de hacerlo y guardarlo en mi mochila sin que nadie la descubra, pero, no sé...
—¿No sabes qué? —Lo interrumpí, necesitaba saber que era lo que lo había echo cambiar de opinión.
—Creo que me gusta alguien. —habló y se encendió la pantalla para que empezaran las comerciales, haciendo que se volteara para verla.
Si tu corazón se detiene te mueres, pero a mí se me detuvo en ese momento, la respiración se me fue, casi caía desmayada y las palomitas se caían al suelo por lo que acababa de escuchar de su propia boca, había dicho que le gustaba alguien. La noche se arruinó, no podía concentrarme en nada, saber que al chico que amas y siempre lo harás te diga que le gusta alguien más y ya no se preocupara tanto por tus notas (sin que él sepa que tú eres la remitente) es lo peor que puede suceder en la vida, es mejor morir a escuchar eso, porque sientes que te mueres en ese instante, es una sensación inexplicable. No logras oír nada, solo las palabras de él rebotando en tus oídos una y otra vez, intentando averiguar quién es esa chica, sintiéndote demasiado mal por creer que unas estúpidas cartas lo iban a enamorar e iba a caer rendido a tus pies.
No lo soporté más y las lágrimas empezaron a salir, mientras intentaba quitarlas para que nadie se percatara, solo sentí la mirada del chico en mí y salí huyendo al baño, sin dar alguna explicación, la película ni si quiera llevaba la mitad.
Me encerré en un cubículo enviándole mensajes a Kat, no me gustaba molestarla cuando estaba con mi hermano, pero en ese momento la necesitaba demasiado, no tardo nada en llegar al baño empezando a gritar mi nombre para saber donde me encontraba, salí del cubículo y la abracé llorando en sus hombros, se encontraba muy preocupada al no saber que estaba ocurriendo.
Le conté toda la plática que tuve con Johan, donde no supo que decir, ni si quiera lo creía porque no habíamos visto al chico con alguien más desde que terminó con Sonia. Él solo se encontraba con nosotros.
Al final de todo tuve que regresar a ver la película y en cuanto me senté en mi lugar mi amigo me llenó de preguntas para saber que ocurrió, no supe que responder, solo le dije que Kat necesitaba mi ayuda para algo, así ocurrió todo el transcurso del cine, en silencio. Solo me encontraba perdida en mis pensamientos.
Con solo llegar a mi casa fui a encerrarme a mi recámara para dormir y olvidarme de esa terrible noche, pero no podía dormir sin escribirle la nota quince.
Johan:
Hoy fue el segundo peor día de mi vida, así te resumo todo, pero no estoy aquí para hablar de mí (aunque en estos momentos quisiera expresarme contigo).
Razón No. 15
Tu sinceridad lástima de la misma manera que ayuda, eres tan sincero que ayudas a las personas a ver lo mejor y hasta lo peor de ellos, pero tristemente para ser lo mejor de cada uno te duele escuchar lo peor de ti, pero tu lo dices sin esconder nada, eso es bueno y no duele tanto contigo como con los demás, pero ser sinceros es algo que todos deberíamos tenerlo, no debemos de enojarnos o sentirnos mal por ello cuando alguien lo es con nosotros, sino todo lo contrario y vaya que tú, Johan Miller lo has sido demasiadas veces conmigo, así que gracias por eso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro