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18.- Camus, el final de una historia.

Hola n.n

Último capítulo.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

A la medianoche del siete de febrero, Dégel se sintió más ligero. Ganímedes travieso le informaba que su carga ya no existía y que al fin podría abrazar y llamar " hijo" a ese muchacho cuyas memorias habían vuelto paulatinamente.

Eolo acarició su marmóreo rostro llevándose consigo el último resquicio de sentimientos negativos, ya podía envejecer como el resto de los mortales. Se permitió reír libremente, Ganímedes celebraba la alegría de aquel hombre de muchos siglos de vida con apariencia juvenil.

Con el balcón de su alcoba abierta de par en par, Dégel ajeno a las miradas indiscretas de las personas que trabajaban en su casa contaba las horas para ir a buscar a Camus.

-el señor está extraño.

Unity que pasaba por ahí, frunció el ceño al ver a los curiosos espiar a su señor, pensó que su jornada terminaba pero veía que no. Sin miramientos se llevó a rastras a al par que resultaron ser el jardinero y el hijo de la señora encargada de la cocina.

-pero señor Unit......-protestaron al unísono.

-¡ chist!-y los lanzó como saco de papas en la sala-el señor está atravesando una etapa muy importante en su vida y mirones como ustedes interrumpen su instante a solas.

Regresó para decirle que si necesitaba algo no dude en llamarlo, sin embargo se llevó un pequeño susto cuando lo vio frente a un espejo de cuerpo entero, más el reflejo que mostraba el mismo no era de Dégel, era de un hombre de avanzada edad cuyos ojos violáceos brillaban con una chispa traviesa.

Atreverse a decir que Dégel estaba hastiado de la eterna juventud sería muy precipitado. Absorto como estaba no oía que el mencionado lo llamaba y no fue hasta que lo tuvo a su lado cuando reaccionó.

-así seré dentro de poco-comentó con una evidente alegría-soy libre de las ataduras a las que estuve sometido por culpa de mi necedad.

-¿ le emociona llegar a ese punto?

Sin perder esa brillante y eclipsante sonrisa Dégel respondió.

-¡ ay los humanos!-exclamó-deberían de sentirse halagados de tener el privilegio de vivir intensamente, sin hacer el mal y sobre todo tener el privilegio de amar-al llegar a este punto su mirada se ensombreció y su voz se apagó.

Un silencio pesado se instaló entre ellos, Unity incapaz de formular otra interrogante más avanzó hasta el balcón y lo cerró.

Cuando pasó a lado de Dégel el cual sostenía una caja abierta, exquisitamente labrada dentro de la cual se veía un mechón de cabello que observaba con infinita ternura, le espetó.

-también nos hace humanos los recuerdos que tengamos de aquellos que más amamos-hizo una pausa para proseguir notando el interés de Dégel-aunque no lo crea, usted siempre fue un humano más porque atesoró los recuerdos de alguien..... La inmortalidad fue un aliciente para soportar toda esa soledad y la recompensa fue volverlo a ver.....

Se retiró con una reverencia sutil, dejandolo con esa reflexión.

Mañana siguiente.

-¡ deja mamá!-Camus apartó a Carrie con suavidad-debo enfrentar esto yo solo.

Milo farfullaba mil groserías mientras llevaba una maleta, cambiar la vida de ciudad por un lugar que desconocía era espantoso, le parecía ridículo que Camus tendría que ir a ver a un tipo que se atribuía ser su padre y más ridículo que su madre estuviera involucrada en eso.

-¡ ven mocoso!-llamó Kardia terriblemente incómoda-¡ líbrame de esto ya! y tú-se dirigió a Milo-más te vale que no te olvides que soy tu madre y que debes visitarme.

Bajó la mirada triste, separarse de su madre adoptiva era dificil por no decir doloroso, no obstante por Camus haría todo; ella suavizó su expresión adusta para abrazarlo y decirle en voz baja que como madre era su mayor logro.

-dile a Aspros que fue increíble tenerlo como amigo más que como padrastro- se dejó oír un sollozo, era Carrie que se despedía de Camus.

-ya llegó-dijo Kardia a su amiga que besó la frente de su hijo-¡ vamos Milo!

PDV Dégel.

Hoy volví a nacer, hoy me volví lo que debí hacer sido hace mucho tiempo...... humano......

Veo a Camus acercarse, sus ojos azules lucen acuosos, el muchacho que identifico como su amigo camina aferrado al brazo de Kardia, decir en voz alta que aún la quería era tonto yo ya había tomado la decisión de desatar el hilo que neciamente mantenía amarrado argumentando que nuestras vidas debían estar juntas. Ella me desafiaba con su expresión vacía, entonces desvio mis orbes y las concentro en Camus.

Kardia se adelanta colocando de trás de ella a los dos chicos.

-promete que vas a cuidar de ellos- su semblante ya no era retador, se transformó en el de una madre preocupada-no te perdonaré si a e.....

-esperé tanto, no volveré a cometer el mismo error, con respecto al otro muchacho lo trataré como un hijo más.

Pareció satisfecha.

-cumplí con mi estúpida promesa-murmuró-ahora te toca a ti.

" La historia volvía a escribirse, páginas de dolor, sangre y odio se borraban,

Una nueva era se abría ante los dos,

juro por los años que me queden que velaré por ti,

prefiero morir yo primero, que verte de nuevo arrebatado de mi,

no importa la sangre, sólo el sentimiento....."

A partir de ese momento comenzaba una nueva vida para Camus, esa vida que en el pasado se vio truncada y que ahora viviría sin temores.

Años más tarde.

" Al despertar a mis memorias, supe que mi vida estaba ligada a su alma....."

Desperté sintiendo una opresión en mi pecho, a mi lado Milo se removió murmurando incoherencias. Fruncí el ceño advirtiendo que a mi pareja se le había olvidado de programar el despertador para las siete y treinta.

-Milo....-llamé agitándolo suavemente-Milo....

-hump.

Me levanté derrotado, sin duda alguna Milo dormía como piedra, podía pasar lo que sea que él ni por enterado.

El lujo y las grandes dimensiones de la alcoba que me pertenecía aún me sorprendía, nada cambió en lo que recordaba..... los cuadros, las estatuas exceptuando el mobiliario que por el paso de los siglos tuvo que ser cambiado por las polillas, por lo tanto mi cama era relativamente nueva.

La opresión aumentó, era como si un mal presentimiento se apoderaba de mi ser, de sopetón vino a mi mente la imagen de mi madre o de mi padre Dégel quién desde que renunció a su larga vida envejeció repentinamente. Su piel antes tersa y cremosa ahora lucía apergaminada, su cabello encaneció a tal punto que parecía una cascada blanquecina lacia y hasta llegó a encogerse un poco.

Sabía que en cualquier momento él tenía que irse, tal como Sisifo cuya muerte dejó desolado a sus hijos, pero yo aún no quería perderlo, más aún que lo volví a encontrar y que al fin logramos superar los fantasmas del pasado, un fantasma llamado Inquisición.

Decidido a averiguar porqué sentía ese repentino temor, dejé que Milo siguiera roncando y me abalancé hacia la alcoba de mi padre al cual hallé despierto y con el ceño fruncido; su frente se suavizó al verme entrar y juro que rejuveneció con ese gesto.

-lamento haberte despertado hijo-suspiró ruidosamente-es sólo que me enteré de algo que nos mantuvieron oculto durante años.....

Sus arrugas se tornaron más profundas, su boca adquirió un rictus severo convirtiéndose en una máscara enfadada, sin ofender, claro. Traté de mostrar interés en lo que me decía, pero en realidad esas cosas relacionadas con su gente me causaban confusión.

Rescaté partes en las que mencionaba consternado a un tal Sisifo que había muerto sin saber la verdad sobre su hijo mayor, aquella verdad que fue ocultada celosamente por su mayordomo prestando juramento de que jamás mientras tuviera vida revelaría nada sobre la desaparición del odiado Radamanthys.

Ciertamente de ese nombre tengo una vaga noción, aunque a ciencia cierta ya no importa.

-¿ padre?-interrumpo su charla estrechando su hombro, él suelta un suspiro en el que expulsa la última parte de su queja y enfado-ya no te atormentes, ya pasó. En realidad yo también hubiera actuado de la misma forma.

Él me mira espantado, sacudiéndose mi toque, espera que me retracte, no pasa entonces, vienen los reproches.

-por mucho daño que haya infrigido Wyert, nadie más que nosotros los que fuimos inmortales nos correspondía juzgarlo.

-¿ cómo? encerrándolo en una elegante prisión-cuestiono abandonando mi usual tranquilidad-¿ y si volvía a atacarme? ¡ Cómo en el pasado a través de una mano ejecutora!

Tiembla. Se encoge de terror. Niega reiteradas veces las palabras que podían sonar a un conjuro condenatorio, pero ya a estas alturas no surten ni tienen valor.

-¡ CÁLLATE! ¡ TE PROHIBO QUE REPITAS ALGO ASÍ!

-¿ entonces?-la opresión cede y comprendo que la misma era producto de la ansiedad por tener esta charla aplazada desde siglos, esa charla que no pudo ser. En un pestañeo imperceptible visualizo al joven de ojos violetas cuya devoción me trajo de vuelta.

No seguimos hablando más porque la voz de Milo quién en esos momentos preguntaba algo desorientado a Unity donde habían puesto a sus escorpiones, lo que hablábamos mi padre Dégel y yo era privado.

-¿ qué es eso? ¡ Unity!-gritan unas mujeres tirando vajillas y otros enseres-¡ quita!

-joven Milo......

Mi padre alza ambas cejas divertido, la causa del alboroto eran las amadas mascotas de mi novio, el muy despistado de seguro las sacó de su casita de vidrio y las mujeres  poco acostumbradas a esas peculiaridades consideran una amenaza a los pequeñines.

-ve con él, no quiero tener a mis asistentes temblando y mirando el suelo buscando bichos venenosos.

La sala era un alboroto, Silvie quién preparaba unas exquisitas comidas sostenía una escoba, Unity negaba el descuido de Milo que asustado buscaba hasta debajo de las alfombras a los escorpiones. Al fin después de quince minutos de infructuosa búsqueda, uno de los nenes apareció por los pies del mayordomo quién ni se movió.

-este voy a dejárselo a mamá-dice molesto Milo.

No digo nada. Unity resopla ante la crisis de nervios a la que se vio sometido todo el personal.

Más tarde.

La deidad de la noche abrazaba con su vestido oscuro el cielo, Eolo soplaba suavemente las copas de los árboles refrescando el ambiente. Lo que alguna vez fue bosque y caseríos alejados medievales ahora eran caminos modernos, luminarias y casas vecinas de una o dos plantas. El que una vez fue uno de los poderosos inmortales contemplaba como un ser humano común la belleza del mundo encerrado en ese paisaje lleno de modernismo.

A Camus le encantaba la noche, para él era otra madre cuya sonrisa etérea eran las estrellas y la misma le recordaba la diáfana sonrisa de Carrie a la que llamaba todos los días para saber cómo estaba.

-¿ cúando visitarás a tu madre?

-siempre penso en ella-respondió con una sonrisa en sus labios-¿ acaso no quieres recuperar el tiempo perdido?

-todos los días lo recupero, es sólo que no quiero que te desligues de ella.

-¿ quién dice que voy a desligarme de ella?-enfocó sus orbes en las de su padre-dicen que madre y padre nunca dejan de serlo así venga el fin.

-Dégel cerró los ojos aliviado de escuchar esas palabras, ya no sentía culpa, ni remordimientos tan sólo la sensación de alivio.

-ya puedo morir en paz.....

-aún tienes mucho tiempo-corrigió Camus-no te creas viejo, siempre fuiste joven. Eres el único padre que conozco y conocí.......

......

........

.........

.........

Grande fue su sorpresa al ver que la historia estaba dividida en dos partes y que como protagonista era él, su hijo se tomó la libertad de recrear una historia en secreto ignorando que ya la llevaba leyendo desde que el muchacho inició sus vacaciones y con el permiso de ellos las pasaría con la familia de su novio, un chico de nombre Milo.

-así que ahí te odio-la voz de su pareja se dejó oír tras su oido, luego se rio por lo bajo-ese hijo nuestro se la ha tenido guardadito.

Dégel minimizó el archivo, se quitó los lentes y se volteó en dirección hacia la mujer que lo contemplaba en silencio, tomó su mano tan fina y morena como el resto de su piel, llevándosela a sus labios, ella cerró los ojos para después apartar su diestra y acercar su rostro al de él.

-no me veo aborreciéndote-murmuró rompiendo el sutil beso ocasionando una discreta sonrisa en él-¿cuando terminas de leer ese montón de archivos?

-nada-señaló con la barbilla a la computador- creo que dejaré que Camus que elija su carrera universitaria.  Kardia, me has dado un hijo extraordinario.

Ella sonrió enternecida, el susto que había pasado cuando él nació fue dilucidándose con el paso de los años.

-estará muy contento de oír esa noticia......

-pero no me gusta  cuando te pone con ese tipo-murmuró frunciendo el ceño.

-¡ ay vamos!-lo volvió a besar-es sólo una historia......

-sin duda se lo ha tenido bien guardado-comentó Dégel volviendo a estrechar su cintura y procediendo a llevársela a su alcoba.

Dégel creyó que la historia finalizaba con el diálogo entre el protagonista y su hijo, no había reparado en las palabras tan ciertas y profundas, varias líneas más abajo.

Camus finalizaba su relato con la siguiente frase......

" Somos una sucesión de sucesos, acciones de un alma que nace una y otra vez,

Caminamos en cada vida conforme a nuestro accionar,

Amamos y odiamos en cada vida,

sin embargo habrá un momento en que debamos romper este ciclo....."

.......

.......

Finish.

o-o-o-o-o-o-o-o

Este bueno..... que puedo decirles, realmente intenté de hacer un buen capítulo final, debo decir sinceramente que no deseaba dejar un final tan confuso, además que he pensado tomar la esencia de esta historia y realizar otra similar pero con personajes creados por mi.

Acepto cualquier reacción.

Y como siempre dedico a Nath_iTsjOking, muchas gracias por tu apoyo a lo largo de esta historia y todas esas bellas lectoras que sin ustedes no hubiera continuado esta locura. 

Y bueno aquí finaliza esta locura mía.....

Los veo en otra historia n.n

Se me cuidan ;)

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