Tay
—¡Vete a la mierda Time! —Tay aventó las prendas del chico fuera de la casa.
Time, desnudo, trataba de calmar a su furiosa pareja. Tem por su parte se retiraba con la cabeza baja y pidiendo disculpa en medio de susurros bajos y avergonzados.
—¡Tay! —Time tomo ambas muñecas del chico y lo obligó a verlo— ¡Todo tiene una explicación!
—Y crees que soy idiota. —Tay no paraba de llorar—. Te encontré jodiendolo y todavía tratas de darme explicaciones. Se terminó Time, se terminó toda esta mierda, no quiero saber nada de ti. Lárgate.
Por más explicaciones que trato de darle su ex pareja, Tay está vez no escucho ninguna.
...
—¿Estás bien? —Kinn miro a su amigo con preocupación. Tay se veía cabizbajo—. Fue Time ¿verdad?
—De nuevo. —Tay suspiro y sonrió con tristeza—. A veces creo que yo soy el problema, ¿sabes?
—No, Tay, el idiota es él. Eres demasiado para él. —Kinn le dio palmaditas a sus hombros—. No sé que es lo que pienses hacer, pero si quieres que le dé un buen golpe...
—Gracias, Kinn. —Tay le sonrió agradecido—. Porsche tiene mucha suerte de tenerte.
La sonrisa boba de Kinn lo hizo reír por primera vez en esos días.
—Para nada, el afortunado soy yo. —Kinn suspiro enamorado.
Tay quiso tener algo así.
...
Esa noche Tay no quiso ir a casa, convenció a Porsche de salir y de ahí se unió Tankhun, Kinn, Big, Pol y Arm.
—¡PETEEEEE! —Khun pataleaba mientras sus dos guardaespaldas trataban de controlarlo— ¡PETEEE!
—¡Basta, Khun! —Kinn miro de mala manera a su hermano—. No necesitas arrastrar a Pete a todos lados.
—¡Kinn, bastardo! —Tankhun se soltó de Arm y Pol para ver con altanería a su hermano menor—. Sin Pete esto no es divertido, él es el alma de la fiesta, ¿entiendes?
Tay sonrió divertido. Ciertamente, no había tratado lo suficiente a Pete, pero por lo poco que había visto se daba cuenta de que era el único que podía seguirle el ritmo al hermano de Kinn.
—Vamos, es aburrido verlos pelear. —Porsche le mostró una sonrisa juguetona—. Te encantara el bar de Yok.
Tay asintió con una sonrisa que no llego a sus ojos.
...
Borracho, Tay miraba las calles vacías. Era bastante peligroso andar por esos rumbos sin compañía de sus guardaespaldas, pero su lado racional se había ahogado en todo el alcohol ingerido.
Y qué si le pasaba algo, el estúpido de Time ni siquiera vendría a buscarlo, pensó mientras se tambaleaba de aquí para allá, mirando a la nada y tomando de la botella en su mano derecha.
Tarareo una ridícula canción y se sentó en la acera sin importarle que su costosa ropa se ensuciara.
El ronroneo de una moto lo hizo estremecer. De pronto, su sentido de sobrevivencia se activo en medio de su confundida mente. Atento miro por ambos lados, aguantando la respiración cuando la luz de la ducati se acercaba.
La moto freno a centímetros de él. Su corazón pareció sufrir un pequeño paro.
—¿Quieres morir? —El chico en la moto bajo la palanca en un muy atractivo movimiento de pierna para después recargarse en el manubrio—. Quítate.
Tay se dio cuenta que estaba, efectivamente, sentado en medio de la acera. Gruño molesto ante lo idiota que debería verse en ese momento. Alzó la mirada para ver decepcionado el gran casco aún en la cabeza del conductor.
—¿Acaso no ves que necesito ayuda? —Gruño de mal humor Tay—. Idiota.
—Debí pasarte la moto por encima. —En un movimiento casi hipnótico, el casco salió de la cabeza de Vegas dejando a la vista su atractivo sin igual.
Tay se sintió aturdido. Había olvidado el efecto Theerapanyakul que poseía Vegas Kornwit.
—Ah, eres tú. —Dio como explicación Tay antes de levantarse tambaleante.
Vegas lo miro con fastidio antes de ponerse el casco una vez más y prender el motor de la moto.
—Oye, oye, espera. —Tay pareció recobrar el sentido—. No vas a dejarme aquí en la nada, ¿o si?
Escuchó la risa burda de Vegas antes de un—: No eres mi problema.
...
La siguiente noche fue lo mismo. Tay se encontraba en el mismo lugar que el día anterior.
Porsche había discutido con Kinn y por consecuencia quiso salir a emborracharse "porque no había mejor amigo para un dolido que un buen vaso de vino". Así pues, Tay siguió al moreno con su propio corazón roto en las manos. Bebieron, bailaron, y en algún punto de la noche, Tay decidió apartarse de todos y caminar sin rumbo fijo.
O tal vez si.
—¿Debería llamarlo acoso? —Vegas paro la moto. Esta vez no traía casco—. Si sucede una tercera vez, tendré que tomar cartas en el asunto.
Tay rodó los ojos. Por fortuna, esta vez no estaba tan tomado.
—Tal vez él que me acosa eres tú. —Tay lo miro con arrogancia.
Vegas rodó los ojos. Tay trato de no sentirse insultado; normalmente los hombres pensaban que era adorable con sus pequeños desplantes.
Sin embargo venía Vegas y le torcía los ojos como si de verdad le fastidiara.
—Hazte a un lado. —Advirtió el Theerapanyakul antes de hacer ronronear el motor—. Tengo prisa.
Tay se cruzó de brazos. El extraño impulso de molestar a Vegas le causaba cierta emoción.
—¿Alguna cita? —Pregunto por impulso.
Vegas dudo—. No es de tu incumbencia.
...
La tercera noche fue a propósito. Tay se dio cuenta de lo divertido que era interferir en el camino del Theerapanyakul, aunque jamás se pregunto porque siempre era a altas horas de la madrugada.
—Sabes, odio las casualidades que no son una. —Vegas esta vez se bajó de la moto y encaró a Tay— ¿Estás vigilándome?
—¿Estás haciendo algo malo? —Tay lo enfrentó con la barbilla en alto.
El Theerapanyakul lo miro calculador, tratando de descifrar si había algo más en las palabras del chico de cabello teñido. Vegas finalmente dio media vuelta dispuesto a irse.
—Termine con Time. —Tay admitió sin saber el motivo—. Salgo con los chicos pero siempre termino en este lugar. No es que quiera seguirte ni este al pendiente. Simplemente es coincidencia.
La mirada fría e indiferente de Vegas fueron una verdadera humillación para Tay.
...
Habían transcurrido dos semanas más en donde Tay miraba pasar a Vegas con la moto. No sé detenía, ni siquiera reparaba en su presencia.
El Theerapanyakul había puesto una barrera entre ambos; en realidad, no le interesaba platicar con el mejor amigo de Kinn.
—¡Mierda! —Vegas freno de repente— ¿Otra vez tú?
Tay en medio de la acera y con los brazos extendidos lo miro con una ceja arriba.
—Llévame a casa. —Tay hizo un puchero que ante los ojos de Vegas se veía ridículo—. No quiero caminar más de dos horas.
Vegas cerro los ojos irritado.
...
—No me toques. —Advirtió el Theerapanyakul al sentir como Tay estaba por rodear su cintura.
El rubio torció la boca.
El camino fue inesperadamente largo. Vegas permanecía atento al camino, ignorando el reciente pleito mental de Tay.
Fue demasiado tarde cuando Tay sintió el perfume de Vegas en sus narices. Aspiro sin darse cuenta de su acción y sonrió al encontrar agradable la colonia del primo de Kinn.
El aroma quedó registrado en su memoria.
...
—Tal vez una cita a ciegas te ayude a superar ese amargo amor. —Bromeo Porsche mientras codeaba a Tay—. El idiota de Time ya no merece tus lágrimas.
Tay sonrió porque ya no lloraba por Time.
—Tal vez tengas razón. —El rubio se cruzó de brazos y lo miro divertido—. Time no es el único hombre en la tierra, ¿cierto?
Porsche se veía feliz por la actitud de su nuevo amigo. Le era impresionante lo maduro que Tay se estaba comportando ante la ruptura de una relación de años.
—Iré al baño. —Aviso el mejor amigo de Kinn antes de levantarse y dirigirse a los pasillos con una energía renovada.
En medio de silbidos alegres, su atención pareció detenerse en Pete. Este le sonrió por mera formalidad.
—Khun Tay. —Pete hizo una pequeña reverencia.
Tay lo miro por largos segundos antes de sonreír y volver a su camino.
Era la misma colonia que Vegas utilizaba, pensó.
...
Tay sintió la emoción en su pecho al ver la ya conocida ducati estacionarse enfrente de él.
—No soy tu puto chófer. —Vegas gruño—. Deberías buscar otro lugar donde llorar.
—Tú deberías cambiar tu ruta. —Molestó Tay con una sonrisa en los labios.
Vegas se encogió de hombros. Parecía de buen humor esa noche, así que tentando su suerte, Tay le pidió un pequeño aventón. Vegas acepto a regañadientes.
Tay se sentía más cercano a Vegas.
...
Esa noche fue bastante inusual. Cuando Vegas llegó, paro la moto y se sentó a un lado de Tay. No dijo nada, ni le dirigió la mirada.
El silencio se volvió lo bastante pesado para hacer hablar a Tay— ¿Noche mala?
Vegas cerro los ojos mientras se peinaba el cabello hacia atrás en un movimiento sensual.
—No es importante. —Contesto el Theerapanyakul, pero pronto se arrepintió. Parecía apunto de explotar, de hecho, se levantó de manera violenta y comenzó a lanzar gritos llenos de frustración. Tay se espanto momentáneamente.
Verlo así de molesto le daba mucho miedo.
—Vegas...
—No tendría que afectarme, ¿cierto? No somos nada, maldita sea, no somos absolutamente nada. —Vegas resoplo—. Eso me molesta.
Tay no entendía los balbuceos de Vegas, se levantó para ir a consolar al chico pero este lo aparto de un manotazo. Violento, sin medir la fuerza, brutal.
La mano de Tay al instante se coloreo; el rostro lleno de disgusto de Vegas lo hizo sentir pequeño.
—... Lo siento. —Se disculpo el Theerapanyakul sin verse realmente arrepentido—. Te llevaré a casa.
Tay dejo la sorpresa de lado al escuchar por iniciativa de Vegas el llevarlo a su hogar. Sus ojos se centraron en los de Kornwit.
Y entonces lo supo.
—Estas enamorado. —Afirmo ganándose una mirada incrédula de Vegas.
—¿Qué?
—Esa mirada es la misma que pone Kinn con Porsche. —Tay divagó—. Estás enamorado.
Vegas pareció perder el aire ante la declaración. Cómo si las piezas que tenía regadas de aquí para allá encajaran con la ayuda de Tay. Su rostro pálido ahora parecía el de un papel completamente blanco.
—... Enamorado. —Se repitió Vegas ante la mirada atenta de Tay.
Vegas parecía abrazar la idea. No trato de negarlo, simplemente lo pensó y asintió dándose por vencido. Vegas no estaba huyendo como lo haría la mayoría.
—Vegas...
—Ahora lo entiendo. —Una hermosa sonrisa se dibujo en los labios de Vegas dejando encantado al teñido—. Estoy enamorado.
Tay no supo porque su estómago vibró ante la pequeña esperanza de ser él por quien Vegas se veía tan feliz.
...
Varias noches pasaron y no había tenido la suerte de encontrarse con Vegas. Tay pensó en su última conversación; su torpe cerebro le dijo que tal vez, solo tal vez, Vegas lo estaba evitando por la vergüenza de no poderse confesar.
Sonrió como un verdadero tonto. Eso sonaba más como un intento desesperado por creer que era él la persona de la que Vegas estaba enamorado.
El singular ronroneó de una moto lo hizo alzar la mirada. La sonrisa que tenía en sus labios se desvaneció ante la vista delante de él.
Vegas paro la ducati enfrente de Tay, pero el rubio no lo miraba, Tay miro inquieto los brazos que se mantenían fuertes en la cintura de Vegas. Sus ojos incrédulos no sé despegaron del hombre con casco detrás del Theerapanyakul.
Cómo si el tercer chico se hubiera dado cuenta de su mirada curiosa, aparto rápido los brazos de Vegas y carraspeó manteniéndose erguido.
Vegas gruño—. No he dicho que te sueltes. —Y por si fuera poco, Tay vio con recelo cómo Vegas busco los brazos ajenos para volverse a enredar en ellos.
Tay se sentía decepcionado. No lograba entender el motivo, pero su pecho pesaba mucho.
—Supongo que esta vez no me llevarás. —Comento con malicia, viendo cómo el chico con casco parecía tensarse— ¿Él es..?
—My pet. —La sonrisa en los labios de Vegas solo logro molestarlo. Era una sonrisa diferente, una más brillante, genuina.
Cuando el chico con el casco hizo el ademan de bajarse Vegas de nuevo lo paro y entre ellos se formó una pequeña pelea entre susurros, dejando por fuera a Tay, con una mueca de seriedad y la sangre hirviendo.
—Lo lamento, está noche tendrás que regresar por tus propios medios. —Vegas finalmente se dirigió a él—. Tenemos asuntos que arreglar.
Tay no tuvo tiempo de replicar. Vegas había desaparecido con el misterioso chico aferrado a su cintura.
...
Tay había estado lo bastante serio como para levantar sospechas en Porsche.
—¿Pasa algo? —El moreno lo codeó—. Estás muy serio últimamente ¿Time volvió a insistir?
Time siempre insistía, pero esa no era la razón por la que Tay se sentía tan desanimado.
—Creo que me gusta alguien más. —Confeso el rubio perdido en sus pensamientos—. Alguien que no debió de gustarme.
Porsche lo miro con rostro de circunstancias— ¿Quién podría ser peor que Time?
—¡Vegas! —Tankhun dijo con actitud prepotente mientras seguía a su primo— ¿Qué demonios haces aquí?
El nombrado entro por la puerta, sonrió sarcástico antes de encogerse de hombros y fingir que las muecas molestas de Khun no lo divertían.
—Solo quise darme una vuelta, ver cómo están. —Vegas tomo asiento con Porsche y Tay— ¿Acaso es un delito?
Tay ignoro los berrinches de Tankhun. Su atención estaba en Vegas, quien parecía distraído mirando disimuladamente a todos lados.
—Hola, Vegas. —Saludo tratando de ser él el objetivo de atención del Theerapanyakul.
—Hola. —Contesto simple el hijo de Kan.
Porsche los miro con una ceja arriba, incluso Tankhun se quedó callado.
—¿Desde cuándo parecen ser buenos amigos? —Pregunto Porsche sin poderlo creer— ¿Acaso me perdí algo?
—¿Amigos?—Vegas elevó una de sus cejas.
Tay estaba por contestar las mil y un preguntas que Porsche tenía en la mirada, pero las risas de Pete y Arm le robaron la atención.
—¡Tienes que estar jugando! —Arm se recargo en Pete mientras negaba divertido—. Deberíamos ir juntos las próxima vez.
—¿Próxima vez dónde? —Tankhun se cruzó de brazos— ¿Por qué? ¿tendrán una cita sin mí?
—No es una cita, Khun No. —Pete aclaro desviando la mirada.
—Pete tiene razón. —Arm sonrió divertido antes de codear al sureño—. Igual no me importaría que lo fuera.
Porsche rodó los ojos ante las tontas insinuaciones del chico de lentes, Tankhun pataleo el suelo al no entender y Tay simplemente sonrió.
El estruendo de la madera siendo golpeada los hizo saltar. Vegas se levantó de la silla no son antes estrellar su mano en la mesa y salir con mala cara.
Tay fue el único que vio la preocupación en los ojos de Pete.
...
Tay observo con mayor atención al guardaespaldas de Tankhun. Pete Phongsakorn era el jefe de los guardaespaldas del primogénito de los Theerapanyakul de la primera familia; Tay incluso lo considero como algo complemente estúpido. Pete no parecía matar a ninguna mosca.
Hasta ese momento.
—¡Auch! —Porsche cerro los ojos al ver caer a uno de los guardaespaldas de Kinn— ¡Eso debió doler!
Big se encontraba tirado e inconsciente mientras que Pete se acomodaba el uniforme. Chan a su lado asintió complacido mientras llamaba a la siguiente pareja.
Tay estaba asombrado; Pete tenía una dualidad impresionante. Su sonrisa boba escondía una pantera.
Sigilosa, depredadora y letal.
—Lo derribo en menos de un minuto. —Susurro asombrado.
Porsche sonrió orgulloso—. No lo esperabas, ¿cierto? Es el efecto Pete.
Tay sintió un escalofrío subir por su espalda. Los ojos gentiles de Pete parecían volver después de tener una mirada calculadora y fría.
...
Vegas tiro el cigarro al suelo y soltó el humo retenido. Tay no dejo de admirarlo en todo ese momento en silencio.
Habían terminado en su lugar. Ambos admiraban la noche estrellada. Tay con la mirada en Vegas y Vegas en el cielo.
—El chico de la otra vez... —Tay comenzó— ¿Es de quién estás enamorado?
Vegas sonrió sin ocultar su reciente emoción.
—Es él. —El Theerapanyakul parecía perdido en sus pensamientos—. Es mi chico.
Tay asintió y miro el cielo fingiendo que el corazón no le dolió.
...
—¡Basta Time! —Tay se safo de su agarre—. Te lo dije, ya no quiero nada contigo.
—Tay puedo explicarlo. —Time se arrodillo esperando que el chico se apiadara de él—. Por favor, mi amor, no quiero perderte.
El rubio miro al hombre en el suelo. Se tocó el pecho por instinto y lo supo; Time ya no era dueño de su corazón. Ese hombre al que juro amar para toda su vida, que había sido su todo, ahora no causaba nada en él.
—No, Time. —Detuvo con vacilación—. Yo ya... Yo ya no siento nada.
Time lo miro por varios segundos, asustado ante la mirada indiferente que había en Tay. Tay jamás lo había visto así.
—¡No, Tay, no! —Time se levantó del suelo y lo abrazo desesperado— ¡Cambiaré, lo juro! ¡Voy a cambiar!
Tay forcejeo con el fornido hombre, le suplico que lo dejara pero Time no parecía entender razones.
Un golpe en el rostro de Time lo hizo retroceder.
—¿Acaso no escuchaste? —Vegas se limpio el puño en la camisa mientras le mostraba una sonrisa burda—. Dijo que lo soltaras.
Los ojos de Tay parecieron iluminarse. Tal vez fue demasiada obvio su emoción reciente ante la llegada de Vegas porque Time ató cabos de inmediato y comenzó a culpar al Theerapanyakul de su reciente ruptura.
—¡Caíste ante este infeliz! ¿No es así? —Time miro con rabia a su ex pareja— ¿Qué? ¿Ya fuiste su puta personal?
—Por favor, ¿es todo lo que te importa? —Vegas rodó los ojos.
—¡Tay, respóndeme!
—¿Y si fuera así qué? —El rubio se cruzó de brazos mientras lo miraba con arrogancia.
Time apretó los puños— ¿Te acostaste con Vegas?
—Sí, estuve con Vegas. —Afirmo el rubio mientras se encogió de hombros.
Time se lanzó hacía Vegas con la intención de golpear al Theerapanyakul, pero los brazos de Pete se enredaron en los del hombre. Ambos forcejearon, sin embargo, no había manera de que Time le ganará a Phongsakorn.
—Pete... —El rostro de Vegas cambio a uno de circunstancias. Tay alzó una ceja sin entender porque el miedo en el rostro del Theerapanyakul.
—¡Basta, Time! —Kinn llego detrás con Porsche—. Pete, sácalo de la casa.
—No, espera... —Vegas callo ante la mirada de Pete.
Sin más, Time fue sacado del lugar por Pete. Kinn miro a su primo y a su mejor amigo para después suspirar sin decir más y marcharse del lugar. Porsche por su parte sonrió incómodo.
—Bueno... —El moreno se dirigió a Tay— ahora entiendo porque se volvieron tan cercanos.
Vegas salió del lugar empujando el hombro de Porsche mientras apretaba los puños y negaba con la cabeza. Tay bajo la mirada.
Así que Pete.
...
—¡¿Por qué mierdas tenías que decir algo así?! —Vegas empujó al chico— Did you go crazy?
—Lo lamento, Vegas, no lo pensé. —Tay estaba asustado.
El lugar donde siempre se encontraban ahora permanecía más frío que antes. Vegas camino en círculos, despeinándose una y otra vez. Mira una vez más a Tay para después suspirar con molestia.
—Es Pete, ¿cierto? —Se atrevió a preguntar el mejor amigo de Kinn—. El chico de la moto.
Vegas lo miro por largos segundos antes de acercarse y tomarlo por el cuello. Tay se sujeto a su muñeca y trato de aspirar lo más que pudo.
—... Vegas...
—Eres bastante inteligente, Tay. —Vegas sonrió como un verdadero psicópata—. No deberías saber tanto.
—No... No diré nada... Vegas... —Tay comenzó a ver borroso.
Vegas lo soltó antes de que Tay se desvaneciera. El rubio callo al suelo, se agarró el cuello y comenzó a toser. En la mirada de Vegas no había culpa, no había remordimiento, ni una pizca de arrepentimiento.
—Si me entero que dijiste algo, si algo le pasa a Pete... —Vegas se hinco para verlo directo a los ojos—. Te mato.
Tay jamás en su vida había sentido tanto miedo.
...
Los días continuos Tay no había tenido el valor de ver a Vegas. Entendió cual era su lugar en ese gracioso triángulo que se había formado y no estaba dispuesto a correr el riesgo de quedarse sin dientes y/o uñas.
—Pete, ¿puedo preguntarte algo?
El guardaespaldas pareció saltar en su lugar al ser sacado de sus pensamientos. Ambos estaban solos en la gran sala; Kinn y Porsche habían comenzado a discutir por alguna tontería de la cual ni Pete ni Tay habían puesto atención, para después salir al jardín y no hacer más incómodo el momento.
—Claro, Khun Tay.
—¿Te has enamorado? —Soltó sin apartar su mirada de Phongsakorn.
El chico era bueno escondiendo sus emociones detrás de una gran sonrisa. Pero sus ojos esta vez lo delataron; Pete se puso en alerta.
—Lo hice, Khun Tay.
—¿Lo hiciste? ¿Tiempo pasado? —Cuestiono sorprendido el rubio.
Pete parecía incómodo con el tema, pero Tay no iba a ser comprensivo, necesitaba respuestas, claras y concretas.
—Es bueno cortar con los sentimientos cuando es demasiado para el corazón. —Dijo con simpleza el guardaespaldas mientras sus labios dibujaban una suave sonrisa.
—¿De verdad lo has logrado?
Pete no contesto.
…
Tay miro con sorpresa al hombre recargado en la moto. Suspiro y camino con recelo hasta Vegas. Ningún dijo nada, simplemente se quedaron mirando el cielo oscuro, sin estrellas, sin luna. Era una noche lúgubre y fría.
—No creí que te encontraría aquí. —Tay fue el primero en hablar.
—Es un lugar tranquilo después de todo. —Vegas se cruzó de brazos—. Escucha, jamás había hecho esto; lamento como te trate la última vez. Estaba alterado.
El rubio lo miro con incredulidad. Su corazón comenzó acelerarse y una sonrisa en su rostro se tatuó; cómo no iba a ilusionarse si Vegas parecía tratarlo diferente al resto.
—Entiendo. —Tay recargo con delicadeza su mano en el hombro de Vegas—. Somos amigos, ¿no es así?
Vegas no dijo nada pero tampoco quito su mano de él.
…
Los días continuos, comenzó a verse una cercanía entre Vegas y él. Cuando se encontraban en la casa de la primera familia, para Vegas Tay ya no era invisible; un corto y escueto saludo que a ojos de varios era extraño pero para Tay era un inmenso avance, ya no había fastidio ni indiferencia.
—No creo que Kinn sea una mala persona. —Tay se encogió de hombros mientras caminaba con Vegas en los jardines de la primera familia—. Deberías tratar de entablar conversación con él.
—No me gusta hablar sobre ese idiota. —Vegas negó molesto—. Prefiero evitar la palabra Kinn en una oración.
Tay rio. Encontraba divertido molestar al hijo de Kan.
En un descuido, el rubio tropezó. Espero el golpe seguido de la humillación de ser visto por Vegas, pero nada de eso paso.
—Ten más cuidado, idiota. —Vegas lo sostuvo de la cintura y lo estabilizó— ¿Acaso tienes dos pies izquierdos?
Tay se quedó mudo. La delicadeza con la que Vegas lo trataba causaba en su cuerpo toda una revolución.
Sabía que Vegas era un hombre explosivo, tosco, violento y sádico, pero con él, Vegas parecía medir cada una de sus acciones.
Inevitablemente se sintió especial.
…
—¡Te lo digo enserio! —Porsche puso un gesto de fastidio—. Kinn no deja de tratarme como si fuera una puta pieza de cristal. Soy un hombre no una delicada muñequita.
—¡Ay, Porsche! —Tankhun le pegó en la cabeza y se cruzo de brazos— ¿Acaso no lo entiendes? Si un hombre cuyo cerebro no es capaz de pensar con claridad te trata con decencia, es porque le gustas.
Tay comenzó a prestar atención a la plática.
—¿Y eso que tiene que ver? —Porsche se cruzó de brazos y lo pensó algunos segundos.
—¿Qué acaso no ves dramas? ¡Está misma noche hacemos maratón! —Tankhun se veía ofendido por la ignorancia de Porsche.
—Pero…
—Significa que eres valioso para esa personas. —Intervino Tay con una sonrisa.
Tankhun asintió con autosuficiencia, feliz de que Tay entendiera su punto y no fuera tan estúpido como Porsche. Por su parte, el rubio sintió el famoso cosquilleo en el vientre.
…
—Creo que dejamos las cosas claras. —Tay paro el paso cuando escucho la voz de Pete de entre las habitaciones de la casa—. Deja de buscarme.
—Sabes perfectamente que las cosas no funcionan así. —La voz de Vegas termino por convencerlo de quedarse—. Tenemos que hablar, Pete.
—No, no tenemos que hacerlo y menos ahora. —Se escucho el forcejeo en ambas partes. Tay se sobresalto cuando se escuchó un golpe en la puerta— ¡Maldición! ¡Suéltame, Vegas!
—Grita, así nos ahorramos las explicaciones y todos en esta puta casa se enteran que eres mi mascota. —Amenazo el Theerapanyakul.
Tay ya no escucho reclamos de parte del guardaespaldas. Hubo unos segundos de silencio donde el rubio se debatió si debía quedarse o no.
—… No puedes besarme. —Escucho una vez más de Pete.
Un fuerte suspiro se escuchó después—. No me hagas esto Pete.
—No, sé cómo terminará. —Las palabras de Pete se escuchaban cada vez más en susurros—. Basta, Vegas.
—¿De verdad quieres que pare? —La voz ronca del Theerapanyakul estremeció al rubio que escuchaba a escondidas—. Pete, te extraño tanto… Quiero tenerte de nuevo, hacerte mío otra vez.
—No, Vegas. Lo que sea que hayamos tenido se acabó. —Pete se escuchó mucho más convencido—. Se terminó Vegas. Consíguete otro juguete porque yo ya me cansé.
Tay se sobresalto cuando escucho el seguro de la puerta.
—No vas a dejarme. No puedes dejarme, Pete. —Tay estaba paralizado escuchando lo desesperado que Vegas se oía.
Se escuchó un forcejeo, varias maldición y un gemido.
—Te gusta, ¿no es así? —La voz de Vegas tenía ese tinte peligroso que más que atraer a Tay le daba miedo—. Amas que te trate mal, que te joda duro.
—Vegas…
—¡Cállate! —Un jadeo por parte de Pete y un golpe más terminaron por exaltar al rubio— voy a partirte en dos, Pete, voy hacer un desastre de ti.
Tay salió corriendo de ahí.
…
Horas después pudo ver de nuevo al guardaespaldas.
Pete mostraba una sonrisa, luciendo como si nada hubiera pasado, cómo si no se acostara con el heredero de la segunda familia.
Tay no lograba despegar su mirada de Phongsakorn. El morbo y la curiosidad podían más que él.
—¡KHUN TAY! —Pete se cubrió con la toalla lo más que pudo.
El rubio había entrado a su habitación y él acaba de salir de bañarse. Sonrió nervioso ante la mirada del mejor amigo de Kinn.
—Lo siento. Pensé que Porsche estaba aquí. —Tay le dio una sonrisa antes de darse la vuelta y salir.
¿Qué eran todos esos moretones y marcas?
…
—¡Me niego! —Tankhun golpeó las palmas de sus manos en la mesa y miro con profundo odio a su hermano menor— ¡No voy a participar en las idioteces de Kinn!
Anakinn suspiro para después despeinarse los cabellos.
—Ya te lo explique. —Kinn se veía irritado—. Todo fue una maldita confusión. Ahora todo el negocio depende de ti.
—¡Papá! —Tankhun miro exaltado al hombre mayor— ¡No puedes permitir esto!
Kan, junto con Macau y Vegas, veía divertido la escena.
Vegas por su lado solo rodaba los ojos. Todo era tan estúpidamente cómico; Paithoon Sutthi, resultaba ser un perfecto aliado. Tenía gente, contactos, dinero y astucia, o al menos eso pensaba Vegas hasta que supo de todo el enredo. El hombre estaba desesperado por coger.
A Kinn se le hizo fácil sacarle plática y hablarle sobre su hermano mayor mientras sus hombres descargaban la droga que sería enviada a demás socios; Kinn jamás imagino que Khun Paithoon aprovecharía la amistosa charla para sacarle información sobre Khun.
—Aun no entiendo cómo fue que terminamos en esto. —Korn suspiro ante el cambio de planes— ¿No hay nada que podamos hacer?
—Sus palabras fueron claras. —Kinn se dejó caer en la silla derrotado—. Quiere conocer a Tankhun o no habrá trató.
Vegas disimulo una sonrisa burlona.
Sutthi había exigido una cita con Tankhun al quedar maravillado por la sarta de estupideces que Kinn le había dicho. Que mala suerte.
—¡Me ofreció cuál carne de ganado! —Grito Tankhun iracundo.
—¡JAMAS TE OFRECI! —Kinn se levantó exaltado.
—Basta. —Korn miro a sus dos hijos para después negar con la cabeza—. Irás, Tankhun. No hay otra opción.
—¡No iré! —Khun se cruzó de brazos— ¡No iré! ¡No iré! ¡No iré!
Vegas se tapo los oídos.
—Si me permiten opinar. —Macau levantó la mano ante la mirada molesta de su padre—. Es preferible que P’ Khun no vaya a esa cita.
—Macau. —Kan le sonrió a su hijo pero en sus ojos había una clara advertencia.
—Piénsenlo, es un socio importante, si va este idiota terminará por sacarlo de sus casillas. —Macau se cruzó de brazos—. Si está tan loco como para pedir una cita con P’ Khun, no quiero imaginar que hará después de una espantosa impresión.
Vegas le dio un punto a su hermano.
—¡Macau tiene razón! —A Tankhun no le importo ser insultado por su primo— ¡No pueden mandarme a mí o me encargaré de que todo se vaya a la mierda!
Korn cerro los ojos soportando la jaqueca. Kinn se quiso golpear de la desesperación.
—¿Entonces que propones? —Korn miro a su hijo mayor.
—Ese tipo no me conoce, puede ir cualquier en mi lugar, y como Kinn me metió en todo esto…
—No voy a ir yo, ya me conoce, estúpido. —Respondió molesto Anakinn.
—… Que vaya Porsche. —Propuso Tankhun mirandose las uñas despreocupado.
—¡Ni lo pienses! —Kinn miro a su guardaespaldas para después mirar a Tankhun— ¡Porsche no irá!
—¡Es justo! —Tankhun miro a su hermano con reto—. Tú me metiste en esto.
—Pero Porsche…
—Porsche no irá. —Sentencio Korn—. Porsche aún es nuevo en todo esto. Seguramente será difícil para él tratar con alguien como Paithoon Sutthi.
Y comportarse pensó Vegas viendo al moreno. Porsche era demasiado despreocupado, torpe y tosco. Seguramente terminaría dándole una patada en las bolas al tipo si se sobrepasaba.
En este punto, Vegas ya no sabía quién era peor, sí Tankhun o Porsche.
—¡Exacto! —Kinn sonrió de acuerdo—. Necesitamos a alguien con carisma, que sea fácil de pasar por un Theerapanyakul, que sepa de modales y tenga demasiada paciencia.
El silencio en el lugar se hizo presente. Vegas se alertó cuando Kinn y Korn miraron al jefe de guardaespaldas de Tankhun.
Oh no.
—¡Pete no lo hará! ¡Están locos! —Tankhun se puso en medio de las miradas— ¡Pete no es una opción!
Vegas tuvo tantas ganas de apoyar a su primo.
—Pete es perfecto para esta misión. —Korn por fin veía una pequeña luz en toda esta situación—. Se a infiltrado en lugares de primera clase, sabe manejar este tipo de situación y tiene la paciencia suficiente.
—¡Papá!
—Es cierto, te soporta todo el día. —Kinn estaba satisfecho—. Solo necesitamos la ropa correcta y Pete lucirá como todo un Theerapanyakul.
Vegas se mordió el labio furioso. Miro a Phongsakorn y este se mantenía estático, con su mirada pasando de Tankhun, a Kinn y luego a Korn.
—¡No, Pete no puede..!
—Lo haré. —Pete hablo por primera vez en la junta—. Tomaré el lugar de Khun No.
…
Vegas tenía la maña de visitar a altas horas de la noche a Pete. Ambos se encontraban en la casa de la primera familia, en la habitación de Pete.
Porsche jamás dormía en ella y Pete conocía todos los puntos ciegos de la casa, además de pedir ayuda adicional a Arm; así que para ambos era fácil encontrarse.
Al inicio, todo había empezado como un simple trato carnal. Vegas había aceptado su atracción por el sureño y se había empeñado en seducirlo para después utilizarlo a su antojo y finalmente desecharlo como a todas sus anteriores conquistas; pero Pete era distinto.
Phongsakorn había olido las intenciones del Theerapanyakul y le hizo fácil el trabajo. Ambos se acostaron a sugerencia de Pete. “Terminemos con esto y dejé de rondar en la primera casa” le había dicho el sureño sorprendiendo al Theerapanyakul.
Vegas estaba molesto por ser tomado como un idiota por Phongsakorn. Esa noche descargo todo mal estar en el cuerpo lascivo de Pete. Y fue increíble.
Pete respondía tan bien a él. No lloriqueaba como sus demás amantes, Pete sonreía y gemía ante sus avances rudos, su cuerpo reaccionaba ante las palabras sucias y humillantes de Vegas.
Pete Phongsakorn en una sola noche se volvió como una droga adictiva para Vegas.
—¿Vegas? —Phongsakorn miro con sorpresa al Theerapanyakul— ¿Qué haces aquí?
—¿No puedo venir? —Vegas se sentó en la cama del guardaespaldas y lo miro con deseo.
Pete siempre despertaba sus pensamientos más oscuros y egoístas.
—No quedamos en vernos. —Pete fingió ignorarlo—. Está noche no puedo atenderte.
Vegas calmo su irritación. Pete aún seguía molesto con él y todo por las estúpidas palabras de Tay. Aunque le explico a Pete, el sureño no había dado su brazo a torcer y había levantado una muralla entre ellos.
—Esta vez vengo hablar. —Vegas vio como Pete paro sus pasos en la habitación.
—¿Vienes hablar? —Pete lo miro con curiosidad— ¿Paso algo?
—Sí. —El Theerapanyakul se levantó y alcanzó al guardaespaldas. Lo tomo de la cintura, la cual era su parte favorita—. Te prohíbo ir a esa maldita cita.
Los ojos curiosos de Phongsakorn cambiaron a unos desafiantes. Se soltó del agarre de Vegas y retrocedió.
—Me parece que no estás entendiendo la situación. —Pete se cruzó de brazos—. Es una orden de la primera familia.
—Pete…
—Establecimos reglas y límites, Vegas. —El guardaespaldas se despeinó molesto—. Yo no iba a meterme en tu trabajo y tú no te ibas a meter en el mío.
—And a shit —Maldijo el Theerapanyakul—. Te lo advierto Pete, no quiero que veas a ese tipo.
Pete no contesto simplemente dio la media vuelta. Vegas lo tomo de la cintura y le dio la vuelta quedando ambos de frente.
—Suéltame, Vegas. —Le susurro Pete mirando sus labios.
Vegas sonrió al escuchar la alterada respiración de Phongsakorn.
—Puedo cambiar de parecer y follarte ahora mismo. —El Theerapanyakul acaricio la nariz perfecta de Pete con la suya.
—Vegas…
—There’s no place I haven’t fucked you. —Vegas lo beso, lento, adentrando su lengua en la boca de Pete, maravillándose por el exquisito sabor de su chico. Era un adicto sin remedio.
—No, Vegas…
—Quédate conmigo. —Vegas beso su mejillas—. Hagamos el amor toda la noche… Todo el día…
Pete pareció despertar del hechizo que Vegas tenía con él. Empujó el pecho del primo de Kinn y puso su mejor sonrisa.
—Sexo, Vegas. Tú y yo solo tenemos sexo.
—… ¿Sigues con eso?
—Adiós, Vegas.
El hijo de Kan miro por varios segundos al guardaespaldas. Se sintió dolido por las palabras de Pete; pero no sería el único lastimado.
—¿Sabes qué? Tienes razón. Lo que tú y yo tenemos es solo y simple sexo. —Vegas le mostró una sonrisa burda—. Entonces no entiendo por qué te molesta tanto el hecho de que Tay y yo tuviéramos algo.
—… Dijiste que no había pasado nada.
—¿Acaso importa? No somos nada. —Vegas alzó una ceja divertido—. Solo eres mi puta personal.
Pete apretó sus puños dispuesto a darle un buen golpe al Theerapanyakul, pero al instante desistió. Alzó la barbilla orgulloso y camino hasta la puerta abriéndola y señalando el pasillo.
—Se terminó, Vegas. —Pete mantenía una mirada indiferente—. Lárgate.
Vegas había entendido una cosa; la había jodido.
…
Vegas paro la moto cuando vio a Tay parado en medio de la calle.
Suspiro antes de bajarse de la moto y sentarse a un lado del chico. Tay no dijo nada y simplemente lo acompaño.
La mayoría de las noches la escena era la misma. Después de ver a Pete y calmar sus ansias de tenerlo, se encontraba con Tay en medio de la nada.
Sin embargo está noche ninguno inicio la plática, simplemente lloraron en silencio por sus corazones rotos.
…
Vegas se dijo que no iría, que ignoraría el incómodo sentimiento en su pecho y dejaría que Pete hiciera lo que se le viniera en gana.
—¿Qué haces aquí? —Tankhun lo barrio con la mirada—. Vete.
—También me alegra verte, primo. —Vegas le mostró la sonrisa más hipócrita a Tankhun.
Khun rodó los ojos y decidió ignorarlo para hablar con sus guardaespaldas, Kinn y sus hombres también estaban en el lugar; todos ahí esperaban a Pete para después darle las órdenes a cumplir.
Tay junto con Porsche estaban en la planta alta con Pete.
Vegas sentía que los nervios se lo comían vivo; dijo cosas que no debía, dijo cosas que no pensaba, por Dios, dijo cosas que solo salieron en un arranque de innegables celos.
Pete saldría con otro sujeto; misión o no, no soportaba la idea de imaginar a su Pete con alguien más. Estaba por volverse loco y tirar todo a la mierda.
A la mierda la primera familia, a la mierda Tankhun, a la mierda su padre.
—¡Pete! —El grito de Tankhun lo hizo mirar hacia las escaleras.
Su corazón salto en su pecho al ver la hermosa creatura que descendía por cada peldaño.
Pete estaba envuelto en un costoso traje completamente rojo, dejando parte de su pecho al descubierto, su precioso cuello tenía una gargantilla que solo volvía más apetecible la piel blanca y limpia además del peinado que hacía resaltar su angelical rostro.
Las joyas encima lo hacían ver más etéreo.
—¡Guau! —Soltó sin pensar Kinn y ganándose un codazo de Porsche—. Es decir, Pete, estás irreconocible.
—Boberías. —Tankhun se acercó al chico y lo rodeo mirándolo por todos lados. Pete estaba incómodo con el escaneo de su jefe—. Mi Pete siempre a sido precioso. ¡Lo apruebo totalmente! ¡Todo un Theerapanyakul!
Vegas no dijo nada, las palabras no le salían. Su mirada estaba en Pete, admirando lo hermoso que se veía su hermosa luna teñida de roja.
"Ese hombre es mío" se aseguró sintiendo un nudo en el estómago, "era tuyo" se recordó.
—Khun Kinn. —Pete dejo de lado los halagos a su persona y se obligó a centrarse en la misión.
Jamás le regreso la mirada a Vegas.
…
Tay salió del lugar con una sonrisa satisfecha. La ropa le había calzado perfectamente a Phongsakorn. Fue difícil debido a la incomodidad del guardaespaldas, también por su poca paciencia.
Peinar y maquillar fue todo una guerra, sobre todo por que el sureño no dejaba de alegar que tal vez no era necesario tanto.
—¡Hey! —Tay paro el paso y miro a Vegas recargado en la pared.
Aún cuando toda su aura que desprendía sensualidad, su mirada le hizo saber que no estaba bien.
Vegas estaba decaído.
—¿Quieres tomar algo? —El Theerapanyakul suspiro—. Yo invito.
…
Tay miro la manera en que Vegas bebía. Trago tras trago y Vegas parecía perder más el juicio.
El rubio sonrió y negó divertido; Vegas tenía el corazón roto. Lo vio pedir un trago mucho más fuerte que los anteriores. El Theerapanyakul no dijo nada, solo se dedicó a beber en todo el tiempo que estuvieron en el bar.
—No puedes mantenerte de pie. —Tay paso uno de los brazos de Vegas por sobre sus hombros—. Vamos.
—No, no he terminado todavía.
Tay ignoro los berrinches de Vegas y lo jalo consigo. Vio a uno de sus hombres y este inmediatamente los dirigió a la camioneta. Tenían a dos guardaespaldas enfrente y ellos se encontraban en los asientos traseros.
Tay observo el carro y se dijo que no estaba mal. Sonrió sintiéndose cómodo con los lujos expuestos; el rubio siempre había sido un chico consentido, alguien caprichoso que obtenía lo que quería cuando quería, siempre estuvo rodeado de lujos y de buena solvencia económica. En su descabellada cabeza se imagino siendo consentido por Vegas, con el Theerapanyakul cumpliendo todos sus caprichos para verlo feliz.
Tay sintió que encajaba con Vegas. Toda ilusión que se había encargado de enterrar volvía a resurgir al tener a Vegas recargado en su hombro, murmurando incoherencias y apestando a alcohol.
…
—¡Vegas! —El Theerapanyakul sintió como unas delicadas manos lo sostenían de la cintura tratando de incorporarlo correctamente.
El hijo de Kan trato de separarse del rubio y volver al bar por unos cuantos tragos. Necesitaba ahogarse en alcohol, olvidar que su chico estaba en una puta cita con, posiblemente, un pervertido.
—Suéltame. —Vegas sintió su piernas tropezar. Un golpe en su nuca y espalda lo hicieron maldecir además de un peso adicional encima de él.
—¿Estás bien? ¿Te golpeaste muy fuerte? —Los ojos preocupados de Tay fueron como un mal chiste para Vegas.
El no quería esos ojos de cordero a medio morir, el necesitaba unos llenos de determinación, de genuina inocencia e implacable fuerza.
—Soy un desastre. —Susurro sintiendo la lengua pesada—. I hate him.
El hijo de Kan se exaltó cuando unas manos suaves y calientes se posaron en su rostro.
La sonrisa de Tay era bonita, pero no había punto de comparación con la de Pete.
La sonrisa de Pete era la cura a todos sus males, era una necesidad así como el aire. La sonrisa de Pete lo mantenía de rodillas.
—Vegas… Necesitas olvidar. —Los labios de Tay comenzaron a besar sus mejillas.
Vegas movió su rostro no seguro de lo que pasaba.
—Tay…
—Pete no te volteó a ver ¿cierto? —Lo dicho por el rubio fue una puñalada en su pecho—. Pete jamás será para ti. Él no lo daría todo por ti. Yo sí.
Los labios de Tay bajaron a su mandíbula, a su cuello para subir otra vez a sus mejillas. Vegas no correspondía a los avances de Tay, estaba demasiado ensimismado en lo dicho por el rubio.
Si le propusiera a Pete ser solo ellos dos ¿Qué es lo que diría? Probablemente pondría a la maldita primera familia antes que a él. Una sonrisa decaída se pinto en su rostro.
Sintió a Tay alejarse, finalmente conecto sus ojos con los del chico.
—Vegas, estoy enamorado de ti. —Tay le sonrió tímido— ¿Puedes darme la oportunidad?
Las caricias en su rostro no provocaron nada en el Theerapanyakul. Vio a Tay acercarse a su rostro, con la intención de besar sus labios.
—… No eres él. —Susurro a centímetros de la boca de Tay.
Este se alejó y lo miro extrañado— ¿Qué?
Vegas pareció recuperar el sentido, se aparto del rubio y salió de la casa sin decir nada. Ni siquiera los gritos de Tay lo hicieron dar la vuelta.
…
Pete le mostró una sonrisa ensayada al sujeto enfrente de él. El tipo seguramente rondaba en los 30 años, era alto y delgado, y aunque no era atractivo parecía tener cierto encanto.
—Un placer conocerlo finalmente. —El hombre tomo una de las manos de Pete y la beso exaltándolo—. Es mucho más hermoso de lo que imaginé. De hecho, es sumamente precioso si me lo permite decir.
—Muchas gracias, Khun…
—O no, dejemos las formalidades. —Paithoon le mostró una gran sonrisa—. ¿Te parece?
Pete sonrió nervioso mientras tomaba asiento. Se sentía irremediablemente incomodo con toda la atención del sujeto. Este no dejaba de halagarlo, de mirarlo de manera morbosa y sonreírle con claras insinuaciones.
Cada que esté trataba de tocarlo, Pete fingía algún movimiento torpe como tomar la copa y beber el vino en ella, tomar sus palillos y admirar el material o simplemente hacer gestos exagerados.
Sutthi parecía ignorar los intentos de Pete por no ser tocado; estaba perdido en la belleza del hombre.
—En cuánto Khun Kinn me habló de ti, sentí la fuerte necesidad de conocerte. —Paithoon estiro su mano y finalmente tomo la de Pete—. Me alegra haber insistido.
El guardaespaldas aguardo tratando de mantener la calma. El toque quemaba, pero no de buena manera; Phongsakorn comenzaba a sentir la irritación subir.
Suspiro y recordó el toque de Vegas. Tan ardiente, tan tosco y perfecto.
Trato de alejar al heredero de la segunda familia de su cabeza pero le era imposible. Vegas era lo único que rondaba en su mente, confundiéndolo y haciéndolo sentir más miserable.
Sus palabras lo habían lastimado pero no podía refutarlas. Pete se consideraba un simple desahogo para el Theerapanyakul.
Jamás establecieron una relación, ni un acuerdo, solo simples reglas para evitar ser descubiertos en lo que sea que tuvieran.
—Tankhun, desearía que este no fuera nuestro último encuentro. —Paithoon le mostró su sonrisa más galante.
Pete correspondió con una sonrisa más apagada.
—Me halaga, pero no creo que sea posible. —El guardaespaldas tenía que terminar con esto y no dejar que las salidas aumentarán—. Tengo un itinerario ajetreado. Usted entiende.
—Nada que no se pueda arreglar. —Sutthi escucho la melodía que inundó el lugar— ¡Bailemos!
—Oh no, tengo dos pies izquierdos. —Pete trato inútilmente de hacerlo desistir—. Sigamos comiendo.
—No seas tímido. —El hombre lo jalo del brazo, los dejo a ambos en el centro y lo tomo de la cintura—. Puedes pisarme las veces que sean necesarias.
Phongsakorn escondió su mueca de asco cuando el tipo pego ambos cuerpos. El ritmo de la música no era lento pero el hombre los guiaba a ambos con movimientos suaves, dónde las manos del sujeto se resbalaban por su espalda.
—Por favor…
—Tranquilo. —El susurro en su oreja lo hizo temblar de la rabia—. Estoy en eso.
Cuando la mano del tipo paro en el trasero de Pete, fue todo lo que pudo aguantar. Dispuesto a estrellarle el puño en la cara se aparto con la guardia en alto.
—¡AAAAAH! —Una de las mujeres en el lugar gritó al ver cómo el tipo que bailaba con Pete caía al piso con la boca llena de sangre.
—¡NO LE PONGAS TUS PUTAS MANOS ENCIMA! —Vegas se fue contra Sutthi. En medio del suelo, Paithoon trataba de defenderse de los golpes despiadados del Theerapanyakul.
—¡Basta! —Pete separó a Vegas del socio de Kinn— ¿Qué estás haciendo aquí?
—Ni loco te dejo con otro hombre. —Vegas tomo a Phongsakorn de las mejillas y lo acercó con rudeza—. Eres mío.
—¡¿Qué mierda significa esto?! —Sutthi se levanto tambaleante del suelo y los miro con asco— ¿Acaso no son primos?
Pete se alejo de Vegas y miro al hombre.
—Todo tiene una explicación, por favor… —Listo para enmendar las cosas y no dejar que el negocio con los Theerapanyakul se fuera a la mierda, Pete estaba dispuesto a ir con el tipo y darle una absurda explicación llena de sonrisas coquetas (o al menos lo intentaría).
Pero Vegas no tenia los mismos planes.
—Voy a matarlo si te veo con él. No te acerques —Advirtió un furioso Theerapanyakul mientras lo tomaba de la muñeca y lo regresaba a su espalda—. No tengo porque darle explicaciones. —Vegas se dirigió a Sutthi—. Tal vez no lo crea, pero hoy corrió con demasiada suerte.
—¿A qué se refiere? —Pregunto desafiante Paithoon.
—Si no estuviera lo suficientemente ebrio ya le hubiera arrancado todos los dedos por tocar a mi chico. —La sonrisa siniestra de Vegas dejo ver qué no se trataba de ninguna broma—. Tomare lo que es mío y nos iremos de aquí.
—¡No puedes hacer eso! —El sujeto estaba molesto—. No habrá trató si ese chico cruza la puerta.
Pete vio como Vegas regreso sus pasos para tomar las solapas al tipo y estrellarlo contra la pared.
—¿Será buena idea decirle a mi tío que el 20% de la mercancía lo vendes a los italianos? —Sutthi abrió grande los ojos— ¿Qué pasaría si los italianos se enteran que el precio que manejas es mayor que el nuestro?
—Eso no… No puedes…
—Aceptaras el maldito trato con Kinn, no dirás nada de esto a nadie y mantendrás tu pene dentro de los pantalones, lejos de mi mascota. Me obligaras a castrarte sino cumples eso último. —Condiciono el hijo de Kan. Al ver como el sujeto asentía con la cabeza, lo soltó del saco y le dio pequeñas cachetadas—. Buen perro.
Sin más, Pete se vio arrastrado por Vegas.
…
En algún punto del camino terminaron en un callejón solo y oscuro. Pete quiso escapar de ahí; sabía perfectamente en que terminaría todo esto y no estaba dispuesto a ceder.
No está vez.
—Basta, Vegas. —El guardaespaldas se zafo del agarre del Theerapanyakul y lo enfrentó—. Este no es tu asunto.
—Claro que es mi asunto. —Vegas se acercó al sureño y lo tomo del rostro.
Pete odiaba eso; Vegas no podía mantener la maldita distancia y siempre tenía que discutir pegado a su cuerpo.
—Aun estoy a tiempo de arreglar las cosas. —Pete se zafo otra vez del agarre de Vegas y lo miro con advertencia—. No te entrometas.
Dio media vuelta pero al instante unos brazos fuertes se aferraron a su cintura.
—Vegas…
—Perdón, Pete, perdóname por ser tan idiota. —Vegas se aferró al guardaespaldas como si su vida dependiera de él—. No puedo verte con alguien más, por favor, no te vayas…
Pete suspiro. A su nariz llegó el aroma del vino.
—Estas bastante tomado. —Phongsakorn se dio la vuelta y miro al chico— ¿Dónde están tus hombres?
—No lo sé. —Vegas se acercó y acaricio su nariz con la de Pete—. Les dije que me dejarán solo contigo.
—Vegas, es una completa estupidez, qué tal si…
—Te amo, Pete. —Vegas acaricio el rostro sorprendido del sureño—. Te amo tanto. Cada que te veo, cada que sonríes, cada que me miras, me hace tan feliz. Soy tan jodidamente feliz contigo.
—Vegas…
—Te amo, Pete, te amo. —Vegas comenzó a regar besos en el bonito rostro maquillado de Pete—. Te amo tanto. No me dejes, Pete, promete que no vas a dejarme.
Pete no dijo nada, se dejó besar por los labios ansiosos y hambrientos del hijo de Kan para después soltar un suspiro cansado.
—¿Cómo se supone que este enojado contigo si me dices todo eso? —El guardaespaldas acaricio los cabellos de Vegas y sonrió—. Aún tenemos muchas cosas que hablar.
Vegas volvió besarlo con infinito amor.
…
Pete suspiro una vez más; Vegas se negaba a soltarlo. Todo el camino el Theerapanyakul se aferró a su cintura y no lo dejo ir.
—Vegas, tenemos que hablar. —El sureño trato de despegarse del chico, pero este se negó.
Pete miro a su alrededor. La casa era inmensa, no tanto como la de la primera familia, pero en definitiva no era nada despreciable. Aunque, ambas tenían algo en común y era la habitual soledad y frialdad.
—Pete, quédate conmigo, ¿sí? —Vegas tomo el rostro del guardaespaldas y beso sus labios, ansioso por tener la caricia de regreso—. No regreses con ese tipo, Pete.
Todo estaba extrañamente silencioso. Sus alarmas en la cabeza se activaron y escaneó minuciosamente la casa con la mirada. Entonces vio un abrigo espantosamente caro que ya conocía a la perfección.
—Pete…
—No puedo quedarme contigo, Vegas. —Phongsakorn se alejó del chico—. Lo nuestro se terminó.
—No, Pete, no. —Vegas lo miro asustado—. Tienes razón, tenemos que hablar, aclarar las cosas entre nosotros. Por favor, no me dejes.
El sureño evito la mirada del Theerapanyakul quien desesperado buscaba su atención. Sonrió al ver a Vegas tan vulnerable.
“Déjame mostrarte el nivel en el que estamos” se dijo Pete antes de regresar su mirada al heredero del segundo clan.
—¿Acaso no todo esto empezó por tu necedad de llevarme a la cama? Bueno, lo hiciste, no una, varias veces, y está bien Vegas, yo estuve de acuerdo. Ahora hay que terminar. —Pete comenzó ignorando la cabellera rubia que sobre salió del pasillo.
—Todo eso cambio. Pete, te convertiste en mi mundo, ¿no lo entiendes?
—Creí que solo era la puta del momento. —Pete sonrió burdo.
—Esa noche… Esa noche dije cosas que no pensaba. Pete… —Vegas lo tomo de las manos— perdóname por herirte, lo que dije solo fue por un arranque de celos, no estaba pensando con claridad.
—Vegas, lo mejor es…
—¿Quieres que me arrodille? ¿Qué te suplique? —Vegas de inmediato se tiró al suelo con las rodillas en el suelo—. Haré lo que me digas, no importa que sea pero olvida la estúpida idea de dejarme.
Pete miro al Theerapanyakul. Que estuviera bebido ayudaba bastante en sus planes. Vegas era más desinhibido, más suelto, más necesitado de cariño.
—¿Harás lo que sea por mí? ¿Eres capaz de sostener tu palabra?
—Completamente. —Respondió de inmediato Vegas.
Pete levantó al chico. No quería verlo arrodillado, aunque la satisfacción de verlo de esa manera le causaba un terrible peso de conciencia.
—¿Y si te pido que mates a Khun Tay? —Pete acercó su rostro al Theerapanyakul y acaricio su nariz con la ajena— ¿Lo harías?
Vegas tomo el rostro de Pete, acaricio sus labios en forma de corazón y sonrió siniestro ante la petición.
—¿Eso es lo que quieres? —Susurro Kornwit cerrando sus ojos y pegando su frente con la de Pete— ¿Acaso estás celoso?
—¿No puedo estarlo? —Phongsakorn admiro el rostro feliz del chico.
—Lo haré. —Vegas lo miro con una aterradora seguridad—. Todo lo que me pidas, lo haré. No hay nada que no haría por ti, mi amor.
Pete le mostró una hermosa sonrisa dejando encantando al Theerapanyakul—. Pero primero follame. —El sureño se abrazo al cuello de Vegas—. Me muero por tenerte dentro.
—At your command.
Pete perdió el aliento; Vegas quería devorarlo.
…
Tay salió corriendo de ahí en cuanto vio que la pareja subió a la habitación de Vegas. Se maldijo al ser tan estúpido por esperar al Theerapanyakul; debió irse de inmediato.
Miro las calles lleno de pánico; ¿Vegas lo mataría? ¿Lo dijo en serio? Negó obligándose a creerlo. Tay podría considerarse amigo de Vegas, ¿Cierto?
—¡Tay!
Su corazón se paralizo pensando lo peor. Cuando vio a Time salir del carro, la calma volvió a él.
—¿Time? —El rubio suspiro— ¿Qué haces aquí? ¿Qué es lo que quieres?
Time le regaló una sonrisa triste—. Solo quiero hablar.
Tay recordó las palabras de Vegas y la petición de Pete. El mensaje era claro.
—Hablemos entonces.
…
Vegas había dejado a Pete con el asombroso traje rojo. Le encantaba lo bien que le quedaba, lo hermoso que lucía en él, lo blanca que se veía su piel, justo como un lienzo apunto de ser pintado con sus dientes y labios.
—¡Mierda! —Pete maldijo cuando el pene de Vegas entro de una sola estocada. Los pantalones los mantenía a la altura de la rodilla junto con su ropa interior— Vegas, el traje…
—Te voy a follar con él. —Vegas, quien se encontraba completamente desnudo, recargo su pecho en la espalda del sureño—. Sería una pena no aprovechar la bonita prenda que Kinn te hizo usar.
—Pero… ¡Ah, joder! —Pete se sostuvo de la pared evitando chocar con ella—… Es caro…
—Eso es lo de menos, cariño. —Vegas jalo los cabellos de Phongsakorn y siguió embistiendo con rudeza—. Ahora solo pienso en lo bien que se siente mi verga dentro de ti.
Pete gimió al escuchar al Theerapanyakul.
Vegas era sucio, obsceno, controlador y rudo.
—¡Mgh! ¡Vegas, más! —Pete empujó sus caderas sintiendo las bolas del chico golpear con su trasero— ¡Más!
—Eres tan goloso. —Vegas sonreía maravillado al ver cómo el agujero del guardaespaldas se tragaba su pene—. Good boy.
—Vegas…
—Tan lascivo… —Vegas dio la primera nalgada dejando roja la piel de inmediato—, your ass is precious.
Pete jadeo ante el ardor en su trasero. Vegas lo golpeaba con fuerza, dejando que el azote llegará hasta sus oídos derritiendo sus defensas.
—¡Ah! —Phongsakorn tembló cuando la mano del Theerapanyakul termino en su polla, ya roja y chorreante.
—¿Con unos cuentos azotes ya estás así? —La otra mano fue a parar en el cuello del guardaespaldas—. My little bitch is enjoying it.
—¡Por favor! —Pete sintió el tirón de Vegas en su cuello, el caliente aliento y la tibia lengua en su oreja, el calor que Vegas desprendía en su espalda, el sube y baja de su cuello, los lentos embistes combinados con la masturbación. La cabeza del sureño daba vueltas— Mi amor, ¿puedo terminar?
Escucho el gruñido de Vegas—. Si me lo pides así no puedo negarte nada. —El Theerapanyakul mordió su cuello por encima de la gargantilla antes de acariciar la cabeza del pene de Pete—. It ends for daddy.
Pete soltó un gemido largo y satisfecho, quedándose momentáneamente sin aire. Había sido un orgasmo intenso.
Vegas sonrió al sentir como el cuerpo de Pete se desplomaba en sus brazos.
—No, Pete, aún no termino. —El hombre saco su pene del chico y lo hizo arrodillarse—. Chúpalo.
Pete sonrió aun sintiendo pequeñas corrientes eléctricas. Abrió la boca y saco la lengua esperando por la polla del Theerapanyakul.
—¡Ah! —Vegas hizo el esfuerzo por no cerrar los ojos y ver como su chico se tragaba su polla— ¡Así, Pete!
El sureño la trago de un solo bocado, relajando la garganta por varios segundos para después sacarla y tomar aire. Volvió a besar la punta, a lamer el tronco y bajar a los testículos sin dejar de ver a Vegas.
—¡Shit! —Vegas tomo los cabellos de Pete y comenzó a follar la boca del guardaespaldas— ¡Joder Pete! ¡Me encantas con un carajo!
Phongsakorn aspiro con fuerza cuando Vegas saco su polla. Lo vio acariciarse con rudeza, mirándolo con completa lujuria. Sonrió seductor alentando a Vegas a terminar.
—¡Pete! —El Theerapanyakul termino por correrse en la cara del chico, manchando su barbilla y algo del costoso traje—. Sabía que no debía de quitártelo. Te ves precioso.
Pete rio.
…
—Estoy bien. —Pete sonrió cuando los brazos de Vegas lo rodearon en un caluroso abrazo.
Ambos ya bañados y en ropa interior se acostaron en la gran cama del Theerapanyakul.
—Te amo, Pete.
Phongsakorn lo miro y lo beso—. Yo también te amo, Vegas.
El Theerapanyakul le mostró una sonrisa sincera. Se sentía completo con Pete a su lado.
—Deja a la primera familia y ven conmigo. —Vegas se puso encima del chico y comenzó a besarlo—. Te daré curry todos los días.
La risa del sureño era música para Vegas.
—Vegas. —Pete tomo su rostro—. Aun no es tiempo.
—Pero te amo y me amas. —Kornwit lo miro con molestia— ¿No quieres estar conmigo?
—Quiero estar contigo. —El guardaespaldas acaricio el rostro desconcertado de Vegas—. Pero está tu padre y la primera familia.
El Theerapanyakul rodó los ojos. La primera familia lo tenía sin cuidado, pero su padre era un caso distinto. Era un puto homofóbico.
—Esperemos, Vegas. —Pete beso la mejilla del hijo de Kan—. Mi corazón ya es tuyo. Solo es cuestión de tiempo para que todo mundo lo sepa.
Vegas no pudo contra los bonitos ojos de su pareja.
…
—¿Regresaron? —Porsche miro a Tay con una ceja arriba—. Vaya hombre, no sé que decir.
—No digas nada. —El rubio se encogió de hombros—. Necesito algo de aire, vengo enseguida.
Sabía que Porsche no le diría nada, pero pudo ver la incredulidad en el moreno. Tay sabia que estaba haciendo todo esto por despecho, pero Time también lo había engañado. Sería un mano a mano.
—Hey. —Tay paro el paso y vio a Vegas a pasos de él. Se puso en alerta y miro a los lados en busca de algún guardaespaldas que lo protegiera o al menos fuera testigo de su asesinato—. No pienso matarte.
El rubio no pudo evitar la sorpresa.
—Yo no…
—Estaba demasiado ebrio para recordar. Pete me lo dijo. —El Theerapanyakul se encogió de hombros—. Me dijo que te pidiera disculpas en su nombre. No quería asustarte.
—¿Pete? —Tay apretó los puños— ¿Y tú, Vegas? ¿No lo sientes?
—¿Sentir, qué?
—… ¿Me hubieras asesinado si Pete lo hubiera dicho en serio? —Pregunto eso que tanto le atormentaba. La respuesta de Vegas cortaría sus alas de tajo o volvería a alimentar sus ilusiones.
—Por suerte Pete solo estaba jugando. —Vegas le regaló una media sonrisa.
Tay soporto las ganas de llorar.
—Jamás debí de enamorarme de ti. —Reprocho el rubio.
—Precisamente. —Vegas paso a su lado—. Odio cuando las personas no saben su lugar.
…
Estacionó la ducati en medio de la cera. Eran altas horas de la noche y definitivamente nadie se aparecería por esos rumbos. A Vegas comenzó a gustarle el lugar por su soledad y privacidad.
—¿Aquí venías con él? —Pregunto Pete quitándose el casco que el Theerapanyakul le había dado con anterioridad.
—No venía con él, él siempre estaba en este lugar. —Aclaro Vegas bajando la palanca de la moto. Suspiro por fin aliviado de tener un momento con Pete. Los días anteriores todo había sido trabajo, papeleo, juntas y demás impidiéndole ver a su novio.
Ambos bajaron de la moto y se recargaron en ella.
—¿Qué es todo esto?
—Cosas que compre para ti, bebé. —Vegas le extendió las bolsas que traía consigo.
El sureño saco varias prendas de las bolsas para después meterlas con un rostro aterrado.
—¿Qué demonios, Vegas? —El sureño le regreso la bolsa—. No voy a aceptarlo.
—Lo harás. —El Theerapanyakul le regreso la bolsa y beso al guardaespaldas—. Te sentará bien.
—Pero una simple camisa es mi sueldo de un mes. —Phongsakorn miro con susto la ropa en las bolsas.
—Utilízala en tus días de descanso. —Vegas ignoro las réplicas del sureño—. Saldremos juntos a comprarte más cosas.
—Pero Vegas…
—Déjame consentirte, cariño. Te comprare el mundo entero si me lo pides. —El hijo de Kan lo tomo de la cintura—. Solo quiero tener un bonito gesto contigo.
—No es necesario que me compres cosas tan costosas. —Pete suspiro—. Me bastaría con un buen plato de curry.
Vegas rio—. Eso también te lo comprare. Oh, mira. —El hombre saco de entre las bolsas un pequeño plug anal color azul—. Se verá muy bien en tu precioso culo.
Pete se lo arrebato en segundos.
—¡Vegas!
La risa del Theerapanyaku calentó el corazón de Pete.
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