I
Estaba en el partido de futbol soccer de mi hermano y su mejor amigo, mis manos sostenían un gran cartel con el nombre de los chicos para apoyarlos, mientras que Katherine levantaba otra con el numero de la camisa que ellos traían puesta.
El partido iba demasiado bien ya que estaban ganando, haciendo que cada vez que metían un gol levantara mi cuerpo de las gradas para gritar como loca, Johan tenía el balón en su poder, salió corriendo con más rapidez y metió gol. Los demás me habían provocado que me emocionara y ese hizo que me muriera de felicidad, logrando que empezara a gritar alegre moviendo el cartel arriba de mi cabeza captando la atención de algunas personas entre el público, pero no me importaba, ellos habían ganado.
Bajé corriendo hacia la cancha para felicitarlos junto a mi amiga pisándome los talones, se suponía que nadie podía entrar ahí, pero existía una excepción hacia mí por llevarme tan bien con el entrenador y ser hermana y amiga de los mejores jugadores del equipo.
En cuanto localicé a Elliot salí corriendo hacia él para que me cargara como si yo fuera un mono, se encontraba repleto de sudor pero poco me importaba eso, estaba muy feliz de otra victoria, pero lo que siempre me ponía triste era ver a Johan besándose con su novia después del partido o que le dedicara los goles-cosa que ese día no sucedió y el chico metió dos- y eso era lo que estaban haciendo, cuando se separaron Johan me observó dándome una sonrisa, tenía que ir a felicitarlo.
Cuando Elliot me bajó de sus brazos Kat lo abrazó felicitándolo, la miré indicando que iría con Johan, ella afirmó con la cabeza y se quedó platicando con mi hermano.
-Una nueva victoria que agregar a tu lista. -dije sonriéndole dándole un gran abrazo, lo mejor del partido.
-No entiendo cómo no te da asco abrazarme. -habló cuando me separé de él y tenía un poco de sudor por su culpa y de Elliot- , Sonia ni si quiera le gusta tocarme.
Cuando escuché decir eso casi suelto una carcajada sarcástica, no le gustaba tocarlo, pero bien que si se lo tragaba mientras se besaban, algo demasiado irónico.
Volví con mi hermano que se encontraba platicando con sus amigos, me uní a la charla y minutos después todos empezamos a despedirnos.
Cuando los cuatro estuvimos listos para marcharnos empezamos a caminar hacia el estacionamiento he ir a festejar a nuestra manera.
Subimos al auto de Johan platicando animadamente hasta que llegamos a un supermercado donde cada quien se dirigió a los estantes para tomar demasiadas golosinas o papitas fritas, en cuantos nuestras manos estuvieron demasiado llenas nos dirigimos a la caja a pagar, donde después de eso emprendimos camino a mi casa.
Al llegar comencé a preparar toda la comida en cacerolas con ayuda de Katherine, mientras que los chicos movían los sillones de tal manera que quedaran pegados a la pared y pudiéramos sentarnos cómodamente en el suelo.
• • • •
El claxon se escuchó haciendo que me levantara de un salto de la cama, agarré mi móvil y miré la hora, el despertador no había sonado y en diez minutos tenía que estar en el instituto.
Me alisté con rapidez y agradecí verme bañado el día anterior en la noche, así de esa manera solo coloqué mi uniforme que constituía en un pantalón color gris y la camisa polo blanca, mi cabello castaño estaba hecho un desastre, no quedaba otra opción que colocarlo en una coleta. Tomé mi mochila y salí corriendo hacia afuera para subir al auto que me esperaba.
-Me quedé dormida. -dije en cuanto entré, saqué la bolsa de maquillaje que siempre cargaba en la mochila para esos casos y empecé a maquillarme ahí mismo.
Johan se volteó para mirar cómo me maquillaba, provocando que me pusiera nerviosa, intentando actuar lo más normal posible, disimulando que estaba muriéndome de nervios.
-Te queda mejor el rojo. -apuntó el colorete que tenía en mis manos junto al rosa, levanté el que él había dicho y afirmó con la cabeza.
Mi hermano no tardó en llegar y en cuanto se subió, Johan empezó a manejar, él había estado recogiéndonos desde que Elliot chocó su carro por jugar a las carreras con su amigo, lo metió al taller para que lo arreglaran, cosa que iban a tardar bastante para que lo tuviera de nuevo en su poder.
El gran lugar del estacionamiento donde había un perfecto y enorme árbol que daba sombra estaba libre, como siempre, estacionaron el auto ahí, me observé por última vez en el espejo y bajé. Los alumnos que se encontraban cerca de nosotros se acercaron en cuanto los chicos bajaron para felicitaros por el triunfo que tuvieron la noche anterior.
Saludé a algunas personas y salí del círculo que se estaba creando alrededor de Johan y Elliot.
-¡Los veo en el almuerzo! -grité caminando a la entrada de la escuela, ellos se despidieron con la mano y una gran sonrisa en el rostro.
Iba caminando para llegar a mi aula, mientras en algunas ocasiones me detenía para platicar un poco con las personas que encontraba, era agradable ser conocida por toda la escuela y aún más que se detuvieran para hablar conmigo, pero en cuanto localicé a mi mejor amiga me despedí de las chicas con las que estaba para ir con Kat.
-Johan dijo que me pusiera este labial porque dice que se me ve mejor. -susurré emociona dando un pequeño salto.
-Haz estado obsesionada con él desde que eras toda una niña fea ¿no piensas decírselo? -respondió sentándose en una banca, yo hice lo mismo al lado suyo.
-No, primero muerta a que se entere que me gusta, es el mejor amigo de Elliot ¿como crees que reaccionaria?
-¿Johan o Elliot?
-¡Los dos!
Y la platica dio su fin gracias a que la profesora llegó poniendo un terrible trabajo en el pizarrón y mucha tarea para la tarde.
Cuando salimos de esa clase los rumores empezaron a correr, todos hablaban de ello haciendo que los nervios y náuseas se apoderaran de mí para saber si eran ciertos o no.
Saqué mi celular a escondidas en la clase de historia y le envié un mensaje a mi hermano preguntándole acerca de lo que se hablaba, necesitaba una respuesta.
«Pregúntale a él»
Respondió a mi mensaje en cuanto se lo envié. La respuesta que me había dado no me agradó para nada, solo esquivó mi pregunta.
Al encontrarme tan desesperada para que llegara el momento de verlos hizo que ni si quiera prestara atención a ninguna clase.
El timbre sonó y salí huyendo de ahí en busca de los chicos. Los localicé caminando hacia mí con tranquilidad, así que tuve que ir lo más lento posible para que no se notara mi ansiedad.
-Hola. -saludó Johan haciendo que me derritiera por dentro, mi respuesta fue una sonrisa.
Caminamos juntos al comedor y cuando estábamos entrando, todas las miradas se dirigieron hacia nosotros, no eran igual que siempre, me di cuenta a que se referían cuando miré que Sonia estaba caminando detrás de nosotros.
-Necesito saberlo. -dije en el momento en que nos sentábamos en una mesa- ¿Ya terminaste con Sonia?
Los chicos se voltearon a ver dudosos en responderme, pero sabía que lo harían.
Estaba demasiado nerviosa esperando una respuesta, esperando con ansias lo que siempre había querido escuchar y esperaba que ese día se cumpliera.
-Si.
Tal vez solo fue mi imaginación, pero escuché el sonido de fuegos artificiales por todo el lugar y en mi rostro se formó una gigantesca sonrisa que no podía esconder por más que lo intentara.
No podía creer que después de tanto tiempo esa relación se había terminado, Johan no parecía que le importara, pero lo conocía demasiado bien para saber que le dolía (mínimo un poco) ver terminado con su novia después de casi un año, estaban llenos de problemas y aunque yo no supiera como, siempre encontraban una solución.
Sonia nunca me agradó y no sólo por que era la novia del chico que me gustaba, sino que era una total chica falsa, pero con Johan era distinta, tal vez por eso a él le gustó.
Mi cuerpo estaba lleno de una felicidad enorme, pero tenía que aprovechar esa oportunidad porque no era la única que quería algo con él, la mitad de la escuela lo amaba y la otra mitad era para mi hermano. Ellos eran los que dominaban la escuela junto a mi lado y Katherine, Los chicos siempre me protegían si alguien se quería pasar de listo conmigo, tenía muy en claro que Johan solo me miraba como su hermana menor y ansiaba demasiado hacer que eso cambiara.
El horario de clases por fin había llegado a su fin y durante ese transcurso se me ocurrió una grandiosa idea, tenía el camino (casi) libre para enamorarlo ya que lo conocía demasiado bien, nadie tenía que saber lo que estaba por hacer, ni si quiera mi mejor amiga ya que era una locura y estupidez.
Como era costumbre me quedaba a los entrenamientos de futbol apoyando al entrenador o de espectadora, pero ese día me quede en la grada más alta cuidando las mochilas de los chico, saqué de la mía la carta que había escrito en la clase de computación, le puse demasiado empeño y la imprimí junto a otro trabajo que nos pidieron para que nadie tuviera sospechas.
Estaba emocionada y asustada por conocer su opinión y claro que él me la diría frente a frente (me contaba casi todo), sin saber que la remitente de la carta era yo.
Johan:
El día que espere tanto ha llegado por fin y siento que es solo mi imaginación ya que parece demasiado irreal.
Por eso decidí que te escribiré 20 razones para decirte porque estoy enamorada de ti.
Razón No. 1
Eres sencillo, no importa que tan grande sea tu popularidad, siempre eres tú por eso te amo.
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