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Love and hate

Pete suspiro por cuarta vez en un pequeño lapso de tiempo. Tankhun miro a Porsche y este a su vez hizo un mueca que indicaba guardara silencio.

—¿Sucede algo, Pete? —Pregunto Khun ignorando las advertencias de Porsche.

—Voy a pedirle el divorcio a Vegas.

Tanto Tankhun como Porsche dejaron de comer para ver con asombro al Omega.

—¿Cómo dijiste? —Porsche dejo su plato a un lado para centrar su atención en su amigo.

—¿Pedirle el divorcio? —Tankhun se cruzó de brazos de repente molesto— ¿Qué fue lo que te hizo? Ese infeliz…

—No es para tanto. —Pete se encogió de hombros para también dejar su plato aún lleno de comida—. Solo… Las cosas ya no funcionan. Es todo.

—Pero están enlazados. —Porsche lo pensó—. Y son destinados. Será difícil un divorcio.

—No voy a romper el lazo. Pero no pienso llevar su apellido más tiempo. —Pete se dejó caer en la silla—. Suena a una locura teniendo en cuenta que soy un Omega marcado, pero ser Dominante me da la facilidad de no depender siempre de mi Alpha.

—Sera difícil que ese bastardo acepte el divorcio. —Tankhun opino picando su desayuno—. Tú más que nadie lo conoce, Pete.

Pete sonrió con tristeza. Últimamente el Omega sentía que no conocía del todo a su Alpha. Se mostraba indiferente, más frío y distante; tal vez el divorcio ni siquiera le interesaría.

—¿Tan mal están? —Porsche se dio cuenta del gesto decaído del sureño—. Siempre creí que cogían como putos conejos. Ya sabes, Vegas siempre parece estar en celo.

—Aun tenemos sexo. Pero es solo eso, sexo. —Pete no encontraba las palabras para describir el punto de su relación—. Pareciera que somos dos desconocidos solo teniendo encuentros casuales.

Porsche le mostró media sonrisa en un gesto de pena.

—Ay, bueno, si vas a divorciarte del idiota de mi primo cuentas con mi apoyo, —Tankhun se mostró entusiasta—. Después de todo, eres el gran Pete Phongsakorn Saengtham, lo último que te faltará será ese pedazo de imbécil.

Pete suspiro por quinta vez. Las cosas, de hecho, se ponían peor. 


[...]

Vegas no sabía en qué punto dejo de ver las revistas en las que salía su Omega, el momento en que dejó el trabajo de lado para ver los programas donde entrevistaban a su pareja o las series que estrenaba. Aún cuando los celos lo inundaban por las inevitables escenas románticas que protagonizaba Pete con otro sujeto, el orgullo que sentía al ver a su Omega en la cima era mayor.

Vegas ni siquiera noto cuando el sentimiento de orgullo se resguardo en el fondo de su cabeza para ocuparse única y solamente en las empresas a su nombre.

Todo era trabajo, contratos, problemas, estrés y ambición. Vegas quería más de lo que ya tenía y no entendía la razón.

—Khun Vegas, su esposo quiere hablar con usted. —Nop aviso detrás de la gran puerta.

—Ahora no. —Fue lo único que dijo Vegas antes de tomar varias hojas en sus manos.

—No tomara mucho tiempo. —Pete entro sin la autorización de su Alpha.

Vegas admiro la belleza perfecta de su pareja, pero de inmediato eso paso a segundos plano cuando vio todo el trabajo que aún le quedaba en la mesa.

—Bien, tienes 5 minutos. —El Alpha se recargo en su silla esperando por lo que sea que su Omega le dijera.

Pete lo miro con molestia antes de arrojarle prácticamente los papeles en la mesa. Vegas los tomo de mala gana y comenzó a hojearlos de manera rápida. Hasta que se detuvo en seco.

—Para ser una broma, es una de muy mal gusto. —El Alpha miro a Phongsakorn con desconcierto.

—No es ninguna broma, Vegas. —Pete se planto dominante frente al Theerapanyakul—. Quiero el divorcio.

El Theerapanyakul hojeo de nuevo los papeles en sus manos. Los leyó una y otra vez antes de soltar una risa burda y ácida.

—¿Planeas divorciarte de tu Alpha? —Vegas dirigió la mirada a la marca en el cuello de Pete—. Estamos enlazados, algo que va mucho más allá de un jodido papel.

—Lo sé perfectamente. Lamentablemente aún no descubro como terminar con un lazo. —El Omega miro los papeles—. No quiero hacerte perder más de tu valioso tiempo. Firma de una vez.

Vegas soltó un largo suspiro. Comenzaba a darle jaqueca.

—No entendiendo cuál es tu afán de llevar las cosas tan lejos. Tienes absolutamente todo; te doy dinero, te doy una gran casa, te doy lujos…

—Algo que ya tenía mucho antes de conocerte. —Pete rodó los ojos—. No me trates como un interesado porque no lo soy.

—No estoy diciendo eso.

—Pareciera que lo haces. —El Omega puso ambas manos en su cintura, adoptando una pose cansada—. No me case ni me enlace contigo por dinero. Siempre he tenido los lujos y el estatus por mi propio merito. Soy un actor reconocido y con varios proyectos y contratos en puerta, ¿Crees que necesito de tu apellido?

Vegas se sobó la frente irritado.

—¿Entonces qué es? —El Alpha se levantó hasta quedar frente a su pareja— ¿Me dirás que no te sientes satisfecho en la cama? Porque ayer en la noche no dejabas de gemir como una puta necesitada.

—Me gustan nuestros juegos en la cama, no lo niego. —Pete no sé inmutó—. Pero dime, Vegas ¿Cuándo fue la última vez que me besaste después de tener sexo? ¿Cuándo fue la última vez que te quedaste conmigo a platicar de cualquier estupidez después de metérmela? ¿Recuerdas la última vez que dormiste conmigo? —El Theerapanyakul no dijo nada ante los reclamos de Pete—. Quiero el divorcio. —Volvió a repetir el sureño.

Vegas apretó los dientes antes de rodear su escritorio, tomar una pluma y firmar sin leer los acuerdos.

—¿Es todo? —Vegas le estiró el folder—. Estoy ocupado.

Pete tomo el folder y sonrió negando con tristeza.

—No te quito más tiempo.

[...]

Para cuándo Vegas salió del estudio Pete ya se había ido de la casa. El Alpha maquillo la tristeza y el sentimiento de abandono por la inevitable irá.

—Dime que por favor, por favor, leíste los papeles de divorcio. —Kinn entro por la puerta grande siendo recibido por la servidumbre.

—¿Qué? ¿Me quito la mitad de mis propiedades? —Vegas se sentó en la sala rodando los ojos—. No me interesa.

Escucho a Kinn maldecir para después sentarse enfrente de él.

—No, Vegas, ese es el problema. —Kinn le mostró una copia de los documentos que Pete le hizo llegar—. No te pidió absolutamente nada, ni siquiera para el cachorro que viene en camino.

El rostro de pronto pálido de Vegas le hizo saber a Kinn que su primo era un verdadero idiota.

[...]

—¿No leyó todo lo que decían los papeles? —Pregunto Tankhun incrédulo.

—No. Solo los firmo. —Pete miro una vez más la puerta de su departamento.

—Kinn fue a verlo. —Porsche jugaba con su celular—. Seguramente a estas alturas ya lo sabe.

—Mi hermano no tenía porque ir a contárselo. —El Omega Dominante se cruzó de brazos berrinchudo.

—Yo le pedí que lo hiciera. —Pete rio ante la mirada incrédula de Tankhun—. No iba a esconderle el hecho de que sería padre.

—¡¿Y por qué no?! —El Omega se levantó exaltado—. Puedes criar a tu hijo tú solo, es más, Porsche y yo te ayudaríamos, seríamos algo así como sus padres sustitutos.

Pete sonrió.

—No seas idiota. —Porsche dejo su celular—. Eso le traerá consecuencias legales más tarde a Pete.

—Entonces lo hubiera escondido.

—Soy una figura pública. ¿Sabes cuánto tiempo se tardarían los reporteros en saber mi estado? —Phongsakorn sintió escalofríos al ser consiente de que su vida era todo menos privada—. Prefiero hacérselo saber yo y no por una revista con algún título amarillista.

El timbre sonó repetidas veces interrumpiendo la plática de los Omegas. Pete sabía perfectamente quien era.

—Se acabo la plática de viejas chismosas de las loma. —Pete bromeo causando la risa de Porsche.

Los tres se levantaron del lugar, Pete se adelantó a la puerta y la abrió revelando a su ex esposo acompañado de Kinn.

—Fue más rápido de lo que pensé. —Pete le sonrió a Kinn—. Gracias, sabía que a ti te escucharía.

Kinn asintió. Porsche llegó a su lado y esa fue señal para que ambos se retirarán. Khun por su parte, decidió soltar un último comentario.

—Ahora que estás divorciado puedo presentarte a un chico que está loco por conocerte. —Tankhun barrio con la mirada al Alpha—. Es mucho más joven y atractivo que este.

—Púdrete, Khun. —Vegas no despegaba su mirada de Pete aún cuando maldecía a su primo.

Pete no bajo la suya, ni siquiera se inmutó ante las feromonas pesadas y ácidas de su Alpha. No era la primera vez que lo enfrentaba en ese estado. Cuando el Theerapanyakul salió del hogar de Saengtham, Vegas decidió tomar asiento mientras le mostraba media sonrisa al Omega.

—¿Cuándo pensabas decírmelo?

—Desde la cena que tuvimos con Khun Korn festejando su cumpleaños, desde que Tankhun termino por organizar una fiesta por el cumpleaños de Kinn, oh también cuando Time llegó a la casa llorando porque Tay lo había dejado o la vez que cerraste un contrato en la empresa y me dejaste por irte a los estados unidos. —Pete fingió pensar por varios segundos más—. Estoy seguro de que hubieron otras ocasiones.

—No juegues conmigo, Pete.

—Ese es el jodido problema. Crees que todo lo que digo es una puta broma. —Pete decidió calmarse, tomar aire y ver a su ex pareja—. La última vez que lo intente fue cuando pedí el divorcio. Tenía la esperanza de que terminarás de leer los papeles, pero para eso también estabas muy ocupado.

—Oye…

—Vegas, serás padre. —Pete finalmente le dio la noticia.

Vegas sintió el peso de la noticia; que Pete se lo dijera sin desviar la mirada lo hacía más real. El Alpha miro el vientre aún plano del sureño y algo que no entendía que era se comenzó a formar en su pecho. Toda la mezcla de emociones y sentimientos termino por estrellarlo en la realidad.

Pete y él estaban divorciados; y probablemente el amor era lo primero que había salido por la gran puerta.

¿De verdad sentía que su amor por Pete se había esfumado?

—¿Qué es lo que harás ahora? —Vegas cuestiono mirando al sureño con recelo—. Podemos llegar a un acuerdo en dónde mi hijo tenga la parte del dinero que le corresponde y…

—Mi bebé no necesita tu dinero. —Pete se cruzó de brazos—. Tengo el dinero suficiente para mantener a tres generaciones más sin reparar en gastos. La empresa de mi abuelos y el dinero de mi carrera son suficientes para retirarme del espectáculo y mantener a mi hijo sin tu capital.

—¿Te retiras del espectáculo? —Pregunto asombrado Vegas.

—Quiero dedicarme a mi cachorro; el trabajo no va hacer impedimento para que le falte amor. —Disparo Pete sin contemplación—. Y lo mismo quiero de tu parte.

—¿A qué te refieres?

—No quiero tu dinero. —Phongsakorn suavizo su mirada—. Quiero que mi bebé tenga tu tiempo y amor.

[...]

Vegas dejo los papeles en el escritorio para mirar a su alrededor y detallar la oficina sin realmente hacerlo. Pensó en Pete y su matrimonio fallido además del vínculo que los unía.

Estaban enlazados, en espera de un bebé pero divorciados. Eran un jodido chiste

—¿De verdad puedes dejar de querer a tu compañero destinado? —Kinn se pregunto mientras miraba los papeles del divorcio— ¿La marca no los une para siempre?

—Lo hace. —Vegas suspiro sintiendo un dolor punzante en su cabeza.

—Vegas, ¿qué piensas del divorcio?

El Theerapanyakul pensó en su vida; Pete y él se habían conocido años atrás cuando él era apenas un empleado en la empresa de su padre y Pete un novato en la actuación. En cuanto se vieron habían sentido ese lazo que los unía. Vegas se había vuelto loco al ver la belleza de su Omega destinado, se había obsesionado hasta la médula e hizo lo imposible para conquistar el corazón del hermoso sureño de perfecta sonrisa. Conforme el tiempo pasaba la atracción física y el inevitable destino parecían ser solo una cuestión de segundo plano ante el amor que ambos se profesaban. Vegas comenzó a enamorarse de los pequeños detalles de Pete.

Lamentablemente ahora no los recordaba.

Vegas odiaba que Pete fuera tan orgulloso, odiaba cuando se comportaba como un anciano de 70 años creyéndose experimentado y sabio. Odiaba que Pete fuera mucho más complicado, odiaba que no fuera caprichoso y berrinchudo como cualquier otro Omega que Vegas conoció. Tratar con Pete no era fácil, no podías llegar con una piedra preciosa y grande para que pusiera buena cara, no, con Pete tenías que sentarte y hablar para entender cuáles eran sus malditos problemas mentales.

Vegas odiaba que Pete fuera… Pete.

—Es lo mejor. —Fue la única respuesta del Theerapanyakul.

[...]

Pete rodó los ojos cuando Vegas se presentó en su casa.

—Tú fuiste quien pidió mi tiempo para el bebé. —El Alpha miro el departamento de su Omega—. Bien, aquí estoy.

—La cita es en dos horas. —Pete se cruzó de brazos molesto. Últimamente era lo único que hacía cada que veía a Vegas—. Largo.

—Dos horas es lo que tardo en ir y venir. —El Alpha se abrió paso importándole poco si Pete estaba de acuerdo—.  ¿Ya desayunaste?

—Cómo si te importará. —Contesto mal humorado el Omega.

—No, de hecho no, pero yo no he desayunado. —El Theerapanyakul se dirigió a la cocina, se quitó el saco y abrió alacenas y el refrigerador—. Siéntate.

—Vete a la mierda.

[...]


—Para que el bebé tenga un crecimiento sano necesito de ambos padres. Tanto Omega como Alpha. —La obstetra miro a ambos padres—. Juntos.

Pete dejo de ver la ecografía que lo mantenía cautivado para ver con seriedad a la mujer.

—¿A qué se refiere con juntos? —Vegas puso en palabras lo que Pete pensó.

—¿Usted a qué se refiere? —La obstetra les sonrió incómoda—. Son una pareja enlazada. El bebé necesita de ustedes para poder desarrollarse como es debido. Ambos son dominantes lo cual garantiza que su cachorro tendrá un desarrollo óptimo en el interior del Omega. No es nada difícil. —La Omega sonrió—. Pasen tiempo en familia, hagan espacios donde puedan intercambiar feromonas. Si la salud emocional del Omega es estable, tenga por seguro que la de su bebé también lo será.

Pete evitó mirar a Vegas para después soltar una pequeña carcajada.

—Con una prenda con su aroma bastara, ¿no es así? —El sureño le sonrió a la mujer causando molestia en el Alpha.

La mujer los miro extrañada.

[...]

—Entonces… —Vegas salió detrás del chico para mirarlo con irritación—, ¿crees que coqueteando con la obstetra te libraras de mí?

—Tu comentario está fuera de lugar. —El sureño observo su precioso auto antes de dirigirle la mirada al Alpha—. Y si lo hiciera, ese es mi problema. Soy un Omega divorciado.

—Eres un Omega marcado. —Vegas se acercó al sureño sabiendo perfectamente que Pete no retrocedería—. Que no se te olvide.

Antes de pasar de Pete le planto un beso rápido y tronado para dirigirse a su vehículo. Sonrió cuando a lo lejos escucho un “idiota”.

[…]

Pete miro a Vegas en su departamento. Se dijo que la jaqueca que sentía no era buena para el bebé, así que tenía que remediarlo.

—Oye, vete. —Pete se dejó caer en el sofá viendo como Vegas se adueñaba de su cocina. Otra vez.

—Las recomendaciones de la doctora fueron pasar tiempo en familia. —Vegas le sonrió sínico—. Y tú me pediste tiempo para el bebé.

—Ahora está dentro de mí, bastardo. Pasa tiempo con él cuando nazca. —Pete le gruñó antes de levantarse e ir a la cocina—. Una prenda con tu aroma bastará.

—¿Y como sé que no la utilizarás para otra cosa? —El Theerapanyakul se limpio las manos para acercarse al Omega—. Recuerda que mis feromonas hacen que tu culo se moje tanto que mi polla pasa siempre sin obstáculo alguno.

—Pervertido. —Pete dio un paso atrás recordando el beso que el Alpha le había dado el último día—. No me interesa tener tu polla en mi culo de nuevo. De hecho, prefiero hacer un voto de castidad antes de volver a acostarme contigo.

—¿De verdad? —Vegas se acercó hasta encerrarlo entre la pared y él—. Empiezas a oler dulce cuando te excitas.

—Estoy en cinta, idiota.

—No, es distinto. —Vegas paso la nariz por el cuello del sureño—. Tu aroma pesa, se vuelve espeso, fácil de inhalar, causando que mi verga se ponga dura al instante. —Los ojos de ambos se encontraron en medio de susurros—. Extraño tenerte en mi cama.

Pete abrió los ojos sorprendido.

—¿Solo eso extrañas?

—¿Hay algo más?

Pete soltó un suspiro vencido antes de empujar al Alpha y salir de la cocina.

—Pete…

—Dame la puta prenda y lárgate de mi casa. —El Omega le hizo un seña obscena—. Ojalá te den, Vegas jodido Theerapanyakul.

Vegas rio ante la agresividad de su Omega. Eso lo calentaba tanto.

[…]

Vegas y Pete habían terminado sin ropa, en la cama y muy probablemente enredados una vez más.

—No se supone que esto pasará. —Pete, mal humorado, se colocaba la ropa con molestia.

Vegas en la cama sonreía como un idiota observando el magnífico cuerpo de su Omega. Algo que amaría toda su vida sería lo bien que encajaban Pete y él en la cama. Ambos eran igual de perversos y sucios.

Debajo de las sábanas Vegas era el amo y Pete su lindo y obediente perro.

—Aun tenemos un lazo que nos une, era cuestión de tiempo. —Vegas se levantó de la cama aún desnudo. No tenía pena ni vergüenza por pasearse sin nada de ropa por todo el departamento de Pete.

—Ponte algo, maldito exhibicionista. —Pete le lanzó la ropa provocando la risa del Theerapanyakul—. No es tu casa, bastardo arrogante.

Vegas se encogió de hombros y se metió al baño seguramente a tomar una ducha. Pete suspiro frustrado consigo; no podía ceder cada que tuviera ganas de follar pero era tan difícil. El Alpha sabía cómo seducirlo.

—Vegas, esto se terminó y estoy hablando en serio. —El sonido de la regadera fue su única contestación—. No volveré a tener sexo contigo. Nunca.

[…]

No fue la última vez que follaron. Pete se sentía más y más estúpido al caer una y otra vez en la trampa del Theerapanyakul. Vegas había invadido su departamento sin que el Omega pudiera darse cuenta hasta que fue demasiado tarde. El Alpha cocinaba, dormía y trabaja técnicamente en su departamento.

—No sé que es lo que signifique divorcio para ti, pero definitivamente esto no es. —Pete se cruzó de brazos mirando al Theerapanyakul leer documentos—. Vete.

—Tienes a mi cachorro en tu vientre, esa es razón suficiente para no irme. —Vegas le dedicó media sonrisa—. Y no puedes negar que el sexo es fantástico.

Pete negó molesto.

—Entonces busca a alguien más que te monte la polla porque yo ya no estoy dispuesto. —Saengtham observo el cuerpo de Vegas tensarse.

Una risa burda lo hizo irritar.

—Tengo muchos culos haciendo fila, así que no me tientes.

—Y yo tengo varias pollas esperando por entrar en mi culo. —Pete alzó la barbilla retador—. Pero no puedo hacer nada si estás aquí.

Las palmas del Alpha se estrellaron en la pequeña mesa de la sala.

—No vas a follarte a nadie mientras tengas a mi cachorro. —Vegas se levantó y encaró al Omega—. Sabes que no juego cuando digo que mataré a cualquiera que se te acerque.

—¿A qué juegas? —Pete apretó los puños—. Cuando estábamos juntos no te importaba dejarme varado en la gran casa que dijiste sería “nuestro nido de amor” y ahora te comportas todo posesivo y estúpido.

—No te equivoques, sí estoy aquí soportando tus malditos reclamos es por el mocoso que estás esperando. —Vegas no podía parar lo que decía— ¿Crees que me gusta soportar tu mal humor? ¿Acaso crees que me arrepiento de nuestro divorcio? ¿No te has dado cuenta de que cuando te follo es el único momento en que no me reclamas? Si supiera como romper un lazo, ya lo hubiera hecho.

—¡No tienes que estar aquí aguantando todo esto, pobre Alpha! —Pete alzó la voz— ¡Vamos, vete! Mi bebé y yo no te necesitamos. Púdrete.

Vegas exhaló molesto. Tomo sus papeles, su abrigo y se dirigió a la puerta.

—A veces pienso… —El Alpha no se quería ir sin antes haber herido al Omega—, que todo esto fue un error.

—Yo no, Vegas. —Pete sonrió con tristeza—. Yo de verdad te amaba. Te amo, en realidad.

Las palabras de Pete calaron en Vegas.

[…]

—Deberías dejar de tomar. —Kinn miraba con lastima el alcohol que tomaba su primo—. Ni siquiera recuerdo la vez que te pusiste así de borracho.

Vegas ignoro lo dicho por Kinn y siguió bebiendo. El alcohol no hacía más que darle malas ideas y pensamientos terribles; se preguntaba que fue lo que vio en Pete, que fue lo que hizo que su Alpha se volviera loco por él. Vegas estaba demasiado cegado por su dolor y frustración.

Pidió una copa mas, antes de recorrer con la mirada todo el bar. A lo lejos encontró a un chico que no dejaba de mirarlo, ignoro el muy discreto parecido con su ex y decidió que sonreírle era buena idea.

Pete no lo necesitaba y estaban divorciados, no había nada de malo en buscar consuelo en otros brazos.

—No, no, no y no, es una terrible idea, Vegas. —Kinn lo detuvo antes de que se levantara—. Te arrepentirás mañana.

—Soy un hombre soltero. —Vegas se soltó de Kinn.

—Pero estás enlazado.

—Al carajo con eso.

[…]

En el instante en que abrió los ojos el dolor en su cabeza lo tiró de nuevo en la cama. Gruño por el molestar y la maldita luz que se filtraba en la habitación.

Abrió los ojos recordando partes de la noche anterior. Kinn y él tomando, Kinn regañándolo y después él saliendo del bar con alguien tomándolo del brazo.

¿Y después?

Shit. —El Theerapanyakul se levantó de la cama tocándose la cabeza. Busco indicios de alguna pista que le dijera dónde mierda estaba y que estupidez había hecho.

Kinn entro por la puerta con cara de pocos amigos antes de lanzarle una muda de ropa.

—Cámbiate y tira esa muda. Huele asqueroso. —Le ordeno el Alpha de Porsche.

Vegas se miro el traje hecho un desastre. Había muy seguramente vino en su camisa y algo que lucía asquerosamente café.

—¿Qué carajos paso?

—No lo sé, tuve que salir detrás de ti y buscarte por casi 15 minutos para encontrarte en este puto hotel. —Kinn supuesto estresado—. Creo serás demandado.

—Explícate.

—¡Te digo que no lo sé, carajo! El chico que te trajo aquí salió llorando y diciendo que querías matarlo por hablar mal de tu esposo. —Su primo se tocó la frente—. ¿No recuerdas nada?

Vegas se recostó tratando de rememorar la noche anterior. Como un rompecabezas todo se armó en cuestión de segundos. Recordó al Omega arrastrarlo hasta la habitación, tratando de besarlo, prometiéndole una buena noche mientras Vegas tiraba maldiciones hacía su ex pareja y se alejaba constantemente por el aroma insoportable del tipo. Cuando esté le siguió el juego y le dijo que Pete seguramente era un idiota por no cuidar de su Alpha, Vegas se puso como loco y termino por asfixiarlo hasta casi dejarlo inconsciente gritándole como un demente que no se atreviera a decir de nuevo el nombre de su Omega.

Dejo caer su cabeza en medio de un suspiro. Tenía ganas de buscar al infeliz y darle una paliza por atreverse a insultar a Pete.

—Hay algo más. —Dijo Kinn tentando el terreno.

—¿Qué?

[…]

Vegas llego corriendo al departamento de Pete. Abrió el lugar sabiendo la contraseña y busco al Omega como loco.

—¿Qué diablos haces aquí? —Pete llegaba con una bolsa en la mano.

Vegas quedó mudo al verlo. Pete se veía desalineado pero simplemente hermoso. Tenía el cabello revuelto y se veía mal humorado. Ahora que estaba en cinta tenía bastante sueño todo el tiempo.

—¿Qué es eso? —Pregunto poniendo atención en la bolsa.

—Algo de frituras. Al bebé se le antojo. —Contesto con simpleza el Omega.

—Puedes pedirme lo que sea que el bebé necesite. —Vegas fue detrás del chico.

—No, gracias. —Pete entro a la cocina y prendió la televisión. La imagen de Vegas ebrio y siendo acompañado por un bonito Omegas apareció en la pantalla. El Theerapanyakul se paralizó—. No te necesitamos.

—Puedo explicarlo, no es como crees, lo que pasó…

—No necesito ni quiero tus explicaciones. —Pete saco las bolsas de chucherías—. Vete.

—Pete…

—Vegas, verte me pone de mal humor. —Phongsakorn apretó la mandíbula—. Y eso no le hace bien al bebé.

—Es también mi bebé.

—Entonces lárgate y déjame en paz. Eso disminuirá mí estrés y le hará bien a tu cachorro. —El sureño paso de Vegas.

—¿Por qué simplemente no dices que estás molesto? ¿Es tan difícil decirme lo que piensas? —Vegas apretó la mandíbula—. Eso es lo que odio de ti. Todo tiene que ser tan complicado, tiene que ser a tu manera, jamás das tu brazo a torcer.

—Y yo amo cuando pones esa mirada desesperada y comienzas a maldecir. —Pete rio—. Me gusta sacarte de quicio, de verdad adoro ver tus pucheros todos ridículos.

Vegas sintió la culpa subir a su garganta. Pete sabía cómo desarmarlo en cuestión de segundos.

—Pete…

—Pero no voy a rogarte ni mucho menos voy a llorar por ti. —Pete lo miro indiferente—. No te estoy pidiendo una explicación, no estoy escondiendo nada, no estoy haciendo difícil las cosas, y a mí parecer, creo que todo es muy sencillo. —El sureño le regalo una sonrisa—. No correré a tus brazos, no te suplicarle por otra oportunidad, no iré detrás de ti evitando que conozcas a más Omegas. Me conoces lo suficiente para saber que no soy ese tipo de persona. Te amo, Vegas, pero esto se termino.

[…]

—Vegas… Vegas… —La voz de Time lo trajo a la realidad—, oye, empiezo a preocuparme. Llevas más de una hora solo sentado. Ni siquiera has leído los papeles que puse en la mesa.

El Alpha miro la pila de hojas en el escritorio; no se dio cuenta cuando fue que el trabajo se había acumulado.

—¿Sabes? Ahora que no está tu “insoportable Omega” y tienes el tiempo suficiente para ahogarte en trabajo, no parece que lo estés aprovechando. —El rubio sonrió con sorna.

—No vuelvas a referirte a mi Omega con ese tipo de palabras. —Vegas lo miro de mala manera. En un acto por ignorar la palabrería de su compañero encendió la televisión.

“—… ¿tiene algo que decir del reciente escándalo?”

Vegas soltó el control remoto al ver la sonrisa encantadora de Pete en televisión.

“—No hay mucho que decir. —El Omega se mostró natural y fresco, causando que su encanto traspasara el lente—. Cuando te divorcias estás expuesto a este tipo de temas. Parece que mi ex esposo es de superación rápida.

El público rio ante las palabras de Pete.

—¿Y eso no le molesta? —El entrevistador insistió—. El divorcio es una noticia reciente.

—No me molesta. Mi ex esposo tiene derecho a rehacer su vida. No voy a oponerme a eso. —Pete se mantuvo sonriente.

—Supongo que tú también planeas rehacer tu vida. —El entrevistador hizo que el público enloqueciera—. Eres un Omega hermoso, joven y brillante. Estoy seguro que propuestas tienes hasta por debajo de las piedras. “


Vegas golpeó el escritorio al escuchar las palabras del incompetente ese. Miro como las mejillas de su Omega se coloreaban en signo de vergüenza.

“—Pueden mandar solicitudes. Acepto solo con fotos. —Bromeo Pete, causando que el público gritara emocionado—. No lo sé, lo pensaré más adelante. Por ahora solo quiero descansar por un tiempo.

—¿Te retiras de la actuación?

El público coreaban varios no.

—Sera momentáneo. —Pete sonrió con melancolía—. Prometo volver pronto. Esperen noticias de mí.

—Espero sea de la mano de un Alpha joven y guapo. —El entrevistador sonrió divertido.

—Esperemos sea así. —Dijo Pete con una pequeña risa.”

Vegas aventó las cosas de su escritorio antes de lanzar maldiciones al aire. Time se levantó asustado ante el arranque de ira de su amigo.

—Vegas…

—¡Lárgate! —El Theerapanyakul lo mostró los colmillos amenazante— ¡Ahora!

El rubio salió de ahí corriendo. Vegas gruñó molesto ante la situación. Buscaría a ese maldito entrevistador y haría que no encontrará trabajo en ningún maldito lugar.

[…]


Los días siguientes no fueron mejores. Vegas estaba de un humor insoportable, no trabajaba, pero tampoco salía de la oficina. Todo el día se la pasaba viendo noticias relacionadas con su Omega, series que había protagonizado no hace mucho y entrevistas en diversos canales.

—Amigo, tienes que salir. —Time llegó junto con Kim y Kinn—. Creo que ya es hora de que superes a Pete. ¿Bar? ¿Antro? ¿Club? Elige.

Kim y Kinn negaron con mala cara. Time era un idiota.

—Guarda tus fantásticos consejos y cállate. —Kim se sentó enfrente de Vegas. Este estaba pegado a la computadora observando fotos recientes de su ex marido—. Vegas…

—No me interesa salir. —Vegas miro la foto que tenía en la pantalla. Pete salía con un chaleco negro sin mangas y abierto sin nada de bajo en conjunto de unos vaqueros ceñidos. ¿Desde cuándo se tomaba ese tipo de fotos?

—No puedes seguir de esta manera. —Kinn también tomo asiento y suspiro—. Deberías hablar con Pete.

Vegas los ignoro centrándose solamente en los artículos que hablaban de su Omega. Se maravillo ante la inteligencia y la percepción que tenia Pete sobre la vida. En cada entrevista este se mostraba contento y tranquilo expresando como era su manera de vivir y lo feliz que era con ello. Era sencillo, carismático y simplemente hermoso. Cada gesto, cada sonrisa, cada mirada eran únicas, tan limpias, tan sinceras.

Pete demostraba ser no solamente un Omega mimado y delicado como los comentarios maliciosos decían. Era un hombre sabio, realista y optimista.

—… Porsche no me deja dormir con él. —De repente la conversión de Kim, Kinn y Time llamo su atención.

Vegas no había reparado en la presencia de sus primos y amigo. Los malditos seguían en su oficina dispuestos a no dejarlo solo.

—Sé por Chay que Porsche es algo complicado. —Kim suspiro—. Aunque Chay no se queda atrás.

—¿Creen que Porchay y Porsche son complicados? —Time bufo—. No saben lo que es tratar con alguien como Tay.

—Por favor, Porsche llegó a poner micrófonos en mi oficina cuando pensó que lo estaba engañando con alguien del trabajo. Todos son Alphas en ese lugar. —Dijo Kinn con cierta diversión.

—Porchay crees que lo engaño porque lo soñó. —Kim miro a su hermano—. Ahora piensa que cada que salgo de gira me encuentro con esa personas que ni él sabe cómo luce.

Vegas sonrió al escucharlos. Pete era celoso, posesivo y territorial cuando se lo proponía, pero era alguien muy seguro de sí. Bastaba verse en un espejo para que Pete supiera que Vegas estaba a sus pies.

—Tay casi me castra una vez. —Revelo Time.

—Y merecido te lo tienes, hijo de puta. —Kinn lo miro irritado—. Tú si eres un infiel de mierda.

—Me sorprende que Tay siga contigo. —Apoyo Kim.

—Barato no me ha salido. —Time se encogió de hombros—. Dependen los quilates para saber cuántos días durará su enojo.

Kinn suspiro—. A este paso tendré que recurrir a una ducati color azul metálico. Porsche quiere una.

—¿Será buena idea regalarle una de mis guitarras? —Pensó Kim hundiéndose en el sofá.

Vegas sonrió con nostalgia.

“—Ni creas que me comprarás con regalos y baratijas. —Pete se cruzó de brazos cuando lo vio llegar con un ramo de rosas y un bonito collar en mano—. Tenemos que hablar, Vegas, y lo digo en serio. “

Pete odiaba que Vegas llegará con regalos, flores y chocolates cuando hacía algo mal; decía que era su forma de dejar las cosas a medias y que muy seguramente lo volvería hacer. Pete era de dejar las cosas en claro, decir lo que le molestaba, lo que lo ponía de malas e irritaba de Vegas.

“—Si se trata de tenerme contento, escúchame, bésame y dime qué me amas. No pido nada más. —Pete le mostraba una hermosa sonrisa antes de besar su frente.”

—Mierda. —Vegas suspiro antes de llevar su cabeza hacia atrás—. Lo extraño.

[…]


Vegas miro nervioso la puerta enfrente de él. Desde la última vez no se había atrevido a venir. No podía soportar la mirada indiferente de Pete sobre él.

Con valor reunido, levantó la mano y se dispuso a tocar el timbre, sin embargo la puerta se abrió antes de que Vegas hiciera algún movimiento.

—¿Qué..? —Su estómago se encogió cuando vio al idiota de Arm en la puerta de su Omega. Este tenía una gran sonrisa hasta que sus ojos se toparon con los de él— ¿Qué demonios haces aquí?

Arm era uno de los coprotagonista de Pete en varias series. Tuvieron la desdicha de coincidir en varios proyectos, además de que el tipo había dicho en varias entrevistas que Pete era su tipo ideal.

—¿Vegas? —Pete salió detrás con el rostro curioso— ¿Qué haces aquí?

—¿Yo? —Vegas rio molesto— ¿Me puedes explicar que hace este idiota en tu departamento?

Pete lo miro molesto antes de negar con un suspiro. Arm sonrió nervioso al ser el centro de atención de Vegas; este no dejaba de expulsar un aroma amenazante, “buscando marcar terreno”.

—Nos vemos después. —Pete ignoro a su ex marido y le sonrió a Arm. El chico le regreso la sonrisa ante la mirada iracunda de Vegas.

—Nos vemos, bonito.

Vegas apretó la mandíbula aguantando las ganas de ir hasta el más alto y estrellarle su puño en los dientes. Miro a Pete quien dio media vuelta y se metió al departamento dejándolo con la palabra en la boca.

—La cita con la obstetra es dentro de una semana. —Pete avanzo hasta la sala para dejarse caer en sofá—. Vete.

Pete sintió un tirón en su muñeca que lo levanto sin aviso alguno. La nariz de Vegas paro en su cuello aspirando con  brusquedad.

—¡Vegas!

—Su aroma… —El Theerapanyakul tomo sus cabellos manipulando para dejar su cuello a su disposición— ¡¿Por qué tienes su maldito aroma?!

No solo Pete tenía el aroma de Arm encima, todo el departamento olía al actor. Vegas gruño en protesta. Su Omega y su cachorro fueron marcados por ese infeliz.

—Vegas, cálmate, lo mejor es…

—No lo quiero aquí. —Vegas lo miro fijamente, dejando sus rostros a pocos centímetros—. No lo quiero cerca de mi cachorro, no lo quiero cerca de ti.

Pete tardo en entender la situación. Cuando Arm comenzó a marcar el territorio del Omega este comenzó a sentirse incómodo; Vegas seguía siendo su Alpha y padre de su cachorro, por ende no soportaba el aroma de otros Alphas. Pensó en dejar ventanas y puertas abiertas esperando que el aroma saliera para después tomar las prendas que Vegas había dejado y calmar a su Omega inquieto.

Jamás imagino tener al papá de su bebé en la puerta.

—Me lastimas, idiota. —Pete trato de zafarse del fuerte agarra del Theerapanyakul—. Ya no estamos casados.

—¡Y una mierda! —Vegas tomo la cintura del sureño y lo pego a su cuerpo—. Tienes mi marca y a mi cachorro ¿Crees que un puto papel me dirá que no tengo derecho sobre ti?

—¡¿Quieres hablar de derechos ahora?! —Pete se zafo del Alpha— ¡Estuvimos casados 3 malditos años y en el ultimo fui invisible para ti! ¿Ahora vienes a reclamar derechos? Déjame decirte algo, bastardo, así no funcionan las cosas. No tiras algo para volver a recogerlo.

—¡Eso no..! —Vegas se agarró los cabellos en un signo de desesperación, dio varias vueltas dejando que su cabeza se enfriará, pero el aroma de Arm no ayuda a su cometido—. No voy a pedirte perdón por esto.

—¿Ahora qué..?

Vegas tomo el rostro del Omega y lo beso efusivo. Dejo que sus labios se adueñaran de los suyos, los reclamo buscando calmar a su Alpha enfurecido, para sentir una vez más a su pareja. Había olvidado lo grandioso que era besarlo, lo necesitado que estaba siempre de él. Había olvidado esa electricidad que lo recorría cada que lo tenía cerca, lo maravilloso que era su aroma y lo jodidamente sexy que era su sureño.

—Vegas… —Pete sentía que se derretía en los brazos de su Alpha.

Pete no admitiría que lo había extrañado, que había echado tanto de menos sus besos y caricias fuertes y bruscas. Vegas era apasionado, impulsivo, doloroso y magníficamente adictivo. Pete sentía que su piel quemaba por dónde Vegas acariciaba, que sus labios se sentían más y más sedientos de sus besos hambrientos y rudos.

—No sabes cuánto te he extrañado. —Vegas murmuró pegado a sus labios—. Extraño tenerte en la casa, extraño verte en la sala, en la habitación, en mi oficina. —Vegas acarició su cintura con necesidad—. Extraño escuchar tu risa, tus regaños, tu voz. Extraño sentirte a mi lado en la cama, tu aroma en las sábanas, en mi ropa… —El Alpha junto ambas frentes mientras le daba tiernos besos esquimales—. Echo tanto de menos tus gestos, tus pucheros, tus hoyuelos… —Aspiro su aroma sintiéndose vivo después de tantos días—. Dios, Pete, estoy volviéndome loco sin ti.

—Veg…

—Amo que no seas como los demás Omegas. —El Alpha lo miro a los ojos sin apartar su nariz de la contraria—. Amo los gestos que haces cuando te molestas conmigo, amo tu insana obsesión con la comida picante, amo que quieras resolver nuestros problemas de manera madura, amo cuando te frustras porque las cosas no salen como tú quieres, amo que busques mi compañía aún cuando yo soy un idiota, amo una y cada de tus sonrisas, amo cuando gimes mi nombre, amo verte desecho entre mis brazos rogando por más. Amo que tengas a nuestro cachorro. Pete, amo que seas tú.

Pete sentía sus ojos calientes por las lágrimas que buscaba retener. Vegas lo miraba como hace mucho no lo hacía; con amor y devoción.

—… pensé que lo odiabas, pensé que…

—Te amo, Pete. —Vegas tomo sus mejillas y beso una vez más sus labios—. Te amo jodidamente mucho, mucho, mucho.

Pete hizo un pequeño puchero causando la ternura en su Alpha.

—¿Teníamos que divorciarnos para que me lo dijeras? —Susurro el Omega. Vegas rio.

—Tu Alpha suele ser bastante idiota.


[…]

Pete gimió el nombre de su Alpha al sentirlo devorar su polla de un solo bocado. Arqueó su espalda al sentir como un exquisito escalofrío recorría su cuerpo.

—¡Ah! —El Omega llevo sus manos hasta los cabellos negros de Vegas y los acarició buscando calmar su excitación— ¡Vegas! ¡Se siente tan..! ¡Dios!

Vegas succionó el glande acariciando con sus manos los testículos del sureño. Relajo su garganta y metió la bonita polla de su Omega hasta que está tocará su garganta.

—¡Ah, Vegas! —Pete jalo los cabellos del Alpha. Su vientre sentía ese constante cosquilleo—. Te quiero dentro… Vegas, jodeme…

El Alpha sonrió antes de subir por el cuerpo del Omega, formando un camino de besos y succiones en su piel. Acarició su nariz con la suya, beso sus pómulos y sus ojos.

—Eres tan sexy… tan hermoso… —Vegas acarició los pezones del chico—, no entiendo cómo es que viví todo este tiempo sin hacerte mío.

—Vegas, por favor… —Pete guío su mano al pene ya duro de su pareja—, mételo.

El Alpha jadeo en los labios de Pete. Este acariciaba su tronco con fuerza, rápido, buscando tentarlo, logrando su cometido de hacerlo perder la cordura.

—¿Quieres que papi te consienta? —El Theerapanyakul tomo ambos miembros y comenzó a masturbarlos—. Pete, responde.

—Sí… —El sureño jadeo—, papi, por favor…

Vegas movió su mano hasta posicionar sus dedos en la entrada del Omega. Este sollozo al sentirlo introducir dos dígitos.

—¡Más! —Phongsakorn tomo el rostro de Vegas desesperado— ¡Rómpeme, Vegas!

—Eres tan puta… —Vegas beso los labios del sureño, metiendo su lengua, lamiendo sus labios y mordiéndolos lujurioso—, y tan mío. Solo mío.

El Alpha se metió de una sola estocada haciendo gritar a su Omega. Gruño al sentir como su polla era aprisionada por las paredes anales de Pete. Estaba caliente y húmedo; era jodidamente bueno. Sus caderas comenzaron a empujar contra el chico, jadeo a la par de Pete, disfruto de sus uñas enterradas en su espalda, de los pequeños grititos del chico debajo de él, del sudor que se combinaba de ambos cuerpos.

Fucking, he’s so good! (¡Joder, es tan bueno!) —El Theerapanyakul tomo de los muslos a Phongsakorn y subió sus piernas hasta sus hombros. Siguió dando estocadas, penetrando hasta el fondo, soltando maldiciones e incoherencias.

—¡Ah! ¡Ah, Vegas! —El Omega se agarraba de las sábanas, escuchando el chillido de la cama— ¡ahí! ¡Justo ahí! ¡Vegas, mi amor..!

El Alpha soltó las piernas del sureño, lo jalo de la cintura y lo subió encima tirándose a la cama. Dejo que este lo montará, que marcará el ritmo, que lo usará para su satisfacción.

Shit! (¡mierda!) —Vegas miraba maravillado la manera en que su pareja movía las caderas, como sus manos se paseaban por su abdomen, como las uñas dibujaban en su piel blanca—. I’ll fuck you all night (voy a joderte toda la noche).

Pete le sonrió sucio, alzando las caderas, sacando el pene de su Alpha hasta la punta para después caer de lleno en él. Sintió los dedos en su cintura enterrarse en su piel cada que repetía la acción.

—Me encanta tu pene. —Saengtham se lamió los labios mientras arañaba los grandiosos abdominales de su pareja—. Me llena tan bien, Alpha.

—¡Maldición, Pete! —Vegas tomo la polla roja y palpitante del Omega y comenzó a masturbarlo al ritmo de las embestidas.

La habitación se llenó de gritos, maldiciones y gemidos ahogados.


[…]


Vegas besaba la marca y mejillas de Pete, lo pegaba a su cuerpo en un apretado abrazo y se perdía en su aroma.

—Vegas, hace cosquillas. —Pete estaba de espaldas al Alpha, disfrutando de los mimos que este le daba.

—Eres perfecto, Omega. —Vegas acarició el muy pequeño bulto en el vientre de su pareja—. Nuestro cachorro tendrá a la mamá más sexy.

Pete rio ante las locuras que decía el Theerapanyakul.

—Tengo que hacer el desayuno. —El sureño trato de alejarse pero el Alpha se negó a soltarlo—, Vegas…

—Te amo, mi amor, te amo tanto…

Ambos se besaron por un rato más.

—Vegas, tengo que saberlo. —Pete se dio la vuelta quedando frente a su pareja— ¿Saliste con ese tipo?

El Theerapanyakul recordó la última vez que habían discutido; las notas amarillistas aseguraban que él ya tenía compañía al poco tiempo de divorciarse. Era absurdo cada título que encontraba.

—Quise hacerlo —Se sincero con el Omega. De inmediato noto la tristeza en la mirada de Pete—, pero termine arrancándole uno que otro cabello, estoy seguro.

—¿De qué hablas?

—Casi termino matando al infeliz cuando menciono tu nombre. Incluso Kinn se hizo cargo de la demanda que quería meter en mi contra. —Rio al ver cómo su Omega trataba de borrar su sonrisa—. Esa noche termine muy borracho y con un casi muerto a mi lado. No vuelvas a dejarme, soy un peligro para las personas.

La risa de Pete fue todo lo que necesito para sentir su pecho llenarse de orgullo.

—Eres imposible. —Pete lo abrazo de nuevo— ¿Era más bonito que yo?

—¿Tú qué crees?

—Que no. —Pete le sonrió mostrando sus hoyuelos—. Soy el Omega más hermoso que tuviste la dicha de coger, Vegas. No lo olvides.

El Theerapanyakul rio pero no lo negó. Pete Phongsakorn Saengtham era el ser más sublime del universo, y ahora ese perfecto espécimen cargaba con su cachorro.

—Hay que casarnos. —Vegas tomo su rostro—. El bebé no puede nacer con sus padres divorciados.

—Acabamos de divorciarnos. —Recordó divertido el sureño.

—¿Acaso importa? —El Alpha beso sus labios—. Haremos una boda enorme, así los medios sabrán que estamos de regreso y dejarán de preguntarte esas estupideces de nuevos Alphas. —Pete negó divertido—. También ese idiota dejara de llamarte, bonito. Porque solamente eres MI bonito ¿Cierto?

—¿Estás celoso?

—Y a punto de ir por ese infeliz y arrancarle las uñas una por una.

Phongsakorn beso a su Alpha en medio de risas.

—Vamos a casarnos. —Pete acarició la mejilla de su pareja.


[…]


—¡¿Se volvieron a casar?! —Kinn miro a Vegas con incredulidad— ¿No acaban de divorciarse?

Vegas lo ignoro mientras le subía el volumen a la televisión.

“—¿Se casaron de nuevo? —La entrevistadora miro con sorpresa al Omega.

Este tenía una gran sonrisa traviesa.

—Así es. —El público enloqueció—. Soy un hombre casado otra vez.

—Dejaste una fila de corazones rotos. —Comento la entrevistadora”.

Vegas sonrió al escuchar como varios gritaban desilusionados.

“—¿Y como te sientes con todo esto? —La mujer miro intrigada al sureño—. La prensa anda como loca.

—La prensa puede decir lo que quiera. Mi Alpha y yo estamos felices con todo esto; aunque, necesitábamos una excusa para volver a organizar una boda mucho más grande. Me lo merezco. —Bromeo Pete ganándose varias carcajadas del público—. Además, queremos que nuestro cachorro nazca en un matrimonio unido.

—¿Cachorro? “

Vegas no dejaba de sonreír. La cara estupefacta de las personas y de la entrevistadora le sabían a gloria.

—Casado, marcado y con cachorro. —Vegas susurro orgulloso—. Pete es completamente mío.

Kinn seguía sin creer la situación.

[…]

Pete suspiro de nuevo. Contó hasta diez mientras se dirigía a la oficina de su marido.

—Khun Pete. —Nop hizo una pequeña reverencia.

—¿Vegas sigue en la oficina?

—Así es. Puedo decirle que está aquí. —Se ofreció el hombre.

—Déjalo, entraré.

—Pero, Khun Vegas dijo… —Nop trato de detenerlo, pero Pete fue mucho más rápido.

Abrió la puerta de la oficina y encontró a Vegas con varios papeles en la mesa. Se cruzó de brazos y bastaron algunos segundos para que su Alpha notará su presencia.

—Pete, ¿sucedió algo?

—Llevas más de 4 horas aquí dentro. —El Omega camino hasta el escritorio—. Vamos a cenar.

Vegas le sonrió para después dejar los papeles en el escritorio, levantarse y rodear la madera hasta llegar a su pareja.

—¿Y si mejor adelantamos el postre? —El Alpha lo jalo de la cintura, cuidando de no golpear el abultado vientre de 5 meses—. Te ves tan sexy con esa cara molesta.

—Vegas. —Advirtió Pete con el entrecejo fruncido.

—¿Nunca has fantaseado con ser follado en mi escritorio? —Vegas se fue directo a su cuello y mordió sobre la marca—. Quiero ver tu bonito culo abierto sobre él.

Pete gruño antes de besar a su marido. Cada que iba a su oficina terminaban follando. A veces, solo a veces, creía que Vegas se quedaba tanto tiempo para que él fuera y terminarán enredados en cualquier lugar de la habitación. Ya lo había hecho en el sofá, en la silla, en la alfombra, hoy en el escritorio y seguramente la próxima vez sería sobre el gran ventanal.

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